El diccionario define la palabra “enfermedad” como:
De esa manera, me atrevo a observar que el estar “muy ocupado”, bien podría representar una enfermedad. Estamos viviendo una época en donde llenarnos de ocupaciones parece la norma y, para muchos, hasta símbolo de estatus, proyectando importancia. Comunicar que uno está “muy ocupado” es una trampa del ego, donde la persona reclama reconocimiento, admiración, a su vida tan ocupada. Muchos pasamos por esa etapa, pero si sigues avanzando, descubres que ya bien se puede tratar de una enfermedad eso de estar “muy ocupado”. Gente que suele decir “no puedo” a muchas invitaciones que la vida le hace a través de amigos, familiares o circunstancias, se ve imposibilitado a aceptar. Muchas veces, en esencia, atrapados en una vorágine de actividades para poder seguir ganando más y más dinero, para producir más y más, para así, luego disfrutar y vivir más seguros, cuando ese luego, nunca llega precisamente por estar “muy ocupado”. Hoy en día parece que cuando uno pregunta a alguien: “¿Cómo estás?”, la acelerada respuesta :”Bien, gracias”, es ya sinónimo de “Muy ocupado”. Siempre intentando hacer varias cosas a la vez, personas que hasta orgullosas se pueden llegar a sentir de su capacidad “multitasking”, aludiendo a su gran responsabilidad, a la franca necesidad que tienen de hacer las cosas así, ya que de otra manera no saldrían adelante. Hoy siento compasión por ese tipo de personas, y expondré más adelante porqué. Hace unos días conversaba con el director general de afamado y poderoso consorcio a nivel nacional y cuando lo felicitaba por lo extraordinariamente bien que van progresando, de repente me atestó con un comentario que expresó con franco orgullo: “Gracias, pero aun así te he de confesar que soy un insatisfecho permanente”. Hoy escuché eso tan delicado, y me sorprendió también recordar que hace más de 10 años llegué a escuchar de un afamado maestro de liderazgo que precisamente esa era una característica del líder, ser un insatisfecho permanente, propositivamente hablando. Yo mismo lo llegué a enseñar en algunas conferencias de liderazgo. Porque el líder siempre querrá más, mucho más, mejor… porque sabe que siempre se puede lograr más. Desde el punto de vista “motivacional” parece bueno y hasta adecuadamente operante para mantenerse en una “mejora continua”, puede ser admirable. Sin embargo, al paso de los años y mientras más despertar espiritual se tiene, puede resultar ser precisamente todo lo contrario, se vive en constante estrés y cada vez mayor. «No sólo de pan vive el hombre...» –Mateo 4:4 Todos buscamos mejorar, por supuesto, pero sugiero detenerse a reflexionar qué es aquello que verdaderamente es una mejora para nuestras vidas. El ser humano necesita descansar, disfrutar de sentirse libre, tener momentos de ociosidad, dormir profundamente, estar en silencio absoluto de vez en cuando, convivir con algunos otros como también en una cita exclusivamente consigo mismo, todo esto como parte del funcionamiento normal para el diseño de ser humano. Sin embargo, hoy se le tacha de holgazán a quien se da un momento así, de hecho, quien ya está enfermo de “muy ocupado” precisamente se siente mal si programara en su calendario un espacio para la total libertad. Ahí no sabría que hacer, es el “síndrome del domingo” del que habla el Dr. Viktor Frankl, día en que las personas enfermas de “muy ocupado” entran en ansiedad por no saber qué hacer. Personas que de esa manera, hasta las vacaciones las programan llenándolas de actividad para “aprovechar” todo momento y tratando a la familia como empleados que tienen que obedecer un programa para aprovechar las vacaciones. La ansiedad viaja con esa persona, también lo acompaña a sus vacaciones porque de lo contrario la persona no sabría qué hacer. En fin, ejemplos podría dar muchos, pero hoy, me gustaría hacer antonimia del estar “muy ocupado” con “ser libre”, queriendo decir que se puede tener (y se debe tener) programación para un tiempo desocupado, en paz, sin programa, sin agenda, sencillamente ser, pacíficamente estar. La actividad siempre será buena, es fuente de felicidad, realización, pero creo que no tiene que llegar a tratarse de estar “muy ocupado”. Mi aprendizaje por una nueva conciencia de “mejorar”. En los más recientes años de mi vida, deliberadamente me he desprendido de muchas cosas y me ha encantado la experiencia, incluso de aquellas que antes valoraba mucho, me ha fascinado cuán bien se siente dejar de necesitar al descubrir que no había real necesidad alguna ahí. Todavía me sorprendo de ya casi estar cumpliendo dos años y medio sin usar reloj, y es que ahí lo que te quitas es el estatus de lo que te podía dar traer uno, porque a la hora sigo teniendo acceso sencillamente viendo la pantalla de mi celular; el lugar donde vivo cada vez me gusta más mientras menos cosas tengo, cada vez me me siento más libre y despreocupado. He de confesar que ha sido un arte aprender a cada vez vivir con menos, al mismo tiempo que mantener una vida productiva y sostenida a mi propósito de vida. Pero, como todo, se aprende con la práctica y ésta jamás sucederá si no empiezas. Salir airoso y en forma extremadamente exitosa de una crisis económica, fue motivo hasta de que escribiera mi libro: Inteligencia para el dinero. Todo lo que ahí expongo como solución, lo sigo viviendo pero ya como estilo de vida. Aprender y compruebas que menos es más. Por supuesto que no rechazo los lujos y la buena vida, ¡me encantan!, pero el gran cambio ha sido lo que para mí es un lujo y la buena vida. La experiencia la mantengo y la sigo procurando, lo que significa el lujo y la buena vida fue lo que cambié radicalmente. Tengo otro amigo, exitoso empresario multimillonario, que algún día en que me platicó lo que tiene en su casa y la casa que tiene en sí, me llegué a preguntar quién tiene a quién. Muchas veces la persona se hace de tantas cosas y le significan tantísimo valor que pueden llegar a intercambiarse los papeles y ahora las cosas son las que tienen a la persona. No salir mucho tiempo de vacaciones porque la casa se puede quedar sola mucho tiempo, y ahora eso es un riesgo. En fin, ejemplos bajo esta perspectiva también podría dar mucho, pero creo que con este ya te llevas una ilustración que te podrá dejar pensando en quien tiene a quién realmente cuando observes tus cosas. Hay diferencias entre la gente “muy ocupada” y la gente “libre”. Aquí te compartiré algunas que alcanzo a ver: La gente libre conoce su propósito en la vida. Cuando no sabes lo que quieres, quieres lo que no sabes ni para qué lo quieres, y de eso, del mundo de lo que uno no sabe, hay enormes cantidades. La personas “muy ocupadas” suelen llenarse de cosas que no lo llevan a cumplir su propósito en la vida, pero precisamente porque no saben para qué vinieron a este mundo, entonces, sienten que su objetivo es estar seguros, y creen que acumulando y acumulando, más y más, estarán seguros y algún día podrán sentarse a descansar para disfrutar del emporio que han creado. Sin duda, muy loable y admirable su capacidad para producir, pero la pregunta que permanece en el aire es el precio que pagan diariamente, y no, no me refiero a dinero, si no a calidad de vida. No hay descanso. Competencia permanente. Una persona libre suele saber para qué vino a este mundo y precisamente porque se dio el tiempo para pensar en tan singular y trascendente pregunta, en su legado. Llega a la respuesta y así, fácilmente puede decir “no” a todo aquello que no lo dirija a donde debe ir como propósito de su vida. Es fácil desprenderse de lo que es inútil para un propósito, de hecho, ni se interesa uno en ello. ¿Para qué? Teniendo un mapa con destino es fácil transitar por una ruta específica, pero sin destino, se puede caminar por cualquier lado y para donde sea. Aquí, lo más importante que quiero recordarte es el enorme poder que tienes para elegir. ¡Ejércelo! ¡Tienes el poder! Y si eres sincero, muchos de los problemas que hoy tienes y por los cuales estás “muy ocupado” resolviendo, son porque tú elegiste algo que te llevó hasta ese punto. Y si eres sincero, esas elecciones las hiciste sin tener clara la misión de tu vida, tu propósito. Por eso tú solo, tú sola, te metiste en un problema que ahora te cuesta trabajo solucionar y estás “muy ocupado” en ello. Lo valioso aquí es que veas el poder para elegir que tuviste en todo momento. ¿Elegiste mal? Quizá. Pero aquí no estoy analizando si lo hiciste bien o mal, sólo estoy intentando hacerte ver el poder que siempre has tenido para elegir. Mejorar será cuestión de hacer nuevas elecciones. El poder lo mantienes. Date el tiempo para pensar en tu misión de vida. Es importante. En toda actividad que realices la moneda con la que pagarás lo que elijas no es dinero, sino tiempo de tu vida. Y que quede claro, la gente libre, no es aquella que no hace nada, ¡precisamente todo lo contrario!, hace y quizá hasta mucho, pero hace aquello que es parte de su propósito en la vida. De aquí la importancia de detenerte a pensar si en el trabajo donde estás, realizas la actividad para la que viniste a este mundo. Es un tema sumamente serio y delicado detenerte a pensar en esto. ¿La misión de la empresa en la que prestas tu tiempo de vida es acorde a la misión de tu vida? Si es así, ¡felicidades por se libre ahí en tu trabajo haciendo lo que haces! La gente libre sabe que puede elegir en todo momento. Estar “muy ocupado” es una elección, y eso les queda muy claro a la gente “libre” y deciden no vivir así. ¿Hace cuánto tiempo que no respondes “nada” a quien te pregunta qué estás haciendo? Porque, hoy para mí, ese es un verdadero lujo y parte de la buena vida que me doy. Sólo hasta que elijo no hacer nada, en mi caso, empieza un manantial de paz, llego a sentir que puedo detener la velocidad con la que pasa el tiempo y descubro con asombro una gran cantidad de milagros que me rodean a cada momento, incluso el que soy yo mismo tan sólo por existir. Esto pasa de largo para alguien “muy ocupado”. Y hoy pienso en lo triste que es vivir sin darte cuenta de ello. Ahora bien, estoy consciente de que pueden sucederse súbitamente esas condiciones donde se nos demanda tiempo y distracción. Cualquiera que tenga hijos sabe a lo que me refiero, pero de mis maestros más admirados, todos con hijos, descubrí que tenían un lugar para retirarse y estar solos, donde ni los hijos podrían entrar. Ahí está una manera en que puedes decidir aislarte unos momentos y ser libre aún cuando ocupaciones sorpresivas puedan sucederte. Ejemplos de esto puede ser desde salir a caminar para estar unos momentos contigo, hasta tener otra casa en donde entras sólo tú para dedicarte a la actividad que viniste a hacer a este mundo. Todo dependerá de la dinámica a la que hayas logrado llegar. Pero el mensaje es el mismo, la gente libre puede elegir en todo momento, hasta en las sorpresas. La gente libre sigue siendo productiva. La gente libre descubre con sorpresa que puede llegar a hacer más eligiendo menos actividades. La gente libre vive el poder del enfoque. Creo recordar que Warren Buffet dijo: «La diferencia entre la gente exitosa y la gente muy exitosa, es que la gente muy exitosa sabe decirle “no” a casi todo». A menos distracción, más productividad. Esto hasta lógico es. La gente “muy ocupada”, paradójicamente por lo mismo, parece no ser productiva en nada. Tiene tantos “pendientitos” que suelen olvidar cosas, confundirlas, revisarlas a medias, y sentir que el tiempo nunca les alcanza. Recuerdo cuando alguien me preguntó cómo es que alcancé a terminar de escribir un libro. Mi respuesta fue que no hacía otra cosa más que escribir el libro. Y nada más. Claro, ocasionalmente viví circunstancias en que me distraía otra actividad y me vi forzado a hacerla, sí, claro. Aproximadamente el 15 % de mi actividad fue en esas distracciones obligadas. Y regresaba a escribir. Así, cualquiera que termina algo, podrá decirte que ese es el “ingrediente secreto”. La gente libre, puede detener el ritmo y gozar la pausa.
¡Qué tal irte a tirar al pasto para ver el cielo y encontrar figuras en las nuebes? Este planteamiento puede parecer un imposible, siendo un franco absurdo lleno de holgazanería e irresponsabilidad para las necesidades del mundo actual, para alguien enfermo de “muy ocupado”. Yo disfruto hacerlo. Disfruto darme el tiempo de irme a sentar en mi sala para beber una buena copa del mejor vino tinto, hasta yo sólo. No necesito a nadie para brindar, no necesito más nada. Es un espacio para mí, de inmenso gozo y… ¡sin sentimiento de culpa alguna! Hace muchos años esto último fue de lo más difícil para mí. Hoy ya no. Hoy no hay culpa por sencillamente funcionar como ser humano y darme tiempos para vivir así. Las pausas no dan la oportunidad de voltear a ver cuántas maravillas nos rodean a cada momento. Las pausas son pequeñas escuelas para aprender y llegar algún día a decidir estableciendo un “Suficiente”. Llegar ahí es un arte, un desafío. Pero ten la certeza de que nunca llegarás a esa paz, si no empiezas a practicar con las pausas.
