Si haces que sucedan unas cuantas cosas… ¡verás cuántas más, muchas más, empiezan a suceder! ¡Esto siempre me ha asombrado en mi vida!, y jamás había hablado de ello. Podría contar innumerables anécdotas de eventos que han sucedido en mi vida –y que me dan la autoridad para comentar al respecto–, en una inverosímil cascada de bendiciones, de verdad, una tras otra y sin parar durante largar temporadas, tan solo por haberme atrevido a hacer algunas pocas cosas.
La mejor manera de explicarte mi recomendación de hoy es usando un símil muy poderoso: un juego de “pinball”. ¿Has jugado alguna vez? Se trata de ese tipo de juegos “arcade” donde, la verdad, lo único que haces tú es jalar una palanca y presionar dos botones con dos dedos y ¡nada más! De verdad, de hecho, no puedes hacer nada más. Comúnmente, con la mano derecha jalas una palanca-resorte para que salga disparada una esfera de metal y usas tu dedo índice de la mano derecha y el índice de la izquierda para presionar unos botones que se encuentran a cada lado de la máquina para mover un par de palanquitas y hacer que rebote la pelota cuando se dirige hacia ellas al estar inclinada la máquina y, por gravedad, siempre tender hacia ti, hacia donde están las palanquitas y procurar que la esfera metálica no se vaya entre ellas, por el centro y la veas desaparecer, donde dejan de suceder cosas. Yo recuerdo perfecto algunas ocasiones donde lo jugaba y, de la manera más frustrante, parecía que tenía un tino para jalar la palanca y hacer que la esfera plateada llegara perfectamente al centro, entre las palancas, en un punto exacto donde éstas ya ni alcanzan a rosarla y jamás volver a pegarle para observar que ya no pasaba nada más. Pero, también recuerdo perfecto ciertas ocasiones en que luego de jalar la palanca para que saliera la esfera plateada disparada, lograba presionar los botones de los lados una o dos veces, para colmo sin gran fuerza, y la máquina entera se empezaba a poner como loca, la esfera rebotaba de un lado para otro, de un resorte salía disparada para otro y con más fuerza, mismo resorte que la rebotaba a una liga que la aventaba con más fuerza aún a unos cilindros que hacían tremendos ruidos y tenían propulsión para seguir aventando la esfera de tal manera que, de verdad, hasta dejaba de verla porque se me perdía de vista, mientras yo sólo escuchaba: “ding, ding, ding, pum, pas, uuuuiiiiiiiiii, uuuuuuuuiiiiiiii, tac, tac, ding, ding, ui, ui, ui, tic, tic, tic, pim, pim, bam, baaaaaam…”, y así durante largo rato, viendo cómo se movían como locos los números del marcador donde uno va ganando puntos por cada golpe a ciertas estructuras de la máquina, ascendiendo las cifras del marcador súper rápido, a momentos una voz de la máquina sonaba diciendo: “¡Greeeeeeat! ¡Good shoot! ¡Awesome!”, y salían luces estrambóticas, como flashes, por todos lados de la máquina… ¡sucedían golpes de éxito uno tras otro sin parar y de manera sorprendente!, hasta que de repente, al fin, veía la espera plateada venir hacia mí, cerca de las palancas y ya estaba yo súper emocionado, listo para darle otro golpe con las palancas, o sea, sólo apretar un botón en un momento exacto. Algunas veces se repetía el espectacular golpeteo de un artefacto hacia otro, las luces, los sonidos, la locura de aumento en los números, y en algún momento la pelota se iba directo al centro… para volver a empezar. Pues bien… ¡exactamente así puede suceder en la vida de cualquiera! Puedes dinamitar la quietud de tu entorno haciendo muy poco, pero donde ello abre las posibilidades de que sucedan una gran cantidad de eventos extraordinarios que pueden transformar tu vida a dimensiones inimaginables. Yo me acuerdo perfecto llegando a esos lugares de “arcade” y viendo de lejos la máquina de “Pinball”, así, de lejos, viéndose tan “x”, tan callada, tan sin chiste por ser un juego donde solo hay una palanca y dos botones donde, por sistema, sólo muy ocasionalmente se