Siempre hemos creído que la responsabilidad se puede suceder “luego de” que hicimos algo. Esa es la clásica manera de entender la responsabilidad que la mayoría tiene. Sin embargo, debemos saber que como privilegio de ser humano, haciendo uso de una facultad intelectual superior, nuestra imaginación, es que podemos desarrollar una responsabilidad “antecedente”, hacernos responsables de algo que pueda suceder. De hecho, esto es un privilegio exclusivo de ser humano y que nos reafirma como tales. Podemos, debemos, responsabilizarnos de algo que pueda suceder incluso cuando todavía no sucede, debido a que sabemos cómo nuestros actos presentes fraguan un resultado futuro.
De esa manera se incrementa nuestro poder sobre nuestras acciones. La fuente de es poder es la adquisición de conocimiento. Mientras más conocimiento adquiramos acerca de cómo funcionan las cosas en este mundo dominado por la ley de “acción-reacción”, más responsabilidad antecedente desarrollaremos. Por eso es tan grave no adquirir conocimiento. Ahora bien, sé que no podemos saber todo de todo, sería imposible, pero sí existe un conocimiento trascendente que todos deberíamos adquirir: lo básico acerca de nuestra salud, nuestras finanzas y nuestras relaciones humanas. Y aquí te repetiré algo de lo que he insistido bastante en mis conferencias: este tipo de conocimiento difícilmente lo adquirirás en el modelo educativo tradicional, en la escuela incluso a niveles superiores. Es un conocimiento que está ahí, disponible para todos nosotros, pero que nadie te va a enseñar en el modelo educativo mexicano tradicional. ¡Tú sólo tienes que ir en busca de ese conocimiento y adquirirlo! Y así, tú sólo eres el que podrá mejorar enormemente su calidad de vida. No lo sé, pero a mí me parece que el modelo educativo mexicano tradicional está diseñado, precisamente, para que no sepas lo que debes saber y lo que te salvaría de muchos problemas. Pero alguien está ganando mientras mantiene la ignorancia de las mayorías. ¿Cómo lo logran? Diseñando programas de estudio en donde se enseñan muchas cosas que no te servirán para nada en cuanto a mejorar tu salud, tus finanzas personales o tus relaciones humanas. Se trata de “ocupar tu tiempo” adquiriendo un conocimiento inútil para esos trascendentes objetivos y así imposibilitarte, por la falta de tiempo, para que adquieras un conocimiento que sí te salvaría, que sí te ayudaría, que sí mejoraría tu calidad de vida. Te digo, alguien esta ganando algo, y mucho, manteniendo la ignorancia de algo trascendente mediante el hecho de dar conocimiento inútil. El plan yo lo percibo maquiavélico, porque con la imagen pública de brindar conocimiento, así mantienen la ignorancia. Para mayor claridad: con la imagen pública de dar conocimiento inútil para la vida real y práctica, imposibilitan al estudiante al ocupar su tiempo, para que aprenda lo que sí le va a servir en la vida real. ¿Fuerte esta suposición? Sí, lo es. Pero así funciona esto. Aquí se abren dos posturas: (1) Decir: “…uf, pues sí, qué terrible”, y ya. O (2) sabiendo esto, dedicarse a título personal a aprender aquello que nos libera y nos sirve realmente. Yo toda mi vida he optado por la segunda postura y mi vida así ha mejorado siempre en maneras sorprendentes. Yo sólo he tenido que investigar, leer, preguntar a expertos, leer blogs, atender webinars, asistir a conferencias, etc., y esa inversión de mi tiempo y dinero ha sido de lo más inteligente que he podido hacer en mi vida. Te podría citar muchos ejemplos, pero para fines prácticos de esta breve columna, dos:
Si pudiera darte un ejemplo de prevención, por citar uno de tantos que hay, deberías de tomar diariamente, ya como un hábito natural en tu vida, un suplemento de ácidos grasos omega 3. Hoy está más que demostrado el beneficio que hay para prevenir enfermedades neuro-degenerativas, mejorar tu salud cardiovascular, tus articulaciones y hasta tu salud ocular. ¡Todo eso mejora, previniendo enfermedades en esos ámbitos, el hecho de tomar diariamente este valiosísimo suplemento! Yo no sé tú, pero si a mi me dicen y me demuestran científicamente que “algo” puede disminuir el riesgo de padecer Alzheimer, si “algo” disminuye la posibilidad de vivir esa tragedia, ¡yo me lo tomo! Si además es un suplemento que es barato, ¡con más razón me lo tomo! Si me lo tomaría aún si fuera caro, qué decir si además es barato. Si me dicen que hay que tomarlo diario y para siempre para que surja efecto y lo mantenga. ¡Me lo tomo diario! Así de sencillo es esto. Pero como no conoces, no lo haces. O como conoces muy poco del proceso, entonces lo hacer un mes y lo dejas. La gente enferma por no saber. Ese es el verdadero origen de muchas enfermedades. Yo, en lo personal, tomo diario un paquetito de suplementos que sé que hacen mucho bien, en mi presente y en mi futuro. Haciendo clic aquí puedes conocer qué es lo que yo tomo diariamente. Si dejar de comer azúcar es extremadamente benéfico para la salud. ¡La dejo de tomar! Sólo hay que saber del tema. Y de este ejemplo, bendito sea Dios, ya está plagado internet con información de gran valor. Sólo necesita tú solo ir a buscarla y dedicar tiempo a leer. Ahora bien, aquí debo decirte algo muy fuerte: aun sabiendo, no es suficiente para emprender la acción. ¡Yo mismo sé de ciertas cosas que me podrían mejorar y no las hago! Falta un elemento en esta misteriosa ecuación que termina en emprender la acción. Pero este tema es tan basto que será tema de otra futura columna. Existe un "elemento ignición", del que en un futuro hablaré. Sin embargo, saber es ya un primer gran paso, uno esencial para empezar un proceso que terminará en emprender la acción que geste un nuevo hábito en nuestras vidas. Estimado lector, estimada lectora, de verdad, de corazón, te felicito por investigar por tu cuenta. Te tengo una buena notica, y más si ya has llegado hasta aquí (lo que mucho menos, de los ya pocos que leen, logran). Existimos personas que nos dedicamos a investigar y a enseñar todo aquello que en el modelo educativo tradicional no se enseña. ¡Esto es una gran ventaja para ti! Existimos personas que nos la pasamos estudiando, leyendo, investigando para luego, compartir de una manera más digerida y sencilla la información con la gente. Incluso otros somos, además, investigadores, y somos la fuente de información de ciertos hallazgos que mejoran la calidad de vida de una persona. Leer a autores así, ya es un atajo de gran valor para tu vida. Por ello te vuelvo a felicitar por estar leyendo aquí. Y de hecho, así, tu lectura le da sentido a mi trabajo y nos coloca a los dos en la bendita ventaja de vivir con responsabilidad antecedente, ahí donde prevenimos, donde evitamos dolor y tragedia, produciendo mayor posibilidad de salud en todos los sentidos, física, emocional, intelectual y hasta financieramente en nuestras vidas. Te invito a aprovechar lo que he creado para ti en mi página, información de valor disponible para ti las 24 horas del día, los siete días de la semana, para que puedas ver conferencias enteras, webinars o escuchar audios, y todo en la comodidad de tu celular o tableta o computadora. Haz clic en cada opción y espero aproveches lo que juntos podemos prevenir para bien propio y el de nuestra familia y amigos. Recuerda… «Si entiendes, cambias». –Alejandro Ariza Z.
0 Comments
A veces pienso que la vida no es más que la oportunidad de producir chispas de gozo. Oportunidad porque es opcional, producir porque hay que hacer algo para generar y experimentar ese gozo y chispas porque aunque pueda ser intenso, dura muy poco.
