¿Por qué queremos estar cerca de alguien o por qué preferimos alejarnos? Atracción o rechazo mediante nuestra comunicación no verbal, el interesante tema que revela cómo manejamos nuestro espacio personal, muchas veces de forma inconsciente. El cómo manejemos nuestro espacio es un fenómeno harto revelador y hoy quiero compartirte algo de este conocimiento. Descubriremos también que, sin duda, estamos influenciados por nuestro entorno y siendo más conscientes de cómo manejamos nuestros espacio personal, abriremos la posibilidad de manejarlo más inteligentemente, comunicaremos mejor, sin palabras, la influencia que recibimos y la que generamos en nuestras vidas.
La proxémica (del latín proximus= cercano, y del sufijo -ico, -ica = referente a) es una disciplina dedicada al estudio de la organización del espacio en la comunicación no verbal, o dicho de otra forma, las maneras en que una persona se mueve y delimita su espacio personal. Saber de proxémica nos permite estudiar las relaciones de proximidad y alejamiento entre personas y objetos durante la interacción, así como las posturas y la presencia o no de contacto físico, así estudiamos el significado que revelan esos comportamientos. Recuerdo hace tiempo cuando me encontraba en la oficina de un notario para realizar un trámite, él con toda la pompa y vanagloria con que se movía en su espacio, su oscura oficina, llena de maderas y documentos, por alguna razón salió el tema de lo valioso que podría ser conversar con un terapeuta. Y sin él saber todavía una de mis actividades, me dijo: “Yo nunca iría a un psicólogo. Si no más es platicar como para desahogarme, mejor le llamo a un amigo y para mí mucho mejor, ahí le platico todo hasta echándonos unos buenos tragos y ya, ¡Para qué un psicólogo? ¡Es una tontería!”. Sólo me le quedé viendo, sin poder creerlo. Los notarios tienen fama de personas muy preparadas, pero ahí mismo, frente a mis propios ojos, tenía la evidencia de que eso es sólo un mito. Me desmintió. Este tipo (que por cierto terminó robándome abiertamente –tema para después–), creía firmemente que ir a un terapeuta es algo así tan banal y común como ir a platicar “sus cosas” con un amigo. Más equivocado y lejos de la verdad no podía estar. Primero que nada, un terapeuta es un terapeuta, jamás tu amigo. No buscamos amistad, buscamos ayudar al paciente a resolver sus conflictos, a enseñarle a vivir con mayor paz y armonía, sugerimos poderosas estrategias para mejorar su calidad de vida, procuramos su bienestar en general de forma profesional (esa forma existe, he). Un amigo, cuando mucho, sólo podrá escuchar algo y la mayor de las veces muy pobremente, a medias, porque querrá interrumpir, corregir, opinar sin saber más o, la verdad, importarle muy poco, aunque sea tu amigo o precisamente por serlo. Un terapeuta empieza a analizar lo que significa todo lo que implica la comunicación universal (verbal, no verbal, proxémica, semiótica, tiempos y un sin fin de más parámetros) del paciente desde el primer segundo del contacto, o por lo menos así lo hago yo. En min caso, desde que una persona me escribe por mi página de Internet, ya empiezo a acumular significados desde “la forma” en que me escribe la persona, las palabras que usa, cómo liga sus ideas, su ortografía, su semántica, su redacción. Al llamarle por teléfono de inmediato, ya empiezo a recibir información extremadamente valiosa por el tiempo que tarda en contestarme, si contesta o no (por vivir con miedo o no a que le llamen los bancos y ser un número desconocido, por ejemplo), su tono de voz, su claridad de ideas para expresar su necesidad, su capacidad de síntesis, su timbre, tempo y tono de voz al teléfono, su llegada a meta, etc. Y todo eso sin que todavía haya sucedido una sesión. Luego el cómo llega a la cita, en qué, su vestimenta, la puntualidad con la que acude, cómo se mueve, sus gestos, sus movimientos oculares, qué toca con sus manos mientras habla, su congruencia al hablar, y muchos más parámetros que me permiten empezar a armar un marco conceptual y sentidos de referencia para ayudar lo mejor que pueda a mi paciente. Y hago todo esto sin que se note en absoluto. ¡Eso hace un terapeuta de verdad o por lo menos así lo hago yo! Es demasiada la información que podemos recoger en segundos, no se diga en minutos o a lo largo de varias sesiones. Por eso tomamos notas en la sesión (no recuerdo que un amigo tome notas mientras le platico algo). Y para todo ello se encuentra perfectamente bien incapacitado cualquier amigo, aunque sea el mejor. Cuando veo que un notario sólo redacta en papel muy bonito y con sellos y su firma, ya me imagino yo diciéndole al notario que para un documentillo y una firma en él, ¡puf! Mejor yo paso a Lumen a comprar papel bonito, lo redacto yo y la firma se la pido a cualquier p… ersona. Yo creo que el notario me vería con ojos exorbitados por el tamaño del estúpido absurdo que acabaría de escuchar. Pues más o menos así yo, pero al revés. En fin, regresamos… La proxémica es una rama de la semiótica (el estudio de los signos para crear y transmitir sentidos y significados mientras nos comunicamos) que tiene que ver con la manera en que el ser humano emplea y percibe su espacio físico como revelación de su intimidad personal y de cómo y con quién lo utiliza. El antropólogo Edward T. Hall fue quien acuñó el término de “proxémica”. De hecho, esquematizó que existen cuatro zonas en que el humano da diferentes sentidos y significados a las relaciones en virtud de las distancias con respecto él:
Revela de ti: con quién, en dónde y por cuánto tiempo ¿Recuerdas aquel famoso refrán que dice: “Dime con quién andas y te diré quien eres? Pues es más que atinado. Es certero. Poderosa síntesis popular de sociología, psicología y comunicación. De hecho, hay más refranes que hacen alusión a lo mismo:
Hace tiempo me encontré con un video en donde se mostraba a un gato que, por haber sido criado con perros desde que nació, ¡aprendió a ladrar! (El video lo puedes ver aquí). Quiero enfatizar que el factor “tiempo de exposición” trasciende. No es lo mismo que pongamos a un gato a convivir con perros un día, a que se críe con perros desde que nació y conviva con ellos durante meses u años. Saber que el tiempo de exposición es una variable importante, nos da la oportunidad para cambiar. Tú y yo podemos convivir con personas funestas y deplorables, porque hay de todo en la viña del Señor y uno puede transitar por varios senderos. Pero una cosa sería mantenerlas en nuestra zona pública o social, y otra muy diferente sería acercarlas a nuestra zona personal o íntima. Si algo te conviene, acércalo, si no aléjalo. Si algo es bueno para ti, mantente cerca por más tiempo a ello, ella o él. Si algo es malo para ti, aléjalo. ¡Tienes el enorme poder de manejar tu espacio conscientemente! Y de hecho, ese es el objetivo de este artículo, que sepas del tema para que lo hagas consciente y así lo