Si supieras lo que hay en ti, una cualidad propia del ser humano pero que resulta ser algo casi sobrenatural, harías uso de este “súper poder” más seguido para beneficio de todos. Porque si te beneficias tú, ahora así tu presencia se convierte en bendición para cualquier otro que conviva contigo. Te revelaré lo más claro que pueda tu “súper poder”. Recuerdo hace unos días que tuve el impulso de escribirte brevemente como fugaz entrada de mis redes sociales acerca del tema, inspirado en un mensaje central de mi libro La fuerza del pensamiento. Y es que pensamos, pero pocas veces nos detenemos a pesar cómo pensamos. Privilegio llamado “reflexión”, una de las evidencias, según Tomas de Aquino, de que tenemos una dimensión espiritual. Pero vamos al grano... Obtendrás resultados por lo que hagas. Harás como consecuencia de lo que sientes. Sentirás por lo que andas pensando. Por eso, tus pensamientos terminan siendo “cosas”, resultados. Estas cuatro frases, tan sólo 27 palabras, parecen cualquier cosa y se leen “rapidito”. ¡Pero si te detuvieras a pensar un rato, muy detenidamente, a reflexionar en lo que implica! De verdad te invito a que te detengas y vuelvas a leer lentamente las primeras cuatro frases de este párrafo. Si permites que estas palabras hagan de semilla, muy posiblemente sentirás un germinar casi inmediato. Se abren puertas de libertad, seguridad y paz. Por otro lado, he de afirmarte que la imaginación, sabiéndola enfocar, es una bendición. Nos permite ver lo que puede suceder antes de que suceda, así podemos tener “responsabilidad antecedente”, privilegio exclusivo del ser humano (como lo explico ampliamente en mi libro Cree en ti, cuando lo aprendí de un extraordinario maestro, el filósofo y ex-rector de la Universidad Panamericana, Carlos Llano). El ser humano puede responsabilizarse de algo incluso antes de que suceda. ¡Qué súper poder es estar consciente del pensamiento! Si decides imaginar algo negativo, te preocupas, si decides imaginar lo positivo, te alegras, te entusiasmas. Y mira que ni la una ni la otra han sucedido, pero ya está pasando algo dentro de ti. Ambas posturas son promesas, y para la mente humana con eso basta para empezar a sentir y actuar. Pero fíjate... si no te gusta lo que andas sintiendo por imaginar lo negativo que te puede pasar o lo que te puedes atrever a hacer y así también empiezas a imaginar los malos resultados, si de esa manera no te gustan, ¡puedes cambiar tus pensamientos!, ahí donde empieza todo, y así te cambia todo. De imaginar lo negativo, puedes en un instante cambiar y decidir imaginar lo positivo. Sólo hay un problema... ¿Qué tal si no tienes esos otros pensamientos positivos? Si eres de las personas que al terminar de leer el párrafo anterior de inmediato pensaste algo como: “Bueno, es que no es tan fácil, a veces no se puede”, entonces necesitas, urgentemente, ir a otra fuente de otros pensamientos ya que no encuentras los positivos en tu colección personal (por así decirlo). Hay muchas otras fuentes de pensamiento y hay que tenerlas presentes siempre: terapia, libros, cursos, podcasts, documentales, música, nuevas amistades, etc., con temas que claramente empiezas a imaginar como solución (si es que todavía tus propios pensamientos no te bloquean). Así, por ejemplo, ¿¡Alcanzas a ver la trascendencia que puede tener una terapia!? Si algo me alegra enormemente, al mismo tiempo que me cautiva, es cuado en algún momento de una sesión, mi paciente me dice: “¡No lo había pensado así!”, ¡Bum! Un gran cambio para mejorar inició en ese instante, una gran liberación, se visualiza otro actuar, se ilusiona la persona ante la franca posibilidad de vivir otros resultados. La persona empieza a creer que su vida sí puede cambiar. ¡Qué bendición es ese momento cuando el paciente me dice “…no lo había visto de esa manera!”. Sí, ese es uno de los mayores encantos de una terapia. De hecho, esta publicación ha surgido por inspiración de una consulta que di anoche. Un paciente, joven, sintiéndose dentro de un grave problema (y de hecho, sí lo tiene) por más de 10 años, y complicándose aun más desde los cinco años más recientes. ¡Todo ese tiempo pensando en lo mismo! Todo ese tiempo conviviendo con los mismos amigos, asistiendo a las mismas actividades, escuchando la misma música. Es decir, manteniendo las mismas fuentes de pensamiento durante todo ese tiempo. El pensamiento solidificó demasiado y el paciente empieza a creer que ese ya es su destino inamovible, que no tiene solución. Mi paciente desde hace muchos años me conoce y llegó a imaginar que algún día le hubiera gustado platicar seriamente conmigo, pero me comentó que siempre pensó que yo era inalcanzable. Había ido a una conferencia mía hace años, me había visto en televisión, había visto mis videos y por alguna razón, eso le hizo “pensar” que yo era inaccesible, y según él, más aún en su caso. Por suerte, un familiar le dijo: “¿Y si le hablamos al Dr. Ariza?”, con lo que se rió de inmediato y le contestó: “Jajaja, dale, a ver si algún día te responde Alejandro Ariza...”