Por alguna razón, hoy quise hablar contigo de esto, más que nada obedeciendo a mi intuición que me lo indicó así. Y aquí estoy para ti, o quizá sea mejor decir, para nosotros. Mucho de lo que escribo, me lo escribo también. Cada vez siento más lo exageradamente rápido que está pasando el tiempo y, así, cada vez más lo breve de las chispas de gozo. Sé que decir “está pasando el tiempo” es tan sólo una manera de expresarse, porque la verdad el tiempo no pasa, el tiempo ahí está, estático y permanente. El que está pasando es uno en ese tiempo, pero con esa otra manera de expresarse nos daríamos cuenta de nuestra breve oportunidad para vivir la experiencia de ser humano y no nos gusta saber que estamos de paso y que la experiencia terminará. Sí, se oye dramático. Y se oye correcto. Y es que cuando vives la dicha de producir muchas chispas de gozo a lo largo del día, todos los días, vas empezando a sentir en algunas de esas chispas el aderezo de la nostalgia por imaginar que algún día esa oportunidad se acabará. Porque con absoluta certeza se va a acabar algún día nuestra experiencia de ser humanos. Pero, mejor sigamos con el tema. Es un hecho que a todos nos mueve la búsqueda del placer o la evasión del dolor. Estamos en permanente búsqueda de la felicidad y eso es normal. Y, si somos honestos, vivir la experiencia de ser humano a veces es una paradoja porque, sabiendo que buscamos la felicidad y tendemos permanentemente al gozo, hacemos todo lo contrario a ese natural objetivo y así nos lo perdemos, por elección propia. Sabes que algo te va a quemar y eliges poner la mano entera ahí. Por esta absurda paradoja que muchos vivimos a momentos, es necesario hacer un alto para observar la magnitud del absurdo y así, por un golpe de conciencia, quitamos la mano y entendemos que jamás deberemos volver a ponerla al fuego. De hecho, esta es la maravillosa oportunidad que nos da una lectura como esta. Es una invitación a hacer ese alto y conocer, reconocer, pensar para entender y así, cambiar, así mejorar, así ser un humano más pleno, más feliz. Así de golpe un ejemplo: no eres nada feliz con tu pareja y ahí sigues. La mano en el fuego y no la quitas porque tú así lo eliges. ¿Dónde estaría la chispa de gozo en esa circunstancia?, circunstancia donde libremente eliges permanecer con quien no quieres estar. Tengo una teoría: la chispa de gozo radica en tu imaginación, en creer que algún día “algo pasará” y terminará todo ese sufrimiento. Sin duda eso pasará. Morirás y ahí todo acabó. O morirá tu pareja y listo, ahí acaba tu cruz. O quizá no habías pensado en esto y tu “algo pasará” para que acabe es otra cosa, misma que, apuesto, no tienes ni la mejor idea de qué sea, pero mantienes la ilusión de que algún día acabe tu sufrimiento. Aquí es donde necesitas un golpe de conciencia: no va a pasar nada si tú no haces que suceda. ¿Quieres más ayuda para que el golpe sea más fuerte? Te queda poco tiempo de vida. No sé qué edad tengas, pero sea la que sea, queda poco tiempo. Y de ese poco tiempo que queda, crees que “algo pasará” para que tu vida mejore. Por vivir esperando, se va acabando tu vida sin chispas de gozo, por esperar a que “algo pasara” para que llegara la chispa esa. De repente, mueres. En tu epitafio se podrá escribir: “Aqui yace quien se quedó esperando las tantas chispas de gozo que le estaban reservadas si se hubiera atrevido a hacer lo necesario para vivirlas, pero prefirió esperar tanto a que llegaran solas, que se murió sin vivirlas”. Puse el ejemplo de una pareja con quien ya no quieres vivir desde hace tiempo, pero fue sólo por citar el ejemplo, porque puede haber otro quizá peor: tu trabajo. ¿Cuántas horas del día pasas en tu trabajo? ¿Te imaginas que no te haga feliz? ¿Hacemos cuentas de tu tiempo de tu vida como humano que estás desperdiciando, del ya poco que te queda? Mejor no me pidas que hagamos cuentas, te angustiaría más de lo que ya debes vivir ahí mientras trabajas, aunque te haría bien como golpe de conciencia para dejar ese trabajo hoy mismo y salir a hacer lo que te genere tus chispas de gozo. En la manera de cómo te ha cambiado el carácter desde hace tiempo, sabrás que no estás haciendo lo que viniste a hacer a este mundo. Sufres por elección propia. No generas ni una chispa de gozo esperando que algún día “suceda” alguna. Querido lector, querida lectora: las chispas de gozo no suceden, se generan. Aquí radica la oportunidad. Se trata de entender el concepto de “oportunidad”. El diccionario de la Real Academia define la palabra oportunidad como “Circunstancia, momento o medio oportuno para realizar o conseguir algo”. Aquí me llama la atención, por lo que aprendí en Lógica, que no se debe definir con lo que se está intentando definir. Por eso me brincó que en la definición de oportunidad hasta el diccionario use la palabra “oportuno”. Entonces mejor me fui a investigar la definición de oportuno: “Que se realiza en un momento que es bueno o favorable para producir el efecto deseado”. Esto me gustó más. Nota el énfasis en “realizar”, es decir, TIENES QUE HACER ALGO opcionalmente. Tú decides. ¡Tienes el poder para elegir seguir igual o mejorar! Y estás a un instante de decisión de distancia. La vida te puede cambiar en un segundo, o mejor dicho, tu vida la puedes cambiar en un segundo, que es más o menos lo que tarda una decisión. Es opcional, tú eres libre de elegirla en todo momento e implicará un cambio, es ese “hacer” del que te hablo, pero como cambio al fin, aquí también puede implicar el “dejar de hacer”, precisamente para tener el tiempo para hacer lo que requieras para producir tus chispas de gozo. Se necesita tiempo para producirlas, pero si estás ocupado en sostener el dolor, será imposible producir chispa de gozo alguna. Sí querido lector, sí querida lectora, necesitamos tiempo y espacio para producir chispas de gozo. Necesitamos hacer cambios en nuestra vida para tener ese tiempo y ese espacio. Aquí te quiero volver a repetir: ese tiempo y ese espacio para producir chispas de gozo, “no llegará” solo. Tú necesitas crear ese espacio y ese tiempo para realizar, para hacer lo necesario y prender tus chispas de gozo. Si estás esperando a que llegue un superhéroe a salvarte, déjame revelarte, déjame decirte que el superhéroe eres tú. ¡No más que ahí sigues vestidito de Clark Kent con cara de no sé por qué sufro con este jefe que me maltrata, sabiendo que detrás de esa imagen está Superman! En fin, tú eliges. Por eso te dije al principio que creo que la vida es una oportunidad para producir chispas de gozo. Usé la palabra oportunidad porque todo el tiempo es opcional, y producir porque tendrás que hacer algún cambio. ¡Ah! Y algo más en esto de hacer… si logras tener las agallas para producir tus chispas de gozo, ahora también necesitas “hacer conciencia” de ellas para gozarlas aún más. ¡Qué no se te pase de largo esos segundos de gozo! La manera: vivir más consciente de las chispas de gozo. ¿Cómo? Agradeciendo haberlas vivido. Si un bocado te supo delicioso (chispa de gozo), cierra tus ojos un momento y en tu interior agradece profundamente haberlo vivido. Yo, mientas te escribo esto, me preparé un exquisito café, y en varios sorbos, tuve que detenerme cerrando los ojos para agradecer el inmenso gozo que sentí en el segundo (o fracciones de segundo) que duró el placer. Agradeciendo la chispa de gozo haces conciencia de ella y su duración la puedes extender un poco más. Podrás producir tantas chispas de gozo al día como agallas tengas para vivir feliz. Las agallas las puedes sacar de la conciencia de poco tiempo que te queda de vida. Yo de ahí las saco casi a diario. Ayer, por alguna extraña razón (muy extraña, por cierto) volví a ver la sublime película de “Avatar”. Cuando en una escena en donde el protagónico está grabando un video a manera de registro de su actividad, con quien veía la película me hizo notar que (supuestamente) se estaba grabando en el año 2124, como lo mostraba el registro de la cámara. Si no me lo dice con quien estaba viendo la película, nunca lo habría notado. Yo estaba concentrado en los ojos y la actuación del protagónico y atendiendo a lo que decía, jamás volteé a ver las letritas de la supuesta cámara de video donde, según esto, estaba guardando un registro de su actividad. Eso