Alejandro Ariza Z.
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La Vida va cambiando.

15/2/2022

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¿Qué tal ese dolorcito que no habías sentido nunca antes? Estimada, estimado, puede tratarse de algo muy, muy natural: la vida va cambiando, y es normal. ¿Envejecer? Sí, quizá, pero para todos aquellos que les da cierto tipo de prurito emocional esa palabra por su permanente rechazo, consciente o inconsciente (como la mayoría de los casos es), mejor dejémoslo en que..., sí..., la vida va cambiando. Y mi mensaje central hoy aquí es es esto es totalmente normal.

Hoy en día en que existe una tremenda obsesión con "mantenerse joven y fuerte", si eres lo más objetivo posible, podrás ver que todas las voces que se alzan en grito rampante para convencerte de que puedes mejorar, de que logres ¡ser la mejor versión de ti!, seguramente te venden algún producto o servicio que promete que lo logres: antioxidantes, cosméticos, programas de ejercicios, dietas que dicen que no son dietas sino un "estilo de vida", suplementos, etc. Tiene todo el sentido del mundo que te intenten persuadir de que puedes seguir con la obsesión de verte (y te dicen que hasta "sentirte") más joven. Ah qué caray, esa obsesión por querer mantenerse con la imagen de los 20's. Y te quiero decir algo con todo el amor que pudiera infundir al concepto: la vida va cambiando. Vas a envejecer y vas a morir hagas lo que hagas. Si tomas tus antioxidantes, quizá mueras muy conservadón, pero te vas a morir. Si sólo comes lechuga y aguacate, vas morir muy delgada, pero te vas a morir. Si hacer ejercicio con total disciplina, te vas a morir bien fuerte, pero te vas a morir. Es decir, en un arrebato de objetividad, hagas lo que hagas, envejeces y morirás. Si rezas y haces meditación trascendental, morirás muy en paz, pero también te vas a morir.

Todos vamos avanzando en la vida recorriendo un vector, es decir, un trayecto que tiene sólo un sentido. Nuestra muerte. No quiero sonar fatalista, sino realista. La muerte, la pérdida paulatina de ciertas capacidades, es un destino inherente a la bendición que es vivir. Hasta que lo entiendas y así lo aceptes, vivirás más feliz y en paz en el momento en que te encuentres del vector llamado vida. Un movimiento en constante avance hacia una única dirección, trascender la vida misma. (Esto lo escribí así para que no se oyera tan rudo eso de "morir", pero es lo mismo). Aquí quiero dejar en claro algo: no desprecio ni demerito toda sugerencia por vivir mejor y más sanos, tomar tus antioxidantes, comer sanamente, hacer ejercicio, meditar, leer, aprender, convivir, etc. Sin duda, entendiendo a la vida como un vector de avance permanente (y ya te dije a dónde acabamos todos... dije, "¡todos!"), el tiempo que vivamos, sí podemos mejorar la calidad de nuestra experiencia. Eso sí. Pero eso algo muy diferente a obsesionarte con tu juventud y las facultades que esa bella etapa nos brinda como experiencia de vida. Te comento esto mientras estoy escribiéndote cómodamente sentado en mi oficina... con un ligerito dolor de cintura que no me deja desde hace unas semanas que me ofrecí a cargar un mueble muy pesado en casa. Ya sabes, con toda la actitud de ayuda del "deja eso que yo lo hago", y luego, luego sentí el tirón en la cintura. Pensé que se me pasaría en unos días "solito"..., como siempre pasaba. Olvidé el detalle de que mi memoria quizá estaba enraizada en experiencias de los 20's, pero mi vehículo físico ya rebasó los 50's. La vida va cambiando. ¡Es enteramente normal! 

Y te platico esto precisamente mientras acabo de terminar de dar mi consulta en línea, donde mi última paciente de hoy me dijo: "Ay doctor Ariza, me preocupa que sí me doy cuenta de cómo se me olvidan un poco más las cosas, ya tomo notas de todo lo que usted dice para que no se me vaya nada...". En ese momento le dije: "Eso es totalmente normal y hasta por partida doble". Primero mi paciente ya anda cerca de los 50 años y ha tenido una trayectoria de enorme éxito intelectual, llegando a niveles de doctorado en ciencias y logrando ser becada en sus estudios la mayoría de sus avances académicos. Ya te imaginarás el nivel de éxito intelectual para tales merecimientos. Hasta le expliqué que muy posiblemente varias de sus mitocondrias ya han de estar cansadas, ¡y eso que son la fábrica de energía! Que no se comparara con su yo de los 20's, donde hasta pareciera que por diseño, es una de las mejores décadas de la vida para llevar al extremo las demandas intelectuales propias de esa época. La vida va cambiando... ¡y eso es normal! Y luego (para explicarte eso de la partida doble), el estilo de terapia con Alejandro Ariza es llena de citas bibliográficas, explicación de conceptos profundos, análisis intenso de historias, y así, independientemente de la edad y capacidades de mi paciente, es menester tomar notas en mi terapia, de hecho, es parte de la terapia misma. Al final, se sintió mejor. Entender siempre nos hace sentir mejor. La vida va cambiando, ¡y eso es enteramente normal!

Recuerdo que le compartí una idea que aprendí de mi santa madre, ella fue la primera que me dijo que su papá, mi abuelito, le enseño: "Todas las edades tienen su belleza". Y de esa gran lección yo agrego: Quizá el disfrute de cada belleza consiste en apreciar la que corresponde precisamente a la etapa en que se esté sin anhelar la belleza de otra etapa, de alguna que ya pasó o de la que ni ha llegado. Sí, es hermoso saber que cada etapa tiene su belleza, pero refulge en hermosura aceptar la que corresponde a cada etapa sin desear la de otra. Quizá esta sea otra poderosa fuente de paz. Recuerdo tan sólo hace unos minutos en que mi paciente se me quedaba viendo fijamente y suspiró. ¡Me encanto! Un sonido de entendimiento, aceptación y liberación concomitante. 

Mi muy querido lector, lectora: sí, la vida va cambiando, ¡y eso es enteramente normal! Quizá ya necesites lentes para leer lo que te he expuesto aquí, mismos lentes que "antes" no necesitabas. Pues bueno, eso fue "antes", y hoy es otro momento del vector de avance permanente. No se trata del absurdo de intentar que cambiar la dirección del vector y ahora ir para atrás, "rejuvenecer". Eso es más mercadotecnia que otra cosa. Recuerda, la vida es un vector. Por si la edad no te permite recordar la definición que aprendimos en la secundaria, aquí te la recuerdo: "Segmento de recta, contado a partir de un punto del espacio, cuya longitud representa a escala una magnitud, en una dirección determinada y en uno de sus sentidos". ¿Ya viste por qué expreso yo, Alejandro Ariza, que la vida es un vector. Así es, tal cual. No hay ninguna manera, ¡ninguna!, de ir hacia atrás. ¿Que puedes sentir como que rejuveneces que crees que te haces más joven?... Aaaah, puedes sentir y creer lo que quieras. Pero la realidad es independiente a lo que sientas o creas. La vida es un vector de avance permanente. Así, la vida va cambiando, ¡y eso es enteramente normal! Se trata de ir disfrutando la belleza exclusiva de cada punto del vector. ¡No te pierdas de la belleza del ahora por estar anhelando la de ayer o la que imaginas mañana! 

Créeme. Tu vida así como está ahora, tiene su encanto, su belleza exclusiva del hoy, su hermosura sin igual. Elígela. Y pues bueno, ya me voy a tomarme un analgésico y a ponerme un fomento caliente en la cintura y algún aceitito esencial, con toda mi emoción por existir.

–Alejandro Ariza Z.
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Ve hacia adelante.

9/10/2021

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Todos los días puedes preocuparte si ubicas tu atención ahí en donde sucede algo preocupante, como la tragedia que algún familiar especializado en comunicarlas te habla, como algunos recuerdos que eliges tener, como hoy en día son las noticias del minuto a minuto. Entonces, ¡fácil! Sal de ahí enfocando tu mente a un tiempo más adelante. Lo he dicho una y otra vez en mis conferencias: ¡La vida es hacia adelante! 

Cuando entiendas que ese el único vector real de la vida, empezarás a empalmar tu pensamiento en la misma dirección, ¡hacia adelante! Ve hacia adelante mediante el enorme poder de tu elección.

La capacidad natural del ser humano para recordar es en donde puede caer tentado en la trampa y elegir recordar un evento doloroso. Oye…, pero si has de elegir ver hacia atrás, ¡también puedes elegir recordar un maravilloso recuerdo! Se trata de aplicar inteligencia a la elección. De entrada te ayudo con algo: Quítate la idea de que un pensamiento es el que te gobierna y de esa manera, casi irresoluta, todo el tiempo estás pensando en ello. Como si no dependiera de ti. Esto lo he escuchado con frecuencia en mi consulta. Pacientes que me dicen que todo el tiempo están preocupados por lo que sucedió y que no encuentran la manera para quitarse esa idea de encima. Aquí te voy a revelar algo muy delicado (por confrontante): La principal razón por la cual parece que un idea no te deja y se aparece como pensamientos reiterativos sin control es porque… ¡no tienes otra cosa en la cual pensar! Has decidido ser víctima de un pensamiento en vez de ser el creador de los mismos.

Si tú solamente recibiste una noticia muy impresionante, una tragedia, un problema, y tú no haces absolutamente nada para meter a tu pensamiento, a tu mente, alguna otra idea, naturalmente lo único que está revoloteando en tu cabeza es esa primera mala noticia.  Y aquí algo más: si solamente has elegido mantener ese pensamiento en tu mente, empezarás a percibirlo de gran tamaño, enorme. Y de una vez te digo: el tamaño de un problema está más relacionado porque no tienes otro pensamiento con la cual comparar su tamaño que con el tamaño del problema en sí. Esta es la razón por la cual uno de los pilares esenciales de mi consulta es un tipo de “logoterapia” donde me escuchan, coloco en sus mentes “otros” pensamientos, otras perspectivas, con una intensidad emocional que es prácticamente una conferencia privada para ellos, eso además de que los yo los escuche con profunda atención (lógicamente), y el otro pilar esencial de mi terapia es recomendar a mis pacientes leer determinados libros. Muchas veces de una consulta a otra prescribo al paciente que lea uno o dos capítulos de determinado un libro especializado y exclusivo, ideal para él, para ella. De esta manera, a lo largo de los años, he notado cómo aquellos pacientes que siguen la indicación me informan que aquello que les preocupaba originalmente ha empezado a perder fuerza en su vida. ¡Lógicamente! Tienen algo más en qué pensar. 

Uno de los más grandes problemas del ser humano es cuando no tienen nada que hacer, y por ello, naturalmente, lo que le comuniquen y que le impresione será en lo que pensará preponderantemente a lo largo del día. Si estoy logrando explicarme en esta breve columna, será más claro para ti aquel concepto que dice no hay mejor terapia que la ocupacional. 

¿Has notado cómo cuando estás enormemente ocupado hasta el hambre se te va? ¡Hasta el hambre! Si mediante la diligente ocupación, esa que requiere de tu total y profunda atención y enfoque, logra que incluso olvides las necesidades de tu cuerpo, como darle de comer por horas y horas, quizá todo el día, imagina lo que logra frente a *un* pensamiento alterno, *una* preocupación. ¡Lo esfuma! Lo convierte en nada durante todo el tiempo en que estabas ocupado (¡y no se diga si eso en lo que te ocupaste te encanta!) La preocupación se convierte en nada, literalmente. Y puedes comprobar esto también cuando terminas la ocupación. Momentos en donde súbitamente "regresa" el pensamiento preocupante, y es que ya hay especio para él.

Mi sugerencia con esta breve columna es invitarte a la reflexión, como siempre. Para que sepas que tú tienes un poder mucho mayor del que alcanzas a imaginar mediante la libre elección de tus pensamientos. Éste es el poder que tiene una columna como esta, este es el poder de escuchar con atención podcast, este es el poder transformador de la lectura de buenos libros, este es el poder de la conversación con alguien inteligente y bondadoso. Éste es el divino poder de la oración.

