Nuestro ego favorece la conciencia de separación. Eso lo expliqué ampliamente desde que publiqué mi libro: El verdadero éxito en la vida más allá del ego. Ahí explico que nuestro ego tiene muchas maneras de manifestarse, pero una de la que poco se habla, muchas veces por circunspección, es del “nacionalismo”, del “patriotismo”... ese que se siente a ultranza, y hasta el que no tan así. Sé que esto puede ofender o hacer sentir cierto rechazo el lector sensible, pero ahí se reconfirma que se trata del ego. El ego se ofende con facilidad. Es de llamar la atención que una de las acepciones del diccionario de la palabra 'nacionalismo' es: apego. Así recordé una cita de Anthony de Mello cuando afirma: "El origen de todo sufrimiento son los apegos". Cuando dejemos de pensar en “nuestro país”, en “nuestras raíces” y empecemos a sentirnos todos “terrícolas”, habremos dado un gran paso. Ahí cuando empecemos a notar menos diferencias. Sé que se requiere un enorme paso para lograr eso ya que los “países avanzados” difícilmente se sentirán del todo bien sintiéndose uno igual a cualquier otro. Ego otra vez. Y de verdad que lo entiendo, pero el reto ahí está para todos. Si observas, los grandes problemas internacionales, son problemas surgidos por el ego, tamaño internacional. Me inspiró a reflexionar brevemente acerca de este tema cuando el pasado 2 de julio, leí una noticia: “Cambia Pliego México por Uzbequistán” en la sección de deportes del periódico Reforma. Como el título no me decía nada, leí la nota. Aquí más claro: la esgrimista Paola Pliego deja la nacionalidad mexicana para ahora adquirir la nacionalidad asiática y representar a Uzbequistán. Cuando leí esto me impresionó por la enorme implicación que yo veo en la inteligente decisión de la deportista. He de confesar que lo primero que hice fue buscar en Google Maps donde está Uzbequistán porque no tenía ni la más remota idea. La República de Uzbequistán la encontré ubicada del otro lado del mundo, en Asia Central, colindando al sur con Afganistán (este otro lugar ya me sonó más conocido). En la nota se comunica que la esgrimista en sus redes sociales expresó que las autoridades del deporte mexicano la han decepcionado y abandonado, motivo por el cual decidió competir en el Campeonato del Mundo de Budapest pero ahora convirtiéndose en asiática y representando la bandera de Uzbequistán, que porque allá sí le reconocen su gran talento como deportista especializada en esgrima y allá sí la tratan mejor. De verdad, hasta qué vergüenza siento por la implicación, donde “extranjeros” valoran más el talento de una mexicana que las autoridades del deporte mexicano. Ya ni por nacionalismo caray. La especialista en sable ha ganado en competencias internacionales reconocimientos de bronce, plata y hasta oro, es decir, estamos hablando de una deportista de altísimo nivel. ¡Yo felicito a Paola porque ANTES de sentirse mexicana, se sabe esgrimista, y si esa es su misión en la vida, la defiende incluso por sobre “la idea” del nacionalismo! ¡Qué maravilla! Si para seguir con su sueño tuvo que dejar de ser mexicana y convertirse en asíatica, sencillamente... ¡lo hizo! Y no, no se le rasgaron los ojos, no se hizo un poco más amarilla, ni nada por el estilo. Es un mero trámite de papeles que, como sociedad, nos hemos puesto de acuerdo para que, una vez realizado, ya no seas de este país, sino de otro. Así de fácil, así de sencillo. La única dificultad… cambiar una idea, la idea que uno tiene de ser de determinado país. Se puede escuchar con tonos de romanticismo, sin duda es cuestión de nacionalismo o patriotismo (sigue todo siendo una idea) pero lo que es contundente es que se trata de una mera idea, que es precisamente como defino, en un arrebato de mi capacidad de síntesis, al ego. El ego es una mera idea. Es la idea que tenemos de quienes creemos ser. Y qué amenazante es para el ego cuando la persona descubre que sí, así es, tan sólo una mera idea y que, como tal, la puede cambiar cuando quiera. El ego se tambalea, sabe que se puede desplomar en cualquier momento. Por eso el ego empieza a atacar a la persona hablándole al oído acerca de los valores y principios inamovibles como puede ser el amor a la patria y que por dignidad y gratitud debería de mantenerse donde está. Pero cuando la persona evoluciona en su estado de conciencia, sabe que todo eso son “patadas de ahogado” que el ego está dando. ¡Qué bien Paola! ¡Qué más da ser mexicana si precisamente ciertos mexicanos bloquean tu progreso! Hiciste bien en cambiar de nacionalidad, todo es meramentne una idea, para continuar con tu sueño. Me encanta la declaración de Paola cuando dice: “Continuaré entrenando a tope todos los días, con la esperanza de competir al más alto nivel, demostrándome nuevamente de qué soy capaz y de lo fuerte que soy, segura de que puedo salir adelante. He hecho todo lo que mi corazón me ha dictado. Desafortunadamente, no podré hacerlo por el país que tanto quiero y por el que tanto he luchado. Ante los atropellos e infamias de los que he sido víctima por las autoridades deportivas mexicanas, he decidido aceptar representar a otro país que generosamente me ha abierto sus puertas; me ha ofrecido la oportunidad de luchar por mis sueños y objetivos, y vistiendo sus colores con orgullo, como agradecimiento al haberme tendido la mano en un momento en el que veía todo perdido. Espero poder corresponder a tanta generosidad y poner su nombre y el mío en lo más alto de los podios”.
Bueno, casi aplaudo cuando leo eso. Me dio risa cuando en los comentarios de la nota, otro deportista le dice: “¡Llévame!”. Así las cosas en México y el deporte. Esto no es nada nuevo y es otro tema, la misma Paola acusa de corrupción a las autoridades de la CONADE y hasta intereses políticos en Ana Guevara. Nada nuevo. Lo que a mí me llamó la atención fue ese otro –muy otro– tema. Destronamos a nuestro ego cuando descubrimos que sólo se trata de una mera idea, y así, la podemos cambiar a la velocidad con la que cambiamos un pensamiento. ¿Qué problemas has tenido por esa mera idea? Si te detienes a pensar, muchos de los problemas, dificultades y grandes molestias que tienes es porque defiendes una mera idea, la idea que tienes de lo que crees ser o la idea de lo que crees como tu propio valor. Una mera idea. Si tan sólo descubres que estás sufriendo por una mera idea, le restas valor y aumentas tu paz y armonía. Todo por descubrir que se trata de una mera idea, sólo y exclusivamente una idea, es decir, tu ego. Destrónalo descubriendo que eso que crees tan sólido, se trata solamente de humo. Por ello y muchos ejemplos más, nunca me cansaré de afirmarte… Si entiendes, cambias. –Alejandro Ariza Z. PD.: Me dará mucho gusto leer tus comentarios...