manejes con inteligencia. La mayoría de las personas manejan sus espacios, pero inconscientemente. ¿Ya te fijaste cómo suelen empezar a tomar alcohol o a fumar algunas personas? ¿Cómo empezó la tragedia desde su más prístino origen? Porque un “amigo” los invitó a probar. Sí, así me han reportado absolutamente todos mis pacientes en más de 25 años de dar consulta, todos mis pacientes adictos tienen un pasado con un origen proxémico a sus problemas. Otro ejemplo: –Doctor, mi marido es alcohólico y me pega. –¿Dónde conoció a su marido? ¿Cuándo fue la primerísima vez que supo de su existencia, dónde lo vio por primera vez en su vida? (Aquí analizo lo que he llamado “Señal de origen” y explico ampliamente en mi libro Señales de destino). –Uy, éramos muy jóvenes, en una fiesta, recuerdo perfecto el antro. A veces, la historia de una persona es una cartografía. Conoces a alguien, lo acercas a tu zona personal o íntima, lo mantienes ahí y como dice el subtítulo de mi libro: Desde un principio sabes dónde podrás terminar. Lo que vamos eligiendo acercar a nuestra vida parecen ser los puntos de un mapa para un destino que también elegimos, y para tu sorpresa, la mayor de las veces conscientemente, aunque no nos guste aceptarlo porque, precisamente no nos gusta el destino que se vislumbra, pero queríamos probar. El autocontrol y la disciplina Para sorpresa de más de alguno, el autocontrol y la disciplina tiene mucho más que ver con nuestro entorno que con nosotros mismos, y por lo mismo, aquí te tengo una buena noticia: el entorno podemos cambiarlo. Cuántas veces no has escuchado el consejo: “Échale ganas”, como si de ganas fuera el problema. No, luego de 25 años de dar consulta y casi 30 años de vivir analizando el comportamiento humano como fuente de mis conferencias, he de afirmar que mucho del desafío que enfrenta un ser humano que quiere cambiar no es su falta de ganas, es que su ambiente no se lo permite, un ambiente donde se metió y (cree que) le cuesta trabajo salir. Muchas veces para lograr cambiar, como por arte de magia, de la noche a la mañana, sólo hemos de dejar tajantemente determinado ambiente, a determinado grupo de amigos. ¡Y ahí ya empezó un cambio verdadero! Nadie necesita fuerza de voluntad para no comerse un chocolate… si no hay chocolates a la mano. Nadie necesita fuerza de voluntad para hacer algo que no se puede hacer; por lo menos que no se pueda hacer fácilmente por cercanía. Por seguir con el mero ejemplo, cuando la gente de hoy, muy obesa, adicta a los chocolates se pregunta porqué en esa era tan citada como solución para una mejor alimentación, la era paleolítica, la gente no comía chocolates así, pues la respuesta es sencilla: en esa época no habían conejitos de Turín ahí guardados en la alacena de la cueva, vamos, no existía alacena ni como concepto. La semana pasada atendí a un paciente con alcoholismo y me decía, como prácticamente todos mis pacientes con alcoholismo: –Lo que quiero doctor Ariza es que me ayude a dejarlo poco a poco, porque yo sé que, si quisiera, lo podría dejar en cuanto yo quisiera, pero de momento no quiero dejarlo del todo, pero sí quiero bajarle, sobre todo para no preocupar a mis papás y no meterme en algún problema, pero de verdad, sí quiero mejorar. –Entonces lo tendrás que dejar totalmente. Esto no es cuestión de poco a poco. Es de todo o nada. Es blanco o negro. Aquí no hay grises. Mi paciente se quedó en un shock momentáneo. Llegó a pensar que extrañaría a sus amigos, confundido, ya que lo que verdaderamente extrañaría sería al alcohol. Te hablaré de esto más adelante. Luego sí, parte de mi estrategia para que lo lograra fue recomendarle que dejara a todos sus “amigos”, debía salirse del medio en donde florece el vicio. Entender la dinámica es muy sencillo: si no sale del medio, si no deja esas “amistades”, no dejará el alcohol nunca. Las personas del medio presionan sin aparente presión para que la conducta en colectivo se mantenga. Como lo he dicho en mis conferencias, primero creas el hábito y luego el hábito te crea a ti. Curioso es observar que varios del grupo quizá quieran dejar el vicio también, pero llegan a creer que mientras no lo logran, los apacigua el error colectivo percibido así como normal, “mal de muchos, consuelo de tontos”. Y por otro lado, no se trata de despojarse de un gran valor, “la amistad”, cuando sugiero que deje totalmente a esos amigos, sino que le explico a mi paciente que su verdadero amigo, al que no quiere dejar, es al alcohol, y que usa a las personas para irlo a ver, las otras personas sólo son el pretexto para el encuentro, muletas, para ir a convivir con quien realmente quiere estar, el alcohol. Ahora recuerdo un anécdota de uno de mis conocidos, el cofundador de alguna empresa en donde di mis conferencias, cuando con frecuencia y “amistad” me hablaba y me decía: “Ya quiero ver a mi gran amigo Ariza”. Y cada vez que nos veíamos, él tomaba y tomaba. No tardé mucho en darme cuenta de quién era su verdadero gran amigo y a quien realmente ya quería ver. Yo no tomo así, y hoy ni tomo. Proxémicamente sucedido, ya no me habla desde hace años. Para todos nosotros el autocontrol y la autodisciplina es un reto, pero es inmensamente más fácil controlarnos y disciplinarnos si aplicamos proxémica para nuestro bien. Nos conviene sacar de nuestra zona íntima o personal, incluso de la social, todo aquello que vaya en detrimento nuestro. Eso favorecerá nuestro propio control y disciplina. ¡Acerca a ti lo que te conviene! Si has emprendido un régimen alimenticio más sano, lee todos los días al respecto, diario abre páginas web con información de ello, conversa con personas que tienen el mismo objetivo, escribe un diario con tus reflexiones del tema, ve documentales con historias afines a tu interés. ¡Verás cuán fácil se te hace el cambio! Pero si haces todo lo contrario, deseas bajar de peso y sigues hablando diario con tu amiga “la gordis”, la que siempre te invita un cafecito para platicar y lo que nunca pide es café, sino un postre líquido por la cantidad de azúcar que tiene más otro postre sólido que lo acompaña, y todo para escuchar que has decidido ponerte a dieta, créeme que te va a costar más trabajo tener autocontrol y autodisciplina. ¿Tienes problemas económicos? Acerca a ti la solución. Acércala mucho. Lee diario temas de finanzas personales, lee Inteligencia para el dinero, ve el webinar, entra a estudiar videos de YouTube que proporcionen educación financiera, velos diario, idealmente varias veces al día, busca un mentor experto en finanzas personales, acércate a él, conversa en persona con él o ella, lee blogs que te ayuden a comprender cómo se mueve el dinero, acércate a quien te enseñe a emprender un negocio y que veas con el rigor de la evidencia que tiene éxito en él y sólo escucha a esa persona, y al mismo tiempo aleja a quien no sabe y opina. ¡Aplica proxémica con inteligencia! ¿Quieres un cuerpo tonificado y bien