. El familiar me envió un mensaje entrando a mi página de Internet y tan sólo dos minutos después ya estaba hablando conmigo personalmente. Tengo un sistema que de inmediato me avisa en mi reloj cuando alguien me busca en mi página. El familiar que me buscó no lo podía creer y varias veces en la llamada me lo repetía una y otra vez. A lo que yo le contestaba también una y otra vez: “Pues ya ves que sí, aquí estoy hablando contigo y con mucho gusto”. Así fue como llegó mi paciente conmigo y su admiración y emoción era muy manifiesta. Lo escuché con profunda atención… y me escuchó también de la misma manera. Al terminar la sesión, me dijo con profunda convicción: “¡Lo voy a hacer, de hecho, ahora mismo!”. El nuevo pensamiento que sembré en él explotó en acción inmediata. Se abrió de par en par la esperanza, y mi paciente pudo vislumbrar la solución. Recuerdo perfecto cómo anoche, al acostarme, sólo agradecía y agradecía a Dios la oportunidad que me dio de ayudar una vez más y de esta forma. Vivo la dicha de tener experiencias como ésta a diario. Pasaron 24 horas de que vi a mi paciente tan sólo una hora, su primera sesión, y el familiar que me había buscado me escribió por Whatsapp: “Dr. Ariza, qué sorprendido estoy por su amabilidad y tan pronta respuesta. Sólo le quiero agradecer porque me llamó mi hijo muy entusiasmado, con mucha emoción por haber hablando con usted. Aprovecho para compartirle el milagro de que mi hijo está mejor que nunca, dice que no cabe de lo bien que se siente. Gracias por existir. Doctor, lo amo en el mejor de los sentidos”. Nunca dudes de la enorme transformación que puede lograr un radical cambio de pensamiento. Ejemplos de este súper poder, elegir otro pensamiento, hay muchos. Hoy por la mañana, cuando me estaba bañando, se me ocurrió decirle a Siri que pusiera música, raro que no pedí alguna canción en especial. De repente, empieza música de Lupita D’Alessio y luego una de José José... ¡wow! Qué formidables voces pero qué debilitantes mensajes. Aunque admiro el talento de estos dos artistas que me barajeó Siri, me tocó escuchar una letra tan pesimista en las relaciones humanas, ya sabes el estilo, mensaje desgarrador. Siempre he sabido que escuchar ese tipo de música es una de las fuentes de depresión, clásico caso en que la persona, luego de que descubrió infidelidad de su pareja, escucha temas así, echándole más limón a la herida. ¡De inmediato paré la música!, y le dije a Siri que pusiera “Optimista” de Caloncho, la canción que oigo todos los días al bañarme. La repito dos o tres veces. ¡Qué poder! ¡Cuántas verdades! Qué cambio en mi sentir y deseo de actuar, porque cambió mi pensamiento bajo mi voluntad al elegir una fuente distinta de pensamiento, un mensaje infinitamente más valioso. De hecho, tengo una “playlist” de puras canciones que generan entusiasmo y fe en la vida, optimismo puro, las oigo con mucha frecuencia. Déjame decirte algo que quizá pueda sorprender a más de uno: El mensaje que hoy te comparto aquí, algunas veces podrá implicar tener que terminar con tus amigos de tajo (o con tu pareja). Sí, se puede oír violento, pero en determinadas circunstancias es muy poderoso e increíblemente transformador hacerlo. Las amistades son fuentes de pensamiento de una enorme influencia por su carga emocional, ¡no se diga la pareja! Eso da para tema de otra publicación, toda una conferencia. Ya te digo, en determinado caso, también te puede servir para usar el súper poder que te comparto hoy, un podcast, un libro, una conversación con un mentor, otro tipo de música… pero… lo más trascendente para lograr un cambio es: tu parte, tu muy personal e intensísimo deseo por mejorar. Descubrirás que tu deseo es un abre puertas a esas fuentes de otros pensamientos. Esto es como magia. Llegan a ti sólo hasta que tú lo deseas realmente. Nunca antes. ¿Crees que leíste esto aquí de “casualidad”? No, no creo. Y menos con los misteriosos algoritmos de las redes sociales o tu misterioso filtro de criterio personal para leer un correo y otro no. Si “se te apareció” este mensaje y llegaste hasta aquí, debe haber una fuerza dentro de ti que reclama solución para ti mismo o para un ser querido. Sugiero que sigas la señal. Comparte este mensaje. Me alegro haber seguido mi impulso de escribirte hoy esto aquí. Se siente bien cumplir misión. ¡Emoción por existir! –Alejandro Ariza Z.