me hizo pensar por un segundo: “Uf… ya no estaré vivo para cuando se haga un festejo de la película por haber llegado en la vida real a ese año”. ¿Recuerdas cómo se hizo un tipo de festejo cuando en la película “Back to the future”, los que permanecimos con vida en 2015, llegamos así en la vida real al futuro que se planteaba en 1985 en la película? Allá en 1985 se veía tan lejos el 2015 que fue la futurización de la película. Ayer que vi en Avatar el supuesto año en que se estaba sucediendo precisamente esa futurización de la tecnología, 2124, ahí me di cuenta de que a ese año sí no le llegaré. En plena película sentí nostalgia de que ya no estaré como humano para aquel año. Ahí, así, súbitamente decidí gozar más intensamente la película, más intensamente la pizza que me estaba comiendo y más intensamente la buena copa de vino tinto que tenía a mi lado, así como la compañía que tenía y la dicha de saber que puedo producirme momentos así. Varias chispas de gozo, muchas, sucediendo al mismo tiempo. Quizá producir momentos así es el arte de saber vivir bien. Es el arte de saber producirte chispas de gozo. E igualmente me sucede cuando trabajo. ¡Ahora mismo mientras escribo lo siento, me encanta escribir! ¡No se diga cuando dicto una conferencia! Cuando doy consulta. Todo diseñado por mi atrevimiento a producir ese diseño. En ninguna escuela me enseñaron a vivir como vivo. Tuve que serle fiel a mis emociones y seguirlas para diseñar la vida que vivo. Y no, no soy nadie especial, ¡hay miles de personas que viven así! Repletas diario de chispas de gozo, por atreverse a ser y hacer lo que realmente les genera placer, por saber que ahí radica la oportunidad de estar vivos. Si no vives frecuentes chispas de gozo, te puedo apostar a que es porque no has terminado de decidirte a vivir como estás diseñado para. El reto para vivir feliz la mayor parte del tiempo que podamos es que no hay nadie a quien pedirle autorización, salvo tú mismo. Te preocupa el qué duran si te atreves a producir chispas de gozo. ¡Qué tremendo error que te está constando la vida! Elimina tu ego (que es el que se preocupa por el qué dirán) y produce tus chispas. Tu alma sabe cómo y tu espíritu te lo viene susurrando al oído desde hace mucho tiempo. Si estás viviendo algo que te amarga la vida, ¡déjalo de hacer! Si te has creído la idea es de que “todo lo que inicias, acábalo”, ¡no lo creas así! Sobretodo si aquello que iniciaste ha apagado tu vida, si aquello que iniciaste te ha arrebatado con toda evidencia tu alegría de vivir. ¡No importa si vas ya en el cuarto séptimo semestre de la carrera y te confiesas que desde el primero no fuiste feliz! Deja esa carrera y atrévete a hacer lo que haga cantar tu corazón de alegría. Nunca tengas miedo a la falta de recursos si te atreves a seguir tu fuente de gozo. Dios jamás desampara a alguien que se atreve a ser feliz. ¡Es parte de Su plan al haberte creado! ¡Cómo crees que te va a desamparar! Sólo no seas necio en querer saber anticipadamente qué vas a hacer para comer. Si generas chispas de gozo, precisamente la providencia se prende con cada chispa. Si no, del ya poco tiempo de vida que te queda, a ese aún le quitas más tiempo como oportunidad de vivir feliz. No todo lo que inicias lo tienes que acabar. Aprende esto de mí. Es una nueva conciencia, o por lo menos radicalmente diferente a la que nos dijeron al respecto. No te satisfagas tan sólo porque tienes algo que hacer. Si no te hace feliz, estás haciendo lo incorrecto. Mejor sería que no hicieras nada, dado el caso. Deseo que vivas muchas chispas de gozo. ¡Sácale chispas a tu vida! Sé más consciente de lo que sientes al mirar directamente a los ojos de tu ser querido y dile lo que sientes. Agradece poderse ver. Produce, sé consciente y agradece por ese sorbo de café, por tener una computadora o celular tan útiles, por tener esos hijos, por tener dónde dormir, por tener ropa tan bonita y funcional, por comer como comes, por tener agua caliente, por poder hacer lo que tanto disfrutas y que hasta por eso te paguen, por viajar, porque de momento no te duele nada y estás básicamente bien en tu cuerpo, por ver a Dios en tantas partes. Deseo que hagas conciencia del poco tiempo que tenemos como oportunidad para todo ello. Deseo que valores más el tiempo de esa manera y de ahí saques las agallas para hacer o dejar de hacer lo necesario para producir y vivir tantas chispas de gozo. Espero haber comunicado algo que te ayude a entender, porque sólo… «Si entiendes, cambias». –Alejandro Ariza Z. Muchas veces escuchamos que “el hubiera” no existe, y es correcto. Pero qué tal si gracias a que adquieres un nuevo conocimiento y sientes esa voz en tu interior que te dice “si lo hubiera sabido antes” resulta en el deseo de compartir el conocimiento con tus hijos y con nuevas generaciones para que ellos no lo digan. Yo creo que esto es un acto de amor, aquí es donde se puede sublimar el hubiera. Es el deseo de que ellos no vivan lo que uno vivió, sino que vivan mejor. Quizá de eso se trata la dicha de aprender, para poder enseñar. Por si no lo sabes, en esta línea de pensamiento, te tengo una grandiosa noticia: aquí en mi página de Internet (www.AlejandroArizaZ.com) con emoción he desarrollado una nueva sección de seminarios en línea (“webinars”) con información que realmente es de esa que no llega a decir: “...si lo hubiera sabido antes!”. Por ejemplo, mi webinar: “Aprendizaje acelerado”. ¿Te serviría incrementar tu memoria en más de 400% en menos de 10 minutos? ¿Te imaginas tener este conocimiento precisamente en este “regreso a clases”? ¿Te serviría leer un libro de 200 páginas en menos de 30 minutos y con una comprensión y retención de más del 90%? Todo esto y más, mucho más, comparto en este webinar que está disponible para ti las 24 horas del día, los siete días de la semana. ¿Te imaginas que tu hijo pueda disfrutar más su escuela y tener más tiempo libre al mismo tiempo que mejorar su rendimiento académico? O incluso tú mismo vivir una experiencia así. O algo mejor… que los dos se junten a estudiarlo, o incluso toda la familia. Te garantizo que más de uno lo dirá: “...si lo hubiera sabido antes”. Puedes tener acceso a este webinar, que será la mejor inversión para tus hijos, para ti, para tu familia, en este regreso a clases, haciendo clic aquí: Webinars de Alejandro Ariza Z. La misión de mi vida es “Ayudar a entender” para que te sientas bien, para que vivas mucho mejor. Y todo lo baso en la contundente premisa de que la única manera en que un humano puede cambiar es sólo cuando entiende. No sucede ningún cambio de ninguna otra forma. He ahí el poder transformador del entendimiento. Pero, ¿qué se necesita para entender? Nuevo conocimiento. Entender es como ir uniendo los puntos hasta que aparezca una figura y ahí descubras de qué se trataba todo. Pues bien, adquirir conocimiento es precisamente unir un punto con otro. Luego, se necesita más conocimiento para unir el siguiente punto, y así sucesivamente. Por eso aprender es el origen del entendimiento, la raíz de toda mejora en la vida. Y si vamos más atrás en esta cascada de eventos, ahora ¿qué se necesita para conocer? Humildad por aprender y deseo de mejorar. En esto radica el mayor desafío de las mayorías para mejorar sus vidas. El ego de cada uno de nosotros no nos permite darnos el tiempo para aprender más. ¿Para qué? Si ya sabemos “lo suficiente”. ¡Bienvenido al estancamiento en la vida! Así es como nuestro ego nos pone una trampa para no seguir mejorando, creyendo que ya lo sabemos todo, o por lo menos todo lo necesario para nuestro diario acontecer en el trabajo que realizamos. En mi caso, yo soy un aprendiz constante. ¡Me encanta aprender! Aprender ha transformado mi vida en una mejora continua, aprender ha sido una poderosa fuente de seguridad y paz, aprender es divino. Diario busco nuevos libros, blogs, webinars, conferencias, charlas de café con gente experta en determinado tema, cursos, diplomados, podcasts, etc., de los temas que me interesan. Y si algo me ha fascinado de la era que nos está tocando vivir es que hoy todo lo podemos hacer desde la comodidad de nuestra casa. ¡Caray, así o más fácil! La accesibilidad al conocimiento hoy en día es inmediata. Hoy no es imperativo el tener que desplazarse