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El diccionario define la palabra “enfermedad” como:
De esa manera, me atrevo a observar que el estar “muy ocupado”, bien podría representar una enfermedad. Estamos viviendo una época en donde llenarnos de ocupaciones parece la norma y, para muchos, hasta símbolo de estatus, proyectando importancia. Comunicar que uno está “muy ocupado” es una trampa del ego, donde la persona reclama reconocimiento, admiración, a su vida tan ocupada. Muchos pasamos por esa etapa, pero si sigues avanzando, descubres que ya bien se puede tratar de una enfermedad eso de estar “muy ocupado”. Gente que suele decir “no puedo” a muchas invitaciones que la vida le hace a través de amigos, familiares o circunstancias, se ve imposibilitado a aceptar. Muchas veces, en esencia, atrapados en una vorágine de actividades para poder seguir ganando más y más dinero, para producir más y más, para así, luego disfrutar y vivir más seguros, cuando ese luego, nunca llega precisamente por estar “muy ocupado”. Hoy en día parece que cuando uno pregunta a alguien: “¿Cómo estás?”, la acelerada respuesta :”Bien, gracias”, es ya sinónimo de “Muy ocupado”. Siempre intentando hacer varias cosas a la vez, personas que hasta orgullosas se pueden llegar a sentir de su capacidad “multitasking”, aludiendo a su gran responsabilidad, a la franca necesidad que tienen de hacer las cosas así, ya que de otra manera no saldrían adelante. Hoy siento compasión por ese tipo de personas, y expondré más adelante porqué. Hace unos días conversaba con el director general de afamado y poderoso consorcio a nivel nacional y cuando lo felicitaba por lo extraordinariamente bien que van progresando, de repente me atestó con un comentario que expresó con franco orgullo: “Gracias, pero aun así te he de confesar que soy un insatisfecho permanente”. Hoy escuché eso tan delicado, y me sorprendió también recordar que hace más de 10 años llegué a escuchar de un afamado maestro de liderazgo que precisamente esa era una característica del líder, ser un insatisfecho permanente, propositivamente hablando. Yo mismo lo llegué a enseñar en algunas conferencias de liderazgo. Porque el líder siempre querrá más, mucho más, mejor… porque sabe que siempre se puede lograr más. Desde el punto de vista “motivacional” parece bueno y hasta adecuadamente operante para mantenerse en una “mejora continua”, puede ser admirable. Sin embargo, al paso de los años y mientras más despertar espiritual se tiene, puede resultar ser precisamente todo lo contrario, se vive en constante estrés y cada vez mayor. «No sólo de pan vive el hombre...» –Mateo 4:4 Todos buscamos mejorar, por supuesto, pero sugiero detenerse a reflexionar qué es aquello que verdaderamente es una mejora para nuestras vidas. El ser humano necesita descansar, disfrutar de sentirse libre, tener momentos de ociosidad, dormir profundamente, estar en silencio absoluto de vez en cuando, convivir con algunos otros como también en una cita exclusivamente consigo mismo, todo esto como parte del funcionamiento normal para el diseño de ser humano. Sin embargo, hoy se le tacha de holgazán a quien se da un momento así, de hecho, quien ya está enfermo de “muy ocupado” precisamente se siente mal si programara en su calendario un espacio para la total libertad. Ahí no sabría que hacer, es el “síndrome del domingo” del que habla el Dr. Viktor Frankl, día en que las personas enfermas de “muy ocupado” entran en ansiedad por no saber qué hacer. Personas que de esa manera, hasta las vacaciones las programan llenándolas de actividad para “aprovechar” todo momento y tratando a la familia como empleados que tienen que obedecer un programa para aprovechar las vacaciones. La ansiedad viaja con esa persona, también lo acompaña a sus vacaciones porque de lo contrario la persona no sabría qué hacer. En fin, ejemplos podría dar muchos, pero hoy, me gustaría hacer antonimia del estar “muy ocupado” con “ser libre”, queriendo decir que se puede tener (y se debe tener) programación para un tiempo desocupado, en paz, sin programa, sin agenda, sencillamente ser, pacíficamente estar. La actividad siempre será buena, es fuente de felicidad, realización, pero creo que no tiene que llegar a tratarse de estar “muy ocupado”. Mi aprendizaje por una nueva conciencia de “mejorar”. En los más recientes años de mi vida, deliberadamente me he desprendido de muchas cosas y me ha encantado la experiencia, incluso de aquellas que antes valoraba mucho, me ha fascinado cuán bien se siente dejar de necesitar al descubrir que no había real necesidad alguna ahí. Todavía me sorprendo de ya casi estar cumpliendo dos años y medio sin usar reloj, y es que ahí lo que te quitas es el estatus de lo que te podía dar traer uno, porque a la hora sigo teniendo acceso sencillamente viendo la pantalla de mi celular; el lugar donde vivo cada vez me gusta más mientras menos cosas tengo, cada vez me me siento más libre y despreocupado. He de confesar que ha sido un arte aprender a cada vez vivir con menos, al mismo tiempo que mantener una vida productiva y sostenida a mi propósito de vida. Pero, como todo, se aprende con la práctica y ésta jamás sucederá si no empiezas. Salir airoso y en forma extremadamente exitosa de una crisis económica, fue motivo hasta de que escribiera mi libro: Inteligencia para el dinero. Todo lo que ahí expongo como solución, lo sigo viviendo pero ya como estilo de vida. Aprender y compruebas que menos es más. Por supuesto que no rechazo los lujos y la buena vida, ¡me encantan!, pero el gran cambio ha sido lo que para mí es un lujo y la buena vida. La experiencia la mantengo y la sigo procurando, lo que significa el lujo y la buena vida fue lo que cambié radicalmente. Tengo otro amigo, exitoso empresario multimillonario, que algún día en que me platicó lo que tiene en su casa y la casa que tiene en sí, me llegué a preguntar quién tiene a quién. Muchas veces la persona se hace de tantas cosas y le significan tantísimo valor que pueden llegar a intercambiarse los papeles y ahora las cosas son las que tienen a la persona. No salir mucho tiempo de vacaciones porque la casa se puede quedar sola mucho tiempo, y ahora eso es un riesgo. En fin, ejemplos bajo esta perspectiva también podría dar mucho, pero creo que con este ya te llevas una ilustración que te podrá dejar pensando en quien tiene a quién realmente cuando observes tus cosas. Hay diferencias entre la gente “muy ocupada” y la gente “libre”. Aquí te compartiré algunas que alcanzo a ver: La gente libre conoce su propósito en la vida. Cuando no sabes lo que quieres, quieres lo que no sabes ni para qué lo quieres, y de eso, del mundo de lo que uno no sabe, hay enormes cantidades. La personas “muy ocupadas” suelen llenarse de cosas que no lo llevan a cumplir su propósito en la vida, pero precisamente porque no saben para qué vinieron a este mundo, entonces, sienten que su objetivo es estar seguros, y creen que acumulando y acumulando, más y más, estarán seguros y algún día podrán sentarse a descansar para disfrutar del emporio que han creado. Sin duda, muy loable y admirable su capacidad para producir, pero la pregunta que permanece en el aire es el precio que pagan diariamente, y no, no me refiero a dinero, si