esculpido? Necesitas acercar a tu zona intima y personal toda la información al respecto. ¿Qué suele estar “cerca” de ti? ¿Tu celular, tu buró, tu computadora, tu espejo, tu refrigerador? Pues en esos lugares debes de poner información, fotos, imágenes de cuerpos tonificados y bien esculpidos, artículos, blogs, libros por leer. Tienes que exponerte a esa información con extrema frecuencia, en forma deliberada, ¡Y así ya estarás transitando por los puntos de un mapa que te llevan a un mejor destino! La facilidad para caminar por ese mejor sendero la notarás a todas luces. Yo mismo noto cómo puedo sostenerme por más tiempo y con más fuerza en determinada disciplina (sin participación de mi fuerza de voluntad) en la que deseo mejorar cuando, deliberadamente, me atasco de información al respecto. El tema lo pongo en la pantalla de inicio de mi celular, en mi buró, en mi baño, en el espejo, escucho diario podcast’s al respecto mientras me baño, leo artículos del tema, leo blogs, veo documentales en Netflix que exhiben esa información, leo libros al respecto, y así, hasta me veo impelido a crear, escribo del tema, hablo del tema, busco gente afín para convivir y conversar del tema. El cambio casi es en automático y sin fricción. Lo contrario, también lo he vivido y también he notado el daño. En cuanto dejo de fijar mi atención, en cuanto cambio mi proxémica y alejo de mí lo que bien me hacia, tiendo a descuidarme. Se debilita ostensiblemente mi autocontrol y mi autodisciplina. Sé que vivimos desafiando la gravedad y ésta tira de mí si yo no hago algo todos los días para levantarme. Por lo que te he comentado hoy aquí, resulta en una bendición, una de las más grandes de la vida, que tu pareja tenga los mismos objetivos que tú, o por lo menos tu círculo interno. Es cuando se crece con la fuerza del amor. Tener a una pareja así, si es tu caso, valóralo como una de las bendiciones más grandes de la vida. Ambos ven hacia el mismo lado y así fortalecen su visión uno al otro. Si no tienes una pareja así, ya deberás imaginar mis comentarios. Dedúcelos. Con los amigos, igual, conviene la proxémica afín. Yo desde muy pequeño admiré (y hoy admito su enorme influencia en mi vida) a Carl Sagan. Mi primer acercamiento a este célebre personaje, gran divulgador de la Física, fue su afamada serie televisiva “Cosmos”. De niño me quedaba casi sin respirar frente al televisor, recuerdo el “canal 5”, cuando con la carismática voz del doblaje al español, me cautivaba cómo explicaba. Creo que ni parpadeaba cuando veía ese programa. Nadie en mi casa me acompañaba a verlo, se les hacía, sí interesante, pero luego de un rato, aburrido. Yo no podía dejar de verlo, y cuando terminaba quería seguir sabiendo más. Recuerdo que meses después vi un libro grande en las librerías, “Cosmos”, con lo más representativo y varias imágenes de la serie televisiva. ¡Recuerdo que corrí a pedírselo a mi papá con un gran sentido de urgencia! Ese mismo día fuimos por él (¡le agradezco tanto a mi papá quien siempre favoreció mis gustos así!). Leí todo en una semana. Y para un niño, era una gran proesa, era un libro enorme. Yo no podía dejar de leerlo y admirarme de todo lo que ahí se revelaba. Incluso al leerlo, escuchaba la voz del doblaje en español, una voz que siempre me cautivó. Me parece recordar que en algún momento cuando era niño, me dije: “Ojalá algún día yo pudiera explicar como él”. Y mira nada más lo que hice con mi vida. Proxémica. Hace unas cuantas semanas, comprendí mucho del talento de ese gran hombre, Carl Sagan, que admiré tantísimo desde niño y que sigo admirando, de hecho. Llegó a mí un video producido por un otro doctor en Física que empezó a estar de moda para quienes tenemos nuestro radar en los trabajadores del conocimiento, alguien que parece querer seguir los pasos de Sagan (aunque está lejísimos todavía a mi parecer) divulgando la Física en forma sencilla, Javier Santaolalla. Honor a quien honor merece y debo reconocer que Santaolalla es extraordinario para comunicar, tiene el don, tiene el talento, y lo usa para bien; misión bendecida y que cumple. Dentro del reto de subir y subir videos a YouTube, los “youtubers” tienen que producir y producir cuanta cosa se les ocurra para mantener e incrementar su audiencia; irónicamente, hasta donde sé, Santaolalla ya dejó YouTube desde el año pasado, pero produjo bastante por cinco años. En su momento, empezó a producir una serie de análisis de biografías de celebridades, vidas en extremo trepidantes, increíbles, apasionantes. Llegó el turno en que habla de Carl Sagan. Ahí, una vez más, me quedé cautivado de conocer así gran parte de la historia de su vida íntima (proxémica al fin), y comprendí mucho del talento que acumuló este hombre que tanto admiro. Por darte un dato: Sagan, deliberadamente, desde joven decidió tener y hacerse de amigos exclusivamente a puros premios Nobel. ¡¿Te imaginas el grado de influencia que tuvo así?! Desde niño tuvo pasión por la lectura, y empezó a leer con asiduidad historietas que hablaban de extraterrestres. Acercó a su zona íntima el tema y terminó hablando de adulto mucho acerca de ello. Proxémica. Sagan se enamoró de una chica de 19 años, tremendamente apasionada de la bioantropología. Yo me pregunto cuál fue el verdadero amor de Sagan, la chica o el tema. Proxémica. En mi curso de liderazgo y en mi libro Ser líder, explico una de las tantas características que tenemos los líderes, una muy interesante, reveladora y de gran responsabilidad: mimetismo. La gente cercana a nosotros, empieza a parecerse a nosotros, imitan nuestra forma de hablar, de vestir, hasta ciertos tics, gustos, costumbres y frases, incluso formas de comer. Ni qué decir de la forma de pensar. Entonces, cuando empiezas también a saber de proxémica, puedes aprovechar ambos fenómenos psicosociales, eligiendo bien al líder al que quieres parecerte. Elige bien a esa persona que terminará, siendo tu modelo, moldeándote. Elige con inteligencia. Ya te digo, estamos influenciados por nuestro entorno. Recuerdas cuando vas caminando por la calle hablando a determinado volumen de voz, y en cuanto entras a una iglesia… ¿Qué haces con el volumen de tu voz y con la frecuencia con la que hablas? En cuanto pasas el marco de la puerta de entrada, ¡cambias! Hablas mucho más quedo y menos frecuentemente. ¿Qué pasó? Cambiaste de entorno. Proxémica. Modificaste tu conducta. Y qué pasa cuando sales de la iglesia, ¡vuelves a cambiar de inmediato tu volumen de voz y frecuencia para hablar! ¡De inmediato! Así es de poderosa la influencia de nuestro entorno. Por eso… sabiendo lo que hoy hemos aprendido aquí, elige con inteligencia qué acercas a tu zona íntima o personal, porque terminará modificando tu conducta. Tienes ese súper poder. Yo festejo que me hayas acercado a ti al leerme aquí. Mi intención (y misión de vida) siempre es ayudarte a entender para que vivas mejor. ¡Emoción por existir! –Alejandro Ariza Z.