a algún aula, asistir a alguna institución, manejar, gastar en gasolina, vivir el posible estrés del traslado, ni nada por el estilo. Hoy, sentado plácidamente en la sala de tu casa, o en tu estudio, un día cualquiera hasta de pijama, ¡puedes aprender de los mejores! Estamos viviendo una época donde no hay pretexto para mejorar. De verdad, el único ingrediente que necesitas es tu deseo por mejorar. Eso, más tu humildad por aprender, es el origen de toda transformación propositiva en tu vida. Te invito a mejorar. Hoy es más sencillo que nunca. Hoy es más accesible que nunca. Hoy no hay límite de tiempo. Hoy no hay pretexto para no progresar como persona. Hoy tu deseo es tremendamente recompensado. Sí, hoy más que nunca. Fíjate bien cómo tus problemas económicos, si somos honestos, es por no saber. No sabías cómo se mueve el dinero, ni dónde invertir, ni los pasos necesarios para salir de deudas y que están demostrados como realmente eficaces, etc. Fíjate bien cómo muchos de tus problemas de salud son por no saber, no sabías qué alimentos te hacen daño y los comes a diario y cuáles te curan, así como no sabías tus niveles de triglicéridos o de presión arterial, te enfermas por no saber. Fíjate cómo tu vida de relación empeora por no saber, no sabías cómo perdonar, no sabías cómo volver a enamorar a tu pareja. ¡Y todo eso se puede aprender! Sólo requieres de tu deseo por mejorar y de tu humildad por aprender, porque hoy, el conocimiento lo tienes en la punta de tus dedos. Hoy tienes acceso a podcasts, webinars, libros, videoconferencias, incluso en tu teléfono celular. ¿Así o más cerca? En la palma de tu mano. Mi mayor deseo con la reflexión que te comparto hoy es que aproveches la época que nos tocó vivir para mejorar tu vida al alcance de tu propia voluntad. Que ya no digas, “...si lo hubiera sabido antes” con tu vívida queja permanente. ¡Vamos a mejorar tu calidad de vida! ¡Se puede! Porque recuerda… «Si entiendes, cambias». –Alejandro Ariza. PD.: La mejor inversión para este regreso a clases: webinar "Aprendizaje acelerado". Tienes el acceso directo haciendo clic aquí. Me encanta el cuento en donde un Maestro Zen, cuando alcanzó la Iluminación expresó: – ¡Oh! Maravilloso prodigio: puedo ir al pozo, sacar agua, cortar un poco de madera y regresar. Uno de sus dicípulos le preguntó: – Maestro, ¿qué hacía antes de lograr la Iluminación? A lo que el Maestro respondió: – Ir al pozo, sacar agua, cortar un poco de madera y regresar. Así es. Cuando se logra la Iluminación, afuera no cambia absolutamente nada. Cambia la manera en que vemos y entendemos las cosas. Sucede un indescriptible y maravilloso asombro por todo. Así es, esas ocasiones donde sientes ver a Dios en todas partes, incluso donde menos te esperabas. No necesitas ser un Maestro Zen viviendo en el oriente del planeta para tener momentos de Iluminación, necesitas un deseo tal de vivir la experiencia, que logres aquietar tu mente y adentrarte en la observación minuciosa del milagro cotidiano, necesitas entender, a tal grado, que la consecuencia es un indescriptible asombro. Ese asombro es algo que sucede. Tú no haces nada más que detenerte a observar realmente. Mi sugerencia: ¡no te pierdas esta maravillosa experiencia! No sé tú pero, yo, no termino de admirarme de que nos podamos comunicar por este medio. Estoy escribiendo en mi computadora y aunque el diseño del programa me hace ver en la pantalla una aparente hoja blaca sobre la que escribo, sé que el talento de miles de personas se sucedió para que tan solo por “bits y bites”, por minúsculas partículas de luz en mi pantalla, por “unos y ceros”, es que lo que pienso parece plasmarse en una aparente hoja, misma que ahora tú estás leyendo. ¡Y si te contara lo que sucede bioquímicamente dentro de mi cerebro mientras plasmo estas ideas! ¡Y si te contara lo que sucede en el tuyo mientras las lees! Simplemente estaríamos cerca del colapso por la magnitud del asombro. ¡No pierdas esta capacidad que tienes por el simple hecho de ser humano! Sólo que esta capacidad es opcional. Ahí radica tu desafío para vivir Iluminado o no. La capacidad de asombro puede llegar a ser de tal magnitud que te arrebate la capacidad para expresarlo. Por ello, muchos Maestros ya no dicen nada. Simplemente viven envueltos en gozo, un gozo que nadie ve, sólo ellos sienten. Un gozo que bien puedes tener tú… sin tan solo vivieras con menos prisa y mayor concentración en lo que eres, haces y sucede. Me encanta esta otra reflexión de Anthony de Mello cuando en uno de sus cuentos dice: Guarda silencio y mira la danza [de la Creación]. Sencillamente mira: una estrella, una flor, una hoja marchita, un pájaro, una piedra… Cualquier fragmento de danza sirve. Mira. Escucha. Huele. Toca. Saborea y seguramente no tardarás en verle a Él, al Bailarín en persona. "El discípulo se quejaba constantemente contra su Maestro Zen: –«No haces más que ocultarme el secreto último del Zen». Y se resistía cada vez que su Maestro le decía que no, que no era así. Un día, el Maestro se llevó a su discípulo a pasear y por ahí escucharon el canto de un pájaro. –«¿Has escuchado el canto de ese pájaro?», le preguntó el Maestro. –«Sí», respondió el discípulo. –«Bien; ahora ya sabes que no te he estado ocultando nada»". Si realmente has escuchado cantar a un pájaro, si realmente has visto un árbol…, deberías saber… más allá de las palabras y de los conceptos. ¿Qué dices? ¿Has oído cantar a docenas de pájaros y has visto centenares de árboles? Ya. Pero lo que has visto ¿era un árbol o su descripción? Cuando miras un árbol y ves el árbol, no has visto realmente un árbol. Cuando miras un árbol y ves un milagro, entonces, por fin, has visto un árbol. ¿Alguna vez tu corazón se ha llenado de muda admiración cuando has oído el canto de un pájaro?”. Imagina, ejemplos con tan solo el canto de un pájaro. ¿Qué debería sucederte si ves a tu hijo, a tus padres? ¿Qué podrías sentir al observarte a ti mismo? ¿Hasta dónde podías experimentar si observaras bien… lo que sea? Por ello tanto se nos ha dicho que los niños entran al Reino de los Cielos… porque se admiran de todo. Por ello el Maestro de maestros dijo: «Háganse como niños…». De hecho, ahora que vuelvo a publicar esta columna, pienso: Siempre buscamos a alguien con quien podamos llegar a ser viejos, pero hoy, creo que debemos buscar a alguien con quien podamos volver a ser como niños. Vivimos tan de prisa, vivimos tan acostumbrados y damos ya tan por hecho lo que está sucediendo alrededor nuestro, que se nos pasa la puerta de entrada a un mundo pleno de milagros y en el cual, irónicamente, estamos inmersos. Puedes estar sin darte cuenta. Y luego te deprimes o te preocupas o te aburres. ¡Cómo no! El aburrido, el deprimido, el ansioso, es un distraído. Ponte a pensar en lo que representa tu teléfono celular inteligente ahora en tus manos. Por primera vez en la historia de la humanidad, el hombre puede traer en su mano el mundo entero, sin límite de tiempo, hasta tocar el pasado, la historia más significativa de las cosas, permanentemente registrado, y pudiéndolo ver a través de una pequeña pantalla en su mano. Puedes disfrutar del presente hablando en tiempo real con una persona cuyo cuerpo puede estar a millones de kilómetros de distancia. Puedes ver con tus propios ojos, en tiempo real, a esa persona en un video, en tu mano, cuando su cuerpo puede estar en otro país. Lo puedes ver y vibrar en un dispositivo de tan solo unos milímetros de grosor. Y te comento esto por ser uno de los aparatos con los que estamos más familiarizados, pero si observaras una hoja, si, por entender, observaras lo que está sucediendo en tiempo real a nivel de sus cloroblastos y su metabolismo celular, se te llenarían los ojos de lágrimas. Si obervaras con atención a un árbol, al entender, podrías admirarte de su constante movimiento, a grado tal, que el permanente crecimiento de sus raíces ha sido capaz de romper el pavimento y levantar aceras de asfalto. ¿Creías que no se mueve un árbol? Mira cómo ha sido capaz de levantar el piso. Mientras escribo esta columna, se me han llenado varias veces mis ojos de lágrimas. Preparo mi atmósfera admirando todo. Me preparo un delicioso café. Subo a mi despacho, preparo mi difusor con aceites esenciales para disfrutar el