Esperando que esto te haya llegado en un momento ideal para ti, te recuerdo que saber y poder elegir, es parte de lo que puede generarte una gran…

¡Emoción por existir!

-Alejandro Ariza Z.
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Por qué atacas.

1/7/2020

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Atacar te hace sentir una relación con el atacado. Una relación que necesita aquel que se obstina en el absurdo de mantener lo que ha dejado de existir. Atacar es una manifestación de miedo a perder.

El atacado es que quien ya te dijo que no te quiere y no lo aceptas, como si de aceptar o no se tratara. Hay cosas que son y ya. No se requieren aceptar. Son.

Atacas porque te rehusas a aceptar la verdad y atacar no es otra cosa más que tu anhelo de sentirte amada por quien ya no te ama.

El atacado, si es débil, puede sentirse tan molesto y más debilitado aún con tus ataques que descubre que puede detenerlos si miente. Ahí puede decirte que sí te quiere. Ahí cesan los ataques. Ahí nace un absurdo: alguien se cree querido por quien no le quiere y así éste deja de ser atacado. Se le miente a quien no deja ser y ataca si las cosas no son como él o ella quiere que sean. El atacado, fastidiado, encuentra como pacífica estrategia el mentir. 

La verdad es más hermosa que el fingimiento del amor, dijo Emerson, pero Ariza expresa: Lamentablemente hay personas que prefieren el fingimiento del amor que la verdad, ya que en sus valores no existe el aprecio por la hermosura  de la verdad sino por la fealdad de su dominio y control. Se trata de un monstruo. Ese cuyo verdadero placer está en tener amarrada a una presa. Un monstruo nada sabe del amor. La distancia entre ese valor y su estado de conciencia es enorme.

El atacante, aprovechando cuando empiece a cansarle el atacar viendo que no obtiene nada de lo que quiere (y que, por cierto, jamás lo obtendrá), puede y debe empezar a cuestionarse: ¿Qué sentido tiene retener a quien claramente ya me dijo que no me quiere y así desea irse? ¿Qué sentido tiene creerse amado por quien sólo es un prisionero que no me amará jamás? El único absurdo sentido es privarlo de su libertad para amar a otra, otro, a quien realmente quiera, porque tú no te sientes amado por ese que ya te dijo que no te quiere. Un absurdo que pronto terminará. Cuando la presa rompa las cadenas y logre escapar, a pesar de todas las trampas y ataques para que no encuentre la salida. El atacante no sabe que su presa, ya no está ahí desde hace tiempo. Porque no se está donde el cuerpo reside, sino donde la mente piensa y el corazón siente.

Se ataca por heridas de abandono. Se ataca por haber creído que el valor propio es en virtud de una relación, craso error; si la relación falla, el atacante cree que falló él. El atacante debe aprender a valorarse a sí mismo sin necesidad de nadie más. Ahí inicia un despertar.

El ataque cesa cuando el atacante descubre su valor. El atacante necesita desarrollar urgentemente su autoestima. La autoestima no de desarrolla urgentemente. El atacante necesita paciencia basada en el conocimiento de ese hecho.

Atacar es un grito desesperado de anhelo por no dejar de ser amado por quien clara y honestamente ya no te ama. Es un grito absurdo que el otro ya ni oye. Un grito en el vacío.

El atacado dejó de amar o quizá nunca amó. El atacante debe entenderlo como un hecho y ya.

El atacante se podrá preguntar por qué el otro pudo mantenerse en la relación por tanto tiempo si no hubo amor. La respuesta: claramente hubieron otras razones dónde el atacado ganó algo por mantenerse ahí, incluso una tensa paz. Suele ser dinero, sexo o mera compañía, pero más comúnmente es tensa paz, el atacante desarrolla miedo al ataque, entonces calla con un permanente grito desesperado en su interior. Así pues, razones hay varias; el atacante debe entender que descubrir eso no es lo que importa, cuando lo único que trasciende es descubrir que ya no hay, o nunca hubo amor. El hallazgo podrá ser doloroso, sin duda. Pero el dolor jamás será por el comportamiento de aquel, sino por la expectativa de uno. Si el atacante es sincero consigo mismo, siempre hubieron señales desde un principio. Pero el atacante también desarrolla cierto tipo de ceguera selectiva. El atacante puede llegarse a enamorar de un ideal, de su idea, más que de la otra persona en realidad. El problema reside enteramente en la percepción del atacante, más que en el comportamiento del atacado.

Si el atacante entiende el absurdo de empecinarse en ser amado por quien ya no le ama, el atacante en ese mismo instante deja de atacar y suelta todo, por el bien de todos. Es una liberación sucedida en un instante, en un relámpago de confrontante claridad.

El atacante despierto alcanza a ver el gran absurdo de sus ataques como estrategias para mantener cierto tipo de relación con quien ya no quiere ninguna. El atacante despierto descubre que atacar era mantener cierta conexión  con quien ya no desea ninguna, el atacante despierto descubre el absurdo y suelta al atacado como se suelta de una braza ardiente cuando ya no se quiere uno quemar.

El atacante despierto deja de atacar de en el acto. Repito, este acto suele suceder en un instante. Ese es el tiempo que suele tardar  el comprender el absurdo, un instante. Deja de gritar su anhelo de ser amado por quien no le ama. El atacante despierto logra alcanzar a ver ese gran absurdo y suelta todo hasta con cierta vergüenza por haber insistido tanto en mantener unido lo que ya estaba separado. Del coraje para a la vergüenza.

Uno se apena por cometer estupideces ex profesas. El atacante despierto podría hasta pedir perdón al atacado, pero no por haberlo atacado tanto, sino por descubrir por qué lo atacaba.

El atacante despierto descubre que su antigua pobre autoestima le llevaba a vivir en el más pleno sinsentido, viviendo precisamente lo contrario a: más vale sólo que mal acompañado. El atacante, cuando dormido, prefiere vivir en la permanente neurosis de vivir mal acompañado antes que solo.

El atacante dormido siembra las semillas de la infidelidad en el atacado, naturalmente. Y sus constantes ataques y deseos de control para ser amado de la manera en que él quiere, riega y cultiva aquellas semillas.

El atacante dormido también  desarrolla cierto tipo de sordera selectiva. Cuando el otro le dice claramente que no ya no le quiere, eso jamás lo oye. Sólo tiene capacidad para escuchar si se le ama y el otro dice lo que el atacante quiere. Es casi una psicosis. Es desear vivir en un mundo irreal, doliéndose por los ocasionales golpes de realidad.

El atacante dormido siempre piensa que el infierno es el desprecio del otro hacia él. No alcanza a ver que el infierno es autogenerado por su propia obstinación de ser amado por quien clara y honestamente ya le ha dicho que no le ama, y quizá ya se lo dijo de la manera más contundente, demostrándoselo, sin palabras.

El atacante despierto deja de ser atacante. Se convierte en persona. Deja de suponer y parte siempre de la evidencia. Aceptándola, suelta todo y abre la puerta de la libertad total para todos, siendo la más importante la de sí mismo. Empieza a sentir paz.

La persona recobra su dignidad de persona y con amor permite que cada quien siga su propio camino, aquel, el único, donde precisamente podrá encontrar el verdadero amor por medio lógico de la paz. Por amor suelta y por ese mismo amor luego encuentra. Sólo mediante ese amor logra abrir el pacífico camino para encontrar al adecuado, al amor verdadero.

Todo esto requiere, naturalmente, tiempo.

​–Dr. Alejandro Ariza Z.

Estas letras brotaron hace unos días siendo aproximadamente las 4:15 AM, despertándome la idea, literalmente empecé a escuchar conceptos, con cierto esfuerzo me incorporé para escribir en mis notas de mi iPhone, aunque incómodo, lo que me venía a la mente con mucha claridad. Hoy te lo compartí aquí.
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Ya se dieron cuenta.

4/6/2020

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Muchas veces no queremos cambiar la manera en que hacemos las cosas, aún existiendo la posibilidad de que fuera una mucho mejor manera; pero, como sólo imaginamos el cambio como “posibilidad” de mejora, entonces preferimos permanecer en lo conocido, en lo de siempre. Además, nos sentimos más seguros “en lo de siempre”. Creemos que el cambio, aun para mejorar, implicará esfuerzos innecesarios o un costoso tiempo por la famosa curva de aprendizaje de lo nuevo. Sin embargo, de repente, llega una tragedia. Ésta nos obliga forzosamente a cambiar, y ahí, descubrimos con gran asombro que el cambio sí resultó ser algo mucho mejor. Quizá esa es la parte más valiosa de una tragedia. Nos obliga a hacer los cambios necesarios para mejorar y así, muchos ya se dieron cuenta: sí había una mejor manera de hacer las cosas. La tragedia, al líder, lo lanza a buscar una mayor productividad, es decir, a hacer más, con menos y mejor. Así, miles de líderes alrededor del mundo, ya se dieron cuenta de cómo podían mejorar, gracias a una tragedia. Vista con filosofía, bendita tragedia, gatillo de la mejora.

     El día de ayer leía un encabezado: “La metamorfosis de Amex” en el diario Milenio. Una interesante entrevista que, en esta época de pandemia, le hicieron al director general de American Express México, Santiago Fernández Vidal, donde comenta con alarma: “La caída al inicio de la crisis [del covid-19] fue brutal, no lo habíamos visto nunca antes, ¡cayó el 90% de la facturación por consumo en aerolíneas, hoteles y restaurantes en tan sólo un mes!”. Se trata del área de consumo mayoritario para el mercado de clientes Amex, conozco muy bien el mercado, fui célebre representante. Sí, una verdadera tragedia para Amex, como muchas para tantas empresas alrededor del mundo. Santiago Fernández comenta que al final de la primera quincena de marzo, mandaron a sus casas a más de 4,400 empleados para que hicieran “home-office” y notó cómo las operaciones sin tarjeta física, es decir, transacciones en línea, se incrementaron enormemente por la pandemia. “¡El comercio electrónico se incrementó 75%, otra cosa que no habíamos visto nunca antes!” –comentó. 

     Otro servicio que cambió radicalmente fue el de los gastos corporativos, donde Amex tiene el 95% del mercado. Santiago continuó diciendo: “En un futuro, se van a recuperar antes los viajes de placer que los viajes por trabajo”. Y aquí viene una declaración que yo percibí tremendamente reveladora: “Ya se probó que las reuniones virtuales funcionan y que hay muchos ahorros al no mover ejecutivos”. ¡Ya se dieron cuenta!

     Yo, como viajero frecuente (extremadamente frecuente por años) ¡siempre lo dije! ¡Qué sentido tiene el desgaste de un viaje, desgaste físico, emocional y económico, cuando nos podemos ver en la extrema comodidad y enorme conveniencia de una videoconferencia? ¡Ah, pero los conservadores, neoliberales, fifís, los adversarios, se negaban a dejar de hacer sufrir al viajero! Pa’ que desquite su sueldo, pa’ que se esfuerce y viva el famoso “has de sufrir para merecer”, además, porque nada se compara como el contacto en persona. (Oye… lo de fifis, adversarios y conservadores ¡fue broma, he! Me imagino que con mínima inteligencia lo pudiste deducir desde el primer segundo). Volviendo al tema, un simple y sencillo viajero como yo, argumentando con extrema lógica acerca de la gigantesca conveniencia de la tecnología actual donde nos podríamos ver y conversar exactamente igual de bien, pero sin la necesidad y desgaste del viaje, no era creíble. Hoy la tragedia me da la razón. Soy inmensamente feliz. Esta es una de las dichas que me trajo el coronavirus. Sé que mi personalidad asocial fue la que sintió enorme alegría por este sabio cambio, por esta gozosa mejora, pero a nivel negocio, los magnates empresarios se acaban de dar cuenta de cómo sí podían ganar más, mucho más dinero gastando menos, mucho menos. Tuvo que suceder una tragedia de estas inverosímiles magnitudes para que alcanzaran a ver lo que para muchos de nosotros esta evidentísimo.