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“No vaya a tener algo que me vaya a morir”, me dijo un paciente. Le dije que… lamentablemente… sí tenía algo por lo que iba a morir… ¡tenía vida!
El miedo a la muerte es común, pero sé que ese temor disminuye cuando empezamos a entender a la muerte como parte de la vida misma, es parte de un proceso. De hecho, hace tiempo escuché una definición de vida que se me hizo escalofriante por su verdad intrínseca e irrefutable: “La vida es un proceso de descomposición”. Y sí. Por más que te cuides, por más que hagas dieta, por más que hagas ejercicio, por más que tomes tus suplementos, por más que tomes antioxidantes, por más que hagas lo que quieras, hacia allá vamos todos en diferentes tazas de descomposición, pero todos descomponiéndonos día tras día. Sí, todos. Hasta el que se cree más sano… está en un proceso de descomposición. ¿Qué tal cuando llegas a una edad en donde te empiezan a emocionar los suplementos? Antes te emocionaban los boletos para asistir a un concierto y de repente te empiezan a gustar, hasta con emoción, tus omega-3, tu cúrcuma, té verde o jengibre. Tus gustos pueden ir revelando tu descomposición. Antes te gustaba desvelarte hasta altas horas de la noche y ahora prefieres ver en casa alguna serie y dormir más temprano. Mira la mesa de tu cocina. ¿Tiene medicinas o suplementos? Ahí tienes. Si lo ves con filosofía hasta tiene su encanto el ir descubriendo cómo nuestros gustos van revelado la descomposición. Qué tal cuando ves un nuevo calzado que por su tecnología cuida de tus rodillas y te emocionas. Te digo. Y qué tal cuando empiezas a ver borroso y descubres la bendición de unos lentes. Te digo. Nuestro “problema” es que nos hemos identificado mucho tiempo sólo con la parte más pequeña de nosotros mismos, nuestro cuerpo, ese que se va descomponiendo días tras día hagas lo que hagas. Y sólo hasta que entendamos a cabalidad que somos mucho más que un cuerpo, pero mucho más, es cuando este natural proceso de descomposición va perdiendo fuerza en su generación de temor. Quizá nos ayuda a soportar la descomposición saber que eso que se va descomponiendo no somos nosotros en realidad. Por ello es tan importante descubrir quienes somos realmente. ¿Vas captando la trascendencia? Por ello he escrito varios libro que nos ayudan a descubrir quiénes somos realmente, mi libro El verdadero éxito en la vida más allá del ego y mi libro Cree en ti. En ambos volqué un cúmulo de conocimientos para ir entendiendo quiénes somos realmente. Nos conviene saberlo. Hoy, por alguna razón quise reflexionar brevemente contigo a este respecto. Quizá por cómo me voy sintiendo en esta etapa de mi vida y donde disfruto, hasta como con cierta mofa, los cambios que voy atestiguando en mi cuerpo. Y de hecho, luego de un rato de cavilar al respecto, tiene su cierto encanto ir cuidando el “vehículo físico”, éste en el que nos envolvieron al encarnar como humanos, esta burbuja biológica que también tiene su parte interesante al usarlo y entender su natural proceso de descomposición, alias, el ir envejeciendo. ¡Uf!, otro tema tabú y del que no quiere saber aquel que no sabe quien es en verdad. Eso lo he notado. Quien no sabe quién es en verdad se obsesiona con querer permanecer joven cueste lo que cueste. ¿Alcanzas a ver el absurdo? Por más que te restires, por más cirugías, por más cremas o botox, el proceso de descomposición sucede inexorable. ArizaTip: todas las etapas de la vida tienen su encanto, pero debes descubrir con emoción el que te corresponde para no vivir anhelando uno de tu pasado, precisamente uno que “ya pasó”. Qué te parecería que estas letras te invitaran a detenerte a pensar un rato acerca del momento que te está tocando vivir, es decir, esta determinada etapa de descomposición en la que te encuentras y dediques tiempo a descubrir el encanto que hay en esa etapa, la que sea en que te encuentres… ¡hay un encanto oculto para ti! Reservado para los que abren la puerta al encanto: la aceptación. Pues a pensar un rato y, sea la etapa que sea en la que te encuentres, le exprimas a la experiencia algunas gotas mágicas de… ¡Emoción por existir! –Alejandro Ariza Z. Todos los días puedes preocuparte si ubicas tu atención ahí en donde sucede algo preocupante, como la tragedia que algún familiar especializado en comunicarlas te habla, como algunos recuerdos que eliges tener, como hoy en día son las noticias del minuto a minuto. Entonces, ¡fácil! Sal de ahí enfocando tu mente a un tiempo más adelante. Lo he dicho una y otra vez en mis conferencias: ¡La vida es hacia adelante!