Y cuando descubres que muchos placeres de la vida son, quizá muy intensos pero tan breves, tienes dos opciones: seguir persiguiéndolos y persiguiéndolos hasta que te satisfagan del todo, estar “muy ocupado” en su gestión o dejarlos de perseguir porque nunca te satisfacen del todo. Sugiero que elijas lo segundo. Y si llega alguno de estos placeres por ser libre… se incrementará el placer al tratarse de una agradabilísima sorpresa. En el corazón del hombre existe el deseo permanente. Y si logra, quiere más. Y si lo logra, quiere aún más. Por eso, nada de este mundo “finito” llega a satisfacer al hombre. Es bajo este entendimiento que a un corazón permanentemente deseoso hasta el infinito, lo único que puede dejarlo en paz y satisfecho plenamente es lo infinito. Ahí es cuando buscas y dejas entrar a tu corazón a Dios. Ahí acaba la búsqueda incesante. Ahí, al fin, sientes paz. La gente libre al fin descansa realmente. Descansar es esencial, para tu cuerpo, tu mente y espíritu. Y descansas de hacer. La pausa se hace más consciente, más profunda. Una persona libre de la enfermedad “muy ocupado”, ¿seguirá haciendo? ¡Por supuesto! Pero sólo lo suficiente y teniendo en calendario los momentos para descansar. Para convivir con total atención con sus seres queridos, para leer, para pasear, para darse la oportunidad de disfrutar esta experiencia llamada vida, con lo que tenga y pueda, y será suficiente y regocijante. Admiro a ciertos amigos que, por su religión, cumplen con su “Sabbath” y lo respetan como algo de enorme importancia. Lo es. Ponen en calendario vacaciones de dos semanas cuando menos. Son valiosas. Y tú y yo, organizándonos, poniendo orden en nuestras vidas, ¡claro que podemos hacer lo propio! Descansar no es holgazanería y pereza sin sentido. Descansar así, es casi un deber vital, y precisamente para luego poder hacer con más inteligencia y entusiasmo. En esta época, parece estar de moda, enarbolar el “trabajo arduo”. Yo no estoy de acuerdo en ello, si es un trabajo que no te dirige a tu misión de vida. Te garantizo que estarás enfermo de “muy ocupado”, trabajando duro, trabajando arduamente, orgulloso de que los demás reconozcan que trabajas como burro. Y sí, hay mucho de verdad literal en ello, como burro. Espero que con una nueva conciencia descubras que se trata de trabajar inteligentemente, descubrir pacíficamente cuándo es suficiente, y establecer el sano contraste con el divino descanso, lo que hace una persona libre. La gente libre descubre su don y mediante ese formidable hallazgo descansa hasta por saberlo; una persona enferma de “muy ocupado” no tiene tiempo para descubrir sus dones. Una persona libre está en control de sus emociones, una persona enferma de “muy ocupado” le suele caracterizar que se torna hostil e intolerante, empieza a perder el control de sus emociones. Una persona libre encuentra pacíficamente el tiempo para cuidarse; una persona en forma de “muy ocupado” descuida su salud y se le nota. Para tu corazón permanentemente insatisfecho con lo finito, con lo fugaz y pasajero, cólmalo de gracia recibiendo a Dios en él. Hasta ese entonces el infinito le satisfará. Entrarás a vivir una vida en paz, disfrutando hacer aquello para lo que se te confirió vida, y descansando para así gozar también de la creación. Confucio, 2,500 años a.C., expresó: «Todos tenemos dos vidas. La segunda empieza cuando entendemos que sólo tenemos una». Si llegamos a ser sabios, nos tomamos la dichosa oportunidad de vivir con serio análisis de nuestra existencia en ella. ¡Emoción por existir! –Alejandro Ariza. P.D.: Cuéntame qué te hizo sentir esta columna, me encantará leerte en los comentarios y conversar.
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A manera de broma he solido usar esta analogía de “como la humedad” refiriéndome a cuando sucedió un cambio y fue “tan poco a poco” que no se da uno cuenta hasta que ahí está, exactamente como cuando un fragmento de la pared se cae por la humedad subyacente y que, para nuestra sorpresa, estuvo erosionando la base desde mucho tiempo antes, pero muy lentamente, poco a poco, afuera en la superficie no se veía nada, apenas aparecían algunas pequeñas burbujas que se notaban sólo si uno se fijaba, para que “de repente” de un momento a otro, se desprende un fragmento del yeso y hasta ese momento notamos el dramático cambio. Y sí, exactamente así nos puede pasar si toleramos esos pequeños cambios que ya se empiezan a suceder y no nos damos cuenta. Y no nos damos cuenta no por no queramos darnos cuenta, sino precisamente porque son difíciles de percibir al irse sucediendo tan lenta y sutilmente. Eso fue lo que me sucedió antier cuando entré a mi cuenta de Twitter y noté la cantidad de tuits deprimentes, todos haciendo referencia a la política mexicana contemporánea, a problemas económicos consecuentes, etc. De repente pensé: “¡Ya no más! Cerraré mi cuenta de Twitter!”, para minutos más tarde recibir el consejo de una amiga de que no era necesario cerrar mi cuenta, sino bastaba con eliminar o bloquear de quien no quería recibir noticias. ¡Claro! ¡Eso mismo hice hace años en mi cuenta personal de Facebook, donde creo no llego ni a 30 “amigos” ya que yo sí manejo el Facebook personal como creo se concibió desde un principio, sólo para tener contacto con personas que uno realmente conoce. ¡Se me había olvidado el poder del botón “eliminar”! Uf… me di rienda suelta eliminando y eliminando a toda persona que no hablara de bien, verdad, belleza, unión y buen humor. Eliminé a más de la mitad de personas que seguía. ¡Cambió totalmente todo mi Twitter! Apenas antier era deprimente entrar a mi cuenta al ver tanta gente atacándose, burlándose, ofendiéndose políticamente, y hoy, ¡es un placer entrar a mi cuenta! Sólo se lee de filosofía, de superación personal, de tecnología y buen humor. Punto. ¡Tan fácil! ¡Usa el botón “eliminar”! Tanto en tus redes sociales como en la vida misma. ¡Es tremendamente saludable! Ahora bien, reflexioné al respecto cuando al ir eliminando personas, me pregunté: “¿Cómo fue que llegué a seguir a casi 100 personas u organizaciones que no van de acuerdo a mi filosofía de vida? ¡¿Cómo llegué ahí?!”. Como la humedad. Sin darme cuenta, muy poco a poco, lentamente, por querer estar “actualizado” siguiendo hasta a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al Presidente y a “expertos” en finanzas, economía y analistas de política, siempre queriendo saber primero para traducir las noticias relevantes a un lenguaje que todo mundo entienda y comunicarlo en mi página pública de Facebook de “Inteligencia para el dinero”. ¡Ahí empezó todo! Con una buena intención, pero sin darme cuenta por irlo haciendo lentamente, como la humedad. Debido a que soy autor de un libro especializado en finanzas, Inteligencia para el dinero, pero siendo el único libro de finanzas que las analiza desde una perspectiva filosófica y de superación personal –temas propios de Nueva Conciencia, mi filosofía de vida–, fue que empecé a llenarme de información que no es acorde a mi corazón. Fue útil para mi cerebro, pero no para mi corazón. Se acabó. Yo ya publiqué y ya expliqué lo mejor que pude para el público lo que recomiendo en mi libro, Inteligencia para el dinero, pero he decidido que hasta ahí. ¿Qué ha pasado en este tiempo en que he dejado de saber de las últimas noticias del gobierno, de expertos en finanzas, de célebres analistas políticos, etc.? ¡NADA! ¡No ha pasado nada! O quizá, sí ha pasado… me he sentido extraordinariamente bien, he vuelto a mi centro. Volví a sentir gusto por usar Twitter. Todo sencillamente usando inteligentemente el botón “Eliminar” y eligiendo sólo lo que suma a mi filosofía de vida. Así, volví a “mi” mundo. A ese donde pertenezco de lleno, a ese a donde Dios me puso para ser y servir. No debo salirme de ahí. ¿Puedo asomarme a otros? ¡Claro, por supuesto, quizá necesario ocasionalmente!, pero asomarse es una cosa y empezar a pertenecer es otra. Claramente sentí como volví a mi acostumbrada paz, claramente sentí cómo volví a mi entusiasmo y fe en la vida. Claramente noté cómo mi mente tuvo más tiempo para enfocarse exclusivamente a lo que le da sentido a mi vida y alegría a mi existir, a Nueva Conciencia. Te quise escribir esto hoy porque estoy seguro que te puedo ayudar a reflexionar en algo parecido que te esté pasando, sin darte cuenta, como la humedad. Haz un algo y observa qué fuentes de información has elegido que entren a ti. Lo que no te sirva para tu misión y bienestar, elimínalo. De verdad, es más el morbo del “nuevo entretenimiento” de hoy en día, querer saber de “los pleitos” de las diferentes corrientes de opinión, del gobierno, de analistas. Un mundo donde las personas de a pie, como tú, como yo, no podemos hacer absolutamente nada. Y aquí te recuerdo un precepto esencial de Nueva Conciencia: sólo ocúpate de aquello sobre lo que tienes control. De todo lo demás, despréndete, precisamente por que no tienes el más mínimo control. Si algún día asistes a una reunión en donde se esté hablando del tema socio-político que esté de moda y la nota trascienda ese día, deberás llegar a sentir placer de que, cuando te pregunten tu opinión, les puedas decir: “Ahora sí no sé, heee, no sé nada de lo que están hablando, ni idea. Apenas estoy escuchando algo aquí y ni sé”. Al principio serás visto como un bicho raro, para que después, te lleves la sorpresa de que hasta admirado seas, precisamente por no saber de esas cosas. ¡Hay temas mucho más importantes y sobre los que sí tenemos control que deberían ocupar la mayor parte de nuestra mente y corazón! Elige con inteligencia. Hasta podrás ser quien cambie el tema de esa reunión… para beneficio de todos. Te hablo por amplia experiencia. Podría darte muchos más ejemplos, pero algo me dice que es suficiente. En el tema de hoy, menos es más. “Limpia” tus redes sociales (o bien, te podría sugerir: limpia tu vida). Permítete ser influenciado sólo por algo que aporte real valor a tu vida. Todo lo demás, deséchalo. De verdad, no practiques el “nuevo entretenimiento” que representan los noticieros, la nota roja o amarilla, los pleitos de poder. A ese mundo no pertenecemos. Te recuerdo: tú y yo estamos en este mundo, pero no somos de este mundo. Cuando uno llega a comprender esto a cabalidad, uno elige mucho mejor los compañeros de viaje. Si has de entretenerte, mejor ve al teatro a ver una extraordinaria puesta en escena, busca un juego de mesa, lee un buen libro, haz ejercicio, sal a pasear a tu perro, disfruta de una buena película, ten la dicha de conversar con alguien disfrutando de un exquisito café, disfruta de buena música, prepara material y sigue estudiando más de aquello a lo que te dedicas, en fin. Hay muchas más fuentes de entretenimiento. Elige con inteligencia. Pronto volverás a sentir una gran… ¡Emoción por existir! –Alejandro Ariza. Lo prometido es deuda, y como lo avisé en mi página de Facebook de “Inteligencia para el dinero”, les platicaré brevemente de una experiencia generadora de seguridad, paz, alegría y poder y que me encantaría que todo mundo viviera, precisamente gracias a tener inteligencia para el dinero. Concretamente: como muchos problemas de salud, no avisan, y súbitamente me tuve que internar hace cuatro días en el hospital por un violento cólico renal. La historia acabó en que me tuvieron que sacar una piedrita mediante un procedimiento no invasivo, pero como si fuera una cirugía, y todo el numerito salió cotizado en 160,000 pesos mexicanos. Tenía que desembolsar esa cantidad en tan sólo cuatro días. Era la suma del internamiento en el Hospital Ángeles, honorarios del cirujano, anestesiólogo, medicinas, etc. ¡Pero gracias a que, por inteligencia para el dinero, tengo un Seguro de Gastos Médicos Mayores con AXA Seguros, vi que aplicaba perfectamente en mi caso –ya que hay letras chiquitas con excepciones para casos renales requiriendo un tiempo de espera (que por bendición yo ya tenía cubierto)–, y acabé pagando ¡sólo 22,000 pesos! ¿Leíste bien? La cuenta era de 160,000 pesos y sólo pague 22,000. ¡¡¡Esa es la maravilla de tener un Seguro de Gastos Médicos Mayores!!! Es, inteligentemente, transferir el sorpresivo riesgo económico, por una emergencia, a la aseguradora. Ese es el beneficio de tener un seguro. Y para colmo, precisamente por todo lo que explico en mi libro, Inteligencia para el dinero, ya tenía desde hace más de un año, un fondo donde ahorré-invertí lo necesario para cualquier gasto de emergencia mi Seguro de Gastos Médicos Mayores, es decir, sencillamente hoy por la mañana, abrí ese fondo y tomé una partecita para pagar esos 22,000 pesos y listo. ¡Has de cuenta que no pasó nada! No sé cómo explicarte más mi sentir. ¡Qué segura experiencia! ¡Qué manera tan feliz de terminar el 2018 acabo de vivir! Grabaré un video con todo el detalle para que en la historia proporcione muchos consejos, te recomiende a mi extraordinario agente de seguros personal, pero esa información será privilegio de mi nueva sección: “Temas Selectos de Nueva Conciencia” a los que puedes tener acceso haciendo clic aquí.