     Yo siempre he dicho que, fuera de una relación sexual, no necesito ver a alguien físicamente. Lo que los humanos requieren es intercambio de información. Y hoy, eso es lo que nos permite la tecnología. Sí, sí, sé que en este momento ya muchos deben estar sintiendo cómo les hierve la sangre buscando que esta columna se acabe para lanzarse a la caja de opiniones y refutar que eso no puede ser, que el ser humano es un ser social que necesita verse y tocarse físicamente y no sólo sexualmente y bla, bla, bla. Esta bien, estoy de acuerdo. Totalmente de acuerdo. Pero para cuestiones de negocio (¡lo que mueve al mundo!), no es imperiosa esa necesidad y la evidencia actual es contundente, tajante, concluyente, irrefutable. Sí, sí, también sé que ya más de alguno querrá lanzarse sobre su teclado a gritar rebatiendo: “Doctor Ariza, está usted muy equivocado, 'los mejores negocios se cierran con saliva', es ida a comer, a conversar socializando con el cliente, a sembrar amistad antes que negocio, a inspirar confianza por conocernos en persona…bla, bla, bla”. Está bien, estoy de acuerdo, totalmente de acuerdo, pero mira cómo la tragedia ha demostrado que no es necesariamente así. Observa el tamaño de evidencia. El reto: son años de tener una creencia enquistada en el cerebro y, como siempre, para muchos es muy difícil cambiar a una nueva conciencia, ¡aún frente a la más rotunda e irrefutable evidencia! La gente rebate porque ve amenazada su creencia de lo que años creyó como su verdad, la única que había conocido hasta el momento. Pero las tragedias nos sacuden muchas creencias y nos hace cuestionarnos su magnitud de verdad, y para muchos esto sucede con dolor, tanto, que no aceptan un cambio, hasta que se ven irremediablemente forzados por la nueva normalidad a ello.

     Un afamado empresario multimillonario que conozco personalmente, dueño de una compañía trasnacional, siempre insistió que en su modelo de negocio la gente tenía que verse personalmente para tener éxito, así lo había demostrado en 35 años de existencia en su constantemente rampante éxito. Hasta que llegó un virus. Éste le vino a demostrar otra cosa. Esta empresa, para impulsar mayor crecimiento anual, solía organizar convenciones de una asistencia extremadamente nutrida, incluso donde muchos asistentes se veían obligados a asistir a cambio de seguir recibiendo sus bonos (ya que si no asistían se los retiraban). Siempre fue un gran éxito..., hasta que la pandemia ya no lo permitió. De hecho, los expertos hoy afirman categóricamente, que todo giro de negocio que implique reunir gente, será lo último que se recupere en la historia de esta pandemia. Así, personas más jóvenes de la empresa probaron realizando una “convención virtual” en China. El resultado se suponía incierto. El resultado sucedido: ¡un rotundo éxito! ¡Mucho mayor a cualquiera de las otras convenciones presenciales de cuerpo presente! El dueño se fue de espaldas al ver el incremento de sus ventas así. Al mismo tiempo, nadie se desgastó en viajar. Cuando alguien es inteligente, acepta el cambio con tal evidencia de mejora. El dueño es muy inteligente. Ya se organizó las segunda convención virtual en USA y con más éxito aún. ¡Productividad total! Hacer más, con menos y mejor. ¡Ya se dieron cuenta!

     El fundador de Twitter, Jack Dorsey, envió a sus empleados a hacer “home-office” por seguridad desde el inicio de la pandemia, para que luego de terminar viendo los resultados de esa medida, decidiera que a partir de ya, los empleados podrán permanecer trabajando desde sus casas para siempre. ¡Pues claro! ¡Imagínate que se tenga la misma o mayor productividad sin gastar luz en la empresa, sin desgaste físico de equipos, sin riesgos laborales, y un sinfín de mejoras! Al mismo tiempo, que los empleados puedan convivir más con sus familias, y tener menos gastos y estrés en desplazase al edificio de la empresa. Ya se dieron cuenta. Sí, sí, sé que hay algunas aristas en este nuevo comportamiento laboral que dejan ver “contras”, pero son infinitamente menores a los “pros”. En un futuro cercano se deberán rehacer los reglamentos y leyes laborales, adaptándose a la mejora.

     Yo mismo, a mi micro nivel (comparado con aquellos gigantes) he notado cómo en esta cuarentena, mi consulta ¡se incrementó 500%! Y ahora toda mi consulta sucede exclusivamente en línea. ¡Nunca en toda mi vida había sido tan feliz dando consulta y pudiendo servir a pacientes de varios países, atendiendo a personas de México (desde Monterrey hasta Chiapas), USA, Colombia, Perú y España, viendo a varios de ellos en un sólo día sentado en mi despacho! Esto no lo cambio por nada. Es mi experiencia más feliz como terapeuta. Y sí, también he pensado que me quedaré dando consulta sólo en línea. Mis pacientes están felices pudiendo verme sin tener que viajar, sintiendo las innegables mejoras en su salud emocional y en muchos otros rubros donde puedo asesorarlos en sus vidas. Se puede perfectamente bien. Ya se dieron cuenta.

    Sugiero festejar esta cambio de tanta mejora multifacética. Siempre lo he afirmado en mis conferencias: detrás de toda tragedia siempre hay oculta una bendición. También sé que algunas personas no alcanzarán a ver esta mejora, pero eso sucede fundamentalmente porque no conocen bien los sistemas o todavía no tienen acceso a ellos. En alguno de mis podcast recientes comenté que las personas que más sufrirían este dramático cambio en la economía del mundo serían los “analfabetos digitales”. Si no sabes manejar a la perfección un sistema de videoconferencias, naturalmente te sentirás amenazado y suplicarás regresar a la antigua normalidad, esa donde preferías verte en persona. No va a ser así en mucho tiempo, y en algunos giros, ya nunca, natural y convenientemente. Necesitas humildad (y prisa) por aprender nuevas habilidades. Y créeme, es más fácil que cambies tú a que cambie la realidad.

     Quizá la invitación que te lanzo en esta columna es a que tú también te des cuenta. El mundo ya cambió y la vida te está esperando para que tú cambies también y prosperemos juntos. Nota al margen: la vida no te va a esperar mucho tiempo, a decir verdad, casi nada. 

     La gente rechaza y ataca lo que no entiende, esto podría afirmarlo casi como ley luego de ser un acucioso observador del comportamiento humano por casi 30 años. Yo creo que los cambios actuales se me antojan como para convivir más en persona sólo cuando ser trate de disfrutarse en la amistad y en la familia, no necesariamente para trabajar. Si hemos de vernos pronto, de abrazarnos, besarnos, caminar de la mano y comer juntos, que sea más por placer, que por necesidad. Así distingo la convivencia con quien uno quiere de aquella con la que sólo conviene, la laboral. Yo espero que esta segunda logre cambiar para siempre. Sólo viviríamos convivencias en persona auténticamente felices y de valiosa nutrición para el alma.

     Uno de los conceptos que me encantaron desde el primer momento en que supe de él, fue cuando estudiando al filósofo misántropo, Schopenhauer, dijo algo así como: Una idea o sistema nuevo, siempre tendrá al principio la burla y el desdén de los demás, para luego pasar a afrontar la férrea resistencia y oposición de todos aquellos que ganaban algo con el sistema anterior, para que, al final, todos la acepten como habiendo sido la idea o sistema más conveniente. Esas son las tres fases por las que pasa toda idea nueva. Toda mi vida he pasado por ello, conozco de lo que hablo. Y como todo, será cuestión de tiempo para afirmar que, al fin, prácticamente todos, ya se dieron cuenta.

–Dr. Alejandro Ariza Z.
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Me solté, me caí y tengo deseos de volverme a levantar.

22/5/2020

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«El hombre que se levanta es aun más fuerte que el que nunca se ha caído».
–Victor Frankl.

​Vivimos desafiando la gravedad. Como adultos, pocas veces somos conscientes de que en todo momento existe una fuerza que tira de nosotros hacia abajo, hacia el piso, nos jala para caer, la fuerza de gravedad. Con los años, hemos aprendido a sostenernos y a desafiarla mediante la fuerza de nuestra piernas o por ciertas posturas y en algunos casos agarrándonos de algo para mantenernos arriba o levantarnos. Exactamente así sucede en el ámbito no físico de nuestra vida, en nuestras emociones, en nuestros sentimientos, en nuestra inteligencia, en nuestra voluntad. Por eso, toda la vida vivimos desafiados por aquello que tira de nosotros hacia abajo, las malas noticias, la pereza, la costumbre, el miedo.

Antier me hice unos análisis clínicos y se notó perfectamente cómo en esta cuarentena me solté..., y lógicamente me caí. Y hoy deseo levantarme de nuevo. Hubiera sido mucho más fácil permanecer en la ignorancia de no saber cómo es- taba mi azúcar en sangre, ni saber de mis triglicéridos o colesterol y muchos otros marcadores biológicos. Mantenerse en la ignorancia es la cómoda permanencia ahí tirado sin quererse levantar. Pero, cuando el cuerpo te empieza a hablar, conviene hacerle caso. Y si notas un cambio en tu cuerpo físico, ahí es cuando ya te está gritando. Los cambios en los marcadores biológicos podrían ser apenas unos susurros al oído, pero tendrías que, disciplinadamente, ir a hacerte estudios de laboratorio en una fecha determinada cada año por seguimiento de tu salud. Algo que no muchas personas desean hacerse. Encuentro cuatro razones: la persona no sabe lo tremendamente valioso que es saber anticipadamente, la persona no tiene dinero para irse a hacer estudios, la persona es ignorante y pobre y cree que es un gasto absurdo, la persona prefiere no saber para no asustarse (esa teoría de “la felicidad del ignorante”). Cualquiera de estas razones, más la combinación de varias, hace que una enorme cantidad de gente no escuche el susurro, ahí cuando todavía se pueden corregir tantas cosas. Ese es el valor del la revisión médica anual o semestral. Por disciplina e inteligencia, no por dolor o molestias.

La actual cuarentena sostenida ya por tanto tiempo (y el que falta) dada esta pandemia que nos tocó vivir, a todos nos ha relajado luego del tirón de la mala noticia, es casi un reflejo, así muchos nos hemos relajado hasta soltarnos. Muchos, así, hemos caído. Muchos hemos subido de peso, nos hemos sentido preocupados, hemos percibido cómo nuestras emociones están algo alteradas, y hemos mantenido una alimentación ya casi simplemente sucediendo por impulso, sin conciencia. Un mecanismo de defensa harto común en la psicología humana es la compensación, si me siento mal de una manera, busco algo que me haga sentir bien por otra. Así, el relajamiento en ciertas áreas de nuestras vidas compensan la tensión de otras; los placeres pudieron empezar a ser opción viable. La comida, el más fácil y común. Cuando estamos en el suelo, cuando ya nos caímos, puede darnos hasta pereza levantarnos y ahí se manifiesta como sostenida autocomplacencia, casi permanente autoconmiseración. Sabemos que algo nos puede estar haciendo daño, y aún así lo permitimos, luego hasta lo procuramos. Entra una galleta, y se siguen otras cien a lo largo del tiempo. Por eso por ahí recuerdo a algún autor que decía “la galleta con la que subí 10 kilos”, precisamente porque muchas veces basta una para abrir la puerta al largo desfile.

La falta de vida social (y su natural y casi conveniente presión), el relajamiento de horarios, el desvanecimiento gradual de la conciencia del día en que se vive, las noticias y la realidad, todo cooperó para que uno, casi naturalmente, mejor prefiriera “soltarse”, y es que a quién le gustaría estar asido a tanta tragedia e incertidumbre. Por eso, psicológicamente me suelto cuando algo ya no quiero tener conmigo. Pero lamentablemente nos podemos llegar a soltar... de todo. Y ahí surge un nuevo y sutil problema, nos soltamos hasta de lo bueno y conveniente.