no a calidad de vida. No hay descanso. Competencia permanente. Una persona libre suele saber para qué vino a este mundo y precisamente porque se dio el tiempo para pensar en tan singular y trascendente pregunta, en su legado. Llega a la respuesta y así, fácilmente puede decir “no” a todo aquello que no lo dirija a donde debe ir como propósito de su vida. Es fácil desprenderse de lo que es inútil para un propósito, de hecho, ni se interesa uno en ello. ¿Para qué? Teniendo un mapa con destino es fácil transitar por una ruta específica, pero sin destino, se puede caminar por cualquier lado y para donde sea. Aquí, lo más importante que quiero recordarte es el enorme poder que tienes para elegir. ¡Ejércelo! ¡Tienes el poder! Y si eres sincero, muchos de los problemas que hoy tienes y por los cuales estás “muy ocupado” resolviendo, son porque tú elegiste algo que te llevó hasta ese punto. Y si eres sincero, esas elecciones las hiciste sin tener clara la misión de tu vida, tu propósito. Por eso tú solo, tú sola, te metiste en un problema que ahora te cuesta trabajo solucionar y estás “muy ocupado” en ello. Lo valioso aquí es que veas el poder para elegir que tuviste en todo momento. ¿Elegiste mal? Quizá. Pero aquí no estoy analizando si lo hiciste bien o mal, sólo estoy intentando hacerte ver el poder que siempre has tenido para elegir. Mejorar será cuestión de hacer nuevas elecciones. El poder lo mantienes. Date el tiempo para pensar en tu misión de vida. Es importante. En toda actividad que realices la moneda con la que pagarás lo que elijas no es dinero, sino tiempo de tu vida. Y que quede claro, la gente libre, no es aquella que no hace nada, ¡precisamente todo lo contrario!, hace y quizá hasta mucho, pero hace aquello que es parte de su propósito en la vida. De aquí la importancia de detenerte a pensar si en el trabajo donde estás, realizas la actividad para la que viniste a este mundo. Es un tema sumamente serio y delicado detenerte a pensar en esto. ¿La misión de la empresa en la que prestas tu tiempo de vida es acorde a la misión de tu vida? Si es así, ¡felicidades por se libre ahí en tu trabajo haciendo lo que haces! La gente libre sabe que puede elegir en todo momento. Estar “muy ocupado” es una elección, y eso les queda muy claro a la gente “libre” y deciden no vivir así. ¿Hace cuánto tiempo que no respondes “nada” a quien te pregunta qué estás haciendo? Porque, hoy para mí, ese es un verdadero lujo y parte de la buena vida que me doy. Sólo hasta que elijo no hacer nada, en mi caso, empieza un manantial de paz, llego a sentir que puedo detener la velocidad con la que pasa el tiempo y descubro con asombro una gran cantidad de milagros que me rodean a cada momento, incluso el que soy yo mismo tan sólo por existir. Esto pasa de largo para alguien “muy ocupado”. Y hoy pienso en lo triste que es vivir sin darte cuenta de ello. Ahora bien, estoy consciente de que pueden sucederse súbitamente esas condiciones donde se nos demanda tiempo y distracción. Cualquiera que tenga hijos sabe a lo que me refiero, pero de mis maestros más admirados, todos con hijos, descubrí que tenían un lugar para retirarse y estar solos, donde ni los hijos podrían entrar. Ahí está una manera en que puedes decidir aislarte unos momentos y ser libre aún cuando ocupaciones sorpresivas puedan sucederte. Ejemplos de esto puede ser desde salir a caminar para estar unos momentos contigo, hasta tener otra casa en donde entras sólo tú para dedicarte a la actividad que viniste a hacer a este mundo. Todo dependerá de la dinámica a la que hayas logrado llegar. Pero el mensaje es el mismo, la gente libre puede elegir en todo momento, hasta en las sorpresas. La gente libre sigue siendo productiva. La gente libre descubre con sorpresa que puede llegar a hacer más eligiendo menos actividades. La gente libre vive el poder del enfoque. Creo recordar que Warren Buffet dijo: «La diferencia entre la gente exitosa y la gente muy exitosa, es que la gente muy exitosa sabe decirle “no” a casi todo». A menos distracción, más productividad. Esto hasta lógico es. La gente “muy ocupada”, paradójicamente por lo mismo, parece no ser productiva en nada. Tiene tantos “pendientitos” que suelen olvidar cosas, confundirlas, revisarlas a medias, y sentir que el tiempo nunca les alcanza. Recuerdo cuando alguien me preguntó cómo es que alcancé a terminar de escribir un libro. Mi respuesta fue que no hacía otra cosa más que escribir el libro. Y nada más. Claro, ocasionalmente viví circunstancias en que me distraía otra actividad y me vi forzado a hacerla, sí, claro. Aproximadamente el 15 % de mi actividad fue en esas distracciones obligadas. Y regresaba a escribir. Así, cualquiera que termina algo, podrá decirte que ese es el “ingrediente secreto”. La gente libre, puede detener el ritmo y gozar la pausa.
¡Qué tal irte a tirar al pasto para ver el cielo y encontrar figuras en las nuebes? Este planteamiento puede parecer un imposible, siendo un franco absurdo lleno de holgazanería e irresponsabilidad para las necesidades del mundo actual, para alguien enfermo de “muy ocupado”. Yo disfruto hacerlo. Disfruto darme el tiempo de irme a sentar en mi sala para beber una buena copa del mejor vino tinto, hasta yo sólo. No necesito a nadie para brindar, no necesito más nada. Es un espacio para mí, de inmenso gozo y… ¡sin sentimiento de culpa alguna! Hace muchos años esto último fue de lo más difícil para mí. Hoy ya no. Hoy no hay culpa por sencillamente funcionar como ser humano y darme tiempos para vivir así. Las pausas no dan la oportunidad de voltear a ver cuántas maravillas nos rodean a cada momento. Las pausas son pequeñas escuelas para aprender y llegar algún día a decidir estableciendo un “Suficiente”. Llegar ahí es un arte, un desafío. Pero ten la certeza de que nunca llegarás a esa paz, si no empiezas a practicar con las pausas.
Y cuando descubres que muchos placeres de la vida son, quizá muy intensos pero tan breves, tienes dos opciones: seguir persiguiéndolos y persiguiéndolos hasta que te satisfagan del todo, estar “muy ocupado” en su gestión o dejarlos de perseguir porque nunca te satisfacen del todo. Sugiero que elijas lo segundo. Y si llega alguno de estos placeres por ser libre… se incrementará el placer al tratarse de una agradabilísima sorpresa. En el corazón del hombre existe el deseo permanente. Y si logra, quiere más. Y si lo logra, quiere aún más. Por eso, nada de este mundo “finito” llega a satisfacer al hombre. Es bajo este entendimiento que a un corazón permanentemente deseoso hasta el infinito, lo único que puede dejarlo en paz y satisfecho plenamente es lo infinito. Ahí es cuando buscas y dejas entrar a tu corazón a Dios. Ahí acaba la búsqueda incesante. Ahí, al fin, sientes paz. La gente libre al fin descansa realmente. Descansar es esencial, para tu cuerpo, tu mente y espíritu. Y descansas de hacer. La pausa se hace más consciente, más profunda. Una persona libre de la enfermedad “muy ocupado”, ¿seguirá haciendo? ¡Por supuesto! Pero sólo lo suficiente y teniendo en calendario los momentos para descansar. Para convivir con total atención con sus seres queridos, para leer, para pasear, para darse la oportunidad de disfrutar esta experiencia llamada vida, con lo que tenga