aroma de mi recinto de escritura, pongo música de meditación Zen, y me siento a escribirte. Te siento tan cerca. Siento que tenía que escribirte esto en un tiempo perfecto para ti para que en cuanto lo leyeras te detuvieras un poco. Detente. Observa. Asómbrate. Ilumínate. Disfruta intensamente. Podríamos hablar tanto al respecto, pero tan solo te quería compartir que si aprendes a guardar silencio y a observar con profunda atención, estas en los linderos de la Iluminación. Cuando se te llenen los ojos de lágrimas por el grado de admiración y asombro que sientas, aún cuando los demás, incluso quien esté a tu lado, ni se inmuten, entenderás pacífica y gloriosamente que los momentos de Iluminación son un privilegio privado, es un cambio que sucede dentro de ti, un cambio que te permite alcanzar a ver lo que millones todavía ni siquiera suponen. Amo a mis amigos, aquellos pocos que la vida me ha presentado con una indescriptible capacidad de asombro. Uno se enamora de alguien con capacidad de asombro. Uno se enamora de los Iluminados. Mis amigos, pocos, con esa capacidad, sabrán que me estoy refiriendo a ellos. Les mando un saludo desde esta atemporal y sublime dimensión que se sucede en la relación escritor-lector. «Si entiendes, cambias». –Alejandro Ariza Z. Nuestro ego favorece la conciencia de separación. Eso lo expliqué ampliamente desde que publiqué mi libro: El verdadero éxito en la vida más allá del ego. Ahí explico que nuestro ego tiene muchas maneras de manifestarse, pero una de la que poco se habla, muchas veces por circunspección, es del “nacionalismo”, del “patriotismo”... ese que se siente a ultranza, y hasta el que no tan así. Sé que esto puede ofender o hacer sentir cierto rechazo el lector sensible, pero ahí se reconfirma que se trata del ego. El ego se ofende con facilidad. Es de llamar la atención que una de las acepciones del diccionario de la palabra 'nacionalismo' es: apego. Así recordé una cita de Anthony de Mello cuando afirma: "El origen de todo sufrimiento son los apegos". Cuando dejemos de pensar en “nuestro país”, en “nuestras raíces” y empecemos a sentirnos todos “terrícolas”, habremos dado un gran paso. Ahí cuando empecemos a notar menos diferencias. Sé que se requiere un enorme paso para lograr eso ya que los “países avanzados” difícilmente se sentirán del todo bien sintiéndose uno igual a cualquier otro. Ego otra vez. Y de verdad que lo entiendo, pero el reto ahí está para todos. Si observas, los grandes problemas internacionales, son problemas surgidos por el ego, tamaño internacional. Me inspiró a reflexionar brevemente acerca de este tema cuando el pasado 2 de julio, leí una noticia: “Cambia Pliego México por Uzbequistán” en la sección de deportes del periódico Reforma. Como el título no me decía nada, leí la nota. Aquí más claro: la esgrimista Paola Pliego deja la nacionalidad mexicana para ahora adquirir la nacionalidad asiática y representar a Uzbequistán. Cuando leí esto me impresionó por la enorme implicación que yo veo en la inteligente decisión de la deportista. He de confesar que lo primero que hice fue buscar en Google Maps donde está Uzbequistán porque no tenía ni la más remota idea. La República de Uzbequistán la encontré ubicada del otro lado del mundo, en Asia Central, colindando al sur con Afganistán (este otro lugar ya me sonó más conocido). En la nota se comunica que la esgrimista en sus redes sociales expresó que las autoridades del deporte mexicano la han decepcionado y abandonado, motivo por el cual decidió competir en el Campeonato del Mundo de Budapest pero ahora convirtiéndose en asiática y representando la bandera de Uzbequistán, que porque allá sí le reconocen su gran talento como deportista especializada en esgrima y allá sí la tratan mejor. De verdad, hasta qué vergüenza siento por la implicación, donde “extranjeros” valoran más el talento de una mexicana que las autoridades del deporte mexicano. Ya ni por nacionalismo caray. La especialista en sable ha ganado en competencias internacionales reconocimientos de bronce, plata y hasta oro, es decir, estamos hablando de una deportista de altísimo nivel. ¡Yo felicito a Paola porque ANTES de sentirse mexicana, se sabe esgrimista, y si esa es su misión en la vida, la defiende incluso por sobre “la idea” del nacionalismo! ¡Qué maravilla! Si para seguir con su sueño tuvo que dejar de ser mexicana y convertirse en asíatica, sencillamente... ¡lo hizo! Y no, no se le rasgaron los ojos, no se hizo un poco más amarilla, ni nada por el estilo. Es un mero trámite de papeles que, como sociedad, nos hemos puesto de acuerdo para que, una vez realizado, ya no seas de este país, sino de otro. Así de fácil, así de sencillo. La única dificultad… cambiar una idea, la idea que uno tiene de ser de determinado país. Se puede escuchar con tonos de romanticismo, sin duda es cuestión de nacionalismo o patriotismo (sigue todo siendo una idea) pero lo que es contundente es que se trata de una mera idea, que es precisamente como defino, en un arrebato de mi capacidad de síntesis, al ego. El ego es una mera idea. Es la idea que tenemos de quienes creemos ser. Y qué amenazante es para el ego cuando la persona descubre que sí, así es, tan sólo una mera idea y que, como tal, la puede cambiar cuando quiera. El ego se tambalea, sabe que se puede desplomar en cualquier momento. Por eso el ego empieza a atacar a la persona hablándole al oído acerca de los valores y principios inamovibles como puede ser el amor a la patria y que por dignidad y gratitud debería de mantenerse donde está. Pero cuando la persona evoluciona en su estado de conciencia, sabe que todo eso son “patadas de ahogado” que el ego está dando. ¡Qué bien Paola! ¡Qué más da ser mexicana si precisamente ciertos mexicanos bloquean tu progreso! Hiciste bien en cambiar de nacionalidad, todo es meramentne una idea, para continuar con tu sueño. Me encanta la declaración de Paola cuando dice: “Continuaré entrenando a tope todos los días, con la esperanza de competir al más alto nivel, demostrándome nuevamente de qué soy capaz y de lo fuerte que soy, segura de que puedo salir adelante. He hecho todo lo que mi corazón me ha dictado. Desafortunadamente, no podré hacerlo por el país que tanto quiero y por el que tanto he luchado. Ante los atropellos e infamias de los que he sido víctima por las autoridades deportivas mexicanas, he decidido aceptar representar a otro país que generosamente me ha abierto sus puertas; me ha ofrecido la oportunidad de luchar por mis sueños y objetivos, y vistiendo sus colores con orgullo, como agradecimiento al haberme tendido la mano en un momento en el que veía todo perdido. Espero poder corresponder a tanta generosidad y poner su nombre y el mío en lo más alto de los podios”.
Bueno, casi aplaudo cuando leo eso. Me dio risa cuando en los comentarios de la nota, otro deportista le dice: “¡Llévame!”. Así las cosas en México y el deporte. Esto no es nada nuevo y es otro tema, la misma Paola acusa de corrupción a las autoridades de la CONADE y hasta intereses políticos en Ana Guevara. Nada nuevo. Lo que a mí me llamó la atención fue ese otro –muy otro– tema. Destronamos a nuestro ego cuando descubrimos que sólo se trata de una mera idea, y así, la podemos cambiar a la velocidad con la que cambiamos un pensamiento. ¿Qué problemas has tenido por esa mera idea? Si te detienes a pensar, muchos de los problemas, dificultades y grandes molestias que tienes es porque defiendes una mera idea, la idea que tienes de lo que crees ser o la idea de lo que crees como tu propio valor. Una mera idea. Si tan sólo descubres que estás sufriendo por una mera idea, le restas valor y aumentas tu paz y armonía. Todo por descubrir que se trata de una mera idea, sólo y exclusivamente una idea, es decir, tu ego. Destrónalo descubriendo que eso que crees tan sólido, se trata solamente de humo. Por ello y muchos ejemplos más, nunca me cansaré de afirmarte… Si entiendes, cambias. –Alejandro Ariza Z. PD.: Me dará mucho gusto leer tus comentarios... «La vida no acaba con la muerte». –Alejandro Ariza Z. Sentir la presencia de un ser querido que ya ha muerto puede ser contundente. Recibir señales confirmatorias es sorprendentemente sobrecogedor, así como motivo de esperanza y alegría al mismo tiempo.