Mi sugerencia, si vives algo similar a lo que yo: confróntate con los hechos crudos cuanto antes. Tienes que ver con tus propios ojos el número de cuánto pesas en la báscula, tienes que medirte la cintura o probar con ese pantalón que dejaste de usar hace dos meses, tienes que ver la cifra del dinero que debes en tus tarjetas, tienes que ver la cantidad exacta de dinero que tienes disponible. Tienes que saber. Esa es la única manera de saber qué tanto has caído al soltarte. Y necesitamos saber, porque sólo podemos mejorar cuando sabemos la medida. Lo que no se mide, no puede saberse si mejora. ¡Necesitas saber! ¡Tienes que saber! Tienes que confrontarte con los hechos crudos cuanto antes. ¿Y para qué? ¡Para levantarte! Saber la verdad suele motivarnos cuando viene aderezada del deseo de mejorar. Y es la motivación más auténtica, la que viene de dentro, una motivación exclusiva para ti, en forma y medida. Y te digo algo: estés como estés, ¡hay solución! Sólo hay que empezar, volver a empezar. Y te digo otra cosa: es extremadamente motivante volver empezar, y más cuando ya has descubierto un hecho contundente: el éxito deja pistas. El simple hecho de tomar la determinación, hace que ahora vuelva a llegar a ti la información necesaria, esa que te mantenía de pie, esa de la que soltaste. Parte de la magia en la vida de un humano es que en cuanto se enfoca, la información llega a él como por arte de magia. Se te aparece frente a ti, todo lo que debes saber para levantarte, cuando lo deseas desde lo más profundo de tu corazón. El misterio de la la Divina Providencia existe y ahí lo compruebas.

¿Señales? Sí, te digo que las recibe uno diariamente, con frecuencia, pero sólo te das cuenta cuando estás preparado para levantarte. ¿Crees que estás leyendo esta columna “por casualidad”? Si eres mi lector asiduo, a estas alturas ya debes saber que eso no existe. Hoy por la mañana, leía una nota el periódico precisamente del día de hoy, cuyo título era: “Retrasa indisciplina retorno a la normalidad”. ¡Sentí el golpe de la verdad! Aunque la nota era la falta de educación para acatar recomendaciones de salud en Acapulco, donde la gente sigue y siguió saliendo tanto a las calles, que hoy es una de las ciudades donde la curva de contagios por Covid19 es cada vez mayor y no podrán reiniciar actividades en la fecha programada por el gobierno federal. Sin embargo, el título es perfectamente aplicable a todo, absolutamente a todo en la vida, ¡hasta se me antojó llamar así a un libro! ¿Te imaginas? La indisciplina retrasa el regreso a la normalidad. Ese libro tendría como epígrafe en toda un hoja al inicio, cinco palabras que han marcado desde hace años la filosofía de mi vida, filosofía Ariza: “Lo normal es estar bien”. Y así, precisamente así, la indisciplina retrasa el regreso a la normalidad, por indisciplinados dejamos de estar bien, nos soltamos, nos caemos.

El Diccionario de la Real Academia Española define la palabra “disciplina” como: Doctrina, instrucción de una persona, especialmente en lo moral. Doctrina es una enseñanza que se da, norma, paradigma. Así, la disciplina yo quiero entenderla como una enseñanza de aplicación práctica que prepara a alguien para su mejora y sostenimiento de su bien. La palabra “disciplina” tiene una gran carga emocional, así, muchos la asocian con la milicia, con algo enérgico, con ruda imposición de reglas, como amenaza por no cumplirlas. Y claro, con esa carga emocional, ¿a quién se le va antoja ser disciplinado? Y quizá ya alguien puede estar pensando: “...pues se trata de que te guste o no, hay que hacerlo y ya”. Sí, hay gran carga emocional en esa palabra y por ello nos cuesta tanto disciplinarnos. Sin embargo, yo hoy te quiero dar una nueva conciencia de esa palabra. ¿Lista? ¿Listo? Ahí va: La disciplina es una manifestación de amor propio.

Reflexiona un rato en esto.

Uno debería de seguir reglas y normas por el entendimiento de la propia conveniencia, así se apreciaría, claramente, como lo que es, una poderosa manifestación de amor propio. Y pues aunque así la carga emocional ahora es de poder más positivo, también debo decir que, a veces uno se deja de amar, así uno se suelta, así uno cae. Creo que se trata de volvernos a enamorar de nuestra vida, volver a pensar en esos momentos en que uno se sentía y estaba tan bien, tan normal, y de esa manera, recordando y enfocándonos en esa experiencia, dan ganas de levantarse, cueste lo que cueste, aunque no cuesta. He ahí la magia de una decisión basada en el entendimiento de un valor real: la conciencia del esfuerzo se desvanece, aunque éste exista no se sufre, se goza la disciplina.

En esas ando y por eso sentí, otra vez, la inspiración para escribir. ¡Se siente poder iniciando, una vez más, una alimentación consciente, saludable! Se siente emoción volviendo a leer del tema y enfocándonos en el bienestar real. Se siente entusiasmo por moverse y empezar el ejercicio. Se siente inteligencia volviendo a tomar suplementos que nuestro cuerpo necesita. Se admira uno de cómo vuelven a empezar a llegar las fuentes de información hacia uno, en forma inmediata. Se siente bien volver a lo normal.

Espero que el día de hoy mi pluma escribe directo a tu corazón. Nos podríamos acompañar levantándonos.

Así como recibí una gran señal en la nota del periódico de hoy, hace unos días recibí otra que dejaré aquí como corolario de mucha de mi filosofía, una imagen que me encantó en extremo, me pegó, hacia arriba, de esos golpes raros que te levantan.

¡Emoción por existir!

​–Alejandro Ariza Z.

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Estaré atento a leer tus comentarios...
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Cómo conservar la calma cuando los medios angustian

16/3/2020

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Estamos siendo bombardeados por los medios de comunicación  con noticias alarmantes. ¿Cómo vivir en paz así? Respuesta:
  1. Deja de ver noticias
  2. Entiende cómo quieren “ganar la nota” los periodistas mediante la generación de angustia.
Desde hace muchos años, en mi filosofía de vida, siempre he recomendado no ver noticias, precisamente por paz mental. Sin embargo, en esta época, mi sugerencia remonta en importancia. ¡No veas noticias, por favor! ¡No entres a tus redes sociales! Sé que esta sugerencia puede ser muy difícil porque ya se convirtió, para muchos, en su vía de comunicación prioritaria. Sin embargo, si reflexionas, por inteligencia, te conviene. Descubre cómo tu hábito por entrar a redes sociales y ver noticias puede que se haya convertido en un tipo de "entretenimiento" para ti. Sugerencia: ¡cambia de entretenimiento! Lee libros de superación personal y autoayuda, haz deporte, juega con tus hijos en casa, medita, etc.
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     Y por otro lado, ¡entiende cómo los periodistas desean “ganar la nota”! Es decir, se atreven a hacer hasta lo indecible por “ser los primeros en comunicar” una noticia. Y si es tragedia, ¡mucho mejor! Esto, en periodismo, es un gran éxito en ventas, pero lo que ya es el colmo es que las personas que dirigen los medios de comunicación y sus periodistas, se atrevan a mentir, o a publicar sin tener confirmada al 100% la noticia, todo con el único objetivo de "ganar la nota" como estrategia que incrementa sus ventas. Y si esto conlleva el precio de dañar a los ciudadanos en sus emociones, ¡no les importa! ¿Quieres un ejemplo? Apenas ayer domingo 15 de marzo, varios afamados medios como el periódico “El Heraldo” y hasta el “Reforma” ya habían comunicado “La primera muerte por coronavirus en México, un afamado empresario…”, para que al mismo tiempo se comunicara que el empresario seguía vivo en estado delicado, ¡pero algunos medios ya comunicaban su muerte! ¡¿Por qué?! Porque esa nota es la que el morbo de la gente está esperando y así, esa nota vende. Ya, al fin, la primera muerte de un mexicano que se cobra el virus. ¡Y no ha muerto la persona! (por lo menos mientras escribo esta breve columna). ¡¡¡¿Te das cuenta?!!! ¿Alcanzas a ver lo que nos quieren hacer los medios de comunicación? Están haciendo más daño los medios que el virus. 
     Algunos medios ya retiraron la nota donde lo daban por muerto, y otros, siendo el colmo, como “El Heraldo”, mantiene una nota pero cambiando las palabras para comunicar muerte sin que suceda todavía. Sí, así como lo oyes, bueno, así como lo lees. Hoy por la mañana leí: “Habría muerto empresario por Covid-19”. ¿Qué son esas palabras? Pues simplemente metiéndole el “habría”, para que parezca que ha muerto pero todavía no. Sin embargo, ¡hay que ganar la nota y ser los primeros en comunicar la tragedia! Al final de la misma, escriben: “…los familiares no se han querido revelar nada”. Es decir… ¡no sabemos nada! Pero la nota tenía que salir para alarmar al público y ¡vender, vender, vender! Todo está siendo cuestión de dinero. ¡Observa la evidencia! Te la estoy compartiendo aquí. ¡Es increíble!
     Si alcanzas a ver el tamaño, la magnitud de la manipulación al grado de mentirnos, de maquillarnos la información, de comunicar una noticia sin confirmar plenamente la veracidad y la fuente, entenderás que estamos expuestos a “sólo asustarnos como poderosa estrategia para jalar nuestra atención a su publicación y venderla” cuando decidimos informarnos. Ahora bien, si eso hace un afamado periódico como “El Heraldo” o como el “Reforma”, ¡qué no podrá hacer la persona común que entra a sus redes sociales y, por ser precisamente harto común, tiene una profunda necesidad de reconocimiento, de sentirse importante. ¡Eso es el alimento de las redes sociales para tantos muertos de hambre y sed de reconocimiento! El ego encontró manera de satisfacerse en ellas. Esta es la razón del éxito de Instagram, donde la gente muestra constantemente las fotos de lo que le sucede para decirle al mundo: “¡Miren, miren, miren cómo vivo! Se los muestro para que me aprecien”. En mi experiencia como analista del comportamiento humano, conozco personalmente a varias personas que se comunican así en sus cuentas de Instagram, y lo compruebo, se trata de personas cuya pareja no les reconoce como quisieran y buscan la aceptación y reconocimiento por otros lados, ¡ahí está el éxito de las redes sociales, y más si se trata de imágenes, Instagram! Pero sucede el mismo fenómeno en cualquier otra red social. Y tú y yo, expuestos a la sed de reconocimiento de aquellos, quienes comparten la nota trágica para sentirse de los primeros que comunican algo. La gente común, el insolente promedio, no tiene capacidad para entender que aún deseando no vivir una tragedia, cuando la comunica, se convierte en parte de ella. Apréndelo: comunicar una tragedia te convierte en parte de ella.
     Una de las maneras de detener una tragedia es dejar de comunicarla. Esto no quiere decir que caigamos en la irresponsabilidad de no estar informados, lo que quiero decir es que debemos elegir con gran inteligencia una sola fuente de información que sea veraz y eliminar el acceso a cualquier otra, esto último pudiendo ser hasta la comunicación con ciertos familiares y amigos. 
     Necesitamos ser más inteligentes y, por ende, pro pacifistas. No comuniques lo que no te corresponda comunicar o de lo que no tengas la absoluta fuente objetiva de información. Por ponerte un ejemplo (y para seguir con el mismo de arriba): te podría apostar que los medios están anhelando que ya suceda la primera muerte de alguien por Covid-19 y así poder ser ellos los primeros que comunican trágica y alarmante noticia. Si muriera el afamado empresario citado en los medios, ¡aún así no tendríamos la certeza de que muriera por causa del coronavirus! ¿Crees que los medios investigarían y publicarían el estado de salud previo del señor? ¿Cuál era su patología base? ¿Cómo estaba su sistema inmunológico desde hace años? ¿Qué medicamentos tomaba antes de? ¿Cuáles eran sus hábitos de salud? ¡Porque todo ello tendría que ver con su deceso y no sólo el coronavirus! Naturalmente, ni los familiares ni los médicos tratantes tendrían que dar esta información a los medios, así, ¡nadie lo sabría! Y para colmo, si algún familiar revelara una condición de salud previa que favoreciera su muerte, ¡los medios no lo comunicarían porque le restaría fuerza a la nota relacionada al coronavirus! ¿Ya te diste cuenta? ¿Ya vas entendiendo cómo funciona generar un “shock” en un ambiente de tragedia?
     Si entiendes, cambias. Son tres palabras que he diseñado en mi filosofía de vida con profunda y transformadora implicación conceptual, es filosofía Ariza. Y todo lo que suelo publicar cumple con la misión de mi vida: ayudarte a entender para que vivas mejor.
     Espero que es las dos recomendaciones que te he dado hoy para vivir con mayor paz en un ambiente incierto, las apliques y compruebes cómo logras sentirte más tranquilo. Créeme: las cosas no están tan graves como se publican.
     ¿Hay que tomar responsabilidad y tomar medidas de precaución? ¡Por supuesto que sí! Como médico que soy las recomiendo y avalo, pero sin angustia, sino con pacífica responsabilidad, esa que genera el conocimiento cierto.
     Lávate las manos con jabón y hazlo con frecuencia, usa un gel antibacterial, no saludes de mano a la gente ni beses, ni a tu familia, no te toques la cara, toma bebidas calientes y, si puedes, en tu casa toma un sauna (se está demostrando que el virus se inactiva –“muere”– en altas temperaturas) y si no necesitas salir de tu casa, ¡no salgas! No salir de casa, cuando no hay necesidad imperiosa, disminuye el contagio, está comprobado. Si el gobierno no da indicaciones forzosas de este tipo, no necesitamos que lo haga cuando aplicamos nuestro criterio y juicio. Debemos hacerlo nosotros, por el bien de todos, adquiriendo conocimiento cierto y actuando en consecuencia. Te quiero recomendar un artículo extraordinario del "Washington Post" que te muestra el beneficio del aislamiento voluntario (puedes traducirlo con el traductor de Google) haciendo clic aquí: «Por qué brotes como el coronavirus se propagan exponencialmente y como "aplanar la curva"».
     ¿Quieres otra probadita de un absurdo? No más para ir entendiendo cada vez más. Fíjate en este tipo de diálogo:
   –El gobierno: Tenemos más y más casos infectados, la economía se desploma, el riesgo aumente
     –El pueblo: naturalmente reacciona y entra en pánico
     –El gobierno: se le pide al pueblo que mantenga la calma
Jajaja, te pegan y luego te dicen que no te sobes. Así de absurdo pueden ser los mensajes que recibimos hoy en día. En esta generación de pánico... alguien gana algo, se está preparando el terreno para manipular masas. ¿Sabes acerca de "La doctrina del shock"? ¡Es un temasasasazo! La esencia el concepto: si deseas manipular a las masas, éstas deberán hacer lo que digas, y para que obedezcan, necesitas hacerlos como niños, y para esto hay que generarles un "shock". Te invito a que veas un breve video de siete minutos (alerta: es fuerte) haciendo clic aquí: Doctrina del shock. O si tienes tiempo de ver un documental completo (1:15 hr), te suplico que aprendas de este tema tan delicado, pero muy adecuado para nuestros días haciendo clic acá: "Documental La doctrina del shock". 
     El mayor reto al que nos enfrentamos hoy en día es al pánico colectivo y sus consecuencias, esto es más grave, mucho más, que el coronavirus. Y tardará tiempo en que la sociedad vuelva a la calma, el tiempo lo deciden los medios y les conviene extenderlo para sus ventas. A alguien en el poder le conviene generar un "shock" para que como acto seguido manipule a las masas. Esto está todavía por verse, pero sucederá en alguna latitud del mundo. Yo ya empiezo a ver que se asoma la manipulación en el ámbito económico de cierta potencia mundial.
    Así pues, sirvan estas líneas para favorecer la paz, la serenidad y la calma mediante la adquisición de conocimiento.
    Seguiré escribiendo o produciendo podcasts al respecto. Por cierto, te recomiendo ampliamente que escuches mi más reciente episodio con reflexiones al respecto haciendo clic aquí: Podcast de Alejandro Ariza, el episodio "Criterio, juicio y buenas noticias".
   Si crees que estas líneas le pueden servir a alguien, ¡expande el mensaje! Compártelo en todas tus redes sociales. 
     Vive en paz y no te olvides de Dios. Como comenta J. Osetten: «El salmista dice: "Dios es una ayuda muy presente en tiempos de problemas". Sabemos que Dios siempre está con nosotros, pero cuando tienes dificultades, si lo invitas a entrar, sentirás Su presencia de una manera mayor».
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–Alejandro Ariza Z.
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Responsabilidad antecedente.