y pueda, y será suficiente y regocijante. Admiro a ciertos amigos que, por su religión, cumplen con su “Sabbath” y lo respetan como algo de enorme importancia. Lo es. Ponen en calendario vacaciones de dos semanas cuando menos. Son valiosas. Y tú y yo, organizándonos, poniendo orden en nuestras vidas, ¡claro que podemos hacer lo propio! Descansar no es holgazanería y pereza sin sentido. Descansar así, es casi un deber vital, y precisamente para luego poder hacer con más inteligencia y entusiasmo. En esta época, parece estar de moda, enarbolar el “trabajo arduo”. Yo no estoy de acuerdo en ello, si es un trabajo que no te dirige a tu misión de vida. Te garantizo que estarás enfermo de “muy ocupado”, trabajando duro, trabajando arduamente, orgulloso de que los demás reconozcan que trabajas como burro. Y sí, hay mucho de verdad literal en ello, como burro. Espero que con una nueva conciencia descubras que se trata de trabajar inteligentemente, descubrir pacíficamente cuándo es suficiente, y establecer el sano contraste con el divino descanso, lo que hace una persona libre. La gente libre descubre su don y mediante ese formidable hallazgo descansa hasta por saberlo; una persona enferma de “muy ocupado” no tiene tiempo para descubrir sus dones. Una persona libre está en control de sus emociones, una persona enferma de “muy ocupado” le suele caracterizar que se torna hostil e intolerante, empieza a perder el control de sus emociones. Una persona libre encuentra pacíficamente el tiempo para cuidarse; una persona en forma de “muy ocupado” descuida su salud y se le nota. Para tu corazón permanentemente insatisfecho con lo finito, con lo fugaz y pasajero, cólmalo de gracia recibiendo a Dios en él. Hasta ese entonces el infinito le satisfará. Entrarás a vivir una vida en paz, disfrutando hacer aquello para lo que se te confirió vida, y descansando para así gozar también de la creación. Confucio, 2,500 años a.C., expresó: «Todos tenemos dos vidas. La segunda empieza cuando entendemos que sólo tenemos una». Si llegamos a ser sabios, nos tomamos la dichosa oportunidad de vivir con serio análisis de nuestra existencia en ella. ¡Emoción por existir! –Alejandro Ariza. P.D.: Cuéntame qué te hizo sentir esta columna, me encantará leerte en los comentarios y conversar. He escrito todo un libro al respecto, Calidad de vida. Sin embargo, un concepto esencial que hoy quiero compartir contigo es consecuencia de una observación fenomenológica que he venido realizando en los más recientes años de mi vida: “Tu calidad de vida sólo mejora cuando entiendes” Puedes tener acceso a información de enorme valor, información diseñada a cambiar vidas para bien, pero tu vida jamás la cambiará si no entiendes esa información. Una cosa es tener acceso a la información, algo que de por sí ya es un gran embudo discriminatorio, y otra es entender esa información, un embudo muchísimo más angosto, por el que muy pocas personas pasan. Por eso muy pocas personas logran mejorar la calidad de su vida. Imagina a alguien caminando por las calles y voltea a ver la ventana de un banco donde se asoma un enorme poster diciendo: “Aprovecha un crédito hipotecario con una de las tasas más bajas, 9.8 %”. Bien, ahí está la información llegando a la persona, grande, en letras rojas. Poca gente tiene acceso a este tipo de información. Ahora bien, la gran pregunta para la persona: ¿Entendió la ventaja competitiva? ¿La persona tiene valores de referencia para poder concluir también por su parte de que se pudiera tratar de una real gran oferta o sólo se trata de una imagen diseñada con mercadotecnia pero que no es una ventaja realmente competitiva? ¿La persona sabrá lo que significa la palabra “hipoteca” o la palabra “tasa”? Pues bien, sólo si la respuesta es “sí” a todo esto, es que la persona podría optar para mejorar su calidad de vida mediante la información que llegó a ella. Por eso, en varias de mis conferencias he afirmado y revelado el enorme poder de tan sólo tres palabras: “Si entiendes, cambias”. Ahora imagina que una persona lee un texto en Internet diciendo: “¡Tenga cuidado con el GMS que daña su salud!”. La información ya llegó a la persona, algo que a pocos les llega y ya es un privilegio; pero, la gran pregunta para la persona: ¿Entendió el por qué de la advertencia? ¿La persona sabe qué significa “GMS” y los efectos a nivel del sistema nervioso central y la generación de una adicción? ¿La persona sabe a qué me refiero con “sistema nervioso central”? ¿La persona sabe en qué tipo de alimentos se adiciona el GMS para crearle adicción? Si la respuesta es “sí” a todas estas preguntas, la calidad de vida de la persona mejora ostensiblemente al elegir mejor lo que come y eliminando este químico. Por eso, sólo “si entiendes, cambias”. Otra: imagina que la persona lee una noticia en redes sociales o escucha noticias donde las declaraciones de Donald Trump elevando los aranceles al aluminio dañará gran parte de la economía del país afectando los bolsillos de muchos mexicanos. La información ya llegó a la persona, privilegio de pocos. Ahora, la gran pregunta para la persona: “¿Sabe lo que significa la palabra “arancel”? ¿Entiende la relación directa entre elevar los aranceles al aluminio y las diferentes industrias y fábricas que deberán compensar esa alza con la medida más común ante dificultades económicas empresariales: despedir a gran cantidad de empleados? ¿La persona alcanzará a ver la relación directa entre una declaración, el alza de productos, el desempleo, la mayor posibilidad de incremento de la población que se siente obligada a abrise paso en las filas de la delincuencia, la contracción de flujos de mercado y el golpe al bolsillo de la persona común y corriente? Si la respuesta es “sí” a todas estas preguntas, la persona podrá mejorar su calidad de vida llevando a cabo determinados movimientos en sus finanzas para blindarse ente tal desavenencia. Si la persona no entiende, sencillamente se verá afectada no por lo que sucede, sino por su ignorancia, su falta de entendimiento, para saber qué hacer frente a lo que sucede. Si entiendes, cambias. Si no, imposible que logres cambiar mejorando tu calidad de vida. Otra más: La persona fue a la estética y alcanzó a ver un anuncio en una revista donde alcanzó a leer: “Acuda a su médico si luego de tener relaciones sexuales con desconocidas(dos) observa lesiones tipo chancro en sus genitales, o incluso si han pasado años de una “aventura” observa pápulas en sus manos”. Una información de enorme valor llegó a la persona. Pero, la gran pregunta: ¿Entendió qué significa la palabra “chancro” o “pápulas”? ¿La persona tiene el hábito diario de revisar su piel y genitales? ¿La persona sabría a qué médico acudir al encontrar algo que suponga sea a lo que se refiere el artículo? Si la respuesta es “sí” a todas esas preguntas, la calidad de vida de la persona mejorará de enorme manera, pero si no entiende, la persona, con el paso de los años, está destinada a sufrir de alteraciones incluso cerebrales y conductuales porque el treponema ya llegó al SNC. Una más… la persona escucha en el noticiero: Banxico aumenta la TIIE, le recomendamos tener cuidado con el uso de su tarjeta de crédito. Bien, una valiosísima información llegó a la persona, pero ¿entendió lo que significa? Si la persona sabe lo que significan las siglas TIIE y si sabe la relación directa que tiene con el incremento de las tasas de interés de créditos volátiles, por excelencia el de las tarjetas de crédito (¿sabe la persona que los intereses que paga en su tarjeta de crédito mes tras mes es “volátil”, sabe la persona lo que significa la palabra “volátil”?), y al mismo tiempo… ¿sabría aprovechar el incrementar sus inversiones porque ahora la tasa de rendimiento aumenta por la misma razón? Si la respuesta es “sí”, la calidad de vida de la persona mejoraría mucho, pero si no, está destinada a sufrir los embistes no de la economía, sino de su incapacidad para entender la información de economía que pasó frente a sus ojos. En tantas de mis conferencias he explicado que el ser humano no ve con sus ojos, sino con su mente. Los ojos son herramientas en el proceso de la visión, pero alcanzar a ver realmente, es privilegio de la mente, ahí donde se abre la posibilidad de entender y sólo así, cambiar, mejorar. Escuchas una canción que sientes hermosa... la información, en su versión música, llegó a ti... pero no entiendes lo que dice la letra porque está en un idioma diferente al que tú hablas. ¡Puf! ¡Te estás perdiendo de lo más significativo de la obra! Todo por no entender. Sientes bonito pero de ahí no pasas, esa canción no mejorará la calidad de tu vida porque no entiendes el mensaje que trae y lo que venía como mensaje transformador para ti. Tremendo. La persona va caminando por el supermercado y lee un producto: “No contiene aspartame”. La información la tiene frente a sí… pero… ¿entiende esta enorme ventaja? La persona sabe qué es el aspartame y cómo afecta la salud y por qué se usa en determinados alimentos. Si la respuesta es “sí”, la calidad de vida de la persona mejorará en gran medida, pero si no, la persona está destinada a enfermar. A veces veo a tanta gente observar anuncios, textos, páginas, programas de televisión, y cuando no veo que ni se inmuten, deduzco: sólo está viendo colores y figuras, pero el significado le está vedado, le está encriptado mediante su incapacidad para entender. ¿Quieres mejorar tu calidad de vida de verdad? Pero, ¿de verdad? Tienes que hacer lo que sea necesario para entender. Aquí cuatro sugerencias:
Dinero, sexo, política y religión. Necesitas invertir dinero para adquirir conocimiento y atreverte a hablar, a preguntar, de estos temas. Estos temas son clásicamente “prohibidos” en la etiqueta social. Para quedar bien, mejor no hablar ni tocar esos temas. Pero precisamente por no hablarlos ni tocarlos, hay tanta falta de entendimiento al respecto y sus deletéreas consecuencias. Yo mismo he notado, como líder de opinón y experto en algunos temas, cómo cuando creo un curso de temas “ligeros”, es muy grande la aceptación y las ventas, pero cuando deseo explicar, hasta con cierto sentido de urgencia para prevenir el daño a tanta gente, y hablo de dinero o temas delicados de salud, la gente evade. ¡Qué impresión! Pero qué lógica tiene con la directa relación que observo en la sociedad: pobreza, angustia financiera, enfermedad, miedo e incertidumbre. Todo por no entender. Todo por evadir dos cosas que le mejoran la calidad de vida a cualquiera:
Si entiendes, cambias. Necesitas darte el tiempo para dar esos dos pasos. Nota hiper aclaratoria: el tiempo no llega, el tiempo no hay que esperarlo para que de repente pase, como vagón de tren, vacío y ahí podamos usar ese espacio para adquirir información y entenderla. ¡No, así no funciona! El tiempo sencilla y mágicamente aparece en el prístino instante en que tomamos la decisión de aprender. ¡Voilà! Ahí lo tienes. Por eso he definido el tiempo en tantas de mis conferencias: “El tiempo es una medida de interés”, no un espacio entre un evento sucedido y otro por suceder. De esta manera, la gran pregunta sería: ¿qué tanto deseo tienes de mejorar tu calidad de vida? Porque de tu respuesta surge imponente y de inmediato el tiempo para adquirir información “y” entenderla. De lo contrario, vivirás encarcelado en una prisión sin barrotes, el calabozo de tu falta de entendimiento. Imagina una oscura cueva, maloliente, sumergida metros y metros bajo tierra, llena de suciedad, infecciones, carencia y hambruna, llena de gente vulgar y en un ambiente amenazante… pero sorprendentemente con la “puerta de entrada” abierta de par en par, sin que salga nadie de ahí, y al voltear para arriba, en el marco de la entrada, lees un letrero colgado: “Prisioneros por no entender”. Así, así se mantiene y se conserva la gente dentro de ese calabozo de libre elección. ¡Sal de ahí! ¡Entiende! Haz lo que tengas que hacer para entender, pero ya, ¡entiende! Descubre el sentido profundo de la información que llega a ti o por la que vas, percibe con claridad hasta que así se te revele la verdad, así se sale del calabozo y jamás se regresa a él. ¡Entender es hermoso! ¡Entender es sublime! ¡Entender es el inicio de una cascada de virtudes! ¡Entender es el efecto bujía que prende tu emoción por existir! ¡Entender es una puerta de entrada a un mundo de beneficios y bendiciones diseñadas precisamente para ti! Entender es una puerta por donde pasa sólo una persona a la vez. ¿Será ya tu turno de pasar por ella? ¡Espero y deseo que así sea! Te veo del otro lado de esa puerta con gran… ¡Emoción por existir! –Alejandro Ariza. PD: Te invito a entender una serie de beneficios para tu paz, seguridad y prosperidad al alcance de tu mano, o mejor dicho, al alcance de tu mente. El módulo 1 de inteligencia para el dinero el próximo lunes 18 de junio. Toda la información haciendo clic aquí. ¡No te lo pierdas! Mejorará tu calidad de vida grandemente mediante pequeñas chispas de entendimiento que se pueden aprovechar para mejorar. Si haces que sucedan unas cuantas cosas… ¡verás cuántas más, muchas más, empiezan a suceder! ¡Esto siempre me ha asombrado en mi vida!, y jamás había hablado de ello. Podría contar innumerables anécdotas de eventos que han sucedido en mi vida –y que me dan la autoridad para comentar al respecto–, en una inverosímil cascada de bendiciones, de verdad, una tras otra y sin parar durante largar temporadas, tan solo por haberme atrevido a hacer algunas pocas cosas.