Si te has preguntado alguna vez si tiene algún caso tener un Seguro de Gastos Médicos Mayores, como muchos de nosotros nos lo hemos preguntado (¡claro que me incluyo!), sobre todo cada vez que tienes que pagar el seguro, ¡pues claro que tiene caso! Y, aunque suene trillado, sólo te das cuenta de la extraordinaria bendición que es tener un seguro, hasta que lo necesitas. Mira nada más la diferencia, por citar mi ejemplo: terminar el año con un gasto súbito e inesperado de 160,000 pesos en cuatro días (8,000 dólares americanos –para que tenga la referencia quien me esté leyendo de otro país–), o terminar el año sin ninguna deuda en absoluto, ya que la solución a mi súbito problema de salud que ya pasó, fue cubierto por mi seguro y el resto (22,000 pesos, unos 1,100 dólares americanos) ya lo tenía ahorrado desde hace más de un año, en un fondo a parte, como debe ser. ¡Cuánta paz, cuánta libertad, cuanta seguridad se genera uno a uno mismo con inteligencia para el dinero! Por eso escribí todo un libro para ti, por eso existe un webinar de “Inteligencia para el dinero” de más de cinco horas de duración que puedes tomar el día y la hora que quieras haciendo clic aquí. Que tengas esta información es más importante de lo que una persona promedio puede alcanzar a entender. Citaré los primero renglones de la contraportada de mi libro, Inteligencia para el dinero: «Todos los seres humanos deseamos vivir en paz, ser libres, tener éxito, ser felices y sanos. Debes entender que unas correctas finanzas personales son esenciales para lograr vivir de esa manera». ¡Dios! ¡Cuánta verdad hay encerrada en esas pocas palabras! ¡Y más en esta época de propósitos de Año Nuevo! Todo mundo se desea prosperidad, paz, amor, felicidad, salud… pero si se queda en buenos deseos, ¡te aseguro que de ahí no pasa! Yo lo viví durante años, ¡décadas!, esa falsa ilusión de creer que con pensar bonito y optimistamente bastaba, ¡y no! ¡Tienes que tener inteligencia para el dinero y aplicarla en lo más práctico de tu proceder de tu día a día! ¡Esa es la única manera práctica de sembrar verdadera paz, seguridad, prosperidad, salud! Olvídate del borreguito atrás de la puerta, de los cuarzos de la abundancia, de los cursos en línea para alcanzar prosperidad mediante la energía de las conexiones cósmicas, olvídate de ponerte los calzones de algún color el 1º de enero para atraer abundancia. ¡Nada de esas mamadas sirve! Si no crees, observa tus finanzas. O bueno, si sonó fuerte, mejor observa las finanzas de esas otras personas que te recomiendan todo eso y mira si son realmente libres financieramente por eso. Lo único que sirve para vivir en paz, seguridad y verdadera prosperidad es tener y aplicar tu inteligencia para el dinero y yo te digo cómo, parado en la evidencia del cómo llevarlo a cabo y vivir tan feliz, tan seguro y tan pleno. Queridos lector, querida lectora, para este Año Nuevo deseo que te atrevas a hacer lo necesario para que logres la prosperidad, paz, alegría, salud y seguridad que verdaderamente genera tener inteligencia para el dinero. ¡Que ya el 2019 sea el año donde hagas lo que tengas que hacer, cambies lo que tengas que cambiar, para dejar de tener deudas totalmente, empieces a ahorrar, a invertir y a tener tus seguros! Vivir así es maravilloso. Y para colmo, así es lo normal. Permíteme afirmarte algo ya aquí en confianza: El Año Nuevo no será nada nuevo si sigues comportándote igual en tu vida, si tienes los mismos hábitos, si tienes el mismo conocimiento, si todo sigue igual. Lo “nuevo” del año, será una falsa ilusión, como les pasa a miles con todo y su preocupación por comer las 12 uvas con cada campanada, y por eso se frustran, porque en estas fechas por todos lados se comunica el deseo de un cambio, la publicidad se enfoca en eso alrededor de estos días, pero nada les cambia a muchas personas y, para colmo, porque ellos mismos bloquean ese cambio al no atreverse a leer, estudiar y a hacer algo realmente nuevo. Mañana es Año Nuevo, y es buen momento este 31 de diciembre para recordarte que para vivir una nueva vida no necesitas una fecha, necesitas una nueva conciencia generadora de una tajante decisión que te hace actuar en consecuencia y en forma inmediata; eso sucederá sólo cuando ya estés verdaderamente harto y quieras vivir como realmente deseas. «Las fechas no te cambian, tú cambias en la fecha en que decidas». ¡Feliz Nueva Conciencia en la fecha que decidas! –Alejandro Ariza Z. Ahora que está de moda el futbol y el combatir la corrupción..., mi estimado Eduardo Caccia me envió esto por whatsapp. La enorme energía positiva de este video y lo que implica, ¡tenía que conservarse para siempre en mi sitio en Internet, Nueva Conciencia. Por favor lee la historia y ve el video más abajo: El el año 2003, en un partido entre Irán y Dinamarca, un jugador iraní confundió el sonar de un silbato que venía del público, creyendo que era el del árbitro marcando el final del 1er tiempo; entonces, el jugador, que estaba en el área, agarró la pelota con sus manos. El árbitro marcó penal para Dinamarca. El jugador que cobraría el penal, Morten Wieghorst, consultó a su director técnico, Sr. Morten Olsen, y el jugador pateó el penal intencionalmente hacia afuera de la portería, como prueba de “fair play”. La historia del partido terminó en que Dinamarca perdió 1 a 0. Wieghorst y el director técnico recibieron el premio "Fair Play" por parte del Comite Olímpico. Vean el vídeo más abajo. Es sublime verlo. Es sobrecogedor atestiguar valores de orden superior en acción. Esto parece que soló podría haber pasado con ciudadanos del país considerado "el menos corrupto del mundo", Dinamarca. Mexicanos: APRENDAMOS VIENDO y apliquemos imitando tal honestidad en todas nuestras acciones para construir un país mejor. Los mexicanos necesitamos alimentarnos de estas historias, propias de una Nueva Conciencia. Este tipo de historias son las que deberían estar en primera plana de todos los diarios, y con frecuencia. Yo sé que estas historias suceden todos los días, ¡incluso en México! Solo que no se difunden. En mi sitio en Internet, siempre difundiré este tipo de noticias. Te invito a que compartas esto en tus redes sociales. –Alejandro. «Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas». –Humberto Eco. Filósofo y escritor italiano. Fuerte pero real. Hoy en día el Internet le ha dado voz a cualquiera, así, juzgo que el problema no es el Internet, sino el criterio del lector. Citando el concepto entero de Humberto Eco (publicado por el diario “La Stampa”):
«Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos rápidamente eran silenciados, pero ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los imbéciles. Si la televisión había promovido al tonto del pueblo, ante el cual el espectador se sentía superior, el drama de Internet es que ha promovido al tonto del pueblo como el portador de la Verdad». Estoy totalmente de acuerdo con Eco. Atestiguo lo delicado que es. En mis momentos de sensibilidad, hasta me extraña, por no decir me duele, ver lo que publican amigos y conocidos míos en sus redes sociales. Estamos en tiempos de frente elecciones presidenciales en mi país y de muchos otros niveles de gobierno y al mismo tiempo en el Mundial de futbol. Increíble lo que se asoma por las redes sociales, incluso de personas que juzgo inteligentes y sensibles. ¡Cuánta necesidad tenemos los seres humanos de ser escuchados! Todos queremos opinar y anhelamos reconocimiento. Ya el mismísimo fundador de Instagram, quien recientemente renunció al corporativo de Facebook, dijo: “…desde un principio supimos lo que íbamos a hacer a la gente con la opción de “like” en las publicaciones que haría, creamos una droga, sabíamos de la adicción que esto generaría”. El ego anhela ser reconocido, tanto, que la gente se atreve a publicar cualquier estupidez para, segundos después, sentirse importante por la cantidad de “views” o “likes” o comentarios que espera ver en su publicación. El consumidor promedio de redes sociales cada rato entra a ellas para ver cómo avanza la aceptación y el aplauso hacia sus comentarios. El plan fue perfecto. Las redes sociales se diseñaron para alimentar una tremenda necesidad del hombre común, su sed de reconocimiento. Vamos, es tal esta necesidad, que hasta por ella se publican cualquier cantidad de estupideces. Esto, adicionado de la pereza e incapacidad intelectual que la persona promedio tiene para escribir, ha hecho que ahora impere la red social de “sólo fotografías” (“Instagram”). Se trata de no tener que pensar, sino buscar el reconocimiento de la manera más sencilla. La necesidad de reconocimiento es enorme en la persona promedio, es su necesidad para afirmar su existencia. Las redes sociales se diseñaron incluyendo satisfacer esa necesidad. Un experimento humano extraordinario… con sus deletéreas consecuencias en algunas de sus partes, como en todo experimento. Por lo que reflexiono hoy aquí, desde hace muchos años he filtrado mis redes sociales para leer sólo de aquellos que tienen autoridad y me aportan valor, para mi criterio. Sin embargo, aún así, es tan rebosante la “invasión de los imbéciles” que se filtra por alguna red social la opinión de varios de ellos. ¡No quiero pensar en las redes sociales de personas que no han hecho un inteligente filtro, de esa gente que ha aceptado a cualquiera y se siente importantes por tener miles de “amigos” en Facebook! Qué espanto ha de ser navegar por una red social así. En fin, regresando al tema, hoy es más importante de lo que imaginas el saber distinguir y elegir con inteligencia lo que vas a ver. En varias de mis conferencias he explicado un enorme poder que el ser humano tiene: dar vida. Pero no me refiero al instinto animal de la procreación, no, ese es natural a la especie, me refiero a algo muy superior: el humano da vida a todo aquello que ve. Ver da vida a lo observado. Tú le das vida a todo aquello que eliges ver, fotografías, noticias, libros, blogs, lugares, personas, todo, absolutamente todo. ¿¡Alcanzas a entender la magnitud de ese poder!? Es sobrecogedoramente abrumador. Por eso, en mi filosofía de vida, Nueva Conciencia, he insistido por más de 25 años, que tengas mucho cuidado con lo que ves, porque por ese simple y poderosísimo hecho, empezarás a sembrar las semillas de realidad que florecerán después en tu vida cotidiana. Explicando amplísimamente esto escribí mi libro, La fuerza del pensamiento. La mente humana siempre atrae lo piensa, y se piensa como consecuencia de la información que se tiene, y se adquiere información esencialmente por lo que se ve (también por lo que los otros órganos de los sentidos aportan, pero la vista aporta más del 80% del aprendizaje). Qué tremendo, ¿no crees? De lo que veas, adquirirás información, de la información que introyectas, surgirán tus pensamientos, y de éstos se gesta la acción, y de ésta surgen naturalmente los resultados en tu vida. Todo empezó viendo. El gran reto para tu superación personal y sano desarrollo humano es elegir bien qué vas a ver. ¿Tú invitarías a platicar a tu casa para conferirle tu atención a un narcotraficante o a un violador o a un político corrupto o a alguien dedicado a dañar a las personas mediante su maltrato verbal o físico, o a un imbécil? Me imagino que tu respuesta sería un rotundo “no”. Por eso es tan maquiavélicamente perfecta la puerta de entrada de las redes sociales, porque si les cierras la puerta de tu casa a todas esas malas influencias, las redes sociales representan la puerta que dejas abierta de par en par, y en todo momento, para que les permitas a todas esas personas entrar fácil y rápidamente a ti, no tan sólo a tu casa, a ti, a tu ser mismo, y con gusto y de forma adictiva. Si te detienes a pensar un poco en esto, es alarmante. Desde hace muchos años, desde que inicié la filosofía Nueva Conciencia, más de 25 años ya, un mensaje central de mi discurso era –y sigue siendo–: no veas televisión. Yo llevo años, décadas, de prácticamente nunca ver televisión. El aparato televisor que tengo en casa lo uso esencialmente como monitor, para ver en él lo que yo decido. Son tantos, tantos los años que tengo sin ver televisión, pueden pasar meses y meses sin prenderlo, que cuando lo hago, tengo que confesarlo, me viene una emoción tan enorme por el efecto de la novedad que me alegra el momento. Hace un par de días prendí el televisor para ver un partido de futbol de la selección mexicana en el Mundial, prendí el televisor unos 20 minutos antes del inicio, aproximadamente. Debo confesar que hacía tantos años que no veía un comercial, que en uno de ellos reí a carcajadas y en otro, de verdad, se me asomaron lágrimas en los ojos, sólo de estar pensando: “… qué talento tan enorme tuvieron que tener los creativos de esta campaña publicitaria, ¡qué ideas!, ¡qué producción!, ¡qué admirable desafío de comunicar tanto en tan solo 15 segundos! Qué gran actuación, qué colores tan maravillosos eligieron y qué perfecto fue el “casting”. ¡Qué extraordinaria gesticulación del modelo! Qué ideal fue la música de fondo para ensalzar el texto del anuncio, en que “timing” tan perfecto se sonorizó un atrayente de la atención, qué gran voz del locutor, qué gran talento creativo en lo global. Todo eso me hizo llorar en un anuncio, de verdad. Y luego sentí emoción de tener esta capacidad para emocionarme y admirar. Quizá mucha de esta capacidad está sustentada en prácticamente nunca ver televisión, salvo en estos raros casos (ocasionales partidos de un Mundial que sucede cada cuatro años) y sentir el efecto de la novedad, y claro, sin negar que mi conocimiento de muchas áreas involucradas en la comunicación, me permiten admirar y ser sensible a ciertas experiencias. Terminó el partido y apagué el televisor. ¡Bum! Qué intenso silencio se hizo. Luego del constante bullicio de la afición por dos horas, el silencio total. Al intentar apagar otro aparato, por accidente prendí el televisor y entró en pantalla un clásico programa de televisión matutino de revista… soporté verlo escasos tres minutos… paja, basura, entretenimiento vacío, burdo, como siempre ha sido ese programa. Y cuando apagué el televisor y me quedé pensando un rato en lo que vi, me resultó tan natural lo fácil que es manipular a la gente con esa fórmula: primero los entretenemos alimentando su estupidez con clases magistrales de ella, para luego escuchar propuestas políticas que esa gente