24/8/2019

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Siempre hemos creído que la responsabilidad se puede suceder “luego de” que hicimos algo. Esa es la clásica manera de entender la responsabilidad que la mayoría tiene. Sin embargo, debemos saber que como privilegio de ser humano, haciendo uso de una facultad intelectual superior, nuestra imaginación, es que podemos desarrollar una responsabilidad “antecedente”, hacernos responsables de algo que pueda suceder. De hecho, esto es un privilegio exclusivo de ser humano y que nos reafirma como tales. Podemos, debemos, responsabilizarnos de algo que pueda suceder incluso cuando todavía no sucede, debido a que sabemos cómo nuestros actos presentes fraguan un resultado futuro.
     De esa manera se incrementa nuestro poder sobre nuestras acciones. La fuente de es poder es la adquisición de conocimiento. Mientras más conocimiento adquiramos acerca de cómo funcionan las cosas en este mundo dominado por la ley de “acción-reacción”, más responsabilidad antecedente desarrollaremos. Por eso es tan grave no adquirir conocimiento.
     Ahora bien, sé que no podemos saber todo de todo, sería imposible, pero sí existe un conocimiento trascendente que todos deberíamos adquirir: lo básico acerca de nuestra salud, nuestras finanzas y nuestras relaciones humanas. Y aquí te repetiré algo de lo que he insistido bastante en mis conferencias: este tipo de conocimiento difícilmente lo adquirirás en el modelo educativo tradicional, en la escuela incluso a niveles superiores. Es un conocimiento que está ahí, disponible para todos nosotros, pero que nadie te va a enseñar en el modelo educativo mexicano tradicional. ¡Tú sólo tienes que ir en busca de ese conocimiento y adquirirlo! Y así, tú sólo eres el que podrá mejorar enormemente su calidad de vida.
     No lo sé, pero a mí me parece que el modelo educativo mexicano tradicional está diseñado, precisamente, para que no sepas lo que debes saber y lo que te salvaría de muchos problemas. Pero alguien está ganando mientras mantiene la ignorancia de las mayorías. ¿Cómo lo logran? Diseñando programas de estudio en donde se enseñan muchas cosas que no te servirán para nada en cuanto a mejorar tu salud, tus finanzas personales o tus relaciones humanas. Se trata de “ocupar tu tiempo” adquiriendo un conocimiento inútil para esos trascendentes objetivos y así imposibilitarte, por la falta de tiempo, para que adquieras un conocimiento que sí te salvaría, que sí te ayudaría, que sí mejoraría tu calidad de vida. Te digo, alguien esta ganando algo, y mucho, manteniendo la ignorancia de algo trascendente mediante el hecho de dar conocimiento inútil. El plan yo lo percibo maquiavélico, porque con la imagen pública de brindar conocimiento, así mantienen la ignorancia. Para mayor claridad: con la imagen pública de dar conocimiento inútil para la vida real y práctica, imposibilitan al estudiante al ocupar su tiempo, para que aprenda lo que sí le va a servir en la vida real. ¿Fuerte esta suposición? Sí, lo es. Pero así funciona esto. Aquí se abren dos posturas: (1) Decir: “…uf, pues sí, qué terrible”, y ya. O (2) sabiendo esto, dedicarse a título personal a aprender aquello que nos libera y nos sirve realmente. Yo toda mi vida he optado por la segunda postura y mi vida así ha mejorado siempre en maneras sorprendentes. Yo sólo he tenido que investigar, leer, preguntar a expertos, leer blogs, atender webinars, asistir a conferencias, etc., y esa inversión de mi tiempo y dinero ha sido de lo más inteligente que he podido hacer en mi vida. Te podría citar muchos ejemplos, pero para fines prácticos de esta breve columna, dos:
  1. Finanzas personales. Hace poco más de cinco años empecé a leer al respecto. ¡Mi vida cambió radicalmente en cuestión de una semana! Leí un libro especializado de finanzas personales y sí, en más de una ocasión y con lágrimas en los ojos dije: “¡Si yo hubiera sabido esto antes!”. Quizá por eso es mi insistencia en que leas al respecto. Con todo respeto, no tienes ni la menor idea de cuánto puede cambiar tu vida si adquieres este conocimiento. Mi pasión llegó a tal grado que luego de mejorar mi vida entera, de manera extraordinaria, en muchos aspectos de ella por haber mejorado mis finanzas, fue que me volqué a escribir un libro entero al respecto, con la congruencia de haberlo vivido por ya saber cómo se mejora la vida mejorando las finanzas personales, y que por ello te insistiré una y otra vez en que lo leas, mi libro Inteligencia para el dinero. La gente cae en crisis económica no por falta de dinero, sino por no saber al respecto.
  2. Salud. ¡Hay tanto, tantísimo conocimiento para mejorar tu salud! Lamentablemente no llega a ti este conocimiento de medicina preventiva porque quizá estabas estudiando álgebra. ¿Ya ves cómo funciona esto? Hace un momento recibí la llamada de un familiar pidiendo mi opinión acerca de una dolencia, y cuando me mostraron sus radiografías, coincidí con su médico tratante: dejaron pasar mucho tiempo desde que empezó el dolor a que empezaron a pedir ayuda. ¡Un año! Ya no se puede mejorar como se hubiera podido si desde un principio se hubiera atendido. La razón del posible daño permanente: no saber que se debió haber actuado más rápido. Y no, no es culpa de mi familiar, es el modelo educativo tradicional del que te hablo. Si desde la secundaria o la preparatoria nos dieran una clase de que en ciertas dolencias se debe uno atender lo más rápido posible, ahí estaríamos varios solucionando adecuadamente las cosas. ¡Pero nadie nos enseñó! Por eso, por suponer, dejamos todo para luego. Y sí, algunas dolencias son tan ligeras que no nos informan la gravedad que puede estar sucediendo subyacentemente. No tenemos la culpa, nadie nos enseñó.
¿Qué hacer si nadie nos enseña? Uno solo ir y aprender. De hecho, ¡te felicito enormemente por estar leyendo aquí! Eres de los pocos, poquísimos, que entran a leer algo que nadie te está obligando a. Estás leyendo aquí por iniciativa tuya. Wow! De verdad, ¡felicidades! ¡Admirable! Esta es la única manera de salir adelante. Por eso siempre he dicho, dramáticamente, que la “superación personal” es precisamente así, personal, personalísima. De hecho, si lees algo que resulte en una gran revelación y transformación espectacular para bien en tu vida, naturalmente desearás que todos tus seres queridos lo lean o lo aprendan también, para llevarte la sorpresa de que no les interesará. ¿Ya ves? Es personal.
     Si pudiera darte un ejemplo de prevención, por citar uno de tantos que hay, deberías de tomar diariamente, ya como un hábito natural en tu vida, un suplemento de ácidos grasos omega 3. Hoy está más que demostrado el beneficio que hay para prevenir enfermedades neuro-degenerativas, mejorar tu salud cardiovascular, tus articulaciones y hasta tu salud ocular. ¡Todo eso mejora, previniendo enfermedades en esos ámbitos, el hecho de tomar diariamente este valiosísimo suplemento! Yo no sé tú, pero si a mi me dicen y me demuestran científicamente que “algo” puede disminuir el riesgo de padecer Alzheimer, si “algo” disminuye la posibilidad de vivir esa tragedia, ¡yo me lo tomo! Si además es un suplemento que es barato, ¡con más razón me lo tomo! Si me lo tomaría aún si fuera caro, qué decir si además es barato. Si me dicen que hay que tomarlo diario y para siempre para que surja efecto y lo mantenga. ¡Me lo tomo diario! Así de sencillo es esto. Pero como no conoces, no lo haces. O como conoces muy poco del proceso, entonces lo hacer un mes y lo dejas. La gente enferma por no saber. Ese es el verdadero origen de muchas enfermedades. Yo, en lo personal, tomo diario un paquetito de suplementos que sé que hacen mucho bien, en mi presente y en mi futuro. Haciendo clic aquí puedes conocer qué es lo que yo tomo diariamente.
     Si dejar de comer azúcar es extremadamente benéfico para la salud. ¡La dejo de tomar! Sólo hay que saber del tema. Y de este ejemplo, bendito sea Dios, ya está plagado internet con información de gran valor. Sólo necesita tú solo ir a buscarla y dedicar tiempo a leer. Ahora bien, aquí debo decirte algo muy fuerte: aun sabiendo, no es suficiente para emprender la acción. ¡Yo mismo sé de ciertas cosas que me podrían mejorar y no las hago! Falta un elemento en esta misteriosa ecuación que termina en emprender la acción. Pero este tema es tan basto que será tema de otra futura columna. Existe un "elemento ignición", del que en un futuro hablaré. Sin embargo, saber es ya un primer gran paso, uno esencial para empezar un proceso que terminará en emprender la acción que geste un nuevo hábito en nuestras vidas.
     Estimado lector, estimada lectora, de verdad, de corazón, te felicito por investigar por tu cuenta. Te tengo una buena notica, y más si ya has llegado hasta aquí (lo que mucho menos, de los ya pocos que leen, logran). Existimos personas que nos dedicamos a investigar y a enseñar todo aquello que en el modelo educativo tradicional no se enseña. ¡Esto es una gran ventaja para ti! Existimos personas que nos la pasamos estudiando, leyendo, investigando para luego, compartir de una manera más digerida y sencilla la información con la gente. Incluso otros somos, además, investigadores, y somos la fuente de información de ciertos hallazgos que mejoran la calidad de vida de una persona. Leer a autores así, ya es un atajo de gran valor para tu vida. Por ello te vuelvo a felicitar por estar leyendo aquí. Y de hecho, así, tu lectura le da sentido a mi trabajo y nos coloca a los dos en la bendita ventaja de vivir con responsabilidad antecedente, ahí donde prevenimos, donde evitamos dolor y tragedia, produciendo mayor posibilidad de salud en todos los sentidos, física, emocional, intelectual y hasta financieramente en nuestras vidas. Te invito a aprovechar lo que he creado para ti en mi página, información de valor disponible para ti las 24 horas del día, los siete días de la semana, para que puedas ver conferencias enteras, webinars o escuchar audios, y todo en la comodidad de tu celular o tableta o computadora. Haz clic en cada opción y espero aproveches lo que juntos podemos prevenir para bien propio y el de nuestra familia y amigos.
  • Videos de conferencias en vivo
  • Audios de conferencias en vivo
  • Webinars