prendían unos cuantos foquitos para apagarse de inmediato, todo muy callado… ¡hasta que alguien se atrevía a hacer un solo movimiento!, echar una moneda y jalar la única palanca. Y sí, no más con eso, porque viví experiencias donde jalar la palanca fue suficiente para que empezara otra vez la máquina como loca, con todas las luces y ruidos, y donde durante largo rato jamás presioné ninguno de los únicos dos botones porque la esfera plateada estaba rebota y rebota en las estructuras, con todos sus ruidos y cada vez con más fuerza y aumentando las ganancias en el marcador… y donde no había nada más que hacer. Sólo atreverse a hacer un poco, para observar con asombro y emoción lo mucho que empezaba a suceder. Cuánta gente en sus vidas vive una quietud ya desesperante. Gente que dice: “…es que no encuentro trabajo y ya llevo mucho tiempo así, no gano dinero, no encuentro pareja, me estoy aburriendo de vivir, me estoy frustrando de estar sólo aquí en casa tirado en el sillón o acostado en la cama viendo el celular… pero ¡no pasa nada! Me siento perdido y desesperado”. Y… ¡es que no haces ni lo mínimo! Si tan sólo supieras que, haciendo poco, muy poco, pueden empezar a suceder tantísimas maravillas. Por eso te afirmé desde el principio de esta columna: Si haces que sucedan unas cuantas cosas… ¡verás cuántas más, muchas más, empiezan a suceder! Y ¿te digo algo? No necesitas hacer cosas específicas de ese trabajo que quieres tan concreto, ni hacer cosas exclusivas de tu campo de conocimiento o “especialidad”. ¡No! Necesitas hacer unas cuantas cosas… ¡de lo que sea! Pero haz. ¡Sal a caminar (nunca sabes a quién te encontrarás)! ¡Ve a cortarte el cabello y atrévete a iniciar un diálogo con la persona de al lado! ¡Ve al gimnasio! ¡Escribe en un blog! ¡Aprende habilidades nuevas viendo videos en “YouTube”! ¡Sal a cantar a un karaoke! ¡Haz volantes y repártelos en una tienda o en todo el edificio! ¡Envía currículums a tus contactos! ¡Haz esas llamadas que sabes que tienes que hacer! ¡Atrévete a cocinar y a hablar a ciertas personas a que vayan a tu casa a probar tu arte culinario! ¡Lee ese libro! ¡Lee ese blog! ¡Escucha ese podcast y ve a la librería a comprar más libros del autor! ¡Habla con amigos con los que hace años no hablas y organiza una cena para verse! ¡Levántate muy temprano, mucho más temprano, para obligarte a hacer (hay magia levantándose tempranísimo aún sin plan de acción)! ¡¡¡Haz cosas!!! Te garantizo que, si haces unas cuantas, de verdad pocas, ¡pero haces!, verás que parecerá que con tan solo mover una palanquita y dos botones generarás lo que podrá ser una explosión de sucesos de éxito que llenarán tu vida de luz y de las maneras más sorprendentes que ni te imaginarías cómo llegaron a suceder. Has poco y podrá suceder mucho, pero tienes que dinamitar la quietud de tu entorno. Se dinamita con poco. ¡Sacude tu vida! ¡Agita tus circunstancias! Haz un poco… y podrá suceder mucho, mucho, muchísimo más de lo que imaginas. Aquí algo clave: tú y yo y todos, podemos pasar por momentos en nuestra vida donde nos sentimos perdidos. No tiene nada de malo perderse ocasionalmente. Tú puedes sentirte así ahora mismo. Pero aun ni sabiendo a dónde ir o qué hacer… ¡puedes dinamitar la quietud de tu entorno! Tienes que hacerlo. Se trata de que hagas cosas, aunque ni sepas a donde vas. Te confesaré algo: muchos de nosotros terminamos siendo y haciendo lo que jamás imaginamos, ni en nuestras más remota y fumada idea, que terminaríamos siendo y haciendo. Pero hicimos algo, poco, un poco, para que el “pinball” de la vida empezara a mover esa esfera plateada que sólo necesitaba ser disparada para empezar una cadena en reacción, a tejer hilos, a tender puentes, a generar contactos, a avanzar, a crecer, a prosperar, a producir una imparable… ¡Emoción por existir! –Alejandro Ariza Z. PD.: ¿Te gustó esta columna? ¿Crees que le puede servir a tus familiares y amigos? Compártela en tus redes sociales.
