Atacar te hace sentir una relación con el atacado. Una relación que necesita aquel que se obstina en el absurdo de mantener lo que ha dejado de existir. Atacar es una manifestación de miedo a perder. El atacado es que quien ya te dijo que no te quiere y no lo aceptas, como si de aceptar o no se tratara. Hay cosas que son y ya. No se requieren aceptar. Son. Atacas porque te rehusas a aceptar la verdad y atacar no es otra cosa más que tu anhelo de sentirte amada por quien ya no te ama. El atacado, si es débil, puede sentirse tan molesto y más debilitado aún con tus ataques que descubre que puede detenerlos si miente. Ahí puede decirte que sí te quiere. Ahí cesan los ataques. Ahí nace un absurdo: alguien se cree querido por quien no le quiere y así éste deja de ser atacado. Se le miente a quien no deja ser y ataca si las cosas no son como él o ella quiere que sean. El atacado, fastidiado, encuentra como pacífica estrategia el mentir. La verdad es más hermosa que el fingimiento del amor, dijo Emerson, pero Ariza expresa: Lamentablemente hay personas que prefieren el fingimiento del amor que la verdad, ya que en sus valores no existe el aprecio por la hermosura de la verdad sino por la fealdad de su dominio y control. Se trata de un monstruo. Ese cuyo verdadero placer está en tener amarrada a una presa. Un monstruo nada sabe del amor. La distancia entre ese valor y su estado de conciencia es enorme. El atacante, aprovechando cuando empiece a cansarle el atacar viendo que no obtiene nada de lo que quiere (y que, por cierto, jamás lo obtendrá), puede y debe empezar a cuestionarse: ¿Qué sentido tiene retener a quien claramente ya me dijo que no me quiere y así desea irse? ¿Qué sentido tiene creerse amado por quien sólo es un prisionero que no me amará jamás? El único absurdo sentido es privarlo de su libertad para amar a otra, otro, a quien realmente quiera, porque tú no te sientes amado por ese que ya te dijo que no te quiere. Un absurdo que pronto terminará. Cuando la presa rompa las cadenas y logre escapar, a pesar de todas las trampas y ataques para que no encuentre la salida. El atacante no sabe que su presa, ya no está ahí desde hace tiempo. Porque no se está donde el cuerpo reside, sino donde la mente piensa y el corazón siente. Se ataca por heridas de abandono. Se ataca por haber creído que el valor propio es en virtud de una relación, craso error; si la relación falla, el atacante cree que falló él. El atacante debe aprender a valorarse a sí mismo sin necesidad de nadie más. Ahí inicia un despertar. El ataque cesa cuando el atacante descubre su valor. El atacante necesita desarrollar urgentemente su autoestima. La autoestima no de desarrolla urgentemente. El atacante necesita paciencia basada en el conocimiento de ese hecho. Atacar es un grito desesperado de anhelo por no dejar de ser amado por quien clara y honestamente ya no te ama. Es un grito absurdo que el otro ya ni oye. Un grito en el vacío. El atacado dejó de amar o quizá nunca amó. El atacante debe entenderlo como un hecho y ya. El atacante se podrá preguntar por qué el otro pudo mantenerse en la relación por tanto tiempo si no hubo amor. La respuesta: claramente hubieron otras razones dónde el atacado ganó algo por mantenerse ahí, incluso una tensa paz. Suele ser dinero, sexo o mera compañía, pero más comúnmente es tensa paz, el atacante desarrolla miedo al ataque, entonces calla con un permanente grito desesperado en su interior. Así pues, razones hay varias; el atacante debe entender que descubrir eso no es lo que importa, cuando lo único que trasciende es descubrir que ya no hay, o nunca hubo amor. El hallazgo podrá ser doloroso, sin duda. Pero el dolor jamás será por el comportamiento de aquel, sino por la expectativa de uno. Si el atacante es sincero consigo mismo, siempre hubieron señales desde un principio. Pero el atacante también desarrolla cierto tipo de ceguera selectiva. El atacante puede llegarse a enamorar de un ideal, de su idea, más que de la otra persona en realidad. El problema reside enteramente en la percepción del atacante, más que en el comportamiento del atacado. Si el atacante entiende el absurdo de empecinarse en ser amado por quien ya no le ama, el atacante en ese mismo instante deja de atacar y suelta todo, por el bien de todos. Es una liberación sucedida en un instante, en un relámpago de confrontante claridad. El atacante despierto alcanza a ver el gran absurdo de sus ataques como estrategias para mantener cierto tipo de relación con quien ya no quiere ninguna. El atacante despierto descubre que atacar era mantener cierta conexión con quien ya no desea ninguna, el atacante despierto descubre el absurdo y suelta al atacado como se suelta de una braza ardiente cuando ya no se quiere uno quemar. El atacante despierto deja de atacar de en el acto. Repito, este acto suele suceder en un instante. Ese es el tiempo que suele tardar el comprender el absurdo, un instante. Deja de gritar su anhelo de ser amado por quien no le ama. El atacante despierto logra alcanzar a ver ese gran absurdo y suelta todo hasta con cierta vergüenza por haber insistido tanto en mantener unido lo que ya estaba separado. Del coraje para a la vergüenza. Uno se apena por cometer estupideces ex profesas. El atacante despierto podría hasta pedir perdón al atacado, pero no por haberlo atacado tanto, sino por descubrir por qué lo atacaba. El atacante despierto descubre que su antigua pobre autoestima le llevaba a vivir en el más pleno sinsentido, viviendo precisamente lo contrario a: más vale sólo que mal acompañado. El atacante, cuando dormido, prefiere vivir en la permanente neurosis de vivir mal acompañado antes que solo. El atacante dormido siembra las semillas de la infidelidad en el atacado, naturalmente. Y sus constantes ataques y deseos de control para ser amado de la manera en que él quiere, riega y cultiva aquellas semillas. El atacante dormido también desarrolla cierto tipo de sordera selectiva. Cuando el otro le dice claramente que no ya no le quiere, eso jamás lo oye. Sólo tiene capacidad para escuchar si se le ama y el otro dice lo que el atacante quiere. Es casi una psicosis. Es desear vivir en un mundo irreal, doliéndose por los ocasionales golpes de realidad. El atacante dormido siempre piensa que el infierno es el desprecio del otro hacia él. No alcanza a ver que el infierno es autogenerado por su propia obstinación de ser amado por quien clara y honestamente ya le ha dicho que no le ama, y quizá ya se lo dijo de la manera más contundente, demostrándoselo, sin palabras. El atacante despierto deja de ser atacante. Se convierte en persona. Deja de suponer y parte siempre de la evidencia. Aceptándola, suelta todo y abre la puerta de la libertad total para todos, siendo la más importante la de sí mismo. Empieza a sentir paz. La persona recobra su dignidad de persona y con amor permite que cada quien siga su propio camino, aquel, el único, donde precisamente podrá encontrar el verdadero amor por medio lógico de la paz. Por amor suelta y por ese mismo amor luego encuentra. Sólo mediante ese amor logra abrir el pacífico camino para encontrar al adecuado, al amor verdadero. Todo esto requiere, naturalmente, tiempo. –Dr. Alejandro Ariza Z. Estas letras brotaron hace unos días siendo aproximadamente las 4:15 AM, despertándome la idea, literalmente empecé a escuchar conceptos, con cierto esfuerzo me incorporé para escribir en mis notas de mi iPhone, aunque incómodo, lo que me venía a la mente con mucha claridad. Hoy te lo compartí aquí.