podrá cree ahora tan fácilmente. Todo cuadra. En esta época de la vida, así como hace años, por Nueva Conciencia, recomendaba –y sigo recomendando– jamás ver televisión, ahora debo decir: no veas tantas redes sociales. Siento que aquí, no podría decir que no las veas en absoluto, porque quizá sería negar cierto tipo de evolución (las redes sociales tienen sus partes extraordinarias, verdaderamente positivas y generadoras de evolución), pero sí debo decirte enfáticamente: deja de ver “tantas” redes sociales, “tanto” tiempo y, además elige con inteligencia a quién dejas entrar a tu ser. ¡Usa el enorme poder que tienes en la punta de tu dedo al poder hacer “clic” en el botón eliminar! Yo lo uso con frecuencia. Si en mi Twitter (@alejandroariza) aparece un texto que siento negativo para mi ser, en ese instante dejo de seguir a esa persona o la persona que lo retuiteó. Cierro la puerta de mi ser a una influencia negativa. Ahora bien, sé que para que hagas esto requerirás de criterio, y este es otro tema, como enorme desafío. El diccionario de la RAE define la palabra criterio como: “norma para conocer la Verdad”, “Juicio o discernimiento”. Es la capacidad o facultad que se tiene para comprender algo. Y precisamente aquí está, de lleno, el enorme reto para ti. ¿Tienes esa “capacidad”? ¿Sabes cuál es esa “norma”? ¿Conoces lo que implica tener juicio propio? Las normas son reglas… ¿qué reglas tienes autoimpuestas para ti, para tu propia mejora, para tu evolución? Porque esa norma formará parte de tu criterio, de ella te surgirá la fuerza para hacer clic en el botón “delete” (borrar, eliminar), o seguir leyendo a alguien o viendo sus fotografías. Si no tienes reglas en tu vida, límites, esa norma esencial de tu criterio, te permitirás ver cualquier cosa, lo que publique incluso un cualquiera, un imbécil, un perfecto desconocido para ti. Hasta las malas noticias te serán una fuente de entretenimiento (como lamentablemente siempre lo han sido). Mi sugerencia: entretente con otra cosa por favor. Para que logres discernir, necesitas inteligencia, por estudios y por experiencias de vida. Necesitas leer de fuentes de gran valor y requieres atreverte a vivir. Todo ello, irá gestando tu criterio. Por lo mismo, mientras más joven, naturalmente menos criterio, y de ahí el tremendo impacto de las redes sociales, consultadas fundamentalmente por jóvenes. Pero aquí no quiero circunscribir esto a dichos mozos años, sino que, independientemente de la edad, se puede seguir siendo alguien sin criterio, el delicado caso de aquel que nunca aprovechó el tiempo, la oportunidad para estudiar y atreverse a vivir aprendiendo de la experiencia… y así, pudiendo llegar a una edad muy avanzada. A todo este tipo de gente me refiero. Y te reto a que analices si estás dentro de este grupo, gente a quien le falta ese criterio, hoy tan indispensable, frente a la puerta abierta de par en par que todo mundo tiene en la palma de su mano, trayendo en su celular abiertas sus redes sociales. Tu criterio lo irás forjando mientras más estudies y leas buenos libros, blogs extraordinarios, escuches a gente sensata e inteligente, para luego sacar tus propias conclusiones. Necesitas dedicar tiempo de estudio, tiempo de calidad, para crear tu criterio. Citaré algunos ejemplos que me vienen a la mente en mi columna de hoy donde, por falta de criterio, se expande un daño, donde hasta en algunos casos me llegó a salpicar un poco. Hace unos meses, recibí un mensaje por whatsapp donde un joven paciente mío me decía que lamentablemente no podría asistir a su consulta conmigo porque su mamá le había suplicado, implorado, casi volviéndose loca, que por favor no saliera de su casa porque iba a suceder un terremoto ese día en la Ciudad de México. Recuerdo que le respondí que si verdaderamente creía en eso y me contestó que no, pero que su mamá sí estaba como loca y que su papá pues también estaba preparándose para la catástrofe. Yo me encontraba muy tranquilo, como suelo siempre estar. Acto seguido, y sin solicitárselo, me envió el texto que gestó ese pavor en sus padres. Según esto, un texto publicado por un “experto” en predecir terremotos. Dudé en leerlo… pero caí en la estupidez de verlo. Alarmante, escalofriante, tremendamente aterrorizante. Por segundos sentí temor (bien fundado dado a mis experiencias personales en el tema “y por ver el texto, por leerlo”). Sentí temor por los que amo, más que nadie. De hecho, me llama la atención que jamás sentí temor por mí. Sólo por mis seres amados. Segundos después, volvió a mí mi Nueva Conciencia, a mi paz, a mi centro. ¡Nadie puede predecir terremotos! Y menos con una exactitud como lo informaba el texto en un especio de dos horas, advertía que sucedería entre las 3:00 y las 5:00 PM. ¡Hazme el chingado favor! Y mira nada más, aún así, hablé a mi oficina para, en privado, comunicarlo con alguien especial para mí, como queriéndole advertir, pero al mismo tiempo comunicando lo absurdo y estúpido que era ese comunicado por parte del “experto” (Humberto Eco diría que se trataría de un digno ejemplar de esa legión de imbéciles), pero para llevarme la sorpresa de que a quien se lo dije, alguien que tengo en alta estima y admiración ante su capacidad, me dijera: “…no, pero hay que estar alerta porque ese tipo sí es un experto”. ¡Dios! Ahí ya no supe que hacer. Luego, al conversar, me confesó esa persona que llevaba varios días leyendo del tema y fue tanta su angustia… ¡que se puso a investigar más sobre el tema! ¡Vio más de los textos del “experto”! (¡le dio más vida a la noticia!). Luego pasó el tiempo, pasaron luego de las 5:00 PM, donde no se movió ni un ápice la tierra, qué ganas tuve de hablarle a mi paciente y decirle unas cuantas cosas. Luego pensé que la realidad ya se las debería de haber gritando, sobre todo a su mamá. Conozco el nivel intelectual de esa señora, es francamente muy bajo. Así, no hay criterio, así entran las malas noticias y les da vida con tremenda facilidad. Luego, para colmo, la otra persona, la que investigó más, me dijo que no se trataba de “hasta las 5:00 PM” la posibilidad de terremoto, sino que hasta el día 5 del mes entrante, que quizá estuviera mal escrito el texto que me llegó. ¡Increíble! Pues he de confesar que todos los días, algunos segundos, existía cierta zozobra en mí ante tal amenaza, pero afortunadamente mi criterio me hizo olvidar rápidamente. Pasaron los días, pasó el día 5 del mes siguiente y la tierra no se movió aquí en la Ciudad de México como lo futurizaba el “experto”, incluso al nivel de exterminio de la población de la ciudad. Qué interesante sería ver a toda esa gente hoy en día que se angustió tanto y que le creyó. Esta experiencia DEBE SER parte del criterio que ser forma mediante atreverse a vivir e investigar y que, a partir de ya, cuando ese “experto” opine quede sólo reírse o, mucho mejor, jamás permitir que la opinión de ese llegue a ti. Quedó demostrada tan sólo su necesidad de hacerse publicidad, su sed de reflectores, pero nada más de ahí. ¡Criterio! ¡Criterio! Más adelante, me encantó la lógica de alguien tan importante para mí, cuando me confesó su angustia luego de haberse puesto a ver más del “experto”, pero llegando a la conclusión platicándome: “…luego de no poder dormir varios días, mejor pensé: bueno, todos nos vamos a morir algún día, la muerte es lo más normal del mundo, que llegue cuando sea, no hay que preocuparse de nada”. Voilà! Gran mejora basada en criterio. Otro ejemplo de estos días: las abrumadoras calumnias que se publican de todos los candidatos presidenciales. De verdad, ¡qué manera de querer confundir al elector! Sí, está en juego mucho dinero. Aquí podría poner una lista casi interminable, pero prefiero agrupar todas en el concepto mismo de esta columna. Amigos míos que juzgo inteligentes, cayendo en el engaño y haciendo clic en “compartir” para de inmediato viralizar una nota alarmante, falsa. Recuerdo que a más de uno le envié la evidencia de su error, cuando yo, mucho antes de compartir nada, investigué, leí, analicé y encontré la manipulación de la noticia y la evidentísima mentira que se expresaba en ella, solo con fines de desprestigio. Recuerdo que mi amigo me escribió en privado y me dijo: “¡Oh!, no sabía, qué bueno que me dijiste. Ya preferí entonces mejor borrar mi publicación”. Claro, yo había puesto mi opinión corrigiéndolo públicamente y si la dejaba, quedaría como tonto. A nadie nos gusta sentirnos tontos y mucho menos que quede públicamente demostrado. ¡Criterio! Sé que, en este punto, mucho se puede debatir, precisamente porque se trata de un ego colectivo. En mi libro, El verdadero éxito en la vida más allá del ego, expliqué desde hace muchos años cómo, si algo le caracteriza al ego, es una pasión por ganar y demostrar que ganó. Esa es la esencia del ego. El ego colectivo de grupos sociales hace gala en época de elecciones. Imagínate la combinación: ego colectivo más ignorancia abrumadora gestante de total falta de criterio, más redes sociales. Pues ahí radica esta tragedia social. Desde muy afuera, como me gusta observar las cosas, me resulta tan delicado el que tantas “voces” (de esas de las que habla Humberto Eco) publiquen que México podría caer en una tragedia social como la de Venezuela, que si eso sucede, dudo mucho que sea por el candidato que llegó al poder, sino más bien por tanto ver y publicar ese tipo de advertencias. Una vez más… la fuerza del pensamiento. A lo que ves le das vida. Y aquí viene a mi mente, imponente, uno de los conceptos más bellos y trascendentes que he aprendido en mi vida, una ley inexorable, para sintetizar lo que publiqué en mi libro, La fuerza del pensamiento: «Habiendo visto y sentido el fin, tú has dispuesto los medios para la ejecución del fin». –Thomas Troward. Éste celebre autor inglés, influenciado por el movimiento del Nuevo Pensamiento y el cristianismo, atinó a expresar una ley universal. ¡Ley! Inexorable. Necesito que entre hasta lo más profundo de tu ser la trascendencia de su implicación. Ve y lee de nuevo y despacio: “Habiendo visto y sentido el fin, tú has dispuesto los medios para la ejecución del fin”. Lo que yo digo en Nueva Conciencia: a todo aquello que veas le das vida. Troward lo expresa con maestría: “Habiendo visto y sentido el fin…”, es decir, por citar un gran ejemplo, todo eso que ves en tus redes sociales, tantas veces, que llegas a sentir la preocupación o angustia, ahí has visto y sentido el fin, anticipadamente, imaginando, del tal manera, hasta con videos, su música trágica de fondo, la voz alarmante, los textos amenazantes, que ahí “…tú has dispuesto los medios para la ejecución del fin”. Sí querido lector, querida lectora, mucho de lo que suceda en este país, energéticamente hablando, por ley universal inexorable, más sucederá por lo que vieron y sintieron como expectativa muchos, que por la llegada al poder de un candidato u otro. Si me preguntaras qué fue primero, el huevo o la gallina, yo te diría: el pensamiento. Ten cuidado con lo que ves en tus redes sociales y compartes. Desarrolla criterio y aplícalo. Sé más responsable del poder que tienes en generar o compartir algo. Recuerda uno de mis principios esenciales en mi filosofía Nueva Conciencia: cuando comunicas una tragedia, ahí mismo tú te conviertes en parte de esta. Puede darse el caso, respetuosa y naturalmente, de que no tengas criterio, pero ¿sabes?, yo creo que en muchos casos no se trata de que no tengas criterio, sino más bien en que no te das el tiempo de aplicarlo. Vivimos una época donde vamos muy de prisa, y más en redes sociales. Desarrolla criterio, y si lo tienes, date el tiempo para aplicarlo. Date tiempo. Este breve y famoso cuento puede aportar a tu criterio: Las tres rejas de Sócrates. Cuentan que un joven discípulo de Sócrates llegó un día a la casa del filósofo y le dijo: - Escucha, maestro. Un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia… - ¡Espera! –interrumpió Sócrates- ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme? - ¿Las tres rejas? - Sí. La primera es la Verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente verdadero? - No. Lo oí comentar a unos vecinos. - Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la Bondad. Eso que deseas decirme ¿es bueno para alguien? - No, en realidad, no. Al contrario… - ¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta? - A decir verdad, no. - Entonces –dijo el sabio Sócrates sonriendo- si no es verdadero, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido. Un último ejemplo en mi catártica columna de hoy: hace unos días vi que un amigo, a quien considero con criterio, compartió en su Facebook un video de un… no sé cómo decirlo… un…, comunicador, por dejarlo ahí. El comunicador afirmaba: “Para tener éxito queridos emprendedores, para ganar dinero, olvídate de lo que algunos “motivadores” (aquí lo expresaba con tono de burla) te recomiendan que hagas, de que hagas lo que amas, u otros que dicen que analices para qué eres bueno y eso hagas… ¡no! Nada de esto te servirá. La clave es (y aquí lo expresaba en tono como si fuera sabio y como si nadie más que él lo supiera): dale al mercado lo que el mercado quiere”. Luego se contradecía expresando al inicio de su video que el éxito está en la intersección de esos tres aspectos, pero al final del mismo video diciendo que al mercado “le vale madre” lo que ames o para lo que seas bueno. Me dio gusto que cuando vi ese video, se trataba de alguien a quien yo, hace muchos meses, lo eliminé, lo borré. Lo seguía hace algún tiempo, pero conforme lo escuchaba y, bajo mi criterio, lo percibí inadecuado. Y ahora que se apareció su video en el Facebook de un amigo, lo confirmé. Lo que propone este tipo en ese video podría llamarse: “Sé una prostituta del mercado y triunfarás”. Si el mercado quiere senos, dale senos, si el mercado quiere hacer el amor a las 10:00 PM, a esa hora sal y ábrete de… brazos, si el mercado quiere droga, consíguela y véndela. No señor, no, no estoy de acuerdo en obedecer así al mercado como fuente de riqueza y éxito sin más, eso sería ser una prostituta del mercado y no tener misión existencial ni un marco de ética y ecología que circunscriba mi servicio al mundo, sino ser un “emprendedor” a conveniencia (para que se oiga mejor), haz lo que sea, con tal de darle gusto al mercado, incluso si fuera en contra de ti mismo, todo justificado por ser emprendedor y ganar dinero. ¡No estoy