La mejor manera de explicarte mi recomendación de hoy es usando un símil muy poderoso: un juego de “pinball”. ¿Has jugado alguna vez? Se trata de ese tipo de juegos “arcade” donde, la verdad, lo único que haces tú es jalar una palanca y presionar dos botones con dos dedos y ¡nada más! De verdad, de hecho, no puedes hacer nada más. Comúnmente, con la mano derecha jalas una palanca-resorte para que salga disparada una esfera de metal y usas tu dedo índice de la mano derecha y el índice de la izquierda para presionar unos botones que se encuentran a cada lado de la máquina para mover un par de palanquitas y hacer que rebote la pelota cuando se dirige hacia ellas al estar inclinada la máquina y, por gravedad, siempre tender hacia ti, hacia donde están las palanquitas y procurar que la esfera metálica no se vaya entre ellas, por el centro y la veas desaparecer, donde dejan de suceder cosas. Yo recuerdo perfecto algunas ocasiones donde lo jugaba y, de la manera más frustrante, parecía que tenía un tino para jalar la palanca y hacer que la esfera plateada llegara perfectamente al centro, entre las palancas, en un punto exacto donde éstas ya ni alcanzan a rosarla y jamás volver a pegarle para observar que ya no pasaba nada más. Pero, también recuerdo perfecto ciertas ocasiones en que luego de jalar la palanca para que saliera la esfera plateada disparada, lograba presionar los botones de los lados una o dos veces, para colmo sin gran fuerza, y la máquina entera se empezaba a poner como loca, la esfera rebotaba de un lado para otro, de un resorte salía disparada para otro y con más fuerza, mismo resorte que la rebotaba a una liga que la aventaba con más fuerza aún a unos cilindros que hacían tremendos ruidos y tenían propulsión para seguir aventando la esfera de tal manera que, de verdad, hasta dejaba de verla porque se me perdía de vista, mientras yo sólo escuchaba: “ding, ding, ding, pum, pas, uuuuiiiiiiiiii, uuuuuuuuiiiiiiii, tac, tac, ding, ding, ui, ui, ui, tic, tic, tic, pim, pim, bam, baaaaaam…”, y así durante largo rato, viendo cómo se movían como locos los números del marcador donde uno va ganando puntos por cada golpe a ciertas estructuras de la máquina, ascendiendo las cifras del marcador súper rápido, a momentos una voz de la máquina sonaba diciendo: “¡Greeeeeeat! ¡Good shoot! ¡Awesome!”, y salían luces estrambóticas, como flashes, por todos lados de la máquina… ¡sucedían golpes de éxito uno tras otro sin parar y de manera sorprendente!, hasta que de repente, al fin, veía la espera plateada venir hacia mí, cerca de las palancas y ya estaba yo súper emocionado, listo para darle otro golpe con las palancas, o sea, sólo apretar un botón en un momento exacto. Algunas veces se repetía el espectacular golpeteo de un artefacto hacia otro, las luces, los sonidos, la locura de aumento en los números, y en algún momento la pelota se iba directo al centro… para volver a empezar. Pues bien… ¡exactamente así puede suceder en la vida de cualquiera! Puedes dinamitar la quietud de tu entorno haciendo muy poco, pero donde ello abre las posibilidades de que sucedan una gran cantidad de eventos extraordinarios que pueden transformar tu vida a dimensiones inimaginables. Yo me acuerdo perfecto llegando a esos lugares de “arcade” y viendo de lejos la máquina de “Pinball”, así, de lejos, viéndose tan “x”, tan callada, tan sin chiste por ser un juego donde solo hay una palanca y dos botones donde, por sistema, sólo muy ocasionalmente se prendían unos cuantos foquitos para apagarse de inmediato, todo muy callado… ¡hasta que alguien se atrevía a hacer un solo movimiento!, echar una moneda y jalar la única palanca. Y sí, no más con eso, porque viví experiencias donde jalar la palanca fue suficiente para que empezara otra vez la máquina como loca, con todas las luces y ruidos, y donde durante largo rato jamás presioné ninguno de los únicos dos botones porque la esfera plateada estaba rebota y rebota en las estructuras, con todos sus ruidos y cada vez con más fuerza y aumentando las ganancias en el marcador… y donde no había nada más que hacer. Sólo atreverse a hacer un poco, para observar con asombro y emoción lo mucho que empezaba a suceder. Cuánta gente en sus vidas vive una quietud ya desesperante. Gente que dice: “…es que no encuentro trabajo y ya llevo mucho tiempo así, no gano dinero, no encuentro pareja, me estoy aburriendo de vivir, me estoy frustrando de estar sólo aquí en casa tirado en el sillón o acostado en la cama viendo el celular… pero ¡no pasa nada! Me siento perdido y desesperado”. Y… ¡es que no haces ni lo mínimo! Si tan sólo supieras que, haciendo poco, muy poco, pueden empezar a suceder tantísimas maravillas. Por eso te afirmé desde el principio de esta columna: Si haces que sucedan unas cuantas cosas… ¡verás cuántas más, muchas más, empiezan a suceder! Y ¿te digo algo? No necesitas hacer cosas específicas de ese trabajo que quieres tan concreto, ni hacer cosas exclusivas de tu campo de conocimiento o “especialidad”. ¡No! Necesitas hacer unas cuantas cosas… ¡de lo que sea! Pero haz. ¡Sal a caminar (nunca sabes a quién te encontrarás)! ¡Ve a cortarte el cabello y atrévete a iniciar un diálogo con la persona de al lado! ¡Ve al gimnasio! ¡Escribe en un blog! ¡Aprende habilidades nuevas viendo videos en “YouTube”! ¡Sal a cantar a un karaoke! ¡Haz volantes y repártelos en una tienda o en todo el edificio! ¡Envía currículums a tus contactos! ¡Haz esas llamadas que sabes que tienes que hacer! ¡Atrévete a cocinar y a hablar a ciertas personas a que vayan a tu casa a probar tu arte culinario! ¡Lee ese libro! ¡Lee ese blog! ¡Escucha ese podcast y ve a la librería a comprar más libros del autor! ¡Habla con amigos con los que hace años no hablas y organiza una cena para verse! ¡Levántate muy temprano, mucho más temprano, para obligarte a hacer (hay magia levantándose tempranísimo aún sin plan de acción)! ¡¡¡Haz cosas!!! Te garantizo que, si haces unas cuantas, de verdad pocas, ¡pero haces!, verás que parecerá que con tan solo mover una palanquita y dos botones generarás lo que podrá ser una explosión de sucesos de éxito que llenarán tu vida de luz y de las maneras más sorprendentes que ni te imaginarías cómo llegaron a suceder. Has poco y podrá suceder mucho, pero tienes que dinamitar la quietud de tu entorno. Se dinamita con poco. ¡Sacude tu vida! ¡Agita tus circunstancias! Haz un poco… y podrá suceder mucho, mucho, muchísimo más de lo que imaginas. Aquí algo clave: tú y yo y todos, podemos pasar por momentos en nuestra vida donde nos sentimos perdidos. No tiene nada de malo perderse ocasionalmente. Tú puedes sentirte así ahora mismo. Pero aun ni sabiendo a dónde ir o qué hacer… ¡puedes dinamitar la quietud de tu entorno! Tienes que hacerlo. Se trata de que hagas cosas, aunque ni sepas a donde vas. Te confesaré algo: muchos de nosotros terminamos siendo y haciendo lo que jamás imaginamos, ni en nuestras más remota y fumada idea, que terminaríamos siendo y haciendo. Pero hicimos algo, poco, un poco, para que el “pinball” de la vida empezara a mover esa esfera plateada que sólo necesitaba ser disparada para empezar una cadena en reacción, a tejer hilos, a tender puentes, a generar contactos, a avanzar, a crecer, a prosperar, a producir una imparable… ¡Emoción por existir! –Alejandro Ariza Z. PD.: ¿Te gustó esta columna? ¿Crees que le puede servir a tus familiares y amigos? Compártela en tus redes sociales. Hoy se me antojó compartir un breve mensaje para mis lectores emprendedores. Esos que trabajan para hacer que las cosas sucedan. Hace unos días escuché a un empresario, desconocido para mí, en YouTube hablando, con cierto tono de autoridad, acerca de la sorpresa que le generaba atestiguar lo anticuado de los “cursos de ventas” que llegaron a su escritorio como propuestas y cotizaciones de “expertos y gurús en ventas”. Leía temas como: “Logre un cierre agresivo y bajo presión”, “La ciencia de manipular la mente humana”, “Aprenda una negociación agresiva y dominar a sus clientes”, “Neuropersuación, neurooratoria”…, bla, bla, bla. ¡Estoy totalmente de acuerdo con él en lo aberrante que, por lo menos en mi mundo, suena todo eso! Me encantó cómo aquel empresario afirmaba que en “su mundo” tampoco. Y es que sí, existen mundos aparte.