En este tema podríamos caer de lleno en plena subjetividad, pero quizá no. Es una experiencia tan personal que sólo quien la ha vivido podría sacar el tema del ámbito de toda subjetividad. He notado que muchas veces hasta que alguien se atreve a opinar de cierto tema, se levantan manos diciendo “yo también”, y de ahí que me surgiera el deseo de compartir algunas anécdotas recientes. Hace unos días pensaba intensamente en mi papá, agradeciéndole su ayuda, misma que hoy en día, años después de haber trascendido a su siguiente experiencia, me sigue dando. De verdad que en momentos de retos y dificultades siempre he sentido muy de cerca su presencia, su guía, su consejo, pero lo que sucedió la semana antepasada me impresionó. Precisamente estaba pensado seriamente en él. Me encontraba sólo en mi oficina. Reflexionaba admirando todo lo que este gran hombre hizo en su vida y cómo me sigue ayudando dándome “luz” en mi camino y más en momentos de dificultad para mí. Estaba precisamente en ese momento cuando de repente entra a mi oficina uno de mis colaboradores a entregarme algo, un recibo de luz. Me gusta que en cuando llegan los papeles a nuestro buzón, de inmediato me los entreguen para que, si es cuestión de pagos, los pague de inmediato, como debe ser. Al estirar mi mano para tomar el recibo de luz, lo primero que veo en él son, en letras negras resaltadas, ¡el nombre completo de mi papá! El recibo de luz de la casa que uso como mis oficinas, ¡todavía sigue a su nombre! De repente, mi colaborador, que también notó su nombre en el recibo, me dice: “Wow! Tu papá está en la luz”. Me quedé viendo al recibo. Sentí claramente una experiencia numinosa. Sentía cómo mi papá, precisamente en la luz, llegaba a mis manos por esa vía, confirmándome su clara comunicación y guía. He de hacer notar que era la primera vez que yo personalmente recibía en mis manos un recibo de luz de mis oficinas. Siempre había alguien encargado, pero recientemente decidí encargarme yo. Así fue como sucedió. En el recibo de luz, mi papá. Y ahora mismo que lo escribo aquí, me sorprende aún más el juego de palabras, si uso “recibo” como verbo y no como sustantivo. En el recibo de luz, mi papá. Recibo luz de mi papá, literalmente. Y si te contara todas las bendiciones que he recibido últimamente, todas las mejoras en todos los ámbitos de mi vida en en días recientes, la historia es más impresionante aún. Está atento a la comunicación desde el otro lado. Como experiencia característica está la numinosidad. Desde que escribí mi libro, Señales de destino, cité ahí a Rudolph Otto, teólogo protestante alemán y erudito en el estudio compartido de las religiones, quien describe la “numinosidad” magistralmente: Es la experiencia de sentir de modo innegable, irresistible e inolvidable que estamos en presencia de lo divino. ¡Precisamente así es la experiencia! En lo más íntimo de tu ser lo sientes al recibir comunicación desde el otro lado, al recibir una señal de destino. Es una muy personal y profunda experiencia emocional. Podrás sentir cómo se te eriza la piel o una incapacidad momentánea para articular palabra. Y tiene sentido, porque no hay palabras para describir lo que se siente frente a una clara comunicación así. Tengo otra historia más sorprendente aún precisamente con mi papá, q.e.p.d. Pero esa la tengo reservada para relatarla con todo dramatismo en mi siguiente conferencia: “Señales de destino”, a sucederse el domingo 4 de agosto del 2019. ¡Es impresionante recibir el apoyo de tu papá, franca e innegablemente manifiesto, aún cuando él ya no está en esta dimensión física! Este tipo de comunicación desde el otro lado suele ocurrir en momentos de importante transición en nuestras vidas. Esto lo explico, precisamente, en mi libro Señales de destino (Pp. 43). Cuando ya sabes de la existencia de este tipo de comunicación, luego de esto, ya nada puede ser igual. No se trata de creer, es una experiencia que te hace saber con absoluta certidumbre. No estamos solos. El amor más puro y auténtico, sólo ese, sigue permitiendo una comunicación desde el otro lado. Si entiendes, cambias. –Alejandro Ariza. Hoy por la mañana amanecí con una idea en la cabeza: la dificultad para decidir radica en las emociones predominantes en el momento de la decisión. Para decidir con mayor certeza, necesitas decidir con más inteligencia, apartando las emociones. Saber esto es inmensamente valioso. ¿Has escuchado por ahí el famoso consejo de que no tomes decisiones cuando estás enojado? A algo así me refiero. Pero el ejemplo clarificador que se me apareció en la mente esta mañana fue el siguiente: imagina que vienes viajando en carretera por viaje de trabajo y estás en pleno embotellamiento por algún accidente que hubo. Los autos delante de ti no se mueven. Ves una fila interminable y al horizonte no se divisa que nada se mueva. Ya llevas poco más de cuatro horas de viaje y claramente empiezas a sentir la natural desesperación de no saber a qué hora llegarás a tu destino. Imagina que ahí, precisamente en ese momento cargado de esas emociones, alguien te llama por teléfono para que, con cierta urgencia, le definas si puedes viajar en carretera para ir a un lugar de descanso porque hay una oferta en el hotel destino. Lo más posible es que digas un rotundo “¡no!”, o cuando menos un “en este momento no lo sé…”. Las emociones del momento no te permiten entender el beneficio de la gran oferta para un futuro viaje de placer. Las emociones no nos permiten ver con claridad, las emociones nublan el entendimiento. Somos seres, en parte, emocionales, pero como seres humanos somos el conjunto de esas emociones y de inteligencia. ¡Precisamente esa adición a nuestro ser, nuestra inteligencia, es lo que nos distingue de animales de especie filogenética inferior! Y precisamente por ello, cuanto más decidas sólo por emoción, más te asemejas a un animal que a un humano. Mientras más decidas con inteligencia mayormente manifiestas tu dimensión humana. Aclararé algo: siempre habrán emociones involucradas en tu decisión, de lo que se trata es de decidir con más inteligencia que con emoción. El reto: hacer a un lado nuestras emociones lo más que podamos. ¿Cómo? Aquí una lista de cuatro pasos para lograrlo:
Si quieres saber más del tema, puedes leer mi capítulo “Decide” que viene en mi libro La fuerza del pensamiento. De hecho, si hubiera un punto anterior al “uno” de esta lista sería: tienes que saber qué deseas realmente. Mientras la persona no tenga claridad en sus valores, decidir es algo casi imposible. Pero si te has dado tiempo en la vida para saber qué quieres realmente, la lista anterior es muy fácil de seguir. Hoy tan sólo quise advertirte cómo nuestras emociones muchas veces nos nublan la capacidad para decidir. Las emociones son valiosas y muchas veces también pueden ayudarnos a elegir, pero normalmente no, ya que las emociones sólo nos dan información parcial, mientras que la inteligencia nos abre un panorama de mayor claridad y con mayor capacidad para ponderar. No decidas nada cuando estés molesto ni prometas nada cuando estés demasiado feliz. Nunca tomes una decisión de negocios por emoción, sino sólo con inteligencia. Estos han sido un grandiosos consejos que recibí hace años. Todavía me atrapo fallando ocasionalmente en ellos, pero sin duda mucho menos que antes. La vida es oportunidad de práctica. Si entiendes, cambias. –Alejandro ArizaZ.com El Diccionario de la Real Academia define el verbo entender con casi 18 acepciones, de las que rescato como ideales para enmarcar mi análisis las siguientes: tener idea clara de las cosas, saber con perfección algo, conocer, conocer el ánimo o intención de alguien, discurrir, inferir, deducir, creer, pensar, juzgar, tener amplio conocimiento y experiencia en una materia determinada, conocerse, comprenderse a uno mismo. Para fines muy prácticos, quiero que sepas que entender es llegar a comprender algo de tal manera que alcanzas a ver con claridad el beneficio que hay para ti como opción. Implicará conocer, pensar, imaginar, deducir y al fin, decidir. Y todo para lograr el tan anhelado y permanente cambio que todos buscamos cuando se trata de una natural mejora contínua. Y sí, porque sólo hasta que entiendes, cambias. ¡Entender es una fuente de gozo incomparable!