Cuando entiendas que ese el único vector real de la vida, empezarás a empalmar tu pensamiento en la misma dirección, ¡hacia adelante! Ve hacia adelante mediante el enorme poder de tu elección. La capacidad natural del ser humano para recordar es en donde puede caer tentado en la trampa y elegir recordar un evento doloroso. Oye…, pero si has de elegir ver hacia atrás, ¡también puedes elegir recordar un maravilloso recuerdo! Se trata de aplicar inteligencia a la elección. De entrada te ayudo con algo: Quítate la idea de que un pensamiento es el que te gobierna y de esa manera, casi irresoluta, todo el tiempo estás pensando en ello. Como si no dependiera de ti. Esto lo he escuchado con frecuencia en mi consulta. Pacientes que me dicen que todo el tiempo están preocupados por lo que sucedió y que no encuentran la manera para quitarse esa idea de encima. Aquí te voy a revelar algo muy delicado (por confrontante): La principal razón por la cual parece que un idea no te deja y se aparece como pensamientos reiterativos sin control es porque… ¡no tienes otra cosa en la cual pensar! Has decidido ser víctima de un pensamiento en vez de ser el creador de los mismos. Si tú solamente recibiste una noticia muy impresionante, una tragedia, un problema, y tú no haces absolutamente nada para meter a tu pensamiento, a tu mente, alguna otra idea, naturalmente lo único que está revoloteando en tu cabeza es esa primera mala noticia. Y aquí algo más: si solamente has elegido mantener ese pensamiento en tu mente, empezarás a percibirlo de gran tamaño, enorme. Y de una vez te digo: el tamaño de un problema está más relacionado porque no tienes otro pensamiento con la cual comparar su tamaño que con el tamaño del problema en sí. Esta es la razón por la cual uno de los pilares esenciales de mi consulta es un tipo de “logoterapia” donde me escuchan, coloco en sus mentes “otros” pensamientos, otras perspectivas, con una intensidad emocional que es prácticamente una conferencia privada para ellos, eso además de que los yo los escuche con profunda atención (lógicamente), y el otro pilar esencial de mi terapia es recomendar a mis pacientes leer determinados libros. Muchas veces de una consulta a otra prescribo al paciente que lea uno o dos capítulos de determinado un libro especializado y exclusivo, ideal para él, para ella. De esta manera, a lo largo de los años, he notado cómo aquellos pacientes que siguen la indicación me informan que aquello que les preocupaba originalmente ha empezado a perder fuerza en su vida. ¡Lógicamente! Tienen algo más en qué pensar. Uno de los más grandes problemas del ser humano es cuando no tienen nada que hacer, y por ello, naturalmente, lo que le comuniquen y que le impresione será en lo que pensará preponderantemente a lo largo del día. Si estoy logrando explicarme en esta breve columna, será más claro para ti aquel concepto que dice no hay mejor terapia que la ocupacional. ¿Has notado cómo cuando estás enormemente ocupado hasta el hambre se te va? ¡Hasta el hambre! Si mediante la diligente ocupación, esa que requiere de tu total y profunda atención y enfoque, logra que incluso olvides las necesidades de tu cuerpo, como darle de comer por horas y horas, quizá todo el día, imagina lo que logra frente a *un* pensamiento alterno, *una* preocupación. ¡Lo esfuma! Lo convierte en nada durante todo el tiempo en que estabas ocupado (¡y no se diga si eso en lo que te ocupaste te encanta!) La preocupación se convierte en nada, literalmente. Y puedes comprobar esto también cuando terminas la ocupación. Momentos en donde súbitamente "regresa" el pensamiento preocupante, y es que ya hay especio para él. Mi sugerencia con esta breve columna es invitarte a la reflexión, como siempre. Para que sepas que tú tienes un poder mucho mayor del que alcanzas a imaginar mediante la libre elección de tus pensamientos. Éste es el poder que tiene una columna como esta, este es el poder de escuchar con atención podcast, este es el poder transformador de la lectura de buenos libros, este es el poder de la conversación con alguien inteligente y bondadoso. Éste es el divino poder de la oración. Esperando que esto te haya llegado en un momento ideal para ti, te recuerdo que saber y poder elegir, es parte de lo que puede generarte una gran… ¡Emoción por existir! -Alejandro Ariza Z. Atacar te hace sentir una relación con el atacado. Una relación que necesita aquel que se obstina en el absurdo de mantener lo que ha dejado de existir. Atacar es una manifestación de miedo a perder. El atacado es que quien ya te dijo que no te quiere y no lo aceptas, como si de aceptar o no se tratara. Hay cosas que son y ya. No se requieren aceptar. Son. Atacas porque te rehusas a aceptar la verdad y atacar no es otra cosa más que tu anhelo de sentirte amada por quien ya no te ama. El atacado, si es débil, puede sentirse tan molesto y más debilitado aún con tus ataques que descubre que puede detenerlos si miente. Ahí puede decirte que sí te quiere. Ahí cesan los ataques. Ahí nace un absurdo: alguien se cree querido por quien no le quiere y así éste deja de ser atacado. Se le miente a quien no deja ser y ataca si las cosas no son como él o ella quiere que sean. El atacado, fastidiado, encuentra como pacífica estrategia el mentir. La verdad es más hermosa que el fingimiento del amor, dijo Emerson, pero Ariza expresa: Lamentablemente hay personas que prefieren el fingimiento del amor que la verdad, ya que en sus valores no existe el aprecio por la hermosura de la verdad sino por la fealdad de su dominio y control. Se trata de un monstruo. Ese cuyo verdadero placer está en tener amarrada a una presa. Un monstruo nada sabe del amor. La distancia entre ese valor y su estado de conciencia es enorme. El atacante, aprovechando cuando empiece a cansarle el atacar viendo que no obtiene nada de lo que quiere (y que, por cierto, jamás lo obtendrá), puede y debe empezar a cuestionarse: ¿Qué sentido tiene retener a quien claramente ya me dijo que no me quiere y así desea irse? ¿Qué sentido tiene creerse amado por quien sólo es un prisionero que no me amará jamás? El único absurdo sentido es privarlo de su libertad para amar a otra, otro, a quien realmente quiera, porque tú no te sientes amado por ese que ya te dijo que no te quiere. Un absurdo que pronto terminará. Cuando la presa rompa las cadenas y logre escapar, a pesar de todas las trampas y ataques para que no encuentre la salida. El atacante no sabe que su presa, ya no está ahí desde hace tiempo. Porque no se está donde el cuerpo reside, sino donde la mente piensa y el corazón siente. Se ataca por heridas de abandono. Se ataca por haber creído que el valor propio es en virtud de una relación, craso error; si la relación falla, el atacante cree que falló él. El atacante debe aprender a valorarse a sí mismo sin necesidad de nadie más. Ahí inicia un despertar. El ataque cesa cuando el atacante descubre su valor. El atacante necesita desarrollar urgentemente su autoestima. La autoestima no de desarrolla urgentemente. El atacante necesita paciencia basada en el conocimiento de ese hecho. Atacar es un grito desesperado de anhelo por no dejar de ser amado por quien clara y honestamente ya no te ama. Es un grito absurdo que el otro ya ni oye. Un grito en el vacío. El atacado dejó de amar o quizá nunca amó. El atacante debe entenderlo como un hecho y ya. El atacante se podrá preguntar por qué