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Hoy se me antojó compartir un breve mensaje para mis lectores emprendedores. Esos que trabajan para hacer que las cosas sucedan. Hace unos días escuché a un empresario, desconocido para mí, en YouTube hablando, con cierto tono de autoridad, acerca de la sorpresa que le generaba atestiguar lo anticuado de los “cursos de ventas” que llegaron a su escritorio como propuestas y cotizaciones de “expertos y gurús en ventas”. Leía temas como: “Logre un cierre agresivo y bajo presión”, “La ciencia de manipular la mente humana”, “Aprenda una negociación agresiva y dominar a sus clientes”, “Neuropersuación, neurooratoria”…, bla, bla, bla. ¡Estoy totalmente de acuerdo con él en lo aberrante que, por lo menos en mi mundo, suena todo eso! Me encantó cómo aquel empresario afirmaba que en “su mundo” tampoco. Y es que sí, existen mundos aparte.
Yo nunca he asistido a un curso así y creo que nunca asistiría tan sólo de leer esas propuestas…, y llevo más de 25 años vendiendo exitosamente un intangible y que, para colmo, hasta resulta ser parte de un lujo en la vida en ciertos niveles de mercado. Y más aún, modestia aparte, ha sido muy exitosa mi trayectoria “vendiendo”, sin haberme considerado nunca vendedor ni experto gurú en el tema. Sucede esta paradoja en la que creo: vender sin vender. En más de 25 años puedo confirmar y avalar lo que aquel empresario expresó: la venta más fácil es la que se sucede porque el cliente venga a ti a solicitar tu producto o servicio. ¡Es tan cierto esto! Y no solo es la venta más fácil, sino la más rápida. ¡Imagina la bendición! Vender fácil y rápidamente. La manera: trabajar ardua y disciplinadamente convirtiéndote en un profesional que aporta enorme valor a la vida de las personas. La gente pagamos, lo que sea, a cambio de recibir algo realmente valioso y perdurable y, de hecho, lo deseamos con frecuencia. A mí siempre me ha llamado poderosamente la atención esos restaurantes que están repletos de comensales y siguen llegando y llegando clientes que hasta ¡se atreven a esperar haciendo fila afuera! ¡Los clientes “llegan” sin parar! Al mismo tiempo, otros restaurantes vacíos donde hasta el mesero o la “hostess” tienen que salir a la banqueta con su carta para invitar a los paseantes a que entren, intentando vender, y observando cómo pasan de largo los caminantes. ¡Qué contraste! En un caso los clientes llegan solos y en enormes cantidades, y en otros ni haciendo labor de venta llegan. Son esos los casos donde la “labor de venta” se pone en entredicho. La venta es más algo que se sucede, no tanto que se haga. Hace unos momentos terminaba de redactar un programa como “traje a la medida” para dictar mi especial curso de ventas para una afamada firma internacional, mi curso: “Una Nueva Conciencia de las Ventas”, seis horas de duración que te cambia la perspectiva de la vida en servicio y actitud. Fue ahí que caí en la cuenta de tantas verdades y, a momentos, hasta difíciles de confesar. Y no porque sean difíciles en sí mismas para confesarse, sino por el nivel de conciencia que el público en general tiene y que ocasionalmente dificulta este entendimiento. Allá afuera debe haber gente que vibre y se sienta atraída por palabras como “agresividad, manipulación, presión, neuroblabla”, pero en mi mundo no, así como en el mundo de muchas personas que conozco. La historia para que suceda este evento que inicia con alcance nacional… sonó el teléfono. Me llamaron. Atendimos cordial y profesionalmente la llamada. Eso fue todo. Como llevo viviendo más de 25 años en mi empresa Nueva Conciencia. Yo no tengo un departamento de ventas, yo no tengo vendedores y prácticamente ¡nunca los he tenido! ¿¡Cómo es eso siendo una empresa que “vende” cursos y conferencias que transforman vidas!? Es que no vendemos, ponemos a disposición. Es otro mundo. Es un mundo en paz. Es un mundo mágico. Es un mundo de fe en lo que hacemos. Te adelanto un poco, por primera vez en mi blog, de mi estrategia de vida en este interesante rubro, tan sólo siete principios que sostienen lo que creo como “Una Nueva Conciencia de las Ventas”:
Estos siete puntos los explico en todo un día de una experiencia inolvidable, pero la esencia sintetiza en esos siete rubros. Así he llevado mi vida profesional. Es hermoso cuando comprendes que las ventas “bonitas”, esas hermosas y mágicas, son consecuencia, jamás un objetivo. Yo creo que no se trata de ponerse a vender, se trata de ponerse a servir, a hacer algo porque la gente diga que vale la pena seguir viviendo y seguir confiando en los demás. Si enfocas tu talento, tu calidad y tu trato humano a ello, la venta es un suceder, no un hacer. La gente sigue aquello que le transforma la vida para bien. ¿Me gusta ganar dinero? ¡Por supuesto que sí! Quizá como a todos (y digo “quizá” porque nunca falta el “hater” que dice que él no, que bla, bla, bla, con rudeza, burla y desdén; te digo, hay de todo). ¡Pero hay algo más hermoso y sublime que ganar dinero (y mira que esto ya es maravilloso)!... ganarlo como consecuencia de que te busquen y tener la bendita oportunidad de atestiguar que lo que produces, realmente mejoró la vida de otras personas aportándoles un valor incalculable, un valor muy superior a lo que pudieron haber pagado, por una experiencia de vida inolvidable. Y créeme, esto se puede lograr en cualquier giro, producto o servicio. Hasta puede llegar un momento de tu vida donde lo experimentes sin necesidad de cobrar. Y mágicamente, donaciones así, se convierten en ventas posteriores. Creo que vender sin vender es sencillamente ser, haciendo lo que más disfrutas y exhibiendo naturalmente tu alegría por ser y hacer. A fin de cuentas, todos, absolutamente todos, estamos haciendo algo para servir a los demás. El gran diferenciador es la manera. Disfruta lo que haces. Hazlo porque te encanta, no por venderlo. Y paradójicamente se venderá sólo. El bolillo no se esfuerza, y mira cuántos van por él para comerlo de tan sabroso que les sabe. Yo creo que vender debe ser una experiencia hermosa para cualquiera que de verdad tiene su corazón enfocado en el servicio. El vendedor estrella de verdad, esos que tú y yo conocemos y de los que hablamos durante días y los recomendamos, hoy por hoy, es alguien que seduce y enamora, en el mejor sentido de las palabras. Yo creo que a vender no se aprende, más bien el desafío de lo que verdaderamente se (debe) puede aprender es a ser una mejor persona, de esas que los demás quieren tener siempre cerca. ¡Emoción por existir! –Alejandro Ariza Z. Parte esencial de mi filosofía personal de vida, Nueva Conciencia, es que “si entiendes, cambias”. Sólo que entenderás cuando lo desees. Desearás sólo aquello que percibes valioso, pero sólo podrás percibir valioso aquello que conozcas realmente bien. Por eso al ignorante o al necio o al holgazán o desidioso le está vedado alcanzar lo valioso. No conoce, no se da el tiempo para conocer, tiene incapacidad para concentrarse en la adquisición del conocimiento, no se esfuerza por saber o poco le importa conocer, incluso todo esto llevándole a su propio beneficio y bienestar. Yo escribo para aquel que desea mejorar, yo me dedico a dar a conocer. La otra parte, el deseo por saber, la capacidad para concentrarse, la disposición del tiempo para aprender, eso ya no es mi área de injerencia. Hoy en día, ya es una realidad que cada vez más tiendas migran a la venta en línea, porque cada vez más personas preferimos comprar en Internet y que las cosas lleguen a nuestra casa. La semana pasada leía un artículo sobrecogedor llamado “El apocalipsis de las ventas retail”. Impresionante cómo están cerrando tiendas, en cantidades increíbles, las más afamadas marcas que fueron súper exitosas en los 70´s y 80´s. Sí, la manera de vender cambió. ¿Estás de acuerdo? Eso no importa. Cambió. Comprar en línea se trata de no perder el tiempo... cuando eres una persona que tiene ocupaciones más importantes que ir a una tienda (esta condición es esencial para que te haga sentido la maravilla de comprar en Internet). Hoy, hasta "La Comer" crea un nuevo slogan: "Tú a lo tuyo y la La Comer a tu casa". ¡Muy atinadas 11 palabras! Yo llevo comprando en línea desde hace, quizá, 20 años. Siempre lo preferí. Hoy, incluso, ya está demostrado cómo se deja de gastar hasta un 60 % si se opta por comprar en Internet, dado que hay mucho menos tentaciones que ir a la tienda física y se sigue más