¿Recuerdas cuando lograbas llegar a la respuesta correcta en una operación de matemáticas sofisticada? ¿Recuerdas cuando lograste derivar “x”? ¿Recuerdas la sensación cuando confirmabas que estabas en lo correcto cuando lograste derivar una ecuación de tercer grado? Ese placer es incomparable. Es un momento “Ahaaaa, ahaaa, ahaaa”. Es cuando parece sucederse un grito en tu interior, “¡Al fin entendí, ya sé cómo hacerlo!”. ¡¿Qué tal aquella experiencia cuando al fin aprendiste a leer?! Si todavía lo recuerdas, es uno de los momentos más sublimes de la existencia humana. Lo que eran simples trazos de tinta sobre papel, ahora se convierten en significados para ti, en el placer de imaginar y ver historias y conocer a personajes que terminas sintiendo reales, en adquisición de conocimiento, en fuente de transformación de vida. ¡Cuando logras entender, cuando al fin aprendes a leer, abres la puerta a una superación personal interminable! Y lo mismo aplica a cuando entiendes por qué tu pareja se comporta como se comporta, o cuando entiendes por qué no tienes dinero suficiente cuando, cuando al fin entiendes cómo funciona el juego del dinero. Sencillamente, para llegar a este maravilloso nivel de transformación casi automática, léase “entender”, se requiere de siete pasos:
En mi libro “Sí”, explico los pasos para saber escuchar, que para sorpresa de muchos, es lo mismo que decir, para obedecer. Sí, la palabra obedecer, por sus raíces etimológicas, significa saber escuchar. Necesitas poner total atención, captar el mensaje completo, entender el beneficio que hay para ti si sigues las indicaciones y actuar con optimismo. El día de hoy, voy más allá revelándote los cinco pasos para entender, para al fin cambiar, para mejorar dado el caso. 1. Humildad por aprender. Tu ego siempre será tu enemigo para mejorar verdaderamente, para cambiar, para entender, porque tu ego cree que lo sabes todo. Y recuerda: el primer paso a la ignorancia es creer que se sabe todo. Necesitas hacer a un lado a tu ego y te garantizo que se te abrirá un camino que jamás habías visto y que, para colmo, siempre había estado ahí para ti esperándote. Cuando actúas con humildad y escuchas realmente, se te abre una imponente puerta hacia la… 2. Adquisición de conocimiento correcto. ¿A qué me refiero con “correcto”? A aquel que estás buscando y cuya fuente sea un experto que viva en la evidencia del beneficio que te sugiere. Uno de los peores errores que podrás cometer en tu vida es el escuchar a personas que no viven lo que tú buscas. Si se trata de opinar, opinan todos. El ser humano promedio tiene diaria sed de protagonismo, por eso opinan y opinan hasta de lo que no saben, pero para ellos suponer es suficiente calificación para tomar el micrófono y pedir los reflectores sobre ellos. ¡Ten cuidado! Mi sugerencia siempre ha sido no escuchar en absoluto a quienes suponen, a quienes, incluso de buena fe y con buen corazón, te opinan. ¿Pero qué conocimiento correcto te puede dar alguien así? Necesitas buscar a un maestro, alguien que sí viva lo que buscas y quien sí te pueda dar el conocimiento correcto de lo que tendrás que hacer para lograr tu objetivo. Verás que sólo hasta que estés preparado, el maestro se aparecerá ante ti. Se podrá aparecer en persona o en forma de una columna semanal que llega a tu correo, o un podcast o una serie de televisión o una página web o un sin fin de formas posibles. Sólo tienes que poner constante atención a querer saber la verdad de lo que implica tu búsqueda. Normalmente lo que buscas también te está buscando a ti. Cuando tienes a un verdadero maestro frente a ti, te ayudará a la… 3. Comprensión del beneficio que hay para ti. Y sí, sólo hasta que comprendas el beneficio para ti, entonces le apuestas por medio de tu acción. ¿Qué sentido tendría hacer algo en lo que no te beneficias en absoluto, verdad? Así actuamos los humanos. Sólo nos mueve el placer y la eliminación del dolor. Y de esas dos, más lo segundo. Pero ya sea lo primero o lo segundo, es un beneficio para ti. Hasta que comprender que dejar a determinada persona es un beneficio para ti, la dejas. Nunca antes. Hasta que comprendas el beneficio extremadamente claro que hay para ti si cambias tu alimentación, la cambiarás. Los pasos que te estoy revelando, implicarán TIEMPO. Un ingrediente esencial es tu paciencia. Pero entiende la paciencia no como capacidad de espera, no, entiendela con una nueva conciencia de esta forma: tener la absoluta certeza de que algo ocurrirá como la más pura y lógica consecuencia de tu hacer en el tiempo. Cuando entiendas a la paciencia de esta manera, será más paciente, más entusiastamente paciente. Así, darás paso al poderoso origen de todo cambio, de toda transformación, de toda mejora… 4. Acción. Nada sucederá hasta que se aplica una fuerza y empieza el movimiento. No existen los resultados de generación espontánea. Si quieres un resultado, lógica e irremediablemente tendrás que hacer que suceda. Tienes que convertirte en un hacedor. Pero, ¿qué sentido tendría hacer si esperamos que no suceda? ¡Sería un absurdo! Y precisamente por esta manera de pensar es que mucha gente no emprende la acción. Por eso el siguiente elemento es esencial… 5. Optimismo. ¡Espera lo mejor! Sólo si esperas lo mejor, tendrá sentido hacer que suceda. Sólo si tienes una expectativa positiva de las cosas que puedes lograr es que sentirás dentro de ti el deseo de lograr, la fuerza para actuar, la energía para emprender. Aquí juega un papel preponderante la facultad intelectual superior del humano llamada “imaginación”. Tienes que visualizar el gozoso futuro que te espera mientras haces lo que haces. Si no, no tiene ningún sentido que hagas nada. Claridad es poder. Necesitas ver con claridad un futuro optimista para que sientas las ganas de hacer lo necesario para que suceda. Una vez emprendida la optimista acción, ahí mismo iniciarás la famosa “práctica”, aquella que hace a un maestro. Empezarás a acumular experiencia, empezarás a hacer que surga dentro de ti una gran maestra. Te garantizo con mi propia vida todo lo que te he expuesto aquí. Una vez que logres tu objetivo, vivirás como premiada consecuencia, un… 6. Gozo singular. ¡Pocas cosas en la vida generan un placer tan grande como entender! Pocos placeres son tan sublimes, y más cuando, al fin, tienes en tus manos la evidencia de que todos los pasos previos efectivamente materializaron tu pensamiento, cristalizaste tus deseos, logras pararte en la evidencia del poder transformador del entendimiento. Cuando llegas a vivir un gozo tan singular como este, incomparable con ningún otro gozo, la vida misma te invitará a convertirte en un maestro. Así, ahora con humildad por compartir tus hallazgos y como parte de tu camino para seguir profundizando en tu entendimiento, llegarás a… 7. Enseñar. Estarás calificado para mostrar a otros tu conocimiento, pero mejor aún, vivirás la congruencia de mostrar a otros tu vida, eso también es “enseñar”. ¿Esto implicará que los demás hagan? ¡Claro que no! Se sigue cumpliendo la ley, sólo hasta que el alumno está preparado, surge el maestro. Sólo que ahora tú ya estás del otro lado. Empezarás a ser maestro y deberás entender que sólo podrás aparecerte ante aquel que esté preparado. Con todo respeto, vivirás la sorpresiva experiencia de sentirte “transparente” cuando aún parado frente a alguien, ese alguien no te escucha. Entiende: no está preparado. Así, no te puede ver, no te puede escuchar. Y… ¿sabes algo que he aprendido a lo largo de toda mi vida? ¡A nadie le gusta que le digan qué tiene que hacer! A nadie. Por eso cuando dices a quien no está preparado para recibir una enseñanza, es motivo de discordia. Un maestro sólo existe para responder, para nada más. Es decir, alguien deberá abrir la puerta a tu conocimiento mediante “la llave” de su pregunta. Con el paso de los años, como maestro, he aprendido a no decir nada si no me lo preguntan. Para mí, es una incipiente y valiosa señal de que quizá tengo frente a mí, al fin, a un alumno preparado. Ya me empieza a ver En general, el proceso de entendimiento se pule mediante la enseñanza, porque explicarle a otro implica un esfuerzo de nuestra parte para darnos a entender cada vez mejor y mediante el uso de diferentes estrategias hasta lograr transmitir. Por eso el maestro se pule mediante la enseñanza. Séneca decía: “El orador suele hablar de lo que más necesita entender”, y es cierto. Abrigo la esperanza y abrazo la ilusión de que estas líneas generen en tí la respuesta a lo que quizá te venías preguntando de un tiempo a acá. Yo hoy, sencillamente seguí a mi intuición, la que me indicó y dictó todo lo que he plasmado aquí. Me encantará leer tu opinión y, si crees que esto le puedes ayudar a alguien más, compártelo en tus redes sociales. Juntos creamos una comunidad de “entendidos”. Si entiendes, cambias. –Alejandro Ariza Z. PD: ¡Pronto mi conferencia abierta al público “Señales de destino”! Haz clic aquí para toda la información y beneficios que este mes tiene para ti. Hace unos momentos me encontraba wasapeando con un amigo y por alguna razón salió al tema que él estudió El capital, de Carlos Marx y le sugerí que debería de leer y estudiar a Jalil Gibran, para compensar la influencia, con su obra de El profeta. Me comentó que lo tenía en casa y que todavía no lo terminaba de leer, que apenas comenzó hace tiempo. Sin embargo, alcanzó a decirme que recordaba algo de El profeta: – Dice una frase: “El caminante verdadero descansa caminando”. – ¡Sublime! – Muy – Es lo que comuniqué hace unos días en mis redes sociales afirmando: “Entra a tu zona de confort” – ¡Sí! Y eso lo hablaste en la entrevista con José Luis Parise – ¿En serio? – Sí – Ya no me acordaba – Aunque… de entrada…, “El caminante verdadero descansa caminando” es un concepto que tiene un rigor previamente incorporado. Es peligrosa esa frase para alguien que no está en el camino. A pensar... Me encantará leer tus comentarios. ¡Emoción por existir! – Alejandro Ariza. Esta columna se iba a llamar "Sí recibes mensajes entre sueños", pero al publicarla aquí, algo me dijo que sería mejor "Sol de noche". Pues ya está. Déjame platicarte...