el otro pudo mantenerse en la relación por tanto tiempo si no hubo amor. La respuesta: claramente hubieron otras razones dónde el atacado ganó algo por mantenerse ahí, incluso una tensa paz. Suele ser dinero, sexo o mera compañía, pero más comúnmente es tensa paz, el atacante desarrolla miedo al ataque, entonces calla con un permanente grito desesperado en su interior. Así pues, razones hay varias; el atacante debe entender que descubrir eso no es lo que importa, cuando lo único que trasciende es descubrir que ya no hay, o nunca hubo amor. El hallazgo podrá ser doloroso, sin duda. Pero el dolor jamás será por el comportamiento de aquel, sino por la expectativa de uno. Si el atacante es sincero consigo mismo, siempre hubieron señales desde un principio. Pero el atacante también desarrolla cierto tipo de ceguera selectiva. El atacante puede llegarse a enamorar de un ideal, de su idea, más que de la otra persona en realidad. El problema reside enteramente en la percepción del atacante, más que en el comportamiento del atacado. Si el atacante entiende el absurdo de empecinarse en ser amado por quien ya no le ama, el atacante en ese mismo instante deja de atacar y suelta todo, por el bien de todos. Es una liberación sucedida en un instante, en un relámpago de confrontante claridad. El atacante despierto alcanza a ver el gran absurdo de sus ataques como estrategias para mantener cierto tipo de relación con quien ya no quiere ninguna. El atacante despierto descubre que atacar era mantener cierta conexión con quien ya no desea ninguna, el atacante despierto descubre el absurdo y suelta al atacado como se suelta de una braza ardiente cuando ya no se quiere uno quemar. El atacante despierto deja de atacar de en el acto. Repito, este acto suele suceder en un instante. Ese es el tiempo que suele tardar el comprender el absurdo, un instante. Deja de gritar su anhelo de ser amado por quien no le ama. El atacante despierto logra alcanzar a ver ese gran absurdo y suelta todo hasta con cierta vergüenza por haber insistido tanto en mantener unido lo que ya estaba separado. Del coraje para a la vergüenza. Uno se apena por cometer estupideces ex profesas. El atacante despierto podría hasta pedir perdón al atacado, pero no por haberlo atacado tanto, sino por descubrir por qué lo atacaba. El atacante despierto descubre que su antigua pobre autoestima le llevaba a vivir en el más pleno sinsentido, viviendo precisamente lo contrario a: más vale sólo que mal acompañado. El atacante, cuando dormido, prefiere vivir en la permanente neurosis de vivir mal acompañado antes que solo. El atacante dormido siembra las semillas de la infidelidad en el atacado, naturalmente. Y sus constantes ataques y deseos de control para ser amado de la manera en que él quiere, riega y cultiva aquellas semillas. El atacante dormido también desarrolla cierto tipo de sordera selectiva. Cuando el otro le dice claramente que no ya no le quiere, eso jamás lo oye. Sólo tiene capacidad para escuchar si se le ama y el otro dice lo que el atacante quiere. Es casi una psicosis. Es desear vivir en un mundo irreal, doliéndose por los ocasionales golpes de realidad. El atacante dormido siempre piensa que el infierno es el desprecio del otro hacia él. No alcanza a ver que el infierno es autogenerado por su propia obstinación de ser amado por quien clara y honestamente ya le ha dicho que no le ama, y quizá ya se lo dijo de la manera más contundente, demostrándoselo, sin palabras. El atacante despierto deja de ser atacante. Se convierte en persona. Deja de suponer y parte siempre de la evidencia. Aceptándola, suelta todo y abre la puerta de la libertad total para todos, siendo la más importante la de sí mismo. Empieza a sentir paz. La persona recobra su dignidad de persona y con amor permite que cada quien siga su propio camino, aquel, el único, donde precisamente podrá encontrar el verdadero amor por medio lógico de la paz. Por amor suelta y por ese mismo amor luego encuentra. Sólo mediante ese amor logra abrir el pacífico camino para encontrar al adecuado, al amor verdadero. Todo esto requiere, naturalmente, tiempo. –Dr. Alejandro Ariza Z. Estas letras brotaron hace unos días siendo aproximadamente las 4:15 AM, despertándome la idea, literalmente empecé a escuchar conceptos, con cierto esfuerzo me incorporé para escribir en mis notas de mi iPhone, aunque incómodo, lo que me venía a la mente con mucha claridad. Hoy te lo compartí aquí. «El hombre que se levanta es aun más fuerte que el que nunca se ha caído». –Victor Frankl. Vivimos desafiando la gravedad. Como adultos, pocas veces somos conscientes de que en todo momento existe una fuerza que tira de nosotros hacia abajo, hacia el piso, nos jala para caer, la fuerza de gravedad. Con los años, hemos aprendido a sostenernos y a desafiarla mediante la fuerza de nuestra piernas o por ciertas posturas y en algunos casos agarrándonos de algo para mantenernos arriba o levantarnos. Exactamente así sucede en el ámbito no físico de nuestra vida, en nuestras emociones, en nuestros sentimientos, en nuestra inteligencia, en nuestra voluntad. Por eso, toda la vida vivimos desafiados por aquello que tira de nosotros hacia abajo, las malas noticias, la pereza, la costumbre, el miedo. Antier me hice unos análisis clínicos y se notó perfectamente cómo en esta cuarentena me solté..., y lógicamente me caí. Y hoy deseo levantarme de nuevo. Hubiera sido mucho más fácil permanecer en la ignorancia de no saber cómo es- taba mi azúcar en sangre, ni saber de mis triglicéridos o colesterol y muchos otros marcadores biológicos. Mantenerse en la ignorancia es la cómoda permanencia ahí tirado sin quererse levantar. Pero, cuando el cuerpo te empieza a hablar, conviene hacerle caso. Y si notas un cambio en tu cuerpo físico, ahí es cuando ya te está gritando. Los cambios en los marcadores biológicos podrían ser apenas unos susurros al oído, pero tendrías que, disciplinadamente, ir a hacerte estudios de laboratorio en una fecha determinada cada año por seguimiento de tu salud. Algo que no muchas personas desean hacerse. Encuentro cuatro razones: la persona no sabe lo tremendamente valioso que es saber anticipadamente, la persona no tiene dinero para irse a hacer estudios, la persona es ignorante y pobre y cree que es un gasto absurdo, la persona prefiere no saber para no asustarse (esa teoría de “la felicidad del ignorante”). Cualquiera de estas razones, más la combinación de varias, hace que una enorme cantidad de gente no escuche el susurro, ahí cuando todavía se pueden corregir tantas cosas. Ese es el valor del la revisión médica anual o semestral. Por disciplina e inteligencia, no por dolor o molestias. La actual cuarentena sostenida ya por tanto tiempo (y el que falta) dada esta pandemia que nos tocó vivir, a todos nos ha relajado luego del tirón de la mala noticia, es casi un reflejo, así muchos nos hemos relajado hasta soltarnos. Muchos, así, hemos caído. Muchos hemos subido de peso, nos hemos sentido preocupados, hemos percibido cómo nuestras emociones están algo alteradas, y hemos mantenido una alimentación ya casi simplemente sucediendo por impulso, sin conciencia. Un mecanismo de defensa harto común en la psicología humana es la compensación, si me siento mal de una manera, busco algo que me haga sentir bien por otra. Así, el relajamiento en ciertas áreas de nuestras vidas compensan la tensión de otras; los