​Recuerda…

«Si entiendes, cambias».

​–Alejandro Ariza Z.

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Después de la iluminación

12/7/2019

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Me encanta el cuento en donde un Maestro Zen, cuando alcanzó la Iluminación expresó:

– ¡Oh! Maravilloso prodigio: puedo ir al pozo, sacar agua, cortar un poco de madera y regresar.

Uno de sus dicípulos le preguntó:

– Maestro, ¿qué hacía antes de lograr la Iluminación?

A lo que el Maestro respondió:

– Ir al pozo, sacar agua, cortar un poco de madera y regresar.

Así es. Cuando se logra la Iluminación, afuera no cambia absolutamente nada. Cambia la manera en que vemos y entendemos las cosas. Sucede un indescriptible y maravilloso asombro por todo. Así es, esas ocasiones donde sientes ver a Dios en todas partes, incluso donde menos te esperabas.

No necesitas ser un Maestro Zen viviendo en el oriente del planeta para tener momentos de Iluminación, necesitas un deseo tal de vivir la experiencia, que logres aquietar tu mente y adentrarte en la observación minuciosa del milagro cotidiano, necesitas entender, a tal grado, que la consecuencia es un indescriptible asombro. Ese asombro es algo que sucede. Tú no haces nada más que detenerte a observar realmente. Mi sugerencia: ¡no te pierdas esta maravillosa experiencia!

No sé tú pero, yo, no termino de admirarme de que nos podamos comunicar por este medio. Estoy escribiendo en mi computadora y aunque el diseño del programa me hace ver en la pantalla una aparente hoja blaca sobre la que escribo, sé que el talento de miles de personas se sucedió para que tan solo por “bits y bites”, por minúsculas partículas de luz en mi pantalla, por “unos y ceros”, es que lo que pienso parece plasmarse en una aparente hoja, misma que ahora tú estás leyendo. ¡Y si te contara lo que sucede bioquímicamente dentro de mi cerebro mientras plasmo estas ideas! ¡Y si te contara lo que sucede en el tuyo mientras las lees! Simplemente estaríamos cerca del colapso por la magnitud del asombro. ¡No pierdas esta capacidad que tienes por el simple hecho de ser humano! Sólo que esta capacidad es opcional. Ahí radica tu desafío para vivir Iluminado o no.

La capacidad de asombro puede llegar a ser de tal magnitud que te arrebate la capacidad para expresarlo. Por ello, muchos Maestros ya no dicen nada. Simplemente viven envueltos en gozo, un gozo que nadie ve, sólo ellos sienten. Un gozo que bien puedes tener tú… sin tan solo vivieras con menos prisa y mayor concentración en lo que eres, haces y sucede.

Me encanta esta otra reflexión de Anthony de Mello cuando en uno de sus cuentos dice:

​Guarda silencio y mira la danza [de la Creación]. Sencillamente mira: una estrella, una flor, una hoja marchita, un pájaro, una piedra… Cualquier fragmento de danza sirve. Mira. Escucha. Huele. Toca. Saborea y seguramente no tardarás en verle a Él, al Bailarín en persona.

"El discípulo se quejaba constantemente contra su Maestro Zen:
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–«No haces más que ocultarme el secreto último del Zen». Y se resistía cada vez que su Maestro le decía que no, que no era así. Un día, el Maestro se llevó a su discípulo a pasear y por ahí escucharon el canto de un pájaro.

–«¿Has escuchado el canto de ese pájaro?», le preguntó el Maestro.

–«Sí», respondió el discípulo.

–«Bien; ahora ya sabes que no te he estado ocultando nada»".

Si realmente has escuchado cantar a un pájaro, si realmente has visto un árbol…, deberías saber… más allá de las palabras y de los conceptos.

¿Qué dices? ¿Has oído cantar a docenas de pájaros y has visto centenares de árboles? Ya. Pero lo que has visto ¿era un árbol o su descripción? Cuando miras un árbol y ves el árbol, no has visto realmente un árbol. Cuando miras un árbol y ves un milagro, entonces, por fin, has visto un árbol. ¿Alguna vez tu corazón se ha llenado de muda admiración cuando has oído el canto de un pájaro?”.

Imagina, ejemplos con tan solo el canto de un pájaro. ¿Qué debería sucederte si ves a tu hijo, a tus padres? ¿Qué podrías sentir al observarte a ti mismo? ¿Hasta dónde podías experimentar si observaras bien… lo que sea? Por ello tanto se nos ha dicho que los niños entran al Reino de los Cielos… porque se admiran de todo. Por ello el Maestro de maestros dijo: «Háganse como niños…». De hecho, ahora que vuelvo a publicar esta columna, pienso: Siempre buscamos a alguien con quien podamos llegar a ser viejos, pero hoy, creo que debemos buscar a alguien con quien podamos volver a ser como niños.

Vivimos tan de prisa, vivimos tan acostumbrados y damos ya tan por hecho lo que está sucediendo alrededor nuestro, que se nos pasa la puerta de entrada a un mundo pleno de milagros y en el cual, irónicamente, estamos inmersos. Puedes estar sin darte cuenta. Y luego te deprimes o te preocupas o te aburres. ¡Cómo no! El aburrido, el deprimido, el ansioso, es un distraído.

Ponte a pensar en lo que representa tu teléfono celular inteligente ahora en tus manos. Por primera vez en la historia de la humanidad, el hombre puede traer en su mano el mundo entero, sin límite de tiempo, hasta tocar el pasado, la historia más significativa de las cosas, permanentemente registrado, y pudiéndolo ver a través de una pequeña pantalla en su mano. Puedes disfrutar del presente hablando en tiempo real con una persona cuyo cuerpo puede estar a millones de kilómetros de distancia. Puedes ver con tus propios ojos, en tiempo real, a esa persona en un video, en tu mano, cuando su cuerpo puede estar en otro país. Lo puedes ver y vibrar en un dispositivo de tan solo unos milímetros de grosor. Y te comento esto por ser uno de los aparatos con los que estamos más familiarizados, pero si observaras una hoja, si, por entender, observaras lo que está sucediendo en tiempo real a nivel de sus cloroblastos y su metabolismo celular, se te llenarían los ojos de lágrimas. Si obervaras con atención a un árbol, al entender, podrías admirarte de su constante movimiento, a grado tal, que el permanente crecimiento de sus raíces ha sido capaz de romper el pavimento y levantar aceras de asfalto. ¿Creías que no se mueve un árbol? Mira cómo ha sido capaz de levantar el piso.

Mientras escribo esta columna, se me han llenado varias veces mis ojos de lágrimas. Preparo mi atmósfera admirando todo. Me preparo un delicioso café. Subo a mi despacho, preparo mi difusor con aceites esenciales para disfrutar el aroma de mi recinto de escritura, pongo música de meditación Zen, y me siento a escribirte. Te siento tan cerca. Siento que tenía que escribirte esto en un tiempo perfecto para ti para que en cuanto lo leyeras te detuvieras un poco. Detente. Observa. Asómbrate. Ilumínate. Disfruta intensamente.

Podríamos hablar tanto al respecto, pero tan solo te quería compartir que si aprendes a guardar silencio y a observar con profunda atención, estas en los linderos de la Iluminación. Cuando se te llenen los ojos de lágrimas por el grado de admiración y asombro que sientas, aún cuando los demás, incluso quien esté a tu lado, ni se inmuten, entenderás pacífica y gloriosamente que los momentos de Iluminación son un privilegio privado, es un cambio que sucede dentro de ti, un cambio que te permite alcanzar a ver lo que millones todavía ni siquiera suponen.

Amo a mis amigos, aquellos pocos que la vida me ha presentado con una indescriptible capacidad de asombro. Uno se enamora de alguien con capacidad de asombro. Uno se enamora de los Iluminados. Mis amigos, pocos, con esa capacidad, sabrán que me estoy refiriendo a ellos. Les mando un saludo desde esta atemporal y sublime dimensión que se sucede en la relación escritor-lector.

«Si entiendes, cambias».

–Alejandro Ariza Z.
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Nacionalismo: otro gran ejemplo de nuestro ego

8/7/2019

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Nuestro ego favorece la conciencia de separación. Eso lo expliqué ampliamente desde que publiqué mi libro: El verdadero éxito en la vida más allá del ego. Ahí explico que nuestro ego tiene muchas maneras de manifestarse, pero una de la que poco se habla, muchas veces por circunspección, es del “nacionalismo”, del “patriotismo”... ese que se siente a ultranza, y hasta el que no tan así. Sé que esto puede ofender o hacer sentir cierto rechazo el lector sensible, pero ahí se reconfirma que se trata del ego. El ego se ofende con facilidad. Es de llamar la atención que una de las acepciones del diccionario de la palabra 'nacionalismo' es: apego. Así recordé una cita de Anthony de Mello cuando afirma: "El origen de todo sufrimiento son los apegos".

     Cuando dejemos de pensar en “nuestro país”, en “nuestras raíces” y empecemos a sentirnos todos “terrícolas”, habremos dado un gran paso. Ahí cuando empecemos a notar menos diferencias. Sé que se requiere un enorme paso para lograr eso ya que los “países avanzados” difícilmente se sentirán del todo bien sintiéndose uno igual a cualquier otro. Ego otra vez. Y de verdad que lo entiendo, pero el reto ahí está para todos. Si observas, los grandes problemas internacionales, son problemas surgidos por el ego, tamaño internacional.
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     Me inspiró a reflexionar brevemente acerca de este tema cuando el pasado 2 de julio, leí una noticia: “Cambia Pliego México por Uzbequistán” en la sección de deportes del periódico Reforma. Como el título no me decía nada, leí la nota. Aquí más claro: la esgrimista Paola Pliego deja la nacionalidad mexicana para ahora adquirir la nacionalidad asiática y representar a Uzbequistán. Cuando leí esto me impresionó por la enorme implicación que yo veo en la inteligente decisión de la deportista. He de confesar que lo primero que hice fue buscar en Google Maps donde está Uzbequistán porque no tenía ni la más remota idea. La República de Uzbequistán la encontré ubicada del otro lado del mundo, en Asia Central, colindando al sur con Afganistán (este otro lugar ya me sonó más conocido). En la nota se comunica que la esgrimista en sus redes sociales expresó que las autoridades del deporte mexicano la han decepcionado y abandonado, motivo por el cual decidió competir en el Campeonato del Mundo de Budapest pero ahora convirtiéndose en asiática y representando la bandera de Uzbequistán, que porque allá sí le reconocen su gran talento como deportista especializada en esgrima y allá sí la tratan mejor. De verdad, hasta qué vergüenza siento por la implicación, donde “extranjeros” valoran más el talento de una mexicana que las autoridades del deporte mexicano. Ya ni por nacionalismo caray. La especialista en sable ha ganado en competencias internacionales reconocimientos de bronce, plata y hasta oro, es decir, estamos hablando de una deportista de altísimo nivel. ¡Yo felicito a Paola porque ANTES de sentirse mexicana, se sabe esgrimista, y si esa es su misión en la vida, la defiende incluso por sobre “la idea” del nacionalismo! ¡Qué maravilla! Si para seguir con su sueño tuvo que dejar de ser mexicana y convertirse en asíatica, sencillamente... ¡lo hizo! Y no, no se le rasgaron los ojos, no se hizo un poco más amarilla, ni nada por el estilo. Es un mero trámite de papeles que, como sociedad, nos hemos puesto de acuerdo para que, una vez realizado, ya no seas de este país, sino de otro. Así de fácil, así de sencillo. La única dificultad… cambiar una idea, la idea que uno tiene de ser de determinado país. Se puede escuchar con tonos de romanticismo, sin duda es cuestión de nacionalismo o patriotismo (sigue todo siendo una idea) pero lo que es contundente es que se trata de una mera idea, que es precisamente como defino, en un arrebato de mi capacidad de síntesis, al ego.
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El ego es una mera idea. Es la idea que tenemos de quienes creemos ser. Y qué amenazante es para el ego cuando la persona descubre que sí, así es, tan sólo una mera idea y que, como tal, la puede cambiar cuando quiera. El ego se tambalea, sabe que se puede desplomar en cualquier momento. Por eso el ego empieza a atacar a la persona hablándole al oído acerca de los valores y principios inamovibles como puede ser el amor a la patria y que por dignidad y gratitud debería de mantenerse donde está. Pero cuando la persona evoluciona en su estado de conciencia, sabe que todo eso son “patadas de ahogado” que el ego está dando. ¡Qué bien Paola! ¡Qué más da ser mexicana si precisamente ciertos mexicanos bloquean tu progreso! Hiciste bien en cambiar de nacionalidad, todo es meramentne una idea, para continuar con tu sueño. Me encanta la declaración de Paola cuando dice: “Continuaré entrenando a tope todos los días, con la esperanza de competir al más alto nivel, demostrándome nuevamente de qué soy capaz y de lo fuerte que soy, segura de que puedo salir adelante. He hecho todo lo que mi corazón me ha dictado. Desafortunadamente, no podré hacerlo por el país que tanto quiero y por el que tanto he luchado. Ante los atropellos e infamias de los que he sido víctima por las autoridades deportivas mexicanas, he decidido aceptar representar a otro país que generosamente me ha abierto sus puertas; me ha ofrecido la oportunidad de luchar por mis sueños y objetivos, y vistiendo sus colores con orgullo, como agradecimiento al haberme tendido la mano en un momento en el que veía todo perdido. Espero poder corresponder a tanta generosidad y poner su nombre y el mío en lo más alto de los podios”.

     Bueno, casi aplaudo cuando leo eso. Me dio risa cuando en los comentarios de la nota, otro deportista le dice: “¡Llévame!”. Así las cosas en México y el deporte. Esto no es nada nuevo y es otro tema, la misma Paola acusa de corrupción a las autoridades de la CONADE y hasta intereses políticos en Ana Guevara. Nada nuevo. Lo que a mí me llamó la atención fue ese otro –muy otro– tema. Destronamos a nuestro ego cuando descubrimos que sólo se trata de una mera idea, y así, la podemos cambiar a la velocidad con la que cambiamos un pensamiento. 

     ¿Qué problemas has tenido por esa mera idea? Si te detienes a pensar, muchos de los problemas, dificultades y grandes molestias que tienes es porque defiendes una mera idea, la idea que tienes de lo que crees ser o la idea de lo que crees como tu propio valor. Una mera idea. Si tan sólo descubres que estás sufriendo por una mera idea, le restas valor y aumentas tu paz y armonía. Todo por descubrir que se trata de una mera idea, sólo y exclusivamente una idea, es decir, tu ego. Destrónalo descubriendo que eso que crees tan sólido, se trata solamente de humo.

     Por ello y muchos ejemplos más, nunca me cansaré de afirmarte…

Si entiendes, cambias.

–Alejandro Ariza Z.

PD.: Me dará mucho gusto leer tus comentarios...
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Enfermedad "Muy ocupado".

7/4/2019

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El diccionario define la palabra “enfermedad” como:
  1. Alteración leve o grave del funcionamiento normal de un organismo o de alguna de sus partes debida a una causa interna o externa.
  2. Cosa que perturba o daña a una persona en lo moral o en lo espiritual y que es difícil de combatir o eliminar.

De esa manera, me atrevo a observar que el estar “muy ocupado”, bien podría representar una enfermedad. Estamos viviendo una época en donde llenarnos de ocupaciones parece la norma y, para muchos, hasta símbolo de estatus, proyectando importancia. Comunicar que uno está “muy ocupado” es una trampa del ego, donde la persona reclama reconocimiento, admiración, a su vida tan ocupada. Muchos pasamos por esa etapa, pero si sigues avanzando, descubres que ya bien se puede tratar de una enfermedad eso de estar “muy ocupado”. Gente que suele decir “no puedo” a muchas invitaciones que la vida le hace a través de amigos, familiares o circunstancias, se ve imposibilitado a aceptar. Muchas veces, en esencia, atrapados en una vorágine de actividades para poder seguir ganando más y más dinero, para producir más y más, para así, luego disfrutar y vivir más seguros, cuando ese luego, nunca llega precisamente por estar “muy ocupado”.
    Hoy en día parece que cuando uno pregunta a alguien: “¿Cómo estás?”, la acelerada respuesta :”Bien, gracias”, es ya sinónimo de “Muy ocupado”. Siempre intentando hacer varias cosas a la vez, personas que hasta orgullosas se pueden llegar a sentir de su capacidad “multitasking”, aludiendo a su gran responsabilidad, a la franca necesidad que tienen de hacer las cosas así, ya que de otra manera no saldrían adelante. Hoy siento compasión por ese tipo de personas, y expondré más adelante porqué.
    Hace unos días conversaba con el director general de afamado y poderoso consorcio a nivel nacional y cuando lo felicitaba por lo extraordinariamente bien que van progresando, de repente me atestó con un comentario que expresó con franco orgullo: “Gracias, pero aun así te he de confesar que soy un insatisfecho permanente”. Hoy escuché eso tan delicado, y me sorprendió también recordar que hace más de 10 años llegué a escuchar de un afamado maestro de liderazgo que precisamente esa era una característica del líder, ser un insatisfecho permanente, propositivamente hablando. Yo mismo lo llegué a enseñar en algunas conferencias de liderazgo.  Porque el líder siempre querrá más, mucho más, mejor… porque sabe que siempre se puede lograr más. Desde el punto de vista “motivacional” parece bueno y hasta adecuadamente operante para mantenerse en una “mejora continua”, puede ser admirable. Sin embargo, al paso de los años y mientras más despertar espiritual se tiene, puede resultar ser precisamente todo lo contrario, se vive en constante estrés y cada vez mayor.

«No sólo de pan vive el hombre...»
–Mateo 4:4

Todos buscamos mejorar, por supuesto, pero sugiero detenerse a reflexionar qué es aquello que verdaderamente es una mejora para nuestras vidas. El ser humano necesita descansar, disfrutar de sentirse libre, tener momentos de ociosidad, dormir profundamente, estar en silencio absoluto de vez en cuando, convivir con algunos otros como también en una cita exclusivamente consigo mismo, todo esto como parte del funcionamiento normal para el diseño de ser humano. Sin embargo, hoy se le tacha de holgazán a quien se da un momento así, de hecho, quien ya está enfermo de “muy ocupado” precisamente se siente mal si programara en su calendario un espacio para la total libertad. Ahí no sabría que hacer, es el “síndrome del domingo” del que habla el Dr. Viktor Frankl, día en que las personas enfermas de “muy ocupado” entran en ansiedad por no saber qué hacer. Personas que de esa manera, hasta las vacaciones las programan llenándolas de actividad para “aprovechar” todo momento y tratando a la familia como empleados que tienen que obedecer un programa para aprovechar las vacaciones. La ansiedad viaja con esa persona, también lo acompaña a sus vacaciones porque de lo contrario la persona no sabría qué hacer. En fin, ejemplos podría dar muchos, pero hoy, me gustaría hacer antonimia del estar “muy ocupado” con “ser libre”, queriendo decir que se puede tener (y se debe tener) programación para un tiempo desocupado, en paz, sin programa, sin agenda, sencillamente ser, pacíficamente estar.
    La actividad siempre será buena, es fuente de felicidad, realización, pero creo que no tiene que llegar a tratarse de estar “muy ocupado”.

Mi aprendizaje por una nueva conciencia de “mejorar”.

En los más recientes años de mi vida, deliberadamente me he desprendido de muchas cosas y me ha encantado la experiencia, incluso de aquellas que antes valoraba mucho, me ha fascinado cuán bien se siente dejar de necesitar al descubrir que no había real necesidad alguna ahí. Todavía me sorprendo de ya casi estar cumpliendo dos años y medio sin usar reloj, y es que ahí lo que te quitas es el estatus de lo que te podía dar traer uno, porque a la hora sigo teniendo acceso sencillamente viendo la pantalla de mi celular; el lugar donde vivo cada vez me gusta más mientras menos cosas tengo, cada vez me me siento más libre y despreocupado. He de confesar que ha sido un arte aprender a cada vez vivir con menos, al mismo tiempo que mantener una vida productiva y sostenida a mi propósito de vida. Pero, como todo, se aprende con la práctica y ésta jamás sucederá si no empiezas. Salir airoso y en forma extremadamente exitosa de una crisis económica, fue motivo hasta de que escribiera mi libro: Inteligencia para el dinero. Todo lo que ahí expongo como solución, lo sigo viviendo pero ya como estilo de vida. Aprender y compruebas que menos es más. Por supuesto que no rechazo los lujos y la buena vida, ¡me encantan!, pero el gran cambio ha sido lo que para mí es un lujo y la buena vida. La experiencia la mantengo y la sigo procurando, lo que significa el lujo y la buena vida fue lo que cambié radicalmente.
    Tengo otro amigo, exitoso empresario multimillonario, que algún día en que me platicó lo que tiene en su casa y la casa que tiene en sí, me llegué a preguntar quién tiene a quién. Muchas veces la persona se hace de tantas cosas y le significan tantísimo valor que pueden llegar a intercambiarse los papeles y ahora las cosas son las que tienen a la persona. No salir mucho tiempo de vacaciones porque la casa se puede quedar sola mucho tiempo, y ahora eso es un riesgo. En fin, ejemplos bajo esta perspectiva también podría dar mucho, pero creo que con este ya te llevas una ilustración que te podrá dejar pensando en quien tiene a quién realmente cuando observes tus cosas.
    Hay diferencias entre la gente “muy ocupada” y la gente “libre”. Aquí te compartiré algunas que alcanzo a ver:

La gente libre conoce su propósito en la vida.

Cuando no sabes lo que quieres, quieres lo que no sabes ni para qué lo quieres, y de eso, del mundo de lo que uno no sabe, hay enormes cantidades. La personas “muy ocupadas” suelen llenarse de cosas que no lo llevan a cumplir su propósito en la vida, pero precisamente porque no saben para qué vinieron a este mundo, entonces, sienten que su objetivo es estar seguros, y creen que acumulando y acumulando, más y más, estarán seguros y algún día podrán sentarse a descansar para disfrutar del emporio que han creado. Sin duda, muy loable y admirable su capacidad para producir, pero la pregunta que permanece en el aire es el precio que pagan diariamente, y no, no me refiero a dinero, si no a calidad de vida. No hay descanso. Competencia permanente.
    Una persona libre suele saber para qué vino a este mundo y precisamente porque se dio el tiempo para pensar en tan singular y trascendente pregunta, en su legado. Llega a la respuesta y así, fácilmente puede decir “no” a todo aquello que no lo dirija a donde debe ir como propósito de su vida. Es fácil desprenderse de lo que es inútil para un propósito, de hecho, ni se interesa uno en ello. ¿Para qué?
    Teniendo un mapa con destino es fácil transitar por una ruta específica, pero sin destino, se puede caminar por cualquier lado y para donde sea.
    Aquí, lo más importante que quiero recordarte es el enorme poder que tienes para elegir. ¡Ejércelo! ¡Tienes el poder! Y si eres sincero, muchos de los problemas que hoy tienes y por los cuales estás “muy ocupado” resolviendo, son porque tú elegiste algo que te llevó hasta ese punto. Y si eres sincero, esas elecciones las hiciste sin tener clara la misión de tu vida, tu propósito. Por eso tú solo, tú sola, te metiste en un problema que ahora te cuesta trabajo solucionar y estás “muy ocupado” en ello. Lo valioso aquí es que veas el poder para elegir que tuviste en todo momento. ¿Elegiste mal? Quizá. Pero aquí no estoy analizando si lo hiciste bien o mal, sólo estoy intentando hacerte ver el poder que siempre has tenido para elegir. Mejorar será cuestión de hacer nuevas elecciones. El poder lo mantienes.
    Date el tiempo para pensar en tu misión de vida. Es importante. En toda actividad que realices la moneda con la que pagarás lo que elijas no es dinero, sino tiempo de tu vida.
    Y que quede claro, la gente libre, no es aquella que no hace nada, ¡precisamente todo lo contrario!, hace y quizá hasta mucho, pero hace aquello que es parte de su propósito en la vida. De aquí la importancia de detenerte a pensar si en el trabajo donde estás, realizas la actividad para la que viniste a este mundo. Es un tema sumamente serio y delicado detenerte a pensar en esto. ¿La misión de la empresa en la que prestas tu tiempo de vida es acorde a la misión de tu vida? Si es así, ¡felicidades por se libre ahí en tu trabajo haciendo lo que haces!

La gente libre sabe que puede elegir en todo momento.

Estar “muy ocupado” es una elección, y eso les queda muy claro a la gente “libre” y deciden no vivir así.
    ¿Hace cuánto tiempo que no respondes “nada” a quien te pregunta qué estás haciendo? Porque, hoy para mí, ese es un verdadero lujo y parte de la buena vida que me doy. Sólo hasta que elijo no hacer nada, en mi caso, empieza un manantial de paz, llego a sentir que puedo detener la velocidad con la que pasa el tiempo y descubro con asombro una gran cantidad de milagros que me rodean a cada momento, incluso el que soy yo mismo tan sólo por existir. Esto pasa de largo para alguien “muy ocupado”. Y hoy pienso en lo triste que es vivir sin darte cuenta de ello.
    Ahora bien, estoy consciente de que pueden sucederse súbitamente esas condiciones donde se nos demanda tiempo y distracción. Cualquiera que tenga hijos sabe a lo que me refiero, pero de mis maestros más admirados, todos con hijos, descubrí que tenían un lugar para retirarse y estar solos, donde ni los hijos podrían entrar. Ahí está una manera en que puedes decidir aislarte unos momentos y ser libre aún cuando ocupaciones sorpresivas puedan sucederte. Ejemplos de esto puede ser desde salir a caminar para estar unos momentos contigo, hasta tener otra casa en donde entras sólo tú para dedicarte a la actividad que viniste a hacer a este mundo. Todo dependerá de la dinámica a la que hayas logrado llegar. Pero el mensaje es el mismo, la gente libre puede elegir en todo momento, hasta en las sorpresas.

La gente libre sigue siendo productiva.

La gente libre descubre con sorpresa que puede llegar a hacer más eligiendo menos actividades. La gente libre vive el poder del enfoque. Creo recordar que Warren Buffet dijo: «La diferencia entre la gente exitosa y la gente muy exitosa, es que la gente muy exitosa sabe decirle “no” a casi todo». A menos distracción, más productividad. Esto hasta lógico es.
    La gente “muy ocupada”, paradójicamente por lo mismo, parece no ser productiva en nada. Tiene tantos “pendientitos” que suelen olvidar cosas, confundirlas, revisarlas a medias, y sentir que el tiempo nunca les alcanza.
    Recuerdo cuando alguien me preguntó cómo es que alcancé a terminar de escribir un libro. Mi respuesta fue que no hacía otra cosa más que escribir el libro. Y nada más. Claro, ocasionalmente viví circunstancias en que me distraía otra actividad y me vi forzado a hacerla, sí, claro. Aproximadamente el 15 % de mi actividad fue en esas distracciones obligadas. Y regresaba a escribir. Así, cualquiera que termina algo, podrá decirte que ese es el “ingrediente secreto”.
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La gente libre, puede detener el ritmo y gozar la pausa.

¡Qué tal irte a tirar al pasto para ver el cielo y encontrar figuras en las nuebes? Este planteamiento puede parecer un imposible, siendo un franco absurdo lleno de holgazanería e irresponsabilidad para las necesidades del mundo actual, para alguien enfermo de “muy ocupado”. 
    Yo disfruto hacerlo. Disfruto darme el tiempo de irme a sentar en mi sala para beber una buena copa del mejor vino tinto, hasta yo sólo. No necesito a nadie para brindar, no necesito más nada. Es un espacio para mí, de inmenso gozo y… ¡sin sentimiento de culpa alguna! Hace muchos años esto último fue de lo más difícil para mí. Hoy ya no. Hoy no hay culpa por sencillamente funcionar como ser humano y darme tiempos para vivir así. 
    Las pausas no dan la oportunidad de voltear a ver cuántas maravillas nos rodean a cada momento. 
    Las pausas son pequeñas escuelas para aprender y llegar algún día a decidir estableciendo un “Suficiente”. Llegar ahí es un arte, un desafío. Pero ten la certeza de que nunca llegarás a esa paz, si no empiezas a practicar con las pausas.
  • Descubres que la felicidad de ganar más dinero –¡que sin duda existe!–, pronto se esfuma por querer ganar más dinero aún
  • Buscamos la felicidad en una promoción dentro de nuestro trabajo, para descubrir que el honor pronto se esfuma también porque hay una nueva meta impuesta
  • Crees que puedes tener más felicidad con un nuevo auto último modelo para descubrir que te lo rayan igual y a los pocos días te presentan uno mejor
  • Crees que habrá un gran placer en tremendas comidas o gran sexo, para descubrir que desaparece totalmente a la mañana siguiente

Y cuando descubres que muchos placeres de la vida son, quizá muy intensos pero tan breves, tienes dos opciones: seguir persiguiéndolos y persiguiéndolos hasta que te satisfagan del todo, estar “muy ocupado” en su gestión o dejarlos de perseguir porque nunca te satisfacen del todo. Sugiero que elijas lo segundo. Y si llega alguno de estos placeres por ser libre… se incrementará el placer al tratarse de  una agradabilísima sorpresa. 
    En el corazón del hombre existe el deseo permanente. Y si logra, quiere más. Y si lo logra, quiere aún más. Por eso, nada de este mundo “finito” llega a satisfacer al hombre. Es bajo este entendimiento que a un corazón permanentemente deseoso hasta el infinito, lo único que puede dejarlo en paz y satisfecho plenamente es lo infinito. Ahí es cuando buscas y dejas entrar a tu corazón a Dios. Ahí acaba la búsqueda incesante. Ahí, al fin, sientes paz.

La gente libre al fin descansa realmente.

Descansar es esencial, para tu cuerpo, tu mente y espíritu. Y descansas de hacer. La pausa se hace más consciente, más profunda. 
    Una persona libre de la enfermedad “muy ocupado”, ¿seguirá haciendo? ¡Por supuesto! Pero sólo lo suficiente y teniendo en calendario los momentos para descansar. Para convivir con total atención con sus seres queridos, para leer, para pasear, para darse la oportunidad de disfrutar esta experiencia llamada vida, con lo que tenga y pueda, y será suficiente y regocijante. 
    Admiro a ciertos amigos que, por su religión, cumplen con su “Sabbath” y lo respetan como algo de enorme importancia. Lo es. Ponen en calendario vacaciones de dos semanas cuando menos. Son valiosas. Y tú y yo, organizándonos, poniendo orden en nuestras vidas, ¡claro que podemos hacer lo propio! Descansar no es holgazanería y pereza sin sentido. Descansar así, es casi un deber vital, y precisamente para luego poder hacer con más inteligencia y entusiasmo. 
    En esta época, parece estar de moda, enarbolar el “trabajo arduo”. Yo no estoy de acuerdo en ello, si es un trabajo que no te dirige a tu misión de vida. Te garantizo que estarás enfermo de “muy ocupado”, trabajando duro, trabajando arduamente, orgulloso de que los demás reconozcan que trabajas como burro. Y sí, hay mucho de verdad literal en ello, como burro. 
    Espero que con una nueva conciencia descubras que se trata de trabajar inteligentemente, descubrir pacíficamente cuándo es suficiente, y establecer el sano contraste con el divino descanso, lo que hace una persona libre. La gente libre descubre su don y mediante ese formidable hallazgo descansa hasta por saberlo; una persona enferma de “muy ocupado” no tiene tiempo para descubrir sus dones. 
    Una persona libre está en control de sus emociones, una persona enferma de “muy ocupado” le suele caracterizar que se torna hostil e intolerante, empieza a perder el control de sus emociones.
    Una persona libre encuentra pacíficamente el tiempo para cuidarse; una persona en forma de “muy ocupado” descuida su salud y se le nota.
Para tu corazón permanentemente insatisfecho con lo finito, con lo fugaz y pasajero, cólmalo de gracia recibiendo a Dios en él. Hasta ese entonces el infinito le satisfará. Entrarás a vivir una vida en paz, disfrutando hacer aquello para lo que se te confirió vida, y descansando para así gozar también de la creación.
    Confucio, 2,500 años a.C., expresó: «Todos tenemos dos vidas. La segunda empieza cuando entendemos que sólo tenemos una». Si llegamos a ser sabios, nos tomamos la dichosa oportunidad de vivir con serio análisis de nuestra existencia en ella.

¡Emoción por existir!

–Alejandro Ariza.

P.D.: Cuéntame qué te hizo sentir esta columna, me encantará leerte en los comentarios y conversar.
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    Dr. Alejandro Ariza Z.

    Conferenciante inspiracional, autor, médico y empresario. 


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