fielmente una lista de compras (esto lo explico ampliamente en mi libro Inteligencia para el dinero). Ahora imagina que exista una tienda donde puedes hacer tus compras de la vida cotidiana cuyo modelo empresarial es realmente disruptivo y va más allá y procura el bienestar integral, ¡ayudando económicamente a sus clientes! Y no, no sólo con ofertas y buenos precios, sino compartiendo sus ingresos con ellos. Te preguntarás: ¡¿De verdad existe algo así?! Y yo te afirmo: Sí. Existe. Sólo que necesitas darte el tiempo para conocer. Imagina una tienda en línea con todas las naturales ventajas de comprar en Internet (te digo, como ya vende “La Comer”, “Superama en línea”, “Walmart en línea”, “Chedraui en línea”, etc.) pero que, además, su modelo empresarial incluye que su publicidad no es la tradicional, sino la poderosa recomendación de boca en boca. Esa otra tienda se da a conocer sólo porque sus clientes hablan de ella. Entonces, la tienda recompensa a sus clientes pagándoles comisiones por trabajar como promotores. En esencia eso somos cuando recomendamos algo, promotores. La promoción de boca en boca es la publicidad más barata y la más efectiva al mismo tiempo. ¡Qué combinación tan conveniente para las marcas que la usan! Y qué bendición que existan personas de un nivel moral tan alto que deseen compartir sus ganancias con sus clientes. ¿Te imaginas los dueños de una fábrica y/o tienda que deseen compartir sus ingresos con sus clientes? Pues te adelanto que modelos empresariales así, ¡existen! Yo compro en una tienda así mis compras mensuales de la vida cotidiana y yo he logrado generar un ingreso adicional de la forma más increíble que he conocido en mi vida: increíblemente fácil y sin riesgo. ¡¿Qué riesgo puede haber en recomendar algo muy recomendable?! ¿Te imaginas comprar todos los meses en una tienda que resulta en la conveniencia de comprar dentro de tu casa y que en pocos días lleguen tus cosas a la puerta de tu casa? ¿Y te imaginas que esa tienda comparta contigo sus ganancias tan sólo por referirle clientes? ¿Y te imaginas que sea una tienda que, por sus productos excepcionales a precios razonables sea enteramente normal, natural y fácil recomendar? ¿Crees que esto es como un sueño? Yo creo que lo mismo pensaban hace 30 años los dueños de tiendas y fábricas cuando invertían ingentes cantidades de dinero en la construcción de lujosas tiendas... a las que hoy la gente ya está prefiriendo no ir. Las reglas del juego no han cambiado. Cambió el juego entero. Si te interesa beneficiarte de poder hacer tus compras mensuales de la vida cotidiana en una tienda-fábrica con enorme calidad de sus productos con precios sumamente razonables, ofertas exclusivas, cupones de descuento, y que además comparta sus ingresos contigo como su cliente leal, necesitas entender el beneficio. Necesitas darte el tiempo, el que sea necesario, para aprender de este modelo empresarial que ya opera en México. Necesitas hablar exclusivamente con un experto. Necesitas humildad por aprender. Necesitas vivirlo. ¿Te interesa? Haz clic aquí para conocer. ¿Por qué te digo esto? Mas bien la pregunta sería: ¡¿Cómo no decirte esto?! Los días pasan y pasan y cada vez más me asombro de la cantidad de personas que no saben de tantos beneficios a los que ya podrían tener acceso y sólo porque alguien se quedó callado es que todos se privan de una bendición. Como lo dije en un pergamino que escribí hace años: “No te quedes callado”. Me impresiona cómo las malas noticias corren como pólvora y cómo las buenas noticias la gente las calla. ¡No! ¡No! Debemos actuar precisamente al revés. Eso es Nueva Conciencia. Por eso estoy escribiendo aquí y por ello estás leyendo aquí también, estás a la altura del nivel de conciencia donde el poder de la comunicación propositiva se sucede. Festejo nuestro encuentro aquí y ahora. ¡Hay tantas bendiciones ya en la vida para ti! Pero a las que no tienes acceso por tu holgazanería para estudiar, por tu apatía, por tu desidia para ir y aprender, porque por características así de tu personalidad, naturalmente no lo mereces. Pero existen bendiciones disponibles para todos. Imagina un México donde todos pudieran tener un ingreso adicional mensual con el que