placeres pudieron empezar a ser opción viable. La comida, el más fácil y común. Cuando estamos en el suelo, cuando ya nos caímos, puede darnos hasta pereza levantarnos y ahí se manifiesta como sostenida autocomplacencia, casi permanente autoconmiseración. Sabemos que algo nos puede estar haciendo daño, y aún así lo permitimos, luego hasta lo procuramos. Entra una galleta, y se siguen otras cien a lo largo del tiempo. Por eso por ahí recuerdo a algún autor que decía “la galleta con la que subí 10 kilos”, precisamente porque muchas veces basta una para abrir la puerta al largo desfile. La falta de vida social (y su natural y casi conveniente presión), el relajamiento de horarios, el desvanecimiento gradual de la conciencia del día en que se vive, las noticias y la realidad, todo cooperó para que uno, casi naturalmente, mejor prefiriera “soltarse”, y es que a quién le gustaría estar asido a tanta tragedia e incertidumbre. Por eso, psicológicamente me suelto cuando algo ya no quiero tener conmigo. Pero lamentablemente nos podemos llegar a soltar... de todo. Y ahí surge un nuevo y sutil problema, nos soltamos hasta de lo bueno y conveniente. Mi sugerencia, si vives algo similar a lo que yo: confróntate con los hechos crudos cuanto antes. Tienes que ver con tus propios ojos el número de cuánto pesas en la báscula, tienes que medirte la cintura o probar con ese pantalón que dejaste de usar hace dos meses, tienes que ver la cifra del dinero que debes en tus tarjetas, tienes que ver la cantidad exacta de dinero que tienes disponible. Tienes que saber. Esa es la única manera de saber qué tanto has caído al soltarte. Y necesitamos saber, porque sólo podemos mejorar cuando sabemos la medida. Lo que no se mide, no puede saberse si mejora. ¡Necesitas saber! ¡Tienes que saber! Tienes que confrontarte con los hechos crudos cuanto antes. ¿Y para qué? ¡Para levantarte! Saber la verdad suele motivarnos cuando viene aderezada del deseo de mejorar. Y es la motivación más auténtica, la que viene de dentro, una motivación exclusiva para ti, en forma y medida. Y te digo algo: estés como estés, ¡hay solución! Sólo hay que empezar, volver a empezar. Y te digo otra cosa: es extremadamente motivante volver empezar, y más cuando ya has descubierto un hecho contundente: el éxito deja pistas. El simple hecho de tomar la determinación, hace que ahora vuelva a llegar a ti la información necesaria, esa que te mantenía de pie, esa de la que soltaste. Parte de la magia en la vida de un humano es que en cuanto se enfoca, la información llega a él como por arte de magia. Se te aparece frente a ti, todo lo que debes saber para levantarte, cuando lo deseas desde lo más profundo de tu corazón. El misterio de la la Divina Providencia existe y ahí lo compruebas. ¿Señales? Sí, te digo que las recibe uno diariamente, con frecuencia, pero sólo te das cuenta cuando estás preparado para levantarte. ¿Crees que estás leyendo esta columna “por casualidad”? Si eres mi lector asiduo, a estas alturas ya debes saber que eso no existe. Hoy por la mañana, leía una nota el periódico precisamente del día de hoy, cuyo título era: “Retrasa indisciplina retorno a la normalidad”. ¡Sentí el golpe de la verdad! Aunque la nota era la falta de educación para acatar recomendaciones de salud en Acapulco, donde la gente sigue y siguió saliendo tanto a las calles, que hoy es una de las ciudades donde la curva de contagios por Covid19 es cada vez mayor y no podrán reiniciar actividades en la fecha programada por el gobierno federal. Sin embargo, el título es perfectamente aplicable a todo, absolutamente a todo en la vida, ¡hasta se me antojó llamar así a un libro! ¿Te imaginas? La indisciplina retrasa el regreso a la normalidad. Ese libro tendría como epígrafe en toda un hoja al inicio, cinco palabras que han marcado desde hace años la filosofía de mi vida, filosofía Ariza: “Lo normal es estar bien”. Y así, precisamente así, la indisciplina retrasa el regreso a la normalidad, por indisciplinados dejamos de estar bien, nos soltamos, nos caemos. El Diccionario de la Real Academia Española define la palabra “disciplina” como: Doctrina, instrucción de una persona, especialmente en lo moral. Doctrina es una enseñanza que se da, norma, paradigma. Así, la disciplina yo quiero entenderla como una enseñanza de aplicación práctica que prepara a alguien para su mejora y sostenimiento de su bien. La palabra “disciplina” tiene una gran carga emocional, así, muchos la asocian con la milicia, con algo enérgico, con ruda imposición de reglas, como amenaza por no cumplirlas. Y claro, con esa carga emocional, ¿a quién se le va antoja ser disciplinado? Y quizá ya alguien puede estar pensando: “...pues se trata de que te guste o no, hay que hacerlo y ya”. Sí, hay gran carga emocional en esa palabra y por ello nos cuesta tanto disciplinarnos. Sin embargo, yo hoy te quiero dar una nueva conciencia de esa palabra. ¿Lista? ¿Listo? Ahí va: La disciplina es una manifestación de amor propio. Reflexiona un rato en esto. Uno debería de seguir reglas y normas por el entendimiento de la propia conveniencia, así se apreciaría, claramente, como lo que es, una poderosa manifestación de amor propio. Y pues aunque así la carga emocional ahora es de poder más positivo, también debo decir que, a veces uno se deja de amar, así uno se suelta, así uno cae. Creo que se trata de volvernos a enamorar de nuestra vida, volver a pensar en esos momentos en que uno se sentía y estaba tan bien, tan normal, y de esa manera, recordando y enfocándonos en esa experiencia, dan ganas de levantarse, cueste lo que cueste, aunque no cuesta. He ahí la magia de una decisión basada en el entendimiento de un valor real: la conciencia del esfuerzo se desvanece, aunque éste exista no se sufre, se goza la disciplina. En esas ando y por eso sentí, otra vez, la inspiración para escribir. ¡Se siente poder iniciando, una vez más, una alimentación consciente, saludable! Se siente emoción volviendo a leer del tema y enfocándonos en el bienestar real. Se siente entusiasmo por moverse y empezar el ejercicio. Se siente inteligencia volviendo a tomar suplementos que nuestro cuerpo necesita. Se admira uno de cómo vuelven a empezar a llegar las fuentes de información hacia uno, en forma inmediata. Se siente bien volver a lo normal. Espero que el día de hoy mi pluma escribe directo a tu corazón. Nos podríamos acompañar levantándonos. Así como recibí una gran señal en la nota del periódico de hoy, hace unos días recibí otra que dejaré aquí como corolario de mucha de mi filosofía, una imagen que me encantó en extremo, me pegó, hacia arriba, de esos golpes raros que te levantan. ¡Emoción por existir! –Alejandro Ariza Z. Estaré atento a leer tus comentarios... Siempre hemos creído que la responsabilidad se puede suceder “luego de” que hicimos algo. Esa es la clásica manera de entender la responsabilidad que la mayoría tiene. Sin embargo, debemos saber que como privilegio de ser humano, haciendo uso de una facultad intelectual superior, nuestra imaginación, es que podemos desarrollar una responsabilidad “antecedente”, hacernos responsables de algo que pueda suceder. De hecho, esto es un privilegio exclusivo de ser humano y que nos reafirma como tales. Podemos, debemos, responsabilizarnos de algo que pueda suceder incluso cuando todavía no sucede, debido a que sabemos cómo nuestros actos presentes fraguan un resultado futuro.