Yo nunca he asistido a un curso así y creo que nunca asistiría tan sólo de leer esas propuestas…, y llevo más de 25 años vendiendo exitosamente un intangible y que, para colmo, hasta resulta ser parte de un lujo en la vida en ciertos niveles de mercado. Y más aún, modestia aparte, ha sido muy exitosa mi trayectoria “vendiendo”, sin haberme considerado nunca vendedor ni experto gurú en el tema. Sucede esta paradoja en la que creo: vender sin vender. En más de 25 años puedo confirmar y avalar lo que aquel empresario expresó: la venta más fácil es la que se sucede porque el cliente venga a ti a solicitar tu producto o servicio. ¡Es tan cierto esto! Y no solo es la venta más fácil, sino la más rápida. ¡Imagina la bendición! Vender fácil y rápidamente. La manera: trabajar ardua y disciplinadamente convirtiéndote en un profesional que aporta enorme valor a la vida de las personas. La gente pagamos, lo que sea, a cambio de recibir algo realmente valioso y perdurable y, de hecho, lo deseamos con frecuencia. A mí siempre me ha llamado poderosamente la atención esos restaurantes que están repletos de comensales y siguen llegando y llegando clientes que hasta ¡se atreven a esperar haciendo fila afuera! ¡Los clientes “llegan” sin parar! Al mismo tiempo, otros restaurantes vacíos donde hasta el mesero o la “hostess” tienen que salir a la banqueta con su carta para invitar a los paseantes a que entren, intentando vender, y observando cómo pasan de largo los caminantes. ¡Qué contraste! En un caso los clientes llegan solos y en enormes cantidades, y en otros ni haciendo labor de venta llegan. Son esos los casos donde la “labor de venta” se pone en entredicho. La venta es más algo que se sucede, no tanto que se haga. Hace unos momentos terminaba de redactar un programa como “traje a la medida” para dictar mi especial curso de ventas para una afamada firma internacional, mi curso: “Una Nueva Conciencia de las Ventas”, seis horas de duración que te cambia la perspectiva de la vida en servicio y actitud. Fue ahí que caí en la cuenta de tantas verdades y, a momentos, hasta difíciles de confesar. Y no porque sean difíciles en sí mismas para confesarse, sino por el nivel de conciencia que el público en general tiene y que ocasionalmente dificulta este entendimiento. Allá afuera debe haber gente que vibre y se sienta atraída por palabras como “agresividad, manipulación, presión, neuroblabla”, pero en mi mundo no, así como en el mundo de muchas personas que conozco. La historia para que suceda este evento que inicia con alcance nacional… sonó el teléfono. Me llamaron. Atendimos cordial y profesionalmente la llamada. Eso fue todo. Como llevo viviendo más de 25 años en mi empresa Nueva Conciencia. Yo no tengo un departamento de ventas, yo no tengo vendedores y prácticamente ¡nunca los he tenido! ¿¡Cómo es eso siendo una empresa que “vende” cursos y conferencias que transforman vidas!? Es que no vendemos, ponemos a disposición. Es otro mundo. Es un mundo en paz. Es un mundo mágico. Es un mundo de fe en lo que hacemos. Te adelanto un poco, por primera vez en mi blog, de mi estrategia de vida en este interesante rubro, tan sólo siete principios que sostienen lo que creo como “Una Nueva Conciencia de las Ventas”:
Estos siete puntos los explico en todo un día de una experiencia inolvidable, pero la esencia sintetiza en esos siete rubros. Así he llevado mi vida profesional. Es hermoso cuando comprendes que las ventas “bonitas”, esas hermosas y mágicas, son consecuencia, jamás un objetivo. Yo creo que no se trata de ponerse a vender, se trata de ponerse a servir, a hacer algo porque la gente diga que vale la pena seguir viviendo y seguir confiando en los demás. Si enfocas tu talento, tu calidad y tu trato humano a ello, la venta es un suceder, no un hacer. La gente sigue aquello que le transforma la vida para bien. ¿Me gusta ganar dinero? ¡Por supuesto que sí! Quizá como a todos (y digo “quizá” porque nunca falta el “hater” que dice que él no, que bla, bla, bla, con rudeza, burla y desdén; te digo, hay de todo). ¡Pero hay algo más hermoso y sublime que ganar dinero (y mira que esto ya es maravilloso)!... ganarlo como consecuencia de que te busquen y tener la bendita oportunidad de atestiguar que lo que produces, realmente mejoró la vida de otras personas aportándoles un valor incalculable, un valor muy superior a lo que pudieron haber pagado, por una experiencia de vida inolvidable. Y créeme, esto se puede lograr en cualquier giro, producto o servicio. Hasta puede llegar un momento de tu vida donde lo experimentes sin necesidad de cobrar. Y mágicamente, donaciones así, se convierten en ventas posteriores. Creo que vender sin vender es sencillamente ser, haciendo lo que más disfrutas y exhibiendo naturalmente tu alegría por ser y hacer. A fin de cuentas, todos, absolutamente todos, estamos haciendo algo para servir a los demás. El gran diferenciador es la manera. Disfruta lo que haces. Hazlo porque te encanta, no por venderlo. Y paradójicamente se venderá sólo. El bolillo no se esfuerza, y mira cuántos van por él para comerlo de tan sabroso que les sabe. Yo creo que vender debe ser una experiencia hermosa para cualquiera que de verdad tiene su corazón enfocado en el servicio. El vendedor estrella de verdad, esos que tú y yo conocemos y de los que hablamos durante días y los recomendamos, hoy por hoy, es alguien que seduce y enamora, en el mejor sentido de las palabras. Yo creo que a vender no se aprende, más bien el desafío de lo que verdaderamente se (debe) puede aprender es a ser una mejor persona, de esas que los demás quieren tener siempre cerca. ¡Emoción por existir! –Alejandro Ariza Z. Parte esencial de mi filosofía personal de vida, Nueva Conciencia, es que “si entiendes, cambias”. Sólo que entenderás cuando lo desees. Desearás sólo aquello que percibes valioso, pero sólo podrás percibir valioso aquello que conozcas realmente bien. Por eso al ignorante o al necio o al holgazán o desidioso le está vedado alcanzar lo valioso. No conoce, no se da el tiempo para conocer, tiene incapacidad para concentrarse en la adquisición del conocimiento, no se esfuerza por saber o poco le importa conocer, incluso todo esto llevándole a su propio beneficio y bienestar. Yo escribo para aquel que desea mejorar, yo me dedico a dar a conocer. La otra parte, el deseo por saber, la capacidad para concentrarse, la disposición del tiempo para aprender, eso ya no es mi área de injerencia. Hoy en día, ya es una realidad que cada vez más tiendas migran a la venta en línea, porque cada vez más personas preferimos comprar en Internet y que las cosas lleguen a nuestra casa. La semana pasada leía un artículo sobrecogedor llamado “El apocalipsis de las ventas retail”. Impresionante cómo están cerrando tiendas, en cantidades increíbles, las más afamadas marcas que fueron súper exitosas en los 70´s y 80´s. Sí, la manera de vender cambió. ¿Estás de acuerdo? Eso no importa. Cambió. Comprar en línea se trata de no perder el tiempo... cuando eres una persona que tiene ocupaciones más importantes que ir a una tienda (esta condición es esencial para que te haga sentido la maravilla de comprar en Internet). Hoy, hasta "La Comer" crea un nuevo slogan: "Tú a lo tuyo y la La Comer a tu casa". ¡Muy atinadas 11 palabras! Yo llevo comprando en línea desde hace, quizá, 20 años. Siempre lo preferí. Hoy, incluso, ya está demostrado cómo se deja de gastar hasta un 60 % si se opta por comprar en Internet, dado que hay mucho menos tentaciones que ir a la tienda física y se sigue más fielmente una lista de compras (esto lo explico ampliamente en mi libro Inteligencia para el dinero). Ahora imagina que exista una tienda donde puedes hacer tus compras de la vida cotidiana cuyo modelo empresarial es realmente disruptivo y va más allá y procura el bienestar integral, ¡ayudando económicamente a sus clientes! Y no, no sólo con ofertas y buenos precios, sino compartiendo sus ingresos con ellos. Te preguntarás: ¡¿De verdad existe algo así?! Y yo te afirmo: Sí. Existe. Sólo que necesitas darte el tiempo para conocer. Imagina una tienda en línea con todas las naturales ventajas de comprar en Internet (te digo, como ya vende “La Comer”, “Superama en línea”, “Walmart en línea”, “Chedraui en línea”, etc.) pero que, además, su modelo empresarial incluye que su publicidad no es la tradicional, sino la poderosa recomendación de boca en boca. Esa otra tienda se da a conocer sólo porque sus clientes hablan de ella. Entonces, la tienda recompensa a sus clientes pagándoles comisiones por