de acuerdo! Repito, me alegré de haber eliminado de mi Facebook a tal sujeto. Pero qué delicado fue ver que, alguien que yo considero con criterio, lo compartiera. Si yo siguiera la recomendación del aquel sujeto, vería que el mercado en México quiere muchas cosas… que yo no hago, que yo no amo y para que lo que no soy bueno. Qué triste sería mi historia. Hasta vería con el rigor de la evidencia que el mercado mexicano quiere muchas cosas menos leer… así entonces yo no hubiera publicado nunca los 14 libros que llevo escritos hasta el momento. No, yo preferí confiar en dedicarme a hacer lo que amo. Y mira, sí hay mercado, mira cómo tu has alcanzado a leer esta columna incluso hasta aquí. Sí, hay gente que lee, gratis y pagando por ello. Dios deposita talentos en ti, luego de haber creado un mercado al que le urgen recibirlos. El plan de Dios es perfecto. Te repito mi filosofía de vida, una filosofía que creé y llamé Nueva Conciencia desde diciembre de 1992: Para triunfar en la vida, –y a mis pruebas me remito– a mí me basta con descubrir qué es eso que amo hacer, de tal manera, entendiéndolo como un regalo de Dios para obedecerlo con enorme placer, que se abrirá un mercado para mí talento de manera natural, consecuente y abundante. Dios no puso talentos en nosotros si no antes creó un mercado urgido de ellos. Por eso publiqué en mi página pública de Facebook (@Dr.AlejandroAriza) hace unos días algo en lo que creo: “Soy una persona muy importante para Dios, porque soy Su empresa viviente”. Si haces lo que amas, te aseguro que hay gran mercado para ello. Hay mercado para todo. Tu criterio y el Internet, podría ser tema de todo un libro, pero hoy no pude contener mi placer por escribirte. ¿Sabes? Yo mismo soy otra “mera opción” de publicaciones en Internet. ¡No me creas en nada de lo que digo! Nunca. Mejor te sugiero que sencillamente me leas, me veas o me escuches (y si quieres), y filtres por tu criterio si mis propuestas de Nueva Conciencia aportan valor a tu vida o no. Tú eres el del poder sobre ti. Tú eres quien decide si mis reflexiones te aportan valor o no, tú eres quien decide si mi análisis te ayuda para forjar tu criterio o no, tú eres quien decide si me eliminas de tus redes sociales o compartes lo que publico. Tú tienes ese gran poder, para conmigo y para con todos y para con todo. Yo solo iba pasando por aquí publicando lo que amo hacer en mi vida: dar conferencias y escribir como experto y autor en desarrollo humano y superación personal, comunicar ideas que te sirvan de autoayuda, invitar a la reflexión. Si algo he aprendido en mi vida, amorosa y pacíficamente, es que jamás intento convencer a nadie de nada, sino simplemente informo, comparto mis ideas, y hasta ahí llego. Intentar convencerte de algo sería colonizarte, y eso jamás está en mi intención. Sugiero que hagas lo propio. No intentes convencer a nadie, de nada, nunca. Intentar ocupar un territorio ajeno (la mente de otro) para explotarlo o dominarlo es deletéreo para todos los involucrados al final de la historia. Forja tu criterio, aplica tu criterio, filtra por tu criterio y comunica responsablemente al permitir que tus ideas las vean otros, porque en ese acto le dan vida, y ahí mismo, puedes hacer que viva un monstruo o una divinidad. Tú y yo y todos los que veamos eso, seremos aplastados por ese monstruo o bendecidos con esa divinidad. ¡Emoción por existir! –Alejandro Ariza. He escrito todo un libro al respecto, Calidad de vida. Sin embargo, un concepto esencial que hoy quiero compartir contigo es consecuencia de una observación fenomenológica que he venido realizando en los más recientes años de mi vida: “Tu calidad de vida sólo mejora cuando entiendes” Puedes tener acceso a información de enorme valor, información diseñada a cambiar vidas para bien, pero tu vida jamás la cambiará si no entiendes esa información. Una cosa es tener acceso a la información, algo que de por sí ya es un gran embudo discriminatorio, y otra es entender esa información, un embudo muchísimo más angosto, por el que muy pocas personas pasan. Por eso muy pocas personas logran mejorar la calidad de su vida. Imagina a alguien caminando por las calles y voltea a ver la ventana de un banco donde se asoma un enorme poster diciendo: “Aprovecha un crédito hipotecario con una de las tasas más bajas, 9.8 %”. Bien, ahí está la información llegando a la persona, grande, en letras rojas. Poca gente tiene acceso a este tipo de información. Ahora bien, la gran pregunta para la persona: ¿Entendió la ventaja competitiva? ¿La persona tiene valores de referencia para poder concluir también por su parte de que se pudiera tratar de una real gran oferta o sólo se trata de una imagen diseñada con mercadotecnia pero que no es una ventaja realmente competitiva? ¿La persona sabrá lo que significa la palabra “hipoteca” o la palabra “tasa”? Pues bien, sólo si la respuesta es “sí” a todo esto, es que la persona podría optar para mejorar su calidad de vida mediante la información que llegó a ella. Por eso, en varias de mis conferencias he afirmado y revelado el enorme poder de tan sólo tres palabras: “Si entiendes, cambias”. Ahora imagina que una persona lee un texto en Internet diciendo: “¡Tenga cuidado con el GMS que daña su salud!”. La información ya llegó a la persona, algo que a pocos les llega y ya es un privilegio; pero, la gran pregunta para la persona: ¿Entendió el por qué de la advertencia? ¿La persona sabe qué significa “GMS” y los efectos a nivel del sistema nervioso central y la generación de una adicción? ¿La persona sabe a qué me refiero con “sistema nervioso central”? ¿La persona sabe en qué tipo de alimentos se adiciona el GMS para crearle adicción? Si la respuesta es “sí” a todas estas preguntas, la calidad de vida de la persona mejora ostensiblemente al elegir mejor lo que come y eliminando este químico. Por eso, sólo “si entiendes, cambias”. Otra: imagina que la persona lee una noticia en redes sociales o escucha noticias donde las declaraciones de Donald Trump elevando los aranceles al aluminio dañará gran parte de la economía del país afectando los bolsillos de muchos mexicanos. La información ya llegó a la persona, privilegio de pocos. Ahora, la gran pregunta para la persona: “¿Sabe lo que significa la palabra “arancel”? ¿Entiende la relación directa entre elevar los aranceles al aluminio y las diferentes industrias y fábricas que deberán compensar esa alza con la medida más común ante dificultades económicas empresariales: despedir a gran cantidad de empleados? ¿La persona alcanzará a ver la relación directa entre una declaración, el alza de productos, el desempleo, la mayor posibilidad de incremento de la población que se siente obligada a abrise paso en las filas de la delincuencia, la contracción de flujos de mercado y el golpe al bolsillo de la persona común y corriente? Si la respuesta es “sí” a todas estas preguntas, la persona podrá mejorar su calidad de vida llevando a cabo determinados movimientos en sus finanzas para blindarse ente tal desavenencia. Si la persona no entiende, sencillamente se verá afectada no por lo que sucede, sino por su ignorancia, su falta de entendimiento, para saber qué hacer frente a lo que sucede. Si entiendes, cambias. Si no, imposible que logres cambiar mejorando tu calidad de vida. Otra más: La persona fue a la estética y alcanzó a ver un anuncio en una revista donde alcanzó a leer: “Acuda a su médico si luego de tener relaciones sexuales con desconocidas(dos) observa lesiones tipo chancro en sus genitales, o incluso si han pasado años de una “aventura” observa pápulas en sus manos”. Una información de enorme valor llegó a la persona. Pero, la gran pregunta: ¿Entendió qué significa la palabra “chancro” o “pápulas”? ¿La persona tiene el hábito diario de revisar su piel y genitales? ¿La persona sabría a qué médico acudir al encontrar algo que suponga sea a lo que se refiere el artículo? Si la respuesta es “sí” a todas esas preguntas, la calidad de vida de la persona mejorará de enorme manera, pero si no entiende, la persona, con el paso de los años, está destinada a sufrir de alteraciones incluso cerebrales y conductuales porque el treponema ya llegó al SNC. Una más… la persona escucha en el noticiero: Banxico aumenta la TIIE, le recomendamos tener cuidado con el uso de su tarjeta de crédito. Bien, una valiosísima información llegó a la persona, pero ¿entendió lo que significa? Si la persona sabe lo que significan las siglas TIIE y si sabe la relación directa que tiene con el incremento de las tasas de interés de créditos volátiles, por excelencia el de las tarjetas de crédito (¿sabe la persona que los intereses que paga en su tarjeta de crédito mes tras mes es “volátil”, sabe la persona lo que significa la palabra “volátil”?), y al mismo tiempo… ¿sabría aprovechar el incrementar sus inversiones porque ahora la tasa de rendimiento aumenta por la misma razón? Si la respuesta es “sí”, la calidad de vida de la persona mejoraría mucho, pero si no, está destinada a sufrir los embistes no de la economía, sino de su incapacidad para entender la información de economía que pasó frente a sus ojos. En tantas de mis conferencias he explicado que el ser humano no ve con sus ojos, sino con su mente. Los ojos son herramientas en el proceso de la visión, pero alcanzar a ver realmente, es privilegio de la mente, ahí donde se abre la posibilidad de entender y sólo así, cambiar, mejorar. Escuchas una canción que sientes hermosa... la información, en su versión música, llegó a ti... pero no entiendes lo que dice la letra porque está en un idioma diferente al que tú hablas. ¡Puf! ¡Te estás perdiendo de lo más significativo de la obra! Todo por no entender. Sientes bonito pero de ahí no pasas, esa canción no mejorará la calidad de tu vida porque no entiendes el mensaje que trae y lo que venía como mensaje transformador para ti. Tremendo. La persona va caminando por el supermercado y lee un producto: “No contiene aspartame”. La información la tiene frente a sí… pero… ¿entiende esta enorme ventaja? La persona sabe qué es el aspartame y cómo afecta la salud y por qué se usa en determinados alimentos. Si la respuesta es “sí”, la calidad de vida de la persona mejorará en gran medida, pero si no, la persona está destinada a enfermar. A veces veo a tanta gente observar anuncios, textos, páginas, programas de televisión, y cuando no veo que ni se inmuten, deduzco: sólo está viendo colores y figuras, pero el significado le está vedado, le está encriptado mediante su incapacidad para entender. ¿Quieres mejorar tu calidad de vida de verdad? Pero, ¿de verdad? Tienes que hacer lo que sea necesario para entender. Aquí cuatro sugerencias:
Dinero, sexo, política y religión. Necesitas invertir dinero para adquirir conocimiento y atreverte a hablar, a preguntar, de estos temas. Estos temas son clásicamente “prohibidos” en la etiqueta social. Para quedar bien, mejor no hablar ni tocar esos temas. Pero precisamente por no hablarlos ni tocarlos, hay tanta falta de entendimiento al respecto y sus deletéreas consecuencias. Yo mismo he notado, como líder de opinón y experto en algunos temas, cómo cuando creo un curso de temas “ligeros”, es muy grande la aceptación y las ventas, pero cuando deseo explicar, hasta con cierto sentido de urgencia para prevenir el daño a tanta gente, y hablo de dinero o temas delicados de salud, la gente evade. ¡Qué impresión! Pero qué lógica tiene con la directa relación que observo en la sociedad: pobreza, angustia financiera, enfermedad, miedo e incertidumbre. Todo por no entender. Todo por evadir dos cosas que le mejoran la calidad de vida a cualquiera:
Si entiendes, cambias. Necesitas darte el tiempo para dar esos dos pasos. Nota hiper aclaratoria: el tiempo no llega, el tiempo no hay que esperarlo para que de repente pase, como vagón de tren, vacío y ahí podamos usar ese espacio para adquirir información y entenderla. ¡No, así no funciona! El tiempo sencilla y mágicamente aparece en el prístino instante en que tomamos la decisión de aprender. ¡Voilà! Ahí lo tienes. Por eso he definido el tiempo en tantas de mis conferencias: “El tiempo es una medida de interés”, no un espacio entre un evento sucedido y otro por suceder. De esta manera, la gran pregunta sería: ¿qué tanto deseo tienes de mejorar tu calidad de vida? Porque de tu respuesta surge imponente y de inmediato el tiempo para adquirir información “y” entenderla. De lo contrario, vivirás encarcelado en una prisión sin barrotes, el calabozo de tu falta de entendimiento. Imagina una oscura cueva, maloliente, sumergida metros y metros bajo tierra, llena de suciedad, infecciones, carencia y hambruna, llena de gente vulgar y en un ambiente amenazante… pero sorprendentemente con la “puerta de entrada” abierta de par en par, sin que salga nadie de ahí, y al voltear para arriba, en el marco de la entrada, lees un letrero colgado: “Prisioneros por no entender”. Así, así se mantiene y se conserva la gente dentro de ese calabozo de libre elección. ¡Sal de ahí! ¡Entiende! Haz lo que tengas que hacer para entender, pero ya, ¡entiende! Descubre el sentido profundo de la información que llega a ti o por la que vas, percibe con claridad hasta que así se te revele la verdad, así se sale del calabozo y jamás se regresa a él. ¡Entender es hermoso! ¡Entender es sublime! ¡Entender es el inicio de una cascada de virtudes! ¡Entender es el efecto bujía que prende tu emoción por existir! ¡Entender es una puerta de entrada a un mundo de beneficios y bendiciones diseñadas precisamente para ti! Entender es una puerta por donde pasa sólo una persona a la vez. ¿Será ya tu turno de pasar por ella? ¡Espero y deseo que así sea! Te veo del otro lado de esa puerta con gran… ¡Emoción por existir! –Alejandro Ariza. PD: Te invito a entender una serie de beneficios para tu paz, seguridad y prosperidad al alcance de tu mano, o mejor dicho, al alcance de tu mente. El módulo 1 de inteligencia para el dinero el próximo lunes 18 de junio. Toda la información haciendo clic aquí. ¡No te lo pierdas! Mejorará tu calidad de vida grandemente mediante pequeñas chispas de entendimiento que se pueden aprovechar para mejorar. [¡Feliz Pascua! Recuerdo que escribí acerca del tema desde varias Pascuas pasadas en mi fanpage de Facebook, pero hoy, quiero dejar mi texto aquí en mi sitio web para tu disfrute y como un regalo de mi corazón al tuyo. Disfruta de tu lectura].