De esa manera se incrementa nuestro poder sobre nuestras acciones. La fuente de es poder es la adquisición de conocimiento. Mientras más conocimiento adquiramos acerca de cómo funcionan las cosas en este mundo dominado por la ley de “acción-reacción”, más responsabilidad antecedente desarrollaremos. Por eso es tan grave no adquirir conocimiento. Ahora bien, sé que no podemos saber todo de todo, sería imposible, pero sí existe un conocimiento trascendente que todos deberíamos adquirir: lo básico acerca de nuestra salud, nuestras finanzas y nuestras relaciones humanas. Y aquí te repetiré algo de lo que he insistido bastante en mis conferencias: este tipo de conocimiento difícilmente lo adquirirás en el modelo educativo tradicional, en la escuela incluso a niveles superiores. Es un conocimiento que está ahí, disponible para todos nosotros, pero que nadie te va a enseñar en el modelo educativo mexicano tradicional. ¡Tú sólo tienes que ir en busca de ese conocimiento y adquirirlo! Y así, tú sólo eres el que podrá mejorar enormemente su calidad de vida. No lo sé, pero a mí me parece que el modelo educativo mexicano tradicional está diseñado, precisamente, para que no sepas lo que debes saber y lo que te salvaría de muchos problemas. Pero alguien está ganando mientras mantiene la ignorancia de las mayorías. ¿Cómo lo logran? Diseñando programas de estudio en donde se enseñan muchas cosas que no te servirán para nada en cuanto a mejorar tu salud, tus finanzas personales o tus relaciones humanas. Se trata de “ocupar tu tiempo” adquiriendo un conocimiento inútil para esos trascendentes objetivos y así imposibilitarte, por la falta de tiempo, para que adquieras un conocimiento que sí te salvaría, que sí te ayudaría, que sí mejoraría tu calidad de vida. Te digo, alguien esta ganando algo, y mucho, manteniendo la ignorancia de algo trascendente mediante el hecho de dar conocimiento inútil. El plan yo lo percibo maquiavélico, porque con la imagen pública de brindar conocimiento, así mantienen la ignorancia. Para mayor claridad: con la imagen pública de dar conocimiento inútil para la vida real y práctica, imposibilitan al estudiante al ocupar su tiempo, para que aprenda lo que sí le va a servir en la vida real. ¿Fuerte esta suposición? Sí, lo es. Pero así funciona esto. Aquí se abren dos posturas: (1) Decir: “…uf, pues sí, qué terrible”, y ya. O (2) sabiendo esto, dedicarse a título personal a aprender aquello que nos libera y nos sirve realmente. Yo toda mi vida he optado por la segunda postura y mi vida así ha mejorado siempre en maneras sorprendentes. Yo sólo he tenido que investigar, leer, preguntar a expertos, leer blogs, atender webinars, asistir a conferencias, etc., y esa inversión de mi tiempo y dinero ha sido de lo más inteligente que he podido hacer en mi vida. Te podría citar muchos ejemplos, pero para fines prácticos de esta breve columna, dos:
Si pudiera darte un ejemplo de prevención, por citar uno de tantos que hay, deberías de tomar diariamente, ya como un hábito natural en tu vida, un suplemento de ácidos grasos omega 3. Hoy está más que demostrado el beneficio que hay para prevenir enfermedades neuro-degenerativas, mejorar tu salud cardiovascular, tus articulaciones y hasta tu salud ocular. ¡Todo eso mejora, previniendo enfermedades en esos ámbitos, el hecho de tomar diariamente este valiosísimo suplemento! Yo no sé tú, pero si a mi me dicen y me demuestran científicamente que “algo” puede disminuir el riesgo de padecer Alzheimer, si “algo” disminuye la posibilidad de vivir esa tragedia, ¡yo me lo tomo! Si además es un suplemento que es barato, ¡con más razón me lo tomo! Si me lo tomaría aún si fuera caro, qué decir si además es barato. Si me dicen que hay que tomarlo diario y para siempre para que surja efecto y lo mantenga. ¡Me lo tomo diario! Así de sencillo es esto. Pero como no conoces, no lo haces. O como conoces muy poco del proceso, entonces lo hacer un mes y lo dejas. La gente enferma por no saber. Ese es el verdadero origen de muchas enfermedades. Yo, en lo personal, tomo diario un paquetito de suplementos que sé que hacen mucho bien, en mi presente y en mi futuro. Haciendo clic aquí puedes conocer qué es lo que yo tomo diariamente. Si dejar de comer azúcar es extremadamente benéfico para la salud. ¡La dejo de tomar! Sólo hay que saber del tema. Y de este ejemplo, bendito sea Dios, ya está plagado internet con información de gran valor. Sólo necesita tú solo ir a buscarla y dedicar tiempo a leer. Ahora bien, aquí debo decirte algo muy fuerte: aun sabiendo, no es suficiente para emprender la acción. ¡Yo mismo sé de ciertas cosas que me podrían mejorar y no las hago! Falta un elemento en esta misteriosa ecuación que termina en emprender la acción. Pero este tema es tan basto que será tema de otra futura columna. Existe un "elemento ignición", del que en un futuro hablaré. Sin embargo, saber es ya un primer gran paso, uno esencial para empezar un proceso que terminará en emprender la acción que geste un nuevo hábito en nuestras vidas. Estimado lector, estimada lectora, de verdad, de corazón, te felicito por investigar por tu cuenta. Te tengo una buena notica, y más si ya has llegado hasta aquí (lo que mucho menos, de los ya pocos que leen, logran). Existimos personas que nos dedicamos a investigar y a enseñar todo aquello que en el modelo educativo tradicional no se enseña. ¡Esto es una gran ventaja para ti! Existimos personas que nos la pasamos estudiando, leyendo, investigando para luego, compartir de una manera más digerida y sencilla la información con la gente. Incluso otros somos, además, investigadores, y somos la fuente de información de ciertos hallazgos que mejoran la calidad de vida de una persona. Leer a autores así, ya es un atajo de gran valor para tu vida. Por ello te vuelvo a felicitar por estar leyendo aquí. Y de hecho, así, tu lectura le da sentido a mi trabajo y nos coloca a los dos en la bendita ventaja de vivir con responsabilidad antecedente, ahí donde prevenimos, donde evitamos dolor y tragedia, produciendo mayor posibilidad de salud en todos los sentidos, física, emocional, intelectual y hasta financieramente en nuestras vidas. Te invito a aprovechar lo que he creado para ti en mi página, información de valor disponible para ti las 24 horas del día, los siete días de la semana, para que puedas ver conferencias enteras, webinars o escuchar audios, y todo en la comodidad de tu celular o tableta o computadora. Haz clic en cada opción y espero aproveches lo que juntos podemos prevenir para bien propio y el de nuestra familia y amigos. Recuerda… «Si entiendes, cambias». –Alejandro Ariza Z. |
Dr. Alejandro Ariza Z.Conferenciante inspiracional, autor, médico y empresario. ¿Te interesa recibir todas las publicaciones de Alejandro Ariza?
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Octubre 2024
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