Desde que publiqué mi libro El verdadero éxito en la vida más allá del ego, comenté ampliamente en él la manera de poner más atención a nuestros sueños porque ellos pueden usarse para enviarnos indicaciones a seguir. Anoche fue una de esas noches. En lo ilógico y azaroso en que suceden algunos episodios vividos dentro de un sueño, anoche recuerdo un pasaje en que iba caminando, algo así como en un pueblo del lejano oeste, caminando sobre un piso polvoso, creo que iba acompañado pero no recuerdo con quién, pero sí tengo la sensación, incluso ahora mientras te relato esta parte de mi sueño, de ir acompañado y, aparentemente pasamos cerca de algo parecido a un vagón de tren. De repente, me sorprendió ver a un hombre totalmente desnudo colgado de alguna extraña manera arriba del vagón y de cara al inclemente sol. Estaba como tomando el sol con los ojos cerrados, aunque obviamente de forma muy extravagante. Se trataba de un hombre de aproximadamente 50 años, rostro enjuto, pelo entrecano y con poca barba, en buena condición física aparentemente, parecía un trabajador de por ahí, colgado arriba del vagón y con los ojos cerrados por los tremendos rayos de sol que caían sobre él y que, por lo mismo, le era imposible abrirlos, estaba colgado exactamente en dirección al sol. Recuerdo que incluso yo iba caminando con mis ojos ligeramente cerrados, ya sabes a lo que me refiero, como haciendo esa cara de extrañeza pero que es sólo por tanta luz que hay, por tan intensa, que resulta incómodo o casi imposible abrirlos del todo; cuando vi a ese hombre un par de segundos cuando mucho, dado que tenía yo que voltear hacia arriba y hasta usar mi mano para provocarme sombra, además de que había un polvareda, lo primero que pensé al instante fue en la tremenda quemada que podría recibir si no se bajaba de ahí lo más pronto, además, quién sabe cuánto tiempo ya llevaría ahí colgado. Como todo lo extraño que sucede en un sueño, recuerdo haberle dicho que ya se bajara de ahí porque se iba a quemar, que el sol estaba muy fuerte, pero se lo dije sin abrir la boca, fue una comunicación extraña –como todo lo que pasa en un sueño–. También recuerdo que de la misma manera él nos decía que ni lo interrumpiéramos, que estaba tomando el sol. Pensé en su necedad y en el posible gran daño que se haría si seguía ahí (juzgándolo por como me ha ido a mí cuando me he quemado en alguna playa) y pues, lo dejamos, lo pasamos de largo y seguimos nuestro camino. Mi sueño se hizo complejo y derivó en otra historia, misma que ahora mismo ya no recuerdo y anoche claramente pensé que debía recordarla también. Frustrante no poder acordarme ya ahora que amanecí. Y todo por no hacer lo que yo mismo recomiendo en mi libro, ya te diré más adelante, pero en fin. Eran las 4:45 AM cuando una necesidad fisiológica indicada por los sensores de mi vejiga me hizo tenerme que levantar para ir al baño. Regresé y me sentía más despierto de lo que se podría esperar para ser esa hora. Sentí el impulso de tomar mi celular. Así, soporté la luz que arroja el celular cuando lo prendes. Vi mi correo y, como diario sucede, recibí un extenso correo del Dr. Mercola, ya que hace unos cuantos días, curiosamente, me acabo de suscribir a su boletín. El asunto decía: “Reduce la presión arterial, pero muchos los consideran un villano”. Decidí entrar al correo y, al más puro estilo “invasión Mercola” en donde este doctor te envía más de cuatro o cinco extensísimos artículos y donde sólo uno es el referido en el asunto del correo, empecé a revisar. Me vi tentado a leer otros artículos cuyos títulos eran más atractivos que ese, pero al final, le di clic al citado en el asunto. Al abrirlo, quedé profundamente impresionado con el título en letras “bold” con el que iniciaba la página a la que te dirige, y no, ¡no era nada de lo citado en el asunto del correo! Decía: “Por qué debería optar por exponerse de manera saludable a los rayos del sol”. Recuerdo que me impresioné tanto, luego de lo que acababa de soñar, que regresé al correo para ver si, por la hora, no me había equivocado y había hecho clic en otro de los varios artículos que envía Mercola en un solo correo. Volví a hacer clic en el título ese de la presión arterial y una vez más me llevó a la página del por qué optar por exponerse más a los rayos del sol. Comencé a leer. En breve, ¡es altamente recomendable tomar 20 minutos de sol al día! Como en muchos temas de medicina, hay controversia y se genera confusión para el público en general. Ya sabes, como pasa con temas de alimentación, ciertos medicamentos y un sinfín de etcéteras. Pero este tema en particular ahora remontaba en importancia para mí dado que desde la otra dimensión, allá a donde vamos cuando dormimos, sentí el claro mensaje para mí. Estoy consciente de que yo nunca tomo sol, no me gusta, me quemo muy rápido, pero también estoy consciente de que a fechas recientes, siento que me falta mucha energía. ¿Será porque no recibo la energía del Sol? Estoy sorprendido de cómo se me va armando el rompecabezas. ¡Siempre se han comunicado conmigo de esta manera! Siempre ha participado un sueño, un “correo electrónico” para indicarme cosas muy precisas y en forma muy directa para mí, sensaciones especiales. Este es tema para un futuro podcast sin duda. El extenso artículo, en breve, dice:
Increíble lo que no se nos dice en los medios convencionales, ni a lo médicos en la carrera, y cómo en algún momento se nos confunde manteniéndonos así, a los que somos muy blancos, cuando las compañías vendedoras de bloqueadores solares nos advierten: “¡Cuidado con el sol!”, siempre haciéndolo ver como el villano. Eso hoy en día se ha demostrado que no es tan cierto. Aclaro: esto no quiere decir que no usemos protector solar, quiere decir que hay que exponerse “un poco” al sol. No estoy hablando de las horas que te quedas tirado en la playa cuando sales de vacaciones. Yo vengo sintiéndome consternado desde hace un tiempo para acá por sentir que me falta energía. No se nota en mis conferencias porque, lo sé, ahí no soy yo, ahí hay fuerzas que provienen de otra dimensión en donde definitivamente no hay cómo explicártelo en una breve columna y ni es el tema aquí. Hablo de cuando me bajo de escenario, en mi día a día. Y aunque hay miles de explicaciones para sentirse con la energía baja: falta de ejercicio, mala alimentación, falta de suplementos, meditación, estrés y más causas, he venido pidiendo que se me indique qué puedo hacer para mejorar en este aspecto de mi vida. En mis momentos de meditación, en la intimidad de mis privados pensamientos cotidianos, pido ayuda acerca de este tema. Y la ayuda parece que llegó como ha solido llegar los cuantos de información que han transformado mi vida en el pasado. Clarísimos mensaje entre sueños, me despiertan entre las 3:00 AM y las 5:00 AM, me llegan correos, etc. El impacto de lo vivido anoche fue numinoso. Ese elemento es esencial también como señal de destino. El artículo también cita y recomienda ampliamente el libro “Embrace the sun” del Dr. Marc Sorenson. Por supuesto, como siempre lo hago, obedecí las señales y ya compré el libro y le estoy empezando a leer. ¡Estoy mega impresionado con la información! De hecho, descubrí una página de este otro doctor, "Sunlight Institute", donde muestra todas sus interesantísimas investigaciones. Te la compartiré al final de esta columna. Sí, empezaré a tomar sol diariamente y algún día pondré una anexo a esta columna con mis resultados. Se incrementa la liberación de serotonina con 20 minutos de sol al día. Ese neurotransmisor (que hoy se ha demostrado que se fabrica en el intestino, y como mayor novedad, con gran influencia para ello por los rayos del sol), puede ser lo que algunas personas quizá tengamos un poco bajo y por eso nos falta energía. La serotonina es un antidepresivo, de hecho, es un neurotransmisor que anda bajo en personas con depresión o fatiga importante. ¡Hay que tomar un poco de sol diario! Atención: un poco de sol para ir probando los beneficios en cada uno de nosotros. No quiero que por leer esto y ser muy exquisito en el seguimiento de las sugerencias, acabes muy feliz... chamuscado. Te recomendaré lo siguiente en lo concerniente al tema central de esta columna (que puede desvanecerse por los temas alternos):
A mí, en esta ocasión se me fue el número tres de esta lista y pues ya ves, ahora no recuerdo lo que seguía en mi sueño y sé que se trataba de otro mensaje muy importante. Lo que recuerdo claramente es eso, que sabía de alguna manera que era importante y directo para mí, pero no, ya no lo recuerdo. Tengo esperanza de que el mensaje se me vuelva a dictar en otro sueño. A veces pasa así. En fin, hoy quise compartirte esta experiencia porque algo en mi interior me indicó que incluso lo escribiera aquí en mi blog. Muy obediente aquí ando escribiendo para ti. Como te lo prometí, aquí están los enlaces a lo que relato en esta columna: Nos vemos en la siguiente columna. ¡Ah!... no te pierdas mi podcast que ahora todos los domingos produciré para ti un nuevo episodio, salen al aire a las 11:00 AM. Para que no te los pierdas, puedes suscribirte al podcast en cualquier plataforma en que prefieras escucharlo. Tienes acceso a mi podcast haciendo clic aquí. El que sale hoy te creo que te podrá servir mucho. Me encantará leer tus comentarios a esta columana aquí debajo y además, si crees que esta información le puede servir a alguien, compártela en tus redes sociales. ¡Emoción por existir! –Alejandro Ariza Z. |
Dr. Alejandro Ariza Z.Conferenciante inspiracional, autor, médico y empresario. Archivos
February 2022
Categorías
All
|