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Sin duda, otra de la mayores fuentes de paz es no necesitar. De hecho, hace muchos años yo recomendaba una poderosa estrategia que aprendí de un gran maestro: «Prefiere, no necesites”, porque claramente prefiriendo se opta sin necesidad y eso libera, genera paz si se alcanza o no. En cambio, necesitar es una demanda de nuestro ego y si no logramos lo que queremos surge frustración, ansiedad, coraje, tristeza y muchas veces un permanente estado de insatisfacción. Hoy que han pasado más años, he alcanzado a notar cierta necesidad aun en la preferencia, sutil, pero quizá ahí está. Por eso, hoy muy posiblemente mejore el concepto con esta idea de “disfrutar solamente”, totalmente desapegado, es decir, eliminando toda necesidad. Sin duda, disfrutar es de verdad opcional y tiene más que ver con nuestra deliberada decisión de vivirlo que de cualquier factor externo que aparentemente genera el disfrute. No sé si te ha tocado ver una escena como esta: niños pequeños que están jugando, divertidísimos, y de repente la mamá de uno de ellos se lo tiene que llevar y éste sólo voltea rápidamente a ver a su amiguito y le dice: «Bueno, nos vemos luego» (o a veces ni le dice nada sino tan sólo una mirada fugaz), y se va tomado de la mano de su mamá sin mayor frustración de haber dejado el disfrute del juego, como si nada. Disfrutaba, sólo disfrutaba, no necesitaba. Y la marcada diferencia es que no sintió rabia ni tristeza ni amargura porque llegó la mamá a llevárselo e interrumpir así su juego. Disfruto y a lo que sigue. Estaba entregado todo él al disfrute y nada más. Eso me hizo recordar una concepto de uno de otro de mis maestros: Estar entregado significa no tener emociones intensas con respecto a algo: está bien si pasa y está bien si no pasa. Cuando somos libres, se entregan los apegos. Podemos disfrutar de una cosa, pero no la necesitamos para nuestra felicidad. Poco a poco disminuye la dependencia de todos y de todo lo que está fuera de uno mismo –David R. Hawkins, en Dejar ir. Pudiera parecer todo un desafío el decidir disfrutar sin tener emociones intensas. Pareciera cualidad de seres muy evolucionados que ya no desean nada apasionadamente de éste mundo terrenal, pero no creo así. Pienso que quizá se trate de personas que han optado por la paz del desapego remitiéndose a disfrutar y alcanzando a saber que todo es pasajero, entonces, ¡¿qué sentido querer retener para siempre?! Si una “cosa” es casi imposible que sea para siempre, ¡imagínate una experiencia! Son oportunidades para disfrutarse, no para retenerse. Si el destino te permite vivir muchos años, qué dicha tener varias oportunidades. Siempre percibiéndolas así, disfrútalas y agradécelas profundamente. Yo así hago desde la diaria oportunidad de empezar mi día con un exquisito café, desde el primer y sublime sorbo, hasta una conversación, la convivencia con un ser amado, la lectura de un buen libro o una emocionante sesión de escritura y hasta una salida a caminar. En los años más recientes de mi vida he entrenado mi mente a saber con total conciencia el que prácticamente todo es pasajero, hasta yo. Entonces, qué necedad retener, qué dichosa oportunidad tan sólo el disfrutar. Disfruta, no necesites Verás que la paz se acompasará con tu disfrute y te liberarás de la frustrante necesidad de volver a vivir lo que está destinado naturalmente a desaparecer. En esta era que nos tocó vivir, no deja de sorprenderme cuando he asistido a algún concierto y se ilumina toda el área del público con el destello de las pantallas de sus teléfonos celulares. ¡Todo mundo queriendo grabar parte del concierto creyendo que así lo conservarían! ¿Cuántas veces alguien que grabó partes de un concierto vuelve a ver sus grabaciones en el celular? He notado que muy pocas si no es que ninguna. El ego de la persona, con su necesidad de mostrarle a los demás lo que