Tú y yo y todos los humanos podemos, mientras damos vueltas en los círculos de la vida humana, “morir” (matar) los malos hábitos que hemos adquirido a lo largo de esas vueltas y ahí mismo decidir resuscitar, es decir, volver a nacer con una Nueva Conciencia de buenos actos, más puros y más veraces. Éstos, con el tiempo, se convertirán en buenos hábitos para que ahí, al ser ya parte de nuestro nuevo ser, logramos pasar de un estado a otro de nuestra evolución. Este es el significado del poderoso símbolo de la festividad de la Pascua para mi entender. La etimología de la palabra ‘Pascua’ proviene del latín y del griego, y éste de una adaptación del hebreo, que significa “paso”. Pascua, etimológicamente, significa “paso” de un estado a otro. La Pascua es la festividad central del cristianismo en la que se conmemora, de acuerdo a los evangelios, la resurrección de Jesucristo al tercer día luego de haber sido crucificado. Por ello quise escribir hoy, en plena celebración de domingo de Pascua, para enarbolar la esencia de Nueva Conciencia: la clara invitación a pasar de un estado de conciencia a otro nuevo logrando así evolucionar como seres humanos, mejorando como personas. ¡Feliz Pascua!, o lo que sería lo mismo, ¡Feliz evolución, feliz transformación! ¡Feliz momento de restablecer, renovar y dar nuevo ser a algo! Con todo el respeto que implique para toda religión, me gusta encontrar el cargado cúmulo de simbolismos que se expresan para el entendido en una enorme cantidad de historias, parábolas y hechos contados en libros sagrados. La Biblia es, por excelencia, un libro repleto de simbología trascendente. Solo los legos en la materia leen la Biblia percibiendo literalmente sus historias. El lector avanzado entenderá pacíficamente que la Biblia está llena de hermosísimos símbolos, privilegio del entendido en la materia. Así, un tremendamente poderoso símbolo de transformación es la resurrección de Jesucristo, donde, se nos invita a ¡hacer lo mismo!, como símbolo. Morir y renacer, volver a la vida, a la real, a la que es verdaderamente vida. Porque tú y yo sabemos y conocemos de una enorme cantidad de “muertos en vida”, aquellos pesimistas, agoreros, claudicantes, dolidos, aquejados, víctimas, sufridos, y un sinnúmero de peculiaridades oscuras de un ser que puede existir, más no vivir, en la experiencia humana. Cuánta gente conoces que se queja amargamente de su trabajo, de su pareja, de su suerte, de su salud… ¡pero no hace nada por cambiar-se! Gente que vive como víctima sólo “esperando” un milagro… ¡sin descubrir que el milagro son ellos mismos! Buscando afuera lo que son dentro. Así, en varias de mis conferencias, he calificado a esos seres como auténticos muertos en vida, apáticos, abúlicos, seres grises, que sólo consumen oxígeno y contaminan con lo único que pueden dar, sus secreciones fisiológicas, pero nada más. Muchos de nosotros -me incluyo- pasamos por momentos de oscuridad. Percibimos nuestra vida como tragedia, como un oscuro túnel sin final, como una vida llena de preocupación, ansiedad y tristeza. Pero sólo hasta que “algo pasa” y logramos empezar a pensar de que puede haber algo mejor, es que empezamos a ver que nuestro trágico camino es solo una opción de las varias que hay y que no sabíamos que había. Ese “algo pasa” puede ser la lectura de un buen libro, la profunda plática con un amigo en un momento de iluminación, una misa, una película, una historia, una conferencia, un encuentro, una llamada, etc. Señales de destino que muestran una invitación al cambio, una opción de transformación, hay muchas. Para ello he escrito un extenso libro con ese título, pero lo importante es descubrir y saber que en nuestra vida humana hay más opciones, ¡siempre hay otra opción! -título de otro de mis libros-. La invitación a cambiar para ser mejor y vivir más plena y felizmente siempre existe. Que no veamos la invitación, o que viéndola no la aceptemos, es totalmente distinto a que no exista perenne. ¿Te has dado cuenta cómo la vida es en círculos? Esto lo vengo explicando ampliamente en presentaciones que doy donde toco el tema, pero incluso desde hace años grabé un video en mi canal de YouTube explicando lo que en ese entonces percibí como otro simbolismo y significado de otra gran fiesta llamada Navidad. Desde aquel video que, para mi sorpresa fue el más viralizado en blogs de cultura y fe cristiana y católica sin que yo supiera de esto sino hasta años más tarde, ya explicaba cómo se repite una y otra y otra y otra vez lo mismo a lo largo de un año, por poner de ejemplo ese ciclo. De verdad, cuando te detienes a pensar en cómo se sucede la vida en círculos, resulta desafiante y con matiz de burla el buscar en dónde podría suceder un cambio mientras se está aconteciendo lo mismo y lo mismo y lo mismo. Por ejemplo mira este círculo: Año nuevo, día de reyes, día del amor y de la amistad, llegada de la primavera, semana santa, Pascua, día del niño, día de la madre, día del padre, vacaciones de verano, regreso a clases, fiestas patrias, día de muertos, Navidad… y una vez más empezamos con año nuevo, día de reyes, día del amor y de la amistad, etc., y volvemos a dar vuelta al mismo círculo una y otra y otra y otra vez. La mercadotecnia y la publicidad (siempre existe una enorme oportunidad de “vender” algo en cada fiesta aceptada colectivamente) ayudan en gran medida a mantener el mismo círculo por intereses creados. Es un gran negocio “mantener” la referencia de ciertos festejos. Otro ejemplo, para colmo pudiendo estar dentro del ejemplo previo, es que muchos llevan su vida también dando vueltas en círculo en un solo día, y así todos los días. Personas cuya vida diaria es exactamente igual de un día para otro. Se levantan con despertador a la misma hora, incluso se bañan y usan el proceso de secado con su toalla siguiendo una misma rutina (gente que hasta tiene que ver la etiqueta de la toalla que debe estar para cierto lado para que así siempre se seque!), para ir a trabajar al mismo lugar, recorriendo la misma ruta, haciendo lo de siempre, saliendo a comer a la misma hora permitida en su trabajo -con o sin hambre-, para regresar al mismo lugar a terminar pendientes, y luego emprender el regreso a casa por la misma ruta y llegar a la misma hora donde, de no ser así, hasta la pareja podría reclamarle por qué no llego a la hora de siempre, luego cenar o no como siempre para caer rendido igual que todos los días y “prepararse” para el día siguiente, otro igual. Y si a eso le aumentamos que muchas personas no se detienen a pensar el por qué del cómo llevan sus vidas, el resultado es una vida siempre igual, donde para muchos, luego de varias vueltas, lógicamente termina en aburrimiento, apatía y cansancio. La rutina es una amplia puerta al infierno. Cuando ya llevas varias vueltas a lo mismo, por supuesto que puedes sentir aburrimiento, apatía, cansancio, tristeza, etc., pero si “algo pasa” y en una de las vueltas te detienes a pensar el sentido de tanta vuelta a lo mismo, tarde o temprano te debe de surgir la pregunta: ¿Qué sentido puede tener estarle dando tanta vuelta a lo mismo? Si bien nos va y logramos vivir 90 años, son 90 vueltas ¡a lo mismo! ¡¿Qué sentido tiene dar tantas vueltas en círculo?! Me atrevo a responder altivamente lo siguiente: La vida será en círculos de comportamiento externo, pero el avance y la evolución es por lo que cambiamos dentro de nosotros en la oportunidad que así representa cada vuelta. ¡Para eso se dan tantas vueltas a lo mismo! Para ver si en alguna de ellas, al fin, te decides a dejar la tristeza, la melancolía, el aburrimiento y la rutina de lado, “mueres a ellas”, muere aquel que las elegía en cada vuelta, y decides “renacer” de la única forma que en esta experiencia humana se permite: alcanzándote a dar cuenta de quién eres realmente y con esta Nueva Conciencia de ti mismo, lógicamente alcanzas a ver y a vivir cosas tremendamente distintas aún en lo mismo sucediéndose afuera. El día del amor y la amistad siempre es igual y en la misma fecha, hasta que en una de las vueltas logras enamorarte profundamente… ¿Cómo te sabe ese 14 de febrero entonces -y solo hasta entonces-? Enteramente distinto a todas las vueltas anteriores, ¿verdad? Incluso vez la tremenda mercadotecnia y publicidad de tantos corazones rojos que antes te molestaban, ahora como atractivos y llenando ese día de hermoso color, coincidiendo a como te sientes dentro y anhelando festejarlo con tu amada o amado. Afuera todo está igual, el único cambio sucedió dentro. Y si en una vuelta no logras cambiar, ahí viene otra vuelta, viene otra oportunidad. Y si no logras cambiar, ahí viene otra. Y si sigues sin cambiar, ahí viene otra y otra y otra. Hasta que la vida entera se te acabe habiendo tenido decenas y decenas y decenas de oportunidades para restablecerte, renovarte y dar nacimiento a un nuevo ser en ti. Tenemos la vida entera para darnos cuenta de quiénes somos realmente y percibir y actuar desde esa Nueva Conciencia de nuestra verdadera identidad festejando nuestro divino hallazgo en cada vuelta. ¡Así la vida, sucediéndose en círculos iguales, nunca es lo mismo para un buscador! Para un buscador de la verdad y del bien, la vida entera es una aventura donde todos los días son distintos y cada año es renovación, donde cada vez, donde cada vuelta el buscador se detiene a pensar en su lado oscuro y lo confronta, lo aprecia y lo abraza, porque esa es la única forma de dejarlo ir y renacer con un “nuevo yo” producto de la introspección profunda anhelando mejorar y descubriendo que la evolución es en una espiral ascendente, donde para el ojo inexperto parece estar dando vueltas a lo mismo, pero para el buscador, aquel con una Nueva Conciencia, se le revela como avanzar en círculos pero que en todo momento puede alcanzar a descubrir algo nuevo y mejor dentro de sí y desde donde ahora actúa, siendo otra vuelta en círculos pero más arriba. Por eso afirmo que la evolución es una espiral ascendente en círculos. Es cuando hace años no podías en Navidad ir a cenar con tu familia por tantas diferencias y rencores, para que luego, cuando “algo pasa dentro” de ti, una Navidad, otra más, logras ir a cenar con ellos y con alegría y felicidad. Por ello, sentí el enorme impulso de reflexionar contigo hoy, día de Pascua, donde Jesucristo nos pone el ejemplo con un poderosísimo símbolo de resurgir de entre lo muerto volviendo a la vida renovado. Mira qué hermoso lo expresa el apóstol San Pablo cuando habla acerca de la celebración de la Pascua: “Despójense de la vieja levadura, para ser una nueva masa, ya que ustedes mismos son como el pan sin levadura. Porque Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado [fue sacrificado reconociendo su divinidad para dar vida en honor de todos nosotros]. Celebremos, entonces, nuestra Pascua, no con la vieja levadura de la malicia y la perversidad, sino con los panes sin levadura, de la pureza y la verdad”. ¡Hermoso, no crees? El “pan” siempre ha sido otro poderoso símbolo de aquello que “comes” para llevarlo a tu interior. Por ello, Jesucristo usa el “pan” como símbolo de su propio cuerpo cuando habla con sus apóstoles en la última cena. Imagina esa escena, donde Jesucristo bendice el pan y dice: “Tomen y coman, éste es mi cuerpo”. ¡Vaya símbolo! Es decir, nos invita a que permitamos que Él entre a nosotros mediante el exquisito acto de comerlo. Todo lo que comemos inexorablemente termina siendo parte de nosotros mismos, y eso es lo que, por nuestro bien, este gran líder de la humanidad desea para nosotros al comerlo, la trascendente simbología de invitarnos a permitir que Él entre a nuestro ser y así, ¡renovarnos! ¡Imagínate la energía que habría en ti o en mí si permitiéramos incluso tan solo un poco asemejarnos a Él permitiéndole entrar a nuestras vidas! Y qué significa permitirle entrar, pues que con Su ser, con Su palabra (pan) nos alimente y así -y solo así- alcancemos a “entender” tantas cosas que percibimos como sufrimiento pero que por la bendición que significa “entender” es que las podemos empezar a apreciar como bendiciones, incluso a esas mismas cosas que antes creíamos fuente de sufrimiento. ¡Eso es Nueva Conciencia! Y eso es a lo que he entregado mi vida entera, a ayudar al ser humano -incluyéndome yo- a entender, lo que me trae Luz y así logro, en el preciso, prístino y divino momento de entender, renovarme y dar a luz a un nuevo yo. Ese nuevo yo que por lo mismo alcanza a ver las cosas tan distintas, aunque afuera todo sigue siendo aparentemente la misma vuelta de la vida. ¡Por ello… feliz Pascua! La Pascua es un poderosísimo símbolo que nos invita a entender que puede morir esa parte de nosotros que se infla (levadura del pan), nuestro ego. Nos invita dejar morir esa falsa creencia de quienes pensamos