pagaran todas sus deudas. Imagina un México donde las familias tuvieran asegurados sus gastos de superviviencia. Imagina un México con familias de integrantes felices y de un carácter amable dado que no tienen problemas económicos. Imagina un México así. Se puede. Juntos podemos crear un presente mejor. Sólo existe el desafío, enorme reto, de que te dieras el tiempo para conocer, conocer tan bien, que lograras entender el beneficios y así, disfrutaras de vivirlo y expandir la noticia como natural consecuencia de comportamiento. Pero no, prefieres usar tu tiempo en otras actividades... precisamente esas que te tienen preso en la calidad de vida en la que te encuentras. Por eso hablo en mis conferencias de que existen esclavos hundidos en prisiones sin barrotes. Por eso el conocimiento te hará libre. Pero necesitas desearlo, para que vivas la dicha de que “si entiendes, cambias”. Por eso, te invito a mejorar, te invito a entender el beneficio conociendo, haciendo clic aquí. Si entiendes, cambias. Si entiendes, mantienes e incrementas tu... ¡Emoción por existir! –Dr. Alejandro Ariza. PD.: Apenas terminaba de escribir esta columna cuando recibí en mi celular un aviso de la app de "Superama" que decía: "Descansa, y este domingo haz clic en los productos que necesitas y te los llevamos a tu casa". Otra evidencia del tema. Y dos horas después, recibía estas otras evidencias del tema de mi columna de hoy de empresas que ya se dedican a ir a cualquier súper y llevártelo a tu casa, mira: Y minutos después por SMS... Ayer por la noche, de repente se apagó mi computadora, así sin más. Estaba atendiendo un webinar y hacia el final, sencilla y súbitamente se apagó. Acto seguido, al intentar encenderla… ya nunca arrancó. Intenté una y otra vez, de una u otra manera, revisando blogs de sugerencias en mi iPhone e incluso atendiendo el apartado de solución de problemas de Apple y nada. Sencillamente como si hubiera fallecido mi MacBook Pro. A momentos tuve un flashback hacia mis años Microsoft. La verdad, Apple no suele fallar así, pero ya se dan casos. Me tocó el caso.
Hace muchos años, si me hubiera sucedido esto, me hubiera preocupado muchísimo. Hoy no, ya no. Dos razones: cuando uno va avanzando espiritualmente, uno decide por ya no preocuparse tanto, casi nada, pase lo que pase. Y por otro, desde hace muchos años sé de la enorme ventaja de guardar todo en “la nube”, de tal suerte que si se sucede un “accidente informático” como el que tuve anoche… ¡no se pierde absolutamente nada! ¡Nada de nada! Hoy fui a un centro de servicio autorizado y no me supieron explicar a qué se debió esta súbita caída en coma de mi laptop. La solución que me dieron: formatear el disco y reiniciar todo para entregarme la computadora como si la hubiera sacado de la tienda por primera vez. Yo me imagino que más de uno se hubiera angustiado ante esta solución donde la opción de recuperar información era nula. Pero yo no, yo desde hace muchos años ya no guardo nada, absolutamente nada en el disco de la computadora. Todo lo guardo en la nube y tengo acceso a varias nubes: iCloud, Evernote, Dropbox, OneDrive, etc. Una hora después de salir del centro de servicio, yo tenía mi computadora funcionando igual que siempre, quizá mejor. Mis contactos, mis documentos, mis archivos, mi eventos en calendario, todo... exactamente igual que ayer y siempre. Esta experiencia la veo muy parecida a cuando alguien, desgraciadamente, nos quisiera robar. Se pueden llevar la cartera u objetos materiales, pero jamás tendrán acceso al origen del dinero que hay en esa cartera: nuestro conocimiento, nuestra “nube” interior. Siempre ten presente que las cosas materiales van y vienen, pero la espiritualidad, el intelecto, la emoción, están guardadas en un terreno inaccesible para nadie salvo tú. Poco a poco disfrutarás de tener menos y ser más. Sucede mucho mayor seguridad y paz viviendo así. Lección que obtengo:
¡Emoción por existir! –Alejandro Ariza. |
Dr. Alejandro Ariza Z.Conferenciante inspiracional, autor, médico y empresario. ¿Te interesa recibir todas las publicaciones de Alejandro Ariza?
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Octubre 2024
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