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Muchas veces no queremos cambiar la manera en que hacemos las cosas, aún existiendo la posibilidad de que fuera una mucho mejor manera; pero, como sólo imaginamos el cambio como “posibilidad” de mejora, entonces preferimos permanecer en lo conocido, en lo de siempre. Además, nos sentimos más seguros “en lo de siempre”. Creemos que el cambio, aun para mejorar, implicará esfuerzos innecesarios o un costoso tiempo por la famosa curva de aprendizaje de lo nuevo. Sin embargo, de repente, llega una tragedia. Ésta nos obliga forzosamente a cambiar, y ahí, descubrimos con gran asombro que el cambio sí resultó ser algo mucho mejor. Quizá esa es la parte más valiosa de una tragedia. Nos obliga a hacer los cambios necesarios para mejorar y así, muchos ya se dieron cuenta: sí había una mejor manera de hacer las cosas. La tragedia, al líder, lo lanza a buscar una mayor productividad, es decir, a hacer más, con menos y mejor. Así, miles de líderes alrededor del mundo, ya se dieron cuenta de cómo podían mejorar, gracias a una tragedia. Vista con filosofía, bendita tragedia, gatillo de la mejora.
El día de ayer leía un encabezado: “La metamorfosis de Amex” en el diario Milenio. Una interesante entrevista que, en esta época de pandemia, le hicieron al director general de American Express México, Santiago Fernández Vidal, donde comenta con alarma: “La caída al inicio de la crisis [del covid-19] fue brutal, no lo habíamos visto nunca antes, ¡cayó el 90% de la facturación por consumo en aerolíneas, hoteles y restaurantes en tan sólo un mes!”. Se trata del área de consumo mayoritario para el mercado de clientes Amex, conozco muy bien el mercado, fui célebre representante. Sí, una verdadera tragedia para Amex, como muchas para tantas empresas alrededor del mundo. Santiago Fernández comenta que al final de la primera quincena de marzo, mandaron a sus casas a más de 4,400 empleados para que hicieran “home-office” y notó cómo las operaciones sin tarjeta física, es decir, transacciones en línea, se incrementaron enormemente por la pandemia. “¡El comercio electrónico se incrementó 75%, otra cosa que no habíamos visto nunca antes!” –comentó. Otro servicio que cambió radicalmente fue el de los gastos corporativos, donde Amex tiene el 95% del mercado. Santiago continuó diciendo: “En un futuro, se van a recuperar antes los viajes de placer que los viajes por trabajo”. Y aquí viene una declaración que yo percibí tremendamente reveladora: “Ya se probó que las reuniones virtuales funcionan y que hay muchos ahorros al no mover ejecutivos”. ¡Ya se dieron cuenta! Yo, como viajero frecuente (extremadamente frecuente por años) ¡siempre lo dije! ¡Qué sentido tiene el desgaste de un viaje, desgaste físico, emocional y económico, cuando nos podemos ver en la extrema comodidad y enorme conveniencia de una videoconferencia? ¡Ah, pero los conservadores, neoliberales, fifís, los adversarios, se negaban a dejar de hacer sufrir al viajero! Pa’ que desquite su sueldo, pa’ que se esfuerce y viva el famoso “has de sufrir para merecer”, además, porque nada se compara como el contacto en persona. (Oye… lo de fifis, adversarios y conservadores ¡fue broma, he! Me imagino que con mínima inteligencia lo pudiste deducir desde el primer segundo). Volviendo al tema, un simple y sencillo viajero como yo, argumentando con extrema lógica acerca de la gigantesca conveniencia de la tecnología actual donde nos podríamos ver y conversar exactamente igual de bien, pero sin la necesidad y desgaste del viaje, no era creíble. Hoy la tragedia me da la razón. Soy inmensamente feliz. Esta es una de las dichas que me trajo el coronavirus. Sé que mi personalidad asocial fue la que sintió enorme alegría por este sabio cambio, por esta gozosa mejora, pero a nivel negocio, los magnates empresarios se acaban de dar cuenta de cómo sí podían ganar más, mucho más dinero gastando menos, mucho menos. Tuvo que suceder una tragedia de estas inverosímiles magnitudes para que alcanzaran a ver lo que para muchos de nosotros esta evidentísimo. Yo siempre he dicho que, fuera de una relación sexual, no necesito ver a alguien físicamente. Lo que los humanos requieren es intercambio de información. Y hoy, eso es lo que nos permite la tecnología. Sí, sí, sé que en este momento ya muchos deben estar sintiendo cómo les hierve la sangre buscando que esta columna se acabe para lanzarse a la caja de opiniones y refutar que eso no puede ser, que el ser humano es un ser social que necesita verse y tocarse físicamente y no sólo sexualmente y bla, bla, bla. Esta bien, estoy de acuerdo. Totalmente de acuerdo. Pero para cuestiones de negocio (¡lo que mueve al mundo!), no es imperiosa esa necesidad y la evidencia actual es contundente, tajante, concluyente, irrefutable. Sí, sí, también sé que ya más de alguno querrá lanzarse sobre su teclado a gritar rebatiendo: “Doctor Ariza, está usted muy equivocado, 'los mejores negocios se cierran con saliva', es ida a comer, a conversar socializando con el cliente, a sembrar amistad antes que negocio, a inspirar confianza por conocernos en persona…bla, bla, bla”. Está bien, estoy de acuerdo, totalmente de acuerdo, pero mira cómo la tragedia ha demostrado que no es necesariamente así. Observa el tamaño de evidencia. El reto: son años de tener una creencia enquistada en el cerebro y, como siempre, para muchos es muy difícil cambiar a una nueva conciencia, ¡aún frente a la más rotunda e irrefutable evidencia! La gente rebate porque ve amenazada su creencia de lo que años creyó como su verdad, la única que había conocido hasta el momento. Pero las tragedias nos sacuden muchas creencias y nos hace cuestionarnos su magnitud de verdad, y para muchos esto sucede con dolor, tanto, que no aceptan un cambio, hasta que se ven irremediablemente forzados por la nueva normalidad a ello. Un afamado empresario multimillonario que conozco personalmente, dueño de una compañía trasnacional, siempre insistió que en su modelo de negocio la gente tenía que verse personalmente para tener éxito, así lo había demostrado en 35 años de existencia en su constantemente rampante éxito. Hasta