trabajar como promotores. En esencia eso somos cuando recomendamos algo, promotores. La promoción de boca en boca es la publicidad más barata y la más efectiva al mismo tiempo. ¡Qué combinación tan conveniente para las marcas que la usan! Y qué bendición que existan personas de un nivel moral tan alto que deseen compartir sus ganancias con sus clientes. ¿Te imaginas los dueños de una fábrica y/o tienda que deseen compartir sus ingresos con sus clientes? Pues te adelanto que modelos empresariales así, ¡existen! Yo compro en una tienda así mis compras mensuales de la vida cotidiana y yo he logrado generar un ingreso adicional de la forma más increíble que he conocido en mi vida: increíblemente fácil y sin riesgo. ¡¿Qué riesgo puede haber en recomendar algo muy recomendable?! ¿Te imaginas comprar todos los meses en una tienda que resulta en la conveniencia de comprar dentro de tu casa y que en pocos días lleguen tus cosas a la puerta de tu casa? ¿Y te imaginas que esa tienda comparta contigo sus ganancias tan sólo por referirle clientes? ¿Y te imaginas que sea una tienda que, por sus productos excepcionales a precios razonables sea enteramente normal, natural y fácil recomendar? ¿Crees que esto es como un sueño? Yo creo que lo mismo pensaban hace 30 años los dueños de tiendas y fábricas cuando invertían ingentes cantidades de dinero en la construcción de lujosas tiendas... a las que hoy la gente ya está prefiriendo no ir. Las reglas del juego no han cambiado. Cambió el juego entero. Si te interesa beneficiarte de poder hacer tus compras mensuales de la vida cotidiana en una tienda-fábrica con enorme calidad de sus productos con precios sumamente razonables, ofertas exclusivas, cupones de descuento, y que además comparta sus ingresos contigo como su cliente leal, necesitas entender el beneficio. Necesitas darte el tiempo, el que sea necesario, para aprender de este modelo empresarial que ya opera en México. Necesitas hablar exclusivamente con un experto. Necesitas humildad por aprender. Necesitas vivirlo. ¿Te interesa? Haz clic aquí para conocer. ¿Por qué te digo esto? Mas bien la pregunta sería: ¡¿Cómo no decirte esto?! Los días pasan y pasan y cada vez más me asombro de la cantidad de personas que no saben de tantos beneficios a los que ya podrían tener acceso y sólo porque alguien se quedó callado es que todos se privan de una bendición. Como lo dije en un pergamino que escribí hace años: “No te quedes callado”. Me impresiona cómo las malas noticias corren como pólvora y cómo las buenas noticias la gente las calla. ¡No! ¡No! Debemos actuar precisamente al revés. Eso es Nueva Conciencia. Por eso estoy escribiendo aquí y por ello estás leyendo aquí también, estás a la altura del nivel de conciencia donde el poder de la comunicación propositiva se sucede. Festejo nuestro encuentro aquí y ahora. ¡Hay tantas bendiciones ya en la vida para ti! Pero a las que no tienes acceso por tu holgazanería para estudiar, por tu apatía, por tu desidia para ir y aprender, porque por características así de tu personalidad, naturalmente no lo mereces. Pero existen bendiciones disponibles para todos. Imagina un México donde todos pudieran tener un ingreso adicional mensual con el que pagaran todas sus deudas. Imagina un México donde las familias tuvieran asegurados sus gastos de superviviencia. Imagina un México con familias de integrantes felices y de un carácter amable dado que no tienen problemas económicos. Imagina un México así. Se puede. Juntos podemos crear un presente mejor. Sólo existe el desafío, enorme reto, de que te dieras el tiempo para conocer, conocer tan bien, que lograras entender el beneficios y así, disfrutaras de vivirlo y expandir la noticia como natural consecuencia de comportamiento. Pero no, prefieres usar tu tiempo en otras actividades... precisamente esas que te tienen preso en la calidad de vida en la que te encuentras. Por eso hablo en mis conferencias de que existen esclavos hundidos en prisiones sin barrotes. Por eso el conocimiento te hará libre. Pero necesitas desearlo, para que vivas la dicha de que “si entiendes, cambias”. Por eso, te invito a mejorar, te invito a entender el beneficio conociendo, haciendo clic aquí. Si entiendes, cambias. Si entiendes, mantienes e incrementas tu... ¡Emoción por existir! –Dr. Alejandro Ariza. PD.: Apenas terminaba de escribir esta columna cuando recibí en mi celular un aviso de la app de "Superama" que decía: "Descansa, y este domingo haz clic en los productos que necesitas y te los llevamos a tu casa". Otra evidencia del tema. Y dos horas después, recibía estas otras evidencias del tema de mi columna de hoy de empresas que ya se dedican a ir a cualquier súper y llevártelo a tu casa, mira: Y minutos después por SMS... Para volver a triunfar, existe lo que he llamado: "La estrategia del evidente éxito (EEE)". Sí, es un hecho, el éxito deja pistas. Si ya has triunfado en algo en la vida, ya sea lograr bajar de peso, conquistar a alguien, emprender un gran negocio y generar enormes ganancias, ejercitar tu cuerpo torneándolo como más te gusta, lograr aprender un idioma nuevo, etc... ¡tienes la evidencia de que lo que hiciste, funcionó! Entonces, si quieres volver a vivir ese éxito... ¡vuelve a hacer lo mismo que sí te funcionó! No reinventes la rueda, no pruebes otra manera, o para colmo, si ya te adelantaste y ya estás probando otra manera y ves que no está funcionando, ¡déjala!, y vuelve a vivir EEE, la estrategia del evidente éxito. Yo, desde que era niño, fui obeso, muy obeso. Con el paso de los años, bajé de peso, y volví a subir, y volví a bajar, y así unos cuatro ciclos. El famoso "yo-yo". En cada ocasión que deseaba bajar de peso, probaba "algo nuevo que prometía ser mucho mejor" que lo anterior. Nuevos tratamientos, nuevos y afamados médicos con sus novedosos consejos, nuevos suplementos, nuevas dietas, etc. De tantas veces que he intentado bajar de peso, sólo tengo una en la que recuerdo haber bajado 20 kilos en pocos meses y sin sufrir y con gran emoción de ir midiendo mi evidente éxito que se mostraba todos los días. Hoy que quiero volver a bajar de peso, me dije: "Ariza... para qué le piensas, para qué le buscas, para qué le intentas todo "lo nuevo" que llega a ti. ¡Si ya EEE, si ya llevaste a cabo la estrategia de evidente éxito... vuélvela a hacer! Esa es en la que tienes la evidencia (el máximo grado de estar en la verdad) de que te funcionó a ti... repite los pasos exactamente igual". Sí... el éxito deja pistas. Hoy iniciaré 90 días EEE, y más adelante comentaré en esta misma columna cómo me fue. Será por allá del sábado 12 de mayo. Sucede igual para cuando has triunfado en un negocio. ¡No le muevas, no le inventes, no le agregues, no le quites... vuélvelo a hacer exactamente igual que cuando tuviste ese gran éxito! Recuerda la esencia de EEE: el éxito deja pistas. Lo mismo para cuando vas al gimnasio y lograste formar el cuerpo que querías, si te funcionó con toda la evidencia de éxito, vuelve a llevar a cabo la misma estrategia. ¿Recuerdas ese libro que cuando lo leíste te transformó como ningún otro? ¡Vuélvelo a leer! Sentirás, reviviendo la experiencia, lo que te hizo entender y las ganas por actuar... una vez más. Igual para el arte de conquistar el amor... EEE, si la estrategia te funcionó, vuelve a hacer lo que hiciste. Sé que esto no es garantía absoluta de volver a vivir el éxito, pero sí existe una enorme posibilidad de que lo vuelvas a vivir. Por eso conviene EEE y te lo tenía que decir. Date un tiempo para pensar en tu pasado. Todos hemos tenido un gran éxito en algo en nuestro pasado. ¡Ve ahí a recordar! Ve y apunta lo que hiciste, exactamente cómo pensabas en aquel entonces, qué tiempos dedicabas, a qué hora lo hacías, qué pasos seguías, ¡y vuélvelos a dar! Estarás creando una enorme, gran, gran posibilidad de volver a triunfar. Sé que todos tenemos esa "cosquilla" por mejorar las cosas, pero mejorar implica un cambio, y muchas veces los resultados de ese cambio muestran con rigor que no hubo ninguna mejora, de hecho, quizá se estancaron o empeoraron las cosas... por querer mejorar. Date el tiempo para esta tú solo, tú sola, y dedicarlo a pensar, a recordar con detalle EEE. Disfruta recrear el éxito, disfruta recrear tu... ¡Emoción por existir! –Alejandro Ariza. |
Dr. Alejandro Ariza Z.Conferenciante inspiracional, autor, médico y empresario. ¿Te interesa recibir todas las publicaciones de Alejandro Ariza?
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Octubre 2024
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