vive, es cuando mucho la única utilidad momentánea, poder subir su video a las redes sociales queriendo hacer creer a quien lo vea lo bien que se la pasó y la oportunidad que tuvo de asistir a determinado espectáculo. Cuando alguien ve este tipo de grabaciones, incluso cuando la propia persona que fue decide ver su grabación, podrá notar a todas luces que jamás le hace justicia a la experiencia. El sonido es infinitamente diferente, muchas veces hasta distorsionado, no se diga de la imagen. Aquí una ironía: por grabar un espectáculo, se perdió del espectáculo. Por estar al pendiente de que se grabe bien el video, su atención se disipa de la experiencia objetivo, el concierto mismo, en este ejemplo. Hace muchos años, cuando no existían los celulares, cuando uno iba a un concierto, uno iba a un concierto y nada más. Hoy en día, cuando alguien va a un concierto, va al concierto pero además va a grabar, a confirmar que esté bien grabado, a subir el video de inmediato a redes sociales, a “tagguear”, etc. Incluso, luego el pendiente de que a la salida cuidar el celular para que no se lo roben o se pierda. El disfrute sucedido por el enfoque total a una experiencia se esfuma, se disipa. Nuevas generaciones que no terminan de disfrutar y en estas letras se asoma una incipiente factible causa. Pasa el tiempo y si con él incrementas tu conciencia, tiendes a descubrir quien eres en verdad, pudiendo llegar a sorprenderte de que eres el disfrute mismo y la capacidad de disfrute también. Eres la experiencia. Desde que publiqué mi libro El verdadero éxito en la vida, más allá del ego, revelaba a mis lectores la transformación que se sucede cuando empezamos a estudiar quiénes somos realmente. Para muchos primeros lectores de este tipo de literatura espiritual puede resultar sobrecogedor descubrir que su propio cuerpo, todo su cuerpo entero, ¡representa menos del 1% de lo que realmente es un ser humano! Si esto aquí lo estás leyendo por primera vez, te insto a que leas el libro para que no sea un balde de agua fría la frase anterior. La percepción que tienes de tu cuerpo cambia cuando aprendes a observarte desde la perspectiva de quien realmente eres, esencialmente un espíritu. De hecho, todo cambia. Y no, no creas que esto implica deplorar al cuerpo, quizá todo lo contrario, pero en su justa medida, otra medida. Lo que puedas señalar como “esto” o “aquello” no puedes ser tú. Tu observas el sentimiento del corazón, el pensamiento de la mente, el movimiento del cuerpo; el mismísimo acto de observar demuestra que tú no eres lo que observas –Nisargadatta Maharaj
¡Tú eres el que observa, no eres lo observado, y eso incluye tu cuerpo! Por eso he explicado en mis conferencias cuando diserto acerca de mi libro El verdadero éxito en la vida, más allá del ego, que muchos de nosotros hemos dicho en más de una ocasión: “Ay… me duele mi panza”. ¿Por qué usamos el pronombre posesivo “mi”? Porque es algo tuyo como tu suéter o tu celular. Así, aunque digas “mi” celular, o “mi” suerte, queda claro que tú no eres tu celular ni tu suéter. Así tu panza, así tu cuerpo, cuando dices “mí” cuerpo. ¿¡Qué revelador puede resultar nuestro lenguaje cuando alguien te lo explica así, no crees!? Descubriendo y sabiendo quién eres realmente y recordándolo con frecuencia, surge la paz del desapego. Cando nos desapegamos, el disfrute queda como pureza de opción. Así en una lectura, en una conversación, en una comida, en el sexo, en bañarse, en caminar, en hacer ejercicio, en la experiencia de la vida en sí. Surge un super poder, la plena conciencia del poderoso “sólo por hoy”. Sí, así nos conviene vivir. Y aunque parezca redundancia, hoy más que nunca. La vorágine de información que nos marea, la cascada inacabable de medios de comunicación que nos cae encima segundo tras segundo, nos hace fácil presa de la ansiedad gestando la necesidad de querer tener toda esa información con nosotros. Imposible. Frustración y ansiedad garantizadas. La arena la disfrutas caminando sobre ella, fluyendo el tiempo que la vida te permita algún rato acostarte sobre ella, pero si quisieras retenerla en un puño y aprestándolo para que no se te escapara, lógicamente se te fugaría de entre los dedos. ¿No se te hace curioso que puedes tener más arena en tu mano si la dejas abierta que haciendo un puño retenerla? Aquí la arena hace las veces de la experiencia, hasta de muchas cosas. Si las necesitas retener, se te escapa de entre los dedos la capacidad de disfrute. Si abres tu mano y tan sólo te remites a la experiencia, desaparece toda necesidad y experimentas el pleno disfrute. Así, espero que hayas disfrutado esta lectura, tanto o más de lo que yo disfruté escribirte. Me siento muy contento de haberte compartido mi pensamiento hoy. Espero favorezca nuestra… ¡Emoción por existir! –Alejandro Ariza Z. Esta columna la pensé llamar “Porqué me convertí en escritor”, pero terminó siendo “El molesto despertador”. He disfrutado enormemente escribirla. Sé perfecto que será parte de alguno de mis libros futuros, en su introducción seguramente. Pues bien, entrando en materia… cuando alguien está bien dormido, pero bien y plácidamente dormido, ¡qué molesto es “el despertador”! ¿A poco no? La sorpresa que te quiero compartir aquí hoy es que no me refiero sólo a estar acostado plácidamente en tu cama, bien tapado, calientito, con un sueño profundo, cuando de repente suena el despertador e interrumpe violentamente tan placentera experiencia. No, no sólo es así ahí. Me refiero a la persona que ya despertó a otro nivel de conciencia y sus comentarios, incluso su sola presencia, actitudes y acciones resultan en extremo molestas para familiares y amigos, esos dormidos, permaneciendo sin saber quiénes son realmente y lo que podrían lograr vivir si despertaran, pero prefieren mantenerse en el incómodo placer de seguir ¿A poco no? Hace algunos días alcancé a leer un meme que mostraba a un joven recién graduado de la carrera de Filosofía, sonriendo, para que luego en otra imagen con un rostro desencajado se leyera el pie de texto: “Darte cuenta de que ahora estás maldito con un conocimiento de la existencia que te separa completamente de tu familia y amigos, los cuales siempre vivirán bajo la tibia manta de la ignorancia de la cual tu lograste escapar”. Luego aparecía esta reflexión: “Todo el viaje de la filosofía puede resumirse en la alegoría de la caverna de Platón: un primer momento, descubrir que habitamos entre sombras de la verdad, luego la búsqueda de esta y, finalmente, la comunicación de la verdad. Quizás a muchos filósofos les falta este último punto: la capacidad de dialogar de las cosas eternas con la sociedad. Se quedan en sus oficinas y clases, pero una vez que han atisbado un poco de la verdad, no hay un compromiso de compartirlas con sus conciudadanos. ¿Creen que la filosofía tiene una relación y compromiso social o, por otra parte, se ha quedado estancada en la torre de marfil que llamamos universidad?”. Yo creo que algunos sí sacamos el conocimiento más allá de las paredes de esa torre, para muestra que estés leyendo aquí. Yo siempre he procurado expandir el mensaje e incluso mediante un lenguaje que esté al alcance de las mayorías, sin importar lo profundo del tema a tratar. Pienso que si se tiene un conocimiento y no se comparte, casi sería igual a no tenerlo. ¿Despertar o no despertar? Porque, por otro lado, ya has de haber escuchado acerca de la “felicidad del ignorante”. Palabras más, palabras menos, consiste en esa felicidad que se experimenta precisamente por no saber lo que realmente sucede y/o lo que así puede suceder. Yo recuerdo tener experiencias de los dos tipos. Tanto he tenido un tipo de felicidad por no saber, como la que me engendrado el conocimiento. Sin embargo, algo de lo que me he llevado una gran sorpresa es que cuando mi emoción por despertar me lleva a tener la amarga experiencia de notar cómo se molesta la otra persona con mis comentarios, como sintiéndose ofendido o menos valioso, en vez de entender que ¡se trataba de todo lo contrario! Cuando llegué a entrar a reuniones de mi propia familia y notaba cómo todos se callaban porque sentían que ya llegaba un tipo de censurador, decidí un punto intermedio entre compartir y no, de hecho, es la razón por la que me convertí en escritor. A partir de esos momentos, dejé de opinar, me remití a escuchar. Todos fuimos más felices, o no sé si felicidad así como tal, pero más paz, eso sí. Y si ocasionalmente alguien preguntara, podría remitirlo amorosa y pacíficamente a «donde yo ya dije»: le recomendaba uno de mis libros. Este ahorro de saliva y evite de toda fricción, me ha funcionado de maravilla en mi vida. Pienso y siento que la magia de escribir es que comunicas, pero la recepción del mensaje no depende de que uno comunique, sino de que el otro desee saber, pagando el precio, literal y metafórico, cuando adquiere el libro, cuando entra al blog, cuando sigue las publicaciones en redes sociales, cuando paga su entrada a una conferencia. Así, hay magia. Esa que se sucede al encontrarse el deseo de transmitir el mensaje con el deseo de recibirlo sin la necesidad de que se suceda en tiempo «accidental» sino en el mejor tiempo de ambos, el planeado, el sinceramente deseado, el escritor durante sus profundos momentos de inspiración y el lector en su momento de auténtico deseo por saber. ¡Ese encuentro es único! Hay paz, felicidad y emoción bilateral, fuera del espacio tiempo, en ese lugar en donde nos encontramos escritor y lector en la mística del más puro merecimiento como encuentro, sintiendo perfecto que ahí estamos juntos, escuchando uno, apreciando el otro, sin estar físicamente, incluso sin necesidad de estar vivo en el caso de algún autor. Entender este encuentro es sublime, a momentos, para mí, estremecedor. Esto es maravilloso, se comprueba que no hay espacio ni tiempo en la magia esa en donde nos podemos encontrar, un libro, un blog, un podcast, un tuit. Ahora mismo vienen a mi mente las bellísimas palabras con que Carl Sagan alguna vez expresó en su afamada serie “Cosmos” por lo que entendía como un libro. ¡Mira nada más!… ¡Qué cosa tan impresionante es un libro! Es un objeto plano, hecho de un árbol, con partes flexibles en las que se imprimen muchos garabatos graciosos. Pero…, si le echamos una mirada… nos encontramos dentro de la mente de otra persona. Quizá alguien muerto hace miles de años. A través de los milenios, un autor hablándonos clara y silenciosamente, dentro de tu cabeza, directamente a ti. La escritura es quizá la mejor invención humana. Une a personas que nunca se conocieron, ciudadanos de épocas distantes. Los libros rompen la barrera del tiempo. Un libro es prueba de que los humanos son capaces de hacer magia. Y una biblioteca está llena de magia. –Carl Sagan. ¡Me encanta! Leo y releo las palabras de este gran hombre y me siguen cautivando. Pero bueno, retomando el tema, también he aprendido algo en esto de sentirse a momentos “despertador”, o mejor debiera decir “el despierto”, y deseo compartir contigo este aprendizaje sucedido a lo largo de mi vida, pura experiencia personal: Qué aprendí como despertador despertando.A lo largo de los años, cumpliendo aproximadamente 30 años como escritor y al mismo tiempo figura pública, he adquirido cierta experiencia en la combinación de ambas condiciones. Quiero dejar plasmadas aquí algunas lecciones que la vida me dio:
Tú… ¿qué opinas? ¡Emoción por existir! –Alejandro Ariza Z. |
Dr. Alejandro Ariza Z.Conferenciante inspiracional, autor, médico y empresario. ¿Te interesa recibir todas las publicaciones de Alejandro Ariza?
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Octubre 2024
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