que llegó un virus. Éste le vino a demostrar otra cosa. Esta empresa, para impulsar mayor crecimiento anual, solía organizar convenciones de una asistencia extremadamente nutrida, incluso donde muchos asistentes se veían obligados a asistir a cambio de seguir recibiendo sus bonos (ya que si no asistían se los retiraban). Siempre fue un gran éxito..., hasta que la pandemia ya no lo permitió. De hecho, los expertos hoy afirman categóricamente, que todo giro de negocio que implique reunir gente, será lo último que se recupere en la historia de esta pandemia. Así, personas más jóvenes de la empresa probaron realizando una “convención virtual” en China. El resultado se suponía incierto. El resultado sucedido: ¡un rotundo éxito! ¡Mucho mayor a cualquiera de las otras convenciones presenciales de cuerpo presente! El dueño se fue de espaldas al ver el incremento de sus ventas así. Al mismo tiempo, nadie se desgastó en viajar. Cuando alguien es inteligente, acepta el cambio con tal evidencia de mejora. El dueño es muy inteligente. Ya se organizó las segunda convención virtual en USA y con más éxito aún. ¡Productividad total! Hacer más, con menos y mejor. ¡Ya se dieron cuenta! El fundador de Twitter, Jack Dorsey, envió a sus empleados a hacer “home-office” por seguridad desde el inicio de la pandemia, para que luego de terminar viendo los resultados de esa medida, decidiera que a partir de ya, los empleados podrán permanecer trabajando desde sus casas para siempre. ¡Pues claro! ¡Imagínate que se tenga la misma o mayor productividad sin gastar luz en la empresa, sin desgaste físico de equipos, sin riesgos laborales, y un sinfín de mejoras! Al mismo tiempo, que los empleados puedan convivir más con sus familias, y tener menos gastos y estrés en desplazase al edificio de la empresa. Ya se dieron cuenta. Sí, sí, sé que hay algunas aristas en este nuevo comportamiento laboral que dejan ver “contras”, pero son infinitamente menores a los “pros”. En un futuro cercano se deberán rehacer los reglamentos y leyes laborales, adaptándose a la mejora. Yo mismo, a mi micro nivel (comparado con aquellos gigantes) he notado cómo en esta cuarentena, mi consulta ¡se incrementó 500%! Y ahora toda mi consulta sucede exclusivamente en línea. ¡Nunca en toda mi vida había sido tan feliz dando consulta y pudiendo servir a pacientes de varios países, atendiendo a personas de México (desde Monterrey hasta Chiapas), USA, Colombia, Perú y España, viendo a varios de ellos en un sólo día sentado en mi despacho! Esto no lo cambio por nada. Es mi experiencia más feliz como terapeuta. Y sí, también he pensado que me quedaré dando consulta sólo en línea. Mis pacientes están felices pudiendo verme sin tener que viajar, sintiendo las innegables mejoras en su salud emocional y en muchos otros rubros donde puedo asesorarlos en sus vidas. Se puede perfectamente bien. Ya se dieron cuenta. Sugiero festejar esta cambio de tanta mejora multifacética. Siempre lo he afirmado en mis conferencias: detrás de toda tragedia siempre hay oculta una bendición. También sé que algunas personas no alcanzarán a ver esta mejora, pero eso sucede fundamentalmente porque no conocen bien los sistemas o todavía no tienen acceso a ellos. En alguno de mis podcast recientes comenté que las personas que más sufrirían este dramático cambio en la economía del mundo serían los “analfabetos digitales”. Si no sabes manejar a la perfección un sistema de videoconferencias, naturalmente te sentirás amenazado y suplicarás regresar a la antigua normalidad, esa donde preferías verte en persona. No va a ser así en mucho tiempo, y en algunos giros, ya nunca, natural y convenientemente. Necesitas humildad (y prisa) por aprender nuevas habilidades. Y créeme, es más fácil que cambies tú a que cambie la realidad. Quizá la invitación que te lanzo en esta columna es a que tú también te des cuenta. El mundo ya cambió y la vida te está esperando para que tú cambies también y prosperemos juntos. Nota al margen: la vida no te va a esperar mucho tiempo, a decir verdad, casi nada. La gente rechaza y ataca lo que no entiende, esto podría afirmarlo casi como ley luego de ser un acucioso observador del comportamiento humano por casi 30 años. Yo creo que los cambios actuales se me antojan como para convivir más en persona sólo cuando ser trate de disfrutarse en la amistad y en la familia, no necesariamente para trabajar. Si hemos de vernos pronto, de abrazarnos, besarnos, caminar de la mano y comer juntos, que sea más por placer, que por necesidad. Así distingo la convivencia con quien uno quiere de aquella con la que sólo conviene, la laboral. Yo espero que esta segunda logre cambiar para siempre. Sólo viviríamos convivencias en persona auténticamente felices y de valiosa nutrición para el alma. Uno de los conceptos que me encantaron desde el primer momento en que supe de él, fue cuando estudiando al filósofo misántropo, Schopenhauer, dijo algo así como: Una idea o sistema nuevo, siempre tendrá al principio la burla y el desdén de los demás, para luego pasar a afrontar la férrea resistencia y oposición de todos aquellos que ganaban algo con el sistema anterior, para que, al final, todos la acepten como habiendo sido la idea o sistema más conveniente. Esas son las tres fases por las que pasa toda idea nueva. Toda mi vida he pasado por ello, conozco de lo que hablo. Y como todo, será cuestión de tiempo para afirmar que, al fin, prácticamente todos, ya se dieron cuenta. –Dr. Alejandro Ariza Z. Siempre hemos creído que la responsabilidad se puede suceder “luego de” que hicimos algo. Esa es la clásica manera de entender la responsabilidad que la mayoría tiene. Sin embargo, debemos saber que como privilegio de ser humano, haciendo uso de una facultad intelectual superior, nuestra imaginación, es que podemos desarrollar una responsabilidad “antecedente”, hacernos responsables de algo que pueda suceder. De hecho, esto es un privilegio exclusivo de ser humano y que nos reafirma como tales. Podemos, debemos, responsabilizarnos de algo que pueda suceder incluso cuando todavía no sucede, debido a que sabemos cómo nuestros actos presentes fraguan un resultado futuro.