ser en los arrebatos de nuestro ego, para con humildad, descubramos quiénes somos realmente y, de sucederse ese divino entendimiento (ser pan sin levadura), transformarnos en un ser humano digno de llamarse mejor persona. Alguien con más pureza y verdad en su ser, en su estar, en su hacer. ¡Ah! ¡Me encanta escribirte esto porque sé que también me lo estoy escribiendo a mí. No sabes, no paro de escribir lo que pensé serían una breves lineas. Pero creo que debíamos tener claro lo que esta oportunidad representa con cada vuelta para cambiar. Si crees que en esta etapa de tu vida todavía no puedes perdonar, ser más puro, dejar la perversidad, ser más honesto y veraz y no mentir, ser bueno realmente…, ya un gran avance es leer esto aquí. Tendrás otra vuelta el próximo año para ver si ya. Si no, habrá otra vuelta y otra y otra. Lo único que te puedo adelantar es que… ¡vale tanto la pena “pasar” al otro estado de conciencia!, o en otras palabras significando exactamente lo mismo: ¡Vale tanto la pena la Pascua personal! Hace unos momentos, precisamente con motivo de la Pascua, un amigo posteó en su facebook un poema de William Ernest Henley, “Invictus” que vale la pena leerlo con el alma y descubrir que “aunque afuera parezca existir tragedia, dentro de uno es donde realmente existimos y ahí se sigue siendo invicto”. Aquí está para ti: “Más allá de la noche que me cubre negra como el abismo insondable, doy gracias a los dioses que pudieran existir para mi alma invicta. En las azarosas garras de las circunstancias nunca me he lamentado ni he pestañeado. Sometido a los golpes del destino, mi cabeza está ensangrentada, pero erguida. Más allá de este lugar de cólera y lágrimas donde yace el Horror de la Sombra, la amenaza de los años me encuentra, y me encontrará, sin miedo. No importa cuán estrecho sea el portal, cuán cargada de castigos la sentencia, soy el amo de mi destino: soy el capitán de mi alma”. La Pascua es clara invitación a mantenernos invictos. Piénsalo, entiéndelo, siéntelo… y así será. La Pascua lógicamente también nos invita a ver con diferentes ojos a los demás [invitación hecha incluso en Un curso de milagros]. Y tenemos diferentes ojos hasta que “pasamos” a otro estado de conciencia, aquel donde se ve diferente. Aquel donde al fin alcanzamos a ver con compasión y sin enjuiciamiento, fuentes de paz social. Por eso, cuando “pasa algo dentro de ti”, es que afuera te será más fácil perdonar, olvidar, juzgar y así elegir constantemente el bien, la verdad y la belleza (que es el resplandor de la verdad). En el mismo afamado texto, Un curso de milagros, me encanta cuando hace alusión a que Jesucristo expresa: “No enseñen que morí en vano. Mejor enseñen que no morí, demostrándolo porque vivo en ustedes”. ¡Me encanta esto! Y por lo menos yo hago mi mayor esfuerzo dentro de mis limitaciones humanas para que conmigo demuestre que Él vive. ¡¿Te imaginas si todos lo hiciéramos igual?! Te imaginas lo que sucedería contigo mismo, con tu pareja, con tu familia, en tu trabajo y en la sociedad en general si todos festejáramos la Pascua entendida como hoy he procurado explicártela. Es literalmente un renacer por medio de una Nueva Conciencia. Lejos de toda creencia o tradición religiosa, éste es mi entender y es como la vivo. Son mis cavilaciones en Pascua. Por ello las comparto aquí contigo mi querido lector. Si hoy, en esta Pascua, eliges y decides al fin ser mejor en algo, de verdad que con tu cambio y tu presencia aquí en la Tierra, muchos atestiguaremos cómo enseñas que Jesucristo vive, lo vemos en ti. Intentar emularlo incluso en su más ínfima versión, es sin duda, una fuente de interminable… ¡Emoción por Existir! ¡Feliz Pascua! ¡Vivo con entusiasmo! –Alejandro Ariza Z. PD.: ¿Quieres "pasar" de vivir con incertidumbre, pereza y problemas económicos a una oportunidad para sacudir tu vida trabajando seriamente en tu tiempo libre, aprender de liderazgo y tener una fuente de ingresos adicionales? Haz clic aquí para leer mi historia e invitación a que pases a mejorar tu vida. Si haces que sucedan unas cuantas cosas… ¡verás cuántas más, muchas más, empiezan a suceder! ¡Esto siempre me ha asombrado en mi vida!, y jamás había hablado de ello. Podría contar innumerables anécdotas de eventos que han sucedido en mi vida –y que me dan la autoridad para comentar al respecto–, en una inverosímil cascada de bendiciones, de verdad, una tras otra y sin parar durante largar temporadas, tan solo por haberme atrevido a hacer algunas pocas cosas.
La mejor manera de explicarte mi recomendación de hoy es usando un símil muy poderoso: un juego de “pinball”. ¿Has jugado alguna vez? Se trata de ese tipo de juegos “arcade” donde, la verdad, lo único que haces tú es jalar una palanca y presionar dos botones con dos dedos y ¡nada más! De verdad, de hecho, no puedes hacer nada más. Comúnmente, con la mano derecha jalas una palanca-resorte para que salga disparada una esfera de metal y usas tu dedo índice de la mano derecha y el índice de la izquierda para presionar unos botones que se encuentran a cada lado de la máquina para mover un par de palanquitas y hacer que rebote la pelota cuando se dirige hacia ellas al estar inclinada la máquina y, por gravedad, siempre tender hacia ti, hacia donde están las palanquitas y procurar que la esfera metálica no se vaya entre ellas, por el centro y la veas desaparecer, donde dejan de suceder cosas. Yo recuerdo perfecto algunas ocasiones donde lo jugaba y, de la manera más frustrante, parecía que tenía un tino para jalar la palanca y hacer que la esfera plateada llegara perfectamente al centro, entre las palancas, en un punto exacto donde éstas ya ni alcanzan a rosarla y jamás volver a pegarle para observar que ya no pasaba nada más. Pero, también recuerdo perfecto ciertas ocasiones en que luego de jalar la palanca para que saliera la esfera plateada disparada, lograba presionar los botones de los lados una o dos veces, para colmo sin gran fuerza, y la máquina entera se empezaba a poner como loca, la esfera rebotaba de un lado para otro, de un resorte salía disparada para otro y con más fuerza, mismo resorte que la rebotaba a una liga que la aventaba con más fuerza aún a unos cilindros que hacían tremendos ruidos y tenían propulsión para seguir aventando la esfera de tal manera que, de verdad, hasta dejaba de verla porque se me perdía de vista, mientras yo sólo escuchaba: “ding, ding, ding, pum, pas, uuuuiiiiiiiiii, uuuuuuuuiiiiiiii, tac, tac, ding, ding, ui, ui, ui, tic, tic, tic, pim, pim, bam, baaaaaam…”, y así durante largo rato, viendo cómo se movían como locos los números del marcador donde uno va ganando puntos por cada golpe a ciertas estructuras de la máquina, ascendiendo las cifras del marcador súper rápido, a momentos una voz de la máquina sonaba diciendo: “¡Greeeeeeat! ¡Good shoot! ¡Awesome!”, y salían luces estrambóticas, como flashes, por todos lados de la máquina… ¡sucedían golpes de éxito uno tras otro sin parar y de manera sorprendente!, hasta que de repente, al fin, veía la espera plateada venir hacia mí, cerca de las palancas y ya estaba yo súper emocionado, listo para darle otro golpe con las palancas, o sea, sólo apretar un botón en un momento exacto. Algunas veces se repetía el espectacular golpeteo de un artefacto hacia otro, las luces, los sonidos, la locura de aumento en los números, y en algún momento la pelota se iba directo al centro… para volver a empezar. Pues bien… ¡exactamente así puede suceder en la vida de cualquiera! Puedes dinamitar la quietud de tu entorno haciendo muy poco, pero donde ello abre las posibilidades de que sucedan una gran cantidad de eventos extraordinarios que pueden transformar tu vida a dimensiones inimaginables. Yo me acuerdo perfecto llegando a esos lugares de “arcade” y viendo de lejos la máquina de “Pinball”, así, de lejos, viéndose tan “x”, tan callada, tan sin chiste por ser un juego donde solo hay una palanca y dos botones donde, por sistema, sólo muy ocasionalmente se prendían unos cuantos foquitos para apagarse de inmediato, todo muy callado… ¡hasta que alguien se atrevía a hacer un solo movimiento!, echar una moneda y jalar la única palanca. Y sí, no más con eso, porque viví experiencias donde jalar la palanca fue suficiente para que empezara otra vez la máquina como loca, con todas las luces y ruidos, y donde durante largo rato jamás presioné ninguno de los únicos dos botones porque la esfera plateada estaba rebota y rebota en las estructuras, con todos sus ruidos y cada vez con más fuerza y aumentando las ganancias en el marcador… y donde no había nada más que hacer. Sólo atreverse a hacer un poco, para observar con asombro y emoción lo mucho que empezaba a suceder. Cuánta gente en sus vidas vive una quietud ya desesperante. Gente que dice: “…es que no encuentro trabajo y ya llevo mucho tiempo así, no gano dinero, no encuentro pareja, me estoy aburriendo de vivir, me estoy frustrando de estar sólo aquí en casa tirado en el sillón o acostado en la cama viendo el celular… pero ¡no pasa nada! Me siento perdido y desesperado”. Y… ¡es que no haces ni lo mínimo! Si tan sólo supieras que, haciendo poco, muy poco, pueden empezar a suceder tantísimas maravillas. Por eso te afirmé desde el principio de esta columna: Si haces que sucedan unas cuantas cosas… ¡verás cuántas más, muchas más, empiezan a suceder! Y ¿te digo algo? No necesitas hacer cosas específicas de ese trabajo que quieres tan concreto, ni hacer cosas exclusivas de tu campo de conocimiento o “especialidad”. ¡No! Necesitas hacer unas cuantas cosas… ¡de lo que sea! Pero haz. ¡Sal a caminar (nunca sabes a quién te encontrarás)! ¡Ve a cortarte el cabello y atrévete a iniciar un diálogo con la persona de al lado! ¡Ve al gimnasio! ¡Escribe en un blog! ¡Aprende habilidades nuevas viendo videos en “YouTube”! ¡Sal a cantar a un karaoke! ¡Haz volantes y repártelos en una tienda o en todo el edificio! ¡Envía currículums a tus contactos! ¡Haz esas llamadas que sabes que tienes que hacer! ¡Atrévete a cocinar y a hablar a ciertas personas a que vayan a tu casa a probar tu arte culinario! ¡Lee ese libro! ¡Lee ese blog! ¡Escucha ese podcast y ve a la librería a comprar más libros del autor! ¡Habla con amigos con los que hace años no hablas y organiza una cena para verse! ¡Levántate muy temprano, mucho más temprano, para obligarte a hacer (hay magia levantándose tempranísimo aún sin plan de acción)! ¡¡¡Haz cosas!!! Te garantizo que, si haces unas cuantas, de verdad pocas, ¡pero haces!, verás que parecerá que con tan solo mover una palanquita y dos botones generarás lo que podrá ser una explosión de sucesos de éxito que llenarán tu vida de luz y de las maneras más sorprendentes que ni te imaginarías cómo llegaron a suceder. Has poco y podrá suceder mucho, pero tienes que dinamitar la quietud de tu entorno. Se dinamita con poco. ¡Sacude tu vida! ¡Agita tus circunstancias! Haz un poco… y podrá suceder mucho, mucho, muchísimo más de lo que imaginas. Aquí algo clave: tú y yo y todos, podemos pasar por momentos en nuestra vida donde nos sentimos perdidos. No tiene nada de malo perderse ocasionalmente. Tú puedes sentirte así ahora mismo. Pero aun ni sabiendo a dónde ir o qué hacer… ¡puedes dinamitar la quietud de tu entorno! Tienes que hacerlo. Se trata de que hagas cosas, aunque ni sepas a donde vas. Te confesaré algo: muchos de nosotros terminamos siendo y haciendo lo que jamás imaginamos, ni en nuestras más remota y fumada idea, que terminaríamos siendo y haciendo. Pero hicimos algo, poco, un poco, para que el “pinball” de la vida empezara a mover esa esfera plateada que sólo necesitaba ser disparada para empezar una cadena en reacción, a tejer hilos, a tender puentes, a generar contactos, a avanzar, a crecer, a prosperar, a producir una imparable… ¡Emoción por existir! –Alejandro Ariza Z. PD.: ¿Te gustó esta columna? ¿Crees que le puede servir a tus familiares y amigos? Compártela en tus redes sociales. Hoy se me antojó compartir un breve mensaje para mis lectores emprendedores. Esos que trabajan para hacer que las cosas sucedan. Hace unos días escuché a un empresario, desconocido para mí, en YouTube hablando, con cierto tono de autoridad, acerca de la sorpresa que le generaba atestiguar lo anticuado de los “cursos de ventas” que llegaron a su escritorio como propuestas y cotizaciones de “expertos y gurús en ventas”. Leía temas como: “Logre un cierre agresivo y bajo presión”, “La ciencia de manipular la mente humana”, “Aprenda una negociación agresiva y dominar a sus clientes”, “Neuropersuación, neurooratoria”…, bla, bla, bla. ¡Estoy totalmente de acuerdo con él en lo aberrante que, por lo menos en mi mundo, suena todo eso! Me encantó cómo aquel empresario afirmaba que en “su mundo” tampoco. Y es que sí, existen mundos aparte.
Yo nunca he asistido a un curso así y creo que nunca asistiría tan sólo de leer esas propuestas…, y llevo más de 25 años vendiendo exitosamente un intangible y que, para colmo, hasta resulta ser parte de un lujo en la vida en ciertos niveles de mercado. Y más aún, modestia aparte, ha sido muy exitosa mi trayectoria “vendiendo”, sin haberme considerado nunca vendedor ni experto gurú en el tema. Sucede esta paradoja en la que creo: vender sin vender. En más de 25 años puedo confirmar y avalar lo que aquel empresario expresó: la venta más fácil es la que se sucede porque el cliente venga a ti a solicitar tu producto o servicio. ¡Es tan cierto esto! Y no solo es la venta más fácil, sino la más rápida. ¡Imagina la bendición! Vender fácil y rápidamente. La manera: trabajar ardua y disciplinadamente convirtiéndote en un profesional que aporta enorme valor a la vida de las personas. La gente pagamos, lo que sea, a cambio de recibir algo realmente valioso y perdurable y, de hecho, lo deseamos con frecuencia. A mí siempre me ha llamado poderosamente la atención esos restaurantes que están repletos de comensales y siguen llegando y llegando clientes que hasta ¡se atreven a esperar haciendo fila afuera! ¡Los clientes “llegan” sin parar! Al mismo tiempo, otros restaurantes vacíos donde hasta el mesero o la “hostess” tienen que salir a la banqueta con su carta para invitar a los paseantes a que entren, intentando vender, y observando cómo pasan de largo los caminantes. ¡Qué contraste! En un caso los clientes llegan solos y en enormes cantidades, y en otros ni haciendo labor de venta llegan. Son esos los casos donde la “labor de venta” se pone en entredicho. La venta es más algo que se sucede, no tanto que se haga. Hace unos momentos terminaba de redactar un programa como “traje a la medida” para dictar mi especial curso de ventas para una afamada firma internacional, mi curso: “Una Nueva Conciencia de las Ventas”, seis horas de duración que te cambia la perspectiva de la vida en servicio y actitud. Fue ahí que caí en la cuenta de tantas verdades y, a momentos, hasta difíciles de confesar. Y no porque sean difíciles en sí mismas para confesarse, sino por el nivel de conciencia que el público en general tiene y que ocasionalmente dificulta este entendimiento. Allá afuera debe haber gente que vibre y se sienta atraída por palabras como “agresividad, manipulación, presión, neuroblabla”, pero en mi mundo no, así como en el mundo de muchas personas que conozco. La historia para que suceda este evento que inicia con alcance nacional… sonó el teléfono. Me llamaron. Atendimos cordial y profesionalmente la llamada. Eso fue todo. Como llevo viviendo más de 25 años en mi empresa Nueva Conciencia. Yo no tengo un departamento de ventas, yo no tengo vendedores y prácticamente ¡nunca los he tenido! ¿¡Cómo es eso siendo una empresa que “vende” cursos y conferencias que transforman vidas!? Es que no vendemos, ponemos a disposición. Es otro mundo. Es un mundo en paz. Es un mundo mágico. Es un mundo de fe en lo que hacemos. Te adelanto un poco, por primera vez en mi blog, de mi estrategia de vida en este interesante rubro, tan sólo siete principios que sostienen lo que creo como “Una Nueva Conciencia de las Ventas”:
Estos siete puntos los explico en todo un día de una experiencia inolvidable, pero la esencia sintetiza en esos siete rubros. Así he llevado mi vida profesional. Es hermoso cuando comprendes que las ventas “bonitas”, esas hermosas y mágicas, son consecuencia, jamás un objetivo. Yo creo que no se trata de ponerse a vender, se trata de ponerse a servir, a hacer algo porque la gente diga que vale la pena seguir viviendo y seguir confiando en los demás. Si enfocas tu talento, tu calidad y tu trato humano a ello, la venta es un suceder, no un hacer. La gente sigue aquello que le transforma la vida para bien. ¿Me gusta ganar dinero? ¡Por supuesto que sí! Quizá como a todos (y digo “quizá” porque nunca falta el “hater” que dice que él no, que bla, bla, bla, con rudeza, burla y desdén; te digo, hay de todo). ¡Pero hay algo más hermoso y sublime que ganar dinero (y mira que esto ya es maravilloso)!... ganarlo como consecuencia de que te busquen y tener la bendita oportunidad de atestiguar que lo que produces, realmente mejoró la vida de otras personas aportándoles un valor incalculable, un valor muy superior a lo que pudieron haber pagado, por una experiencia de vida inolvidable. Y créeme, esto se puede lograr en cualquier giro, producto o servicio. Hasta puede llegar un momento de tu vida donde lo experimentes sin necesidad de cobrar. Y mágicamente, donaciones así, se convierten en ventas posteriores. Creo que vender sin vender es sencillamente ser, haciendo lo que más disfrutas y exhibiendo naturalmente tu alegría por ser y hacer. A fin de cuentas, todos, absolutamente todos, estamos haciendo algo para servir a los demás. El gran diferenciador es la manera. Disfruta lo que haces. Hazlo porque te encanta, no por venderlo. Y paradójicamente se venderá sólo. El bolillo no se esfuerza, y mira cuántos van por él para comerlo de tan sabroso que les sabe. Yo creo que vender debe ser una experiencia hermosa para cualquiera que de verdad tiene su corazón enfocado en el servicio. El vendedor estrella de verdad, esos que tú y yo conocemos y de los que hablamos durante días y los recomendamos, hoy por hoy, es alguien que seduce y enamora, en el mejor sentido de las palabras. Yo creo que a vender no se aprende, más bien el desafío de lo que verdaderamente se (debe) puede aprender es a ser una mejor persona, de esas que los demás quieren tener siempre cerca. ¡Emoción por existir! –Alejandro Ariza Z. Parte esencial de mi filosofía personal de vida, Nueva Conciencia, es que “si entiendes, cambias”. Sólo que entenderás cuando lo desees. Desearás sólo aquello que percibes valioso, pero sólo podrás percibir valioso aquello que conozcas realmente bien. Por eso al ignorante o al necio o al holgazán o desidioso le está vedado alcanzar lo valioso. No conoce, no se da el tiempo para conocer, tiene incapacidad para concentrarse en la adquisición del conocimiento, no se esfuerza por saber o poco le importa conocer, incluso todo esto llevándole a su propio beneficio y bienestar. Yo escribo para aquel que desea mejorar, yo me dedico a dar a conocer. La otra parte, el deseo por saber, la capacidad para concentrarse, la disposición del tiempo para aprender, eso ya no es mi área de injerencia. Hoy en día, ya es una realidad que cada vez más tiendas migran a la venta en línea, porque cada vez más personas preferimos comprar en Internet y que las cosas lleguen a nuestra casa. La semana pasada leía un artículo sobrecogedor llamado “El apocalipsis de las ventas retail”. Impresionante cómo están cerrando tiendas, en cantidades increíbles, las más afamadas marcas que fueron súper exitosas en los 70´s y 80´s. Sí, la manera de vender cambió. ¿Estás de acuerdo? Eso no importa. Cambió. Comprar en línea se trata de no perder el tiempo... cuando eres una persona que tiene ocupaciones más importantes que ir a una tienda (esta condición es esencial para que te haga sentido la maravilla de comprar en Internet). Hoy, hasta "La Comer" crea un nuevo slogan: "Tú a lo tuyo y la La Comer a tu casa". ¡Muy atinadas 11 palabras! Yo llevo comprando en línea desde hace, quizá, 20 años. Siempre lo preferí. Hoy, incluso, ya está demostrado cómo se deja de gastar hasta un 60 % si se opta por comprar en Internet, dado que hay mucho menos tentaciones que ir a la tienda física y se sigue más fielmente una lista de compras (esto lo explico ampliamente en mi libro Inteligencia para el dinero). Ahora imagina que exista una tienda donde puedes hacer tus compras de la vida cotidiana cuyo modelo empresarial es realmente disruptivo y va más allá y procura el bienestar integral, ¡ayudando económicamente a sus clientes! Y no, no sólo con ofertas y buenos precios, sino compartiendo sus ingresos con ellos. Te preguntarás: ¡¿De verdad existe algo así?! Y yo te afirmo: Sí. Existe. Sólo que necesitas darte el tiempo para conocer. Imagina una tienda en línea con todas las naturales ventajas de comprar en Internet (te digo, como ya vende “La Comer”, “Superama en línea”, “Walmart en línea”, “Chedraui en línea”, etc.) pero que, además, su modelo empresarial incluye que su publicidad no es la tradicional, sino la poderosa recomendación de boca en boca. Esa otra tienda se da a conocer sólo porque sus clientes hablan de ella. Entonces, la tienda recompensa a sus clientes pagándoles comisiones por trabajar como promotores. En esencia eso somos cuando recomendamos algo, promotores. La promoción de boca en boca es la publicidad más barata y la más efectiva al mismo tiempo. ¡Qué combinación tan conveniente para las marcas que la usan! Y qué bendición que existan personas de un nivel moral tan alto que deseen compartir sus ganancias con sus clientes. ¿Te imaginas los dueños de una fábrica y/o tienda que deseen compartir sus ingresos con sus clientes? Pues te adelanto que modelos empresariales así, ¡existen! Yo compro en una tienda así mis compras mensuales de la vida cotidiana y yo he logrado generar un ingreso adicional de la forma más increíble que he conocido en mi vida: increíblemente fácil y sin riesgo. ¡¿Qué riesgo puede haber en recomendar algo muy recomendable?! ¿Te imaginas comprar todos los meses en una tienda que resulta en la conveniencia de comprar dentro de tu casa y que en pocos días lleguen tus cosas a la puerta de tu casa? ¿Y te imaginas que esa tienda comparta contigo sus ganancias tan sólo por referirle clientes? ¿Y te imaginas que sea una tienda que, por sus productos excepcionales a precios razonables sea enteramente normal, natural y fácil recomendar? ¿Crees que esto es como un sueño? Yo creo que lo mismo pensaban hace 30 años los dueños de tiendas y fábricas cuando invertían ingentes cantidades de dinero en la construcción de lujosas tiendas... a las que hoy la gente ya está prefiriendo no ir. Las reglas del juego no han cambiado. Cambió el juego entero. Si te interesa beneficiarte de poder hacer tus compras mensuales de la vida cotidiana en una tienda-fábrica con enorme calidad de sus productos con precios sumamente razonables, ofertas exclusivas, cupones de descuento, y que además comparta sus ingresos contigo como su cliente leal, necesitas entender el beneficio. Necesitas darte el tiempo, el que sea necesario, para aprender de este modelo empresarial que ya opera en México. Necesitas hablar exclusivamente con un experto. Necesitas humildad por aprender. Necesitas vivirlo. ¿Te interesa? Haz clic aquí para conocer. ¿Por qué te digo esto? Mas bien la pregunta sería: ¡¿Cómo no decirte esto?! Los días pasan y pasan y cada vez más me asombro de la cantidad de personas que no saben de tantos beneficios a los que ya podrían tener acceso y sólo porque alguien se quedó callado es que todos se privan de una bendición. Como lo dije en un pergamino que escribí hace años: “No te quedes callado”. Me impresiona cómo las malas noticias corren como pólvora y cómo las buenas noticias la gente las calla. ¡No! ¡No! Debemos actuar precisamente al revés. Eso es Nueva Conciencia. Por eso estoy escribiendo aquí y por ello estás leyendo aquí también, estás a la altura del nivel de conciencia donde el poder de la comunicación propositiva se sucede. Festejo nuestro encuentro aquí y ahora. ¡Hay tantas bendiciones ya en la vida para ti! Pero a las que no tienes acceso por tu holgazanería para estudiar, por tu apatía, por tu desidia para ir y aprender, porque por características así de tu personalidad, naturalmente no lo mereces. Pero existen bendiciones disponibles para todos. Imagina un México donde todos pudieran tener un ingreso adicional mensual con el que pagaran todas sus deudas. Imagina un México donde las familias tuvieran asegurados sus gastos de superviviencia. Imagina un México con familias de integrantes felices y de un carácter amable dado que no tienen problemas económicos. Imagina un México así. Se puede. Juntos podemos crear un presente mejor. Sólo existe el desafío, enorme reto, de que te dieras el tiempo para conocer, conocer tan bien, que lograras entender el beneficios y así, disfrutaras de vivirlo y expandir la noticia como natural consecuencia de comportamiento. Pero no, prefieres usar tu tiempo en otras actividades... precisamente esas que te tienen preso en la calidad de vida en la que te encuentras. Por eso hablo en mis conferencias de que existen esclavos hundidos en prisiones sin barrotes. Por eso el conocimiento te hará libre. Pero necesitas desearlo, para que vivas la dicha de que “si entiendes, cambias”. Por eso, te invito a mejorar, te invito a entender el beneficio conociendo, haciendo clic aquí. Si entiendes, cambias. Si entiendes, mantienes e incrementas tu... ¡Emoción por existir! –Dr. Alejandro Ariza. PD.: Apenas terminaba de escribir esta columna cuando recibí en mi celular un aviso de la app de "Superama" que decía: "Descansa, y este domingo haz clic en los productos que necesitas y te los llevamos a tu casa". Otra evidencia del tema. Y dos horas después, recibía estas otras evidencias del tema de mi columna de hoy de empresas que ya se dedican a ir a cualquier súper y llevártelo a tu casa, mira: Y minutos después por SMS... |
Dr. Alejandro Ariza Z.Conferenciante inspiracional, autor, médico y empresario. ¿Te interesa recibir todas las publicaciones de Alejandro Ariza?
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Octubre 2024
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