De esa manera se incrementa nuestro poder sobre nuestras acciones. La fuente de es poder es la adquisición de conocimiento. Mientras más conocimiento adquiramos acerca de cómo funcionan las cosas en este mundo dominado por la ley de “acción-reacción”, más responsabilidad antecedente desarrollaremos. Por eso es tan grave no adquirir conocimiento. Ahora bien, sé que no podemos saber todo de todo, sería imposible, pero sí existe un conocimiento trascendente que todos deberíamos adquirir: lo básico acerca de nuestra salud, nuestras finanzas y nuestras relaciones humanas. Y aquí te repetiré algo de lo que he insistido bastante en mis conferencias: este tipo de conocimiento difícilmente lo adquirirás en el modelo educativo tradicional, en la escuela incluso a niveles superiores. Es un conocimiento que está ahí, disponible para todos nosotros, pero que nadie te va a enseñar en el modelo educativo mexicano tradicional. ¡Tú sólo tienes que ir en busca de ese conocimiento y adquirirlo! Y así, tú sólo eres el que podrá mejorar enormemente su calidad de vida. No lo sé, pero a mí me parece que el modelo educativo mexicano tradicional está diseñado, precisamente, para que no sepas lo que debes saber y lo que te salvaría de muchos problemas. Pero alguien está ganando mientras mantiene la ignorancia de las mayorías. ¿Cómo lo logran? Diseñando programas de estudio en donde se enseñan muchas cosas que no te servirán para nada en cuanto a mejorar tu salud, tus finanzas personales o tus relaciones humanas. Se trata de “ocupar tu tiempo” adquiriendo un conocimiento inútil para esos trascendentes objetivos y así imposibilitarte, por la falta de tiempo, para que adquieras un conocimiento que sí te salvaría, que sí te ayudaría, que sí mejoraría tu calidad de vida. Te digo, alguien esta ganando algo, y mucho, manteniendo la ignorancia de algo trascendente mediante el hecho de dar conocimiento inútil. El plan yo lo percibo maquiavélico, porque con la imagen pública de brindar conocimiento, así mantienen la ignorancia. Para mayor claridad: con la imagen pública de dar conocimiento inútil para la vida real y práctica, imposibilitan al estudiante al ocupar su tiempo, para que aprenda lo que sí le va a servir en la vida real. ¿Fuerte esta suposición? Sí, lo es. Pero así funciona esto. Aquí se abren dos posturas: (1) Decir: “…uf, pues sí, qué terrible”, y ya. O (2) sabiendo esto, dedicarse a título personal a aprender aquello que nos libera y nos sirve realmente. Yo toda mi vida he optado por la segunda postura y mi vida así ha mejorado siempre en maneras sorprendentes. Yo sólo he tenido que investigar, leer, preguntar a expertos, leer blogs, atender webinars, asistir a conferencias, etc., y esa inversión de mi tiempo y dinero ha sido de lo más inteligente que he podido hacer en mi vida. Te podría citar muchos ejemplos, pero para fines prácticos de esta breve columna, dos:
Si pudiera darte un ejemplo de prevención, por citar uno de tantos que hay, deberías de tomar diariamente, ya como un hábito natural en tu vida, un suplemento de ácidos grasos omega 3. Hoy está más que demostrado el beneficio que hay para prevenir enfermedades neuro-degenerativas, mejorar tu salud cardiovascular, tus articulaciones y hasta tu salud ocular. ¡Todo eso mejora, previniendo enfermedades en esos ámbitos, el hecho de tomar diariamente este valiosísimo suplemento! Yo no sé tú, pero si a mi me dicen y me demuestran científicamente que “algo” puede disminuir el riesgo de padecer Alzheimer, si “algo” disminuye la posibilidad de vivir esa tragedia, ¡yo me lo tomo! Si además es un suplemento que es barato, ¡con más razón me lo tomo! Si me lo tomaría aún si fuera caro, qué decir si además es barato. Si me dicen que hay que tomarlo diario y para siempre para que surja efecto y lo mantenga. ¡Me lo tomo diario! Así de sencillo es esto. Pero como no conoces, no lo haces. O como conoces muy poco del proceso, entonces lo hacer un mes y lo dejas. La gente enferma por no saber. Ese es el verdadero origen de muchas enfermedades. Yo, en lo personal, tomo diario un paquetito de suplementos que sé que hacen mucho bien, en mi presente y en mi futuro. Haciendo clic aquí puedes conocer qué es lo que yo tomo diariamente. Si dejar de comer azúcar es extremadamente benéfico para la salud. ¡La dejo de tomar! Sólo hay que saber del tema. Y de este ejemplo, bendito sea Dios, ya está plagado internet con información de gran valor. Sólo necesita tú solo ir a buscarla y dedicar tiempo a leer. Ahora bien, aquí debo decirte algo muy fuerte: aun sabiendo, no es suficiente para emprender la acción. ¡Yo mismo sé de ciertas cosas que me podrían mejorar y no las hago! Falta un elemento en esta misteriosa ecuación que termina en emprender la acción. Pero este tema es tan basto que será tema de otra futura columna. Existe un "elemento ignición", del que en un futuro hablaré. Sin embargo, saber es ya un primer gran paso, uno esencial para empezar un proceso que terminará en emprender la acción que geste un nuevo hábito en nuestras vidas. Estimado lector, estimada lectora, de verdad, de corazón, te felicito por investigar por tu cuenta. Te tengo una buena notica, y más si ya has llegado hasta aquí (lo que mucho menos, de los ya pocos que leen, logran). Existimos personas que nos dedicamos a investigar y a enseñar todo aquello que en el modelo educativo tradicional no se enseña. ¡Esto es una gran ventaja para ti! Existimos personas que nos la pasamos estudiando, leyendo, investigando para luego, compartir de una manera más digerida y sencilla la información con la gente. Incluso otros somos, además, investigadores, y somos la fuente de información de ciertos hallazgos que mejoran la calidad de vida de una persona. Leer a autores así, ya es un atajo de gran valor para tu vida. Por ello te vuelvo a felicitar por estar leyendo aquí. Y de hecho, así, tu lectura le da sentido a mi trabajo y nos coloca a los dos en la bendita ventaja de vivir con responsabilidad antecedente, ahí donde prevenimos, donde evitamos dolor y tragedia, produciendo mayor posibilidad de salud en todos los sentidos, física, emocional, intelectual y hasta financieramente en nuestras vidas. Te invito a aprovechar lo que he creado para ti en mi página, información de valor disponible para ti las 24 horas del día, los siete días de la semana, para que puedas ver conferencias enteras, webinars o escuchar audios, y todo en la comodidad de tu celular o tableta o computadora. Haz clic en cada opción y espero aproveches lo que juntos podemos prevenir para bien propio y el de nuestra familia y amigos. Recuerda… «Si entiendes, cambias». –Alejandro Ariza Z. Nuestro ego favorece la conciencia de separación. Eso lo expliqué ampliamente desde que publiqué mi libro: El verdadero éxito en la vida más allá del ego. Ahí explico que nuestro ego tiene muchas maneras de manifestarse, pero una de la que poco se habla, muchas veces por circunspección, es del “nacionalismo”, del “patriotismo”... ese que se siente a ultranza, y hasta el que no tan así. Sé que esto puede ofender o hacer sentir cierto rechazo el lector sensible, pero ahí se reconfirma que se trata del ego. El ego se ofende con facilidad. Es de llamar la atención que una de las acepciones del diccionario de la palabra 'nacionalismo' es: apego. Así recordé una cita de Anthony de Mello cuando afirma: "El origen de todo sufrimiento son los apegos". Cuando dejemos de pensar en “nuestro país”, en “nuestras raíces” y empecemos a sentirnos todos “terrícolas”, habremos dado un gran paso. Ahí cuando empecemos a notar menos diferencias. Sé que se requiere un enorme paso para lograr eso ya que los “países avanzados” difícilmente se sentirán del todo bien sintiéndose uno igual a cualquier otro. Ego otra vez. Y de verdad que lo entiendo, pero el reto ahí está para todos. Si observas, los grandes problemas internacionales, son problemas surgidos por el ego, tamaño internacional. Me inspiró a reflexionar brevemente acerca de este tema cuando el pasado 2 de julio, leí una noticia: “Cambia Pliego México por Uzbequistán” en la sección de deportes del periódico Reforma. Como el título no me decía nada, leí la nota. Aquí más claro: la esgrimista Paola Pliego deja la nacionalidad mexicana para ahora adquirir la nacionalidad asiática y representar a Uzbequistán. Cuando leí esto me impresionó por la enorme implicación que yo veo en la inteligente decisión de la deportista. He de confesar que lo primero que hice fue buscar en Google Maps donde está Uzbequistán porque no tenía ni la más remota idea. La República de Uzbequistán la encontré ubicada del otro lado del mundo, en Asia Central, colindando al sur con Afganistán (este otro lugar ya me sonó más conocido). En la nota se comunica que la esgrimista en sus redes sociales expresó que las autoridades del deporte mexicano la han decepcionado y abandonado, motivo por el cual decidió competir en el Campeonato del Mundo de Budapest pero ahora convirtiéndose en asiática y representando la bandera de Uzbequistán, que porque allá sí le reconocen su gran talento como deportista especializada en esgrima y allá sí la tratan mejor. De verdad, hasta qué vergüenza siento por la implicación, donde “extranjeros” valoran más el talento de una mexicana que las autoridades del deporte mexicano. Ya ni por nacionalismo caray. La especialista en sable ha ganado en competencias internacionales reconocimientos de bronce, plata y hasta oro, es decir, estamos hablando de una deportista de altísimo nivel. ¡Yo felicito a Paola porque ANTES de sentirse mexicana, se sabe esgrimista, y si esa es su misión en la vida, la defiende incluso por sobre “la idea” del nacionalismo! ¡Qué maravilla! Si para seguir con su sueño tuvo que dejar de ser mexicana y convertirse en asíatica, sencillamente... ¡lo hizo! Y no, no se le rasgaron los ojos, no se hizo un poco más amarilla, ni nada por el estilo. Es un mero trámite de papeles que, como sociedad, nos hemos puesto de acuerdo para que, una vez realizado, ya no seas de este país, sino de otro. Así de fácil, así de sencillo. La única dificultad… cambiar una idea, la idea que uno tiene de ser de determinado país. Se puede escuchar con tonos de romanticismo, sin duda es cuestión de nacionalismo o patriotismo (sigue todo siendo una idea) pero lo que es contundente es que se trata de una mera idea, que es precisamente como defino, en un arrebato de mi capacidad de síntesis, al ego. El ego es una mera idea. Es la idea que tenemos de quienes creemos ser. Y qué amenazante es para el ego cuando la persona descubre que sí, así es, tan sólo una mera idea y que, como tal, la puede cambiar cuando quiera. El ego se tambalea, sabe que se puede desplomar en cualquier momento. Por eso el ego empieza a atacar a la persona hablándole al oído acerca de los valores y principios inamovibles como puede ser el amor a la patria y que por dignidad y gratitud debería de mantenerse donde está. Pero cuando la persona evoluciona en su estado de conciencia, sabe que todo eso son “patadas de ahogado” que el ego está dando. ¡Qué bien Paola! ¡Qué más da ser mexicana si precisamente ciertos mexicanos bloquean tu progreso! Hiciste bien en cambiar de nacionalidad, todo es meramentne una idea, para continuar con tu sueño. Me encanta la declaración de Paola cuando dice: “Continuaré entrenando a tope todos los días, con la esperanza de competir al más alto nivel, demostrándome nuevamente de qué soy capaz y de lo fuerte que soy, segura de que puedo salir adelante. He hecho todo lo que mi corazón me ha dictado. Desafortunadamente, no podré hacerlo por el país que tanto quiero y por el que tanto he luchado. Ante los atropellos e infamias de los que he sido víctima por las autoridades deportivas mexicanas, he decidido aceptar representar a otro país que generosamente me ha abierto sus puertas; me ha ofrecido la oportunidad de luchar por mis sueños y objetivos, y vistiendo sus colores con orgullo, como agradecimiento al haberme tendido la mano en un momento en el que veía todo perdido. Espero poder corresponder a tanta generosidad y poner su nombre y el mío en lo más alto de los podios”.
Bueno, casi aplaudo cuando leo eso. Me dio risa cuando en los comentarios de la nota, otro deportista le dice: “¡Llévame!”. Así las cosas en México y el deporte. Esto no es nada nuevo y es otro tema, la misma Paola acusa de corrupción a las autoridades de la CONADE y hasta intereses políticos en Ana Guevara. Nada nuevo. Lo que a mí me llamó la atención fue ese otro –muy otro– tema. Destronamos a nuestro ego cuando descubrimos que sólo se trata de una mera idea, y así, la podemos cambiar a la velocidad con la que cambiamos un pensamiento. ¿Qué problemas has tenido por esa mera idea? Si te detienes a pensar, muchos de los problemas, dificultades y grandes molestias que tienes es porque defiendes una mera idea, la idea que tienes de lo que crees ser o la idea de lo que crees como tu propio valor. Una mera idea. Si tan sólo descubres que estás sufriendo por una mera idea, le restas valor y aumentas tu paz y armonía. Todo por descubrir que se trata de una mera idea, sólo y exclusivamente una idea, es decir, tu ego. Destrónalo descubriendo que eso que crees tan sólido, se trata solamente de humo. Por ello y muchos ejemplos más, nunca me cansaré de afirmarte… Si entiendes, cambias. –Alejandro Ariza Z. PD.: Me dará mucho gusto leer tus comentarios... A manera de broma he solido usar esta analogía de “como la humedad” refiriéndome a cuando sucedió un cambio y fue “tan poco a poco” que no se da uno cuenta hasta que ahí está, exactamente como cuando un fragmento de la pared se cae por la humedad subyacente y que, para nuestra sorpresa, estuvo erosionando la base desde mucho tiempo antes, pero muy lentamente, poco a poco, afuera en la superficie no se veía nada, apenas aparecían algunas pequeñas burbujas que se notaban sólo si uno se fijaba, para que “de repente” de un momento a otro, se desprende un fragmento del yeso y hasta ese momento notamos el dramático cambio. Y sí, exactamente así nos puede pasar si toleramos esos pequeños cambios que ya se empiezan a suceder y no nos damos cuenta. Y no nos damos cuenta no por no queramos darnos cuenta, sino precisamente porque son difíciles de percibir al irse sucediendo tan lenta y sutilmente. Eso fue lo que me sucedió antier cuando entré a mi cuenta de Twitter y noté la cantidad de tuits deprimentes, todos haciendo referencia a la política mexicana contemporánea, a problemas económicos consecuentes, etc. De repente pensé: “¡Ya no más! Cerraré mi cuenta de Twitter!”, para minutos más tarde recibir el consejo de una amiga de que no era necesario cerrar mi cuenta, sino bastaba con eliminar o bloquear de quien no quería recibir noticias. ¡Claro! ¡Eso mismo hice hace años en mi cuenta personal de Facebook, donde creo no llego ni a 30 “amigos” ya que yo sí manejo el Facebook personal como creo se concibió desde un principio, sólo para tener contacto con personas que uno realmente conoce. ¡Se me había olvidado el poder del botón “eliminar”! Uf… me di rienda suelta eliminando y eliminando a toda persona que no hablara de bien, verdad, belleza, unión y buen humor. Eliminé a más de la mitad de personas que seguía. ¡Cambió totalmente todo mi Twitter! Apenas antier era deprimente entrar a mi cuenta al ver tanta gente atacándose, burlándose, ofendiéndose políticamente, y hoy, ¡es un placer entrar a mi cuenta! Sólo se lee de filosofía, de superación personal, de tecnología y buen humor. Punto. ¡Tan fácil! ¡Usa el botón “eliminar”! Tanto en tus redes sociales como en la vida misma. ¡Es tremendamente saludable! Ahora bien, reflexioné al respecto cuando al ir eliminando personas, me pregunté: “¿Cómo fue que llegué a seguir a casi 100 personas u organizaciones que no van de acuerdo a mi filosofía de vida? ¡¿Cómo llegué ahí?!”. Como la humedad. Sin darme cuenta, muy poco a poco, lentamente, por querer estar “actualizado” siguiendo hasta a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al Presidente y a “expertos” en finanzas, economía y analistas de política, siempre queriendo saber primero para traducir las noticias relevantes a un lenguaje que todo mundo entienda y comunicarlo en mi página pública de Facebook de “Inteligencia para el dinero”. ¡Ahí empezó todo! Con una buena intención, pero sin darme cuenta por irlo haciendo lentamente, como la humedad. Debido a que soy autor de un libro especializado en finanzas, Inteligencia para el dinero, pero siendo el único libro de finanzas que las analiza desde una perspectiva filosófica y de superación personal –temas propios de Nueva Conciencia, mi filosofía de vida–, fue que empecé a llenarme de información que no es acorde a mi corazón. Fue útil para mi cerebro, pero no para mi corazón. Se acabó. Yo ya publiqué y ya expliqué lo mejor que pude para el público lo que recomiendo en mi libro, Inteligencia para el dinero, pero he decidido que hasta ahí. ¿Qué ha pasado en este tiempo en que he dejado de saber de las últimas noticias del gobierno, de expertos en finanzas, de célebres analistas políticos, etc.? ¡NADA! ¡No ha pasado nada! O quizá, sí ha pasado… me he sentido extraordinariamente bien, he vuelto a mi centro. Volví a sentir gusto por usar Twitter. Todo sencillamente usando inteligentemente el botón “Eliminar” y eligiendo sólo lo que suma a mi filosofía de vida. Así, volví a “mi” mundo. A ese donde pertenezco de lleno, a ese a donde Dios me puso para ser y servir. No debo salirme de ahí. ¿Puedo asomarme a otros? ¡Claro, por supuesto, quizá necesario ocasionalmente!, pero asomarse es una cosa y empezar a pertenecer es otra. Claramente sentí como volví a mi acostumbrada paz, claramente sentí cómo volví a mi entusiasmo y fe en la vida. Claramente noté cómo mi mente tuvo más tiempo para enfocarse exclusivamente a lo que le da sentido a mi vida y alegría a mi existir, a Nueva Conciencia. Te quise escribir esto hoy porque estoy seguro que te puedo ayudar a reflexionar en algo parecido que te esté pasando, sin darte cuenta, como la humedad. Haz un algo y observa qué fuentes de información has elegido que entren a ti. Lo que no te sirva para tu misión y bienestar, elimínalo. De verdad, es más el morbo del “nuevo entretenimiento” de hoy en día, querer saber de “los pleitos” de las diferentes corrientes de opinión, del gobierno, de analistas. Un mundo donde las personas de a pie, como tú, como yo, no podemos hacer absolutamente nada. Y aquí te recuerdo un precepto esencial de Nueva Conciencia: sólo ocúpate de aquello sobre lo que tienes control. De todo lo demás, despréndete, precisamente por que no tienes el más mínimo control. Si algún día asistes a una reunión en donde se esté hablando del tema socio-político que esté de moda y la nota trascienda ese día, deberás llegar a sentir placer de que, cuando te pregunten tu opinión, les puedas decir: “Ahora sí no sé, heee, no sé nada de lo que están hablando, ni idea. Apenas estoy escuchando algo aquí y ni sé”. Al principio serás visto como un bicho raro, para que después, te lleves la sorpresa de que hasta admirado seas, precisamente por no saber de esas cosas. ¡Hay temas mucho más importantes y sobre los que sí tenemos control que deberían ocupar la mayor parte de nuestra mente y corazón! Elige con inteligencia. Hasta podrás ser quien cambie el tema de esa reunión… para beneficio de todos. Te hablo por amplia experiencia. Podría darte muchos más ejemplos, pero algo me dice que es suficiente. En el tema de hoy, menos es más. “Limpia” tus redes sociales (o bien, te podría sugerir: limpia tu vida). Permítete ser influenciado sólo por algo que aporte real valor a tu vida. Todo lo demás, deséchalo. De verdad, no practiques el “nuevo entretenimiento” que representan los noticieros, la nota roja o amarilla, los pleitos de poder. A ese mundo no pertenecemos. Te recuerdo: tú y yo estamos en este mundo, pero no somos de este mundo. Cuando uno llega a comprender esto a cabalidad, uno elige mucho mejor los compañeros de viaje. Si has de entretenerte, mejor ve al teatro a ver una extraordinaria puesta en escena, busca un juego de mesa, lee un buen libro, haz ejercicio, sal a pasear a tu perro, disfruta de una buena película, ten la dicha de conversar con alguien disfrutando de un exquisito café, disfruta de buena música, prepara material y sigue estudiando más de aquello a lo que te dedicas, en fin. Hay muchas más fuentes de entretenimiento. Elige con inteligencia. Pronto volverás a sentir una gran… ¡Emoción por existir! –Alejandro Ariza. Lo prometido es deuda, y como lo avisé en mi página de Facebook de “Inteligencia para el dinero”, les platicaré brevemente de una experiencia generadora de seguridad, paz, alegría y poder y que me encantaría que todo mundo viviera, precisamente gracias a tener inteligencia para el dinero. Concretamente: como muchos problemas de salud, no avisan, y súbitamente me tuve que internar hace cuatro días en el hospital por un violento cólico renal. La historia acabó en que me tuvieron que sacar una piedrita mediante un procedimiento no invasivo, pero como si fuera una cirugía, y todo el numerito salió cotizado en 160,000 pesos mexicanos. Tenía que desembolsar esa cantidad en tan sólo cuatro días. Era la suma del internamiento en el Hospital Ángeles, honorarios del cirujano, anestesiólogo, medicinas, etc. ¡Pero gracias a que, por inteligencia para el dinero, tengo un Seguro de Gastos Médicos Mayores con AXA Seguros, vi que aplicaba perfectamente en mi caso –ya que hay letras chiquitas con excepciones para casos renales requiriendo un tiempo de espera (que por bendición yo ya tenía cubierto)–, y acabé pagando ¡sólo 22,000 pesos! ¿Leíste bien? La cuenta era de 160,000 pesos y sólo pague 22,000. ¡¡¡Esa es la maravilla de tener un Seguro de Gastos Médicos Mayores!!! Es, inteligentemente, transferir el sorpresivo riesgo económico, por una emergencia, a la aseguradora. Ese es el beneficio de tener un seguro. Y para colmo, precisamente por todo lo que explico en mi libro, Inteligencia para el dinero, ya tenía desde hace más de un año, un fondo donde ahorré-invertí lo necesario para cualquier gasto de emergencia mi Seguro de Gastos Médicos Mayores, es decir, sencillamente hoy por la mañana, abrí ese fondo y tomé una partecita para pagar esos 22,000 pesos y listo. ¡Has de cuenta que no pasó nada! No sé cómo explicarte más mi sentir. ¡Qué segura experiencia! ¡Qué manera tan feliz de terminar el 2018 acabo de vivir! Grabaré un video con todo el detalle para que en la historia proporcione muchos consejos, te recomiende a mi extraordinario agente de seguros personal, pero esa información será privilegio de mi nueva sección: “Temas Selectos de Nueva Conciencia” a los que puedes tener acceso haciendo clic aquí.
Si te has preguntado alguna vez si tiene algún caso tener un Seguro de Gastos Médicos Mayores, como muchos de nosotros nos lo hemos preguntado (¡claro que me incluyo!), sobre todo cada vez que tienes que pagar el seguro, ¡pues claro que tiene caso! Y, aunque suene trillado, sólo te das cuenta de la extraordinaria bendición que es tener un seguro, hasta que lo necesitas. Mira nada más la diferencia, por citar mi ejemplo: terminar el año con un gasto súbito e inesperado de 160,000 pesos en cuatro días (8,000 dólares americanos –para que tenga la referencia quien me esté leyendo de otro país–), o terminar el año sin ninguna deuda en absoluto, ya que la solución a mi súbito problema de salud que ya pasó, fue cubierto por mi seguro y el resto (22,000 pesos, unos 1,100 dólares americanos) ya lo tenía ahorrado desde hace más de un año, en un fondo a parte, como debe ser. ¡Cuánta paz, cuánta libertad, cuanta seguridad se genera uno a uno mismo con inteligencia para el dinero! Por eso escribí todo un libro para ti, por eso existe un webinar de “Inteligencia para el dinero” de más de cinco horas de duración que puedes tomar el día y la hora que quieras haciendo clic aquí. Que tengas esta información es más importante de lo que una persona promedio puede alcanzar a entender. Citaré los primero renglones de la contraportada de mi libro, Inteligencia para el dinero: «Todos los seres humanos deseamos vivir en paz, ser libres, tener éxito, ser felices y sanos. Debes entender que unas correctas finanzas personales son esenciales para lograr vivir de esa manera». ¡Dios! ¡Cuánta verdad hay encerrada en esas pocas palabras! ¡Y más en esta época de propósitos de Año Nuevo! Todo mundo se desea prosperidad, paz, amor, felicidad, salud… pero si se queda en buenos deseos, ¡te aseguro que de ahí no pasa! Yo lo viví durante años, ¡décadas!, esa falsa ilusión de creer que con pensar bonito y optimistamente bastaba, ¡y no! ¡Tienes que tener inteligencia para el dinero y aplicarla en lo más práctico de tu proceder de tu día a día! ¡Esa es la única manera práctica de sembrar verdadera paz, seguridad, prosperidad, salud! Olvídate del borreguito atrás de la puerta, de los cuarzos de la abundancia, de los cursos en línea para alcanzar prosperidad mediante la energía de las conexiones cósmicas, olvídate de ponerte los calzones de algún color el 1º de enero para atraer abundancia. ¡Nada de esas mamadas sirve! Si no crees, observa tus finanzas. O bueno, si sonó fuerte, mejor observa las finanzas de esas otras personas que te recomiendan todo eso y mira si son realmente libres financieramente por eso. Lo único que sirve para vivir en paz, seguridad y verdadera prosperidad es tener y aplicar tu inteligencia para el dinero y yo te digo cómo, parado en la evidencia del cómo llevarlo a cabo y vivir tan feliz, tan seguro y tan pleno. Queridos lector, querida lectora, para este Año Nuevo deseo que te atrevas a hacer lo necesario para que logres la prosperidad, paz, alegría, salud y seguridad que verdaderamente genera tener inteligencia para el dinero. ¡Que ya el 2019 sea el año donde hagas lo que tengas que hacer, cambies lo que tengas que cambiar, para dejar de tener deudas totalmente, empieces a ahorrar, a invertir y a tener tus seguros! Vivir así es maravilloso. Y para colmo, así es lo normal. Permíteme afirmarte algo ya aquí en confianza: El Año Nuevo no será nada nuevo si sigues comportándote igual en tu vida, si tienes los mismos hábitos, si tienes el mismo conocimiento, si todo sigue igual. Lo “nuevo” del año, será una falsa ilusión, como les pasa a miles con todo y su preocupación por comer las 12 uvas con cada campanada, y por eso se frustran, porque en estas fechas por todos lados se comunica el deseo de un cambio, la publicidad se enfoca en eso alrededor de estos días, pero nada les cambia a muchas personas y, para colmo, porque ellos mismos bloquean ese cambio al no atreverse a leer, estudiar y a hacer algo realmente nuevo. Mañana es Año Nuevo, y es buen momento este 31 de diciembre para recordarte que para vivir una nueva vida no necesitas una fecha, necesitas una nueva conciencia generadora de una tajante decisión que te hace actuar en consecuencia y en forma inmediata; eso sucederá sólo cuando ya estés verdaderamente harto y quieras vivir como realmente deseas. «Las fechas no te cambian, tú cambias en la fecha en que decidas». ¡Feliz Nueva Conciencia en la fecha que decidas! –Alejandro Ariza Z. Ahora que está de moda el futbol y el combatir la corrupción..., mi estimado Eduardo Caccia me envió esto por whatsapp. La enorme energía positiva de este video y lo que implica, ¡tenía que conservarse para siempre en mi sitio en Internet, Nueva Conciencia. Por favor lee la historia y ve el video más abajo: El el año 2003, en un partido entre Irán y Dinamarca, un jugador iraní confundió el sonar de un silbato que venía del público, creyendo que era el del árbitro marcando el final del 1er tiempo; entonces, el jugador, que estaba en el área, agarró la pelota con sus manos. El árbitro marcó penal para Dinamarca. El jugador que cobraría el penal, Morten Wieghorst, consultó a su director técnico, Sr. Morten Olsen, y el jugador pateó el penal intencionalmente hacia afuera de la portería, como prueba de “fair play”. La historia del partido terminó en que Dinamarca perdió 1 a 0. Wieghorst y el director técnico recibieron el premio "Fair Play" por parte del Comite Olímpico. Vean el vídeo más abajo. Es sublime verlo. Es sobrecogedor atestiguar valores de orden superior en acción. Esto parece que soló podría haber pasado con ciudadanos del país considerado "el menos corrupto del mundo", Dinamarca. Mexicanos: APRENDAMOS VIENDO y apliquemos imitando tal honestidad en todas nuestras acciones para construir un país mejor. Los mexicanos necesitamos alimentarnos de estas historias, propias de una Nueva Conciencia. Este tipo de historias son las que deberían estar en primera plana de todos los diarios, y con frecuencia. Yo sé que estas historias suceden todos los días, ¡incluso en México! Solo que no se difunden. En mi sitio en Internet, siempre difundiré este tipo de noticias. Te invito a que compartas esto en tus redes sociales. –Alejandro. «Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas». –Humberto Eco. Filósofo y escritor italiano. Fuerte pero real. Hoy en día el Internet le ha dado voz a cualquiera, así, juzgo que el problema no es el Internet, sino el criterio del lector. Citando el concepto entero de Humberto Eco (publicado por el diario “La Stampa”):
«Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos rápidamente eran silenciados, pero ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los imbéciles. Si la televisión había promovido al tonto del pueblo, ante el cual el espectador se sentía superior, el drama de Internet es que ha promovido al tonto del pueblo como el portador de la Verdad». Estoy totalmente de acuerdo con Eco. Atestiguo lo delicado que es. En mis momentos de sensibilidad, hasta me extraña, por no decir me duele, ver lo que publican amigos y conocidos míos en sus redes sociales. Estamos en tiempos de frente elecciones presidenciales en mi país y de muchos otros niveles de gobierno y al mismo tiempo en el Mundial de futbol. Increíble lo que se asoma por las redes sociales, incluso de personas que juzgo inteligentes y sensibles. ¡Cuánta necesidad tenemos los seres humanos de ser escuchados! Todos queremos opinar y anhelamos reconocimiento. Ya el mismísimo fundador de Instagram, quien recientemente renunció al corporativo de Facebook, dijo: “…desde un principio supimos lo que íbamos a hacer a la gente con la opción de “like” en las publicaciones que haría, creamos una droga, sabíamos de la adicción que esto generaría”. El ego anhela ser reconocido, tanto, que la gente se atreve a publicar cualquier estupidez para, segundos después, sentirse importante por la cantidad de “views” o “likes” o comentarios que espera ver en su publicación. El consumidor promedio de redes sociales cada rato entra a ellas para ver cómo avanza la aceptación y el aplauso hacia sus comentarios. El plan fue perfecto. Las redes sociales se diseñaron para alimentar una tremenda necesidad del hombre común, su sed de reconocimiento. Vamos, es tal esta necesidad, que hasta por ella se publican cualquier cantidad de estupideces. Esto, adicionado de la pereza e incapacidad intelectual que la persona promedio tiene para escribir, ha hecho que ahora impere la red social de “sólo fotografías” (“Instagram”). Se trata de no tener que pensar, sino buscar el reconocimiento de la manera más sencilla. La necesidad de reconocimiento es enorme en la persona promedio, es su necesidad para afirmar su existencia. Las redes sociales se diseñaron incluyendo satisfacer esa necesidad. Un experimento humano extraordinario… con sus deletéreas consecuencias en algunas de sus partes, como en todo experimento. Por lo que reflexiono hoy aquí, desde hace muchos años he filtrado mis redes sociales para leer sólo de aquellos que tienen autoridad y me aportan valor, para mi criterio. Sin embargo, aún así, es tan rebosante la “invasión de los imbéciles” que se filtra por alguna red social la opinión de varios de ellos. ¡No quiero pensar en las redes sociales de personas que no han hecho un inteligente filtro, de esa gente que ha aceptado a cualquiera y se siente importantes por tener miles de “amigos” en Facebook! Qué espanto ha de ser navegar por una red social así. En fin, regresando al tema, hoy es más importante de lo que imaginas el saber distinguir y elegir con inteligencia lo que vas a ver. En varias de mis conferencias he explicado un enorme poder que el ser humano tiene: dar vida. Pero no me refiero al instinto animal de la procreación, no, ese es natural a la especie, me refiero a algo muy superior: el humano da vida a todo aquello que ve. Ver da vida a lo observado. Tú le das vida a todo aquello que eliges ver, fotografías, noticias, libros, blogs, lugares, personas, todo, absolutamente todo. ¿¡Alcanzas a entender la magnitud de ese poder!? Es sobrecogedoramente abrumador. Por eso, en mi filosofía de vida, Nueva Conciencia, he insistido por más de 25 años, que tengas mucho cuidado con lo que ves, porque por ese simple y poderosísimo hecho, empezarás a sembrar las semillas de realidad que florecerán después en tu vida cotidiana. Explicando amplísimamente esto escribí mi libro, La fuerza del pensamiento. La mente humana siempre atrae lo piensa, y se piensa como consecuencia de la información que se tiene, y se adquiere información esencialmente por lo que se ve (también por lo que los otros órganos de los sentidos aportan, pero la vista aporta más del 80% del aprendizaje). Qué tremendo, ¿no crees? De lo que veas, adquirirás información, de la información que introyectas, surgirán tus pensamientos, y de éstos se gesta la acción, y de ésta surgen naturalmente los resultados en tu vida. Todo empezó viendo. El gran reto para tu superación personal y sano desarrollo humano es elegir bien qué vas a ver. ¿Tú invitarías a platicar a tu casa para conferirle tu atención a un narcotraficante o a un violador o a un político corrupto o a alguien dedicado a dañar a las personas mediante su maltrato verbal o físico, o a un imbécil? Me imagino que tu respuesta sería un rotundo “no”. Por eso es tan maquiavélicamente perfecta la puerta de entrada de las redes sociales, porque si les cierras la puerta de tu casa a todas esas malas influencias, las redes sociales representan la puerta que dejas abierta de par en par, y en todo momento, para que les permitas a todas esas personas entrar fácil y rápidamente a ti, no tan sólo a tu casa, a ti, a tu ser mismo, y con gusto y de forma adictiva. Si te detienes a pensar un poco en esto, es alarmante. Desde hace muchos años, desde que inicié la filosofía Nueva Conciencia, más de 25 años ya, un mensaje central de mi discurso era –y sigue siendo–: no veas televisión. Yo llevo años, décadas, de prácticamente nunca ver televisión. El aparato televisor que tengo en casa lo uso esencialmente como monitor, para ver en él lo que yo decido. Son tantos, tantos los años que tengo sin ver televisión, pueden pasar meses y meses sin prenderlo, que cuando lo hago, tengo que confesarlo, me viene una emoción tan enorme por el efecto de la novedad que me alegra el momento. Hace un par de días prendí el televisor para ver un partido de futbol de la selección mexicana en el Mundial, prendí el televisor unos 20 minutos antes del inicio, aproximadamente. Debo confesar que hacía tantos años que no veía un comercial, que en uno de ellos reí a carcajadas y en otro, de verdad, se me asomaron lágrimas en los ojos, sólo de estar pensando: “… qué talento tan enorme tuvieron que tener los creativos de esta campaña publicitaria, ¡qué ideas!, ¡qué producción!, ¡qué admirable desafío de comunicar tanto en tan solo 15 segundos! Qué gran actuación, qué colores tan maravillosos eligieron y qué perfecto fue el “casting”. ¡Qué extraordinaria gesticulación del modelo! Qué ideal fue la música de fondo para ensalzar el texto del anuncio, en que “timing” tan perfecto se sonorizó un atrayente de la atención, qué gran voz del locutor, qué gran talento creativo en lo global. Todo eso me hizo llorar en un anuncio, de verdad. Y luego sentí emoción de tener esta capacidad para emocionarme y admirar. Quizá mucha de esta capacidad está sustentada en prácticamente nunca ver televisión, salvo en estos raros casos (ocasionales partidos de un Mundial que sucede cada cuatro años) y sentir el efecto de la novedad, y claro, sin negar que mi conocimiento de muchas áreas involucradas en la comunicación, me permiten admirar y ser sensible a ciertas experiencias. Terminó el partido y apagué el televisor. ¡Bum! Qué intenso silencio se hizo. Luego del constante bullicio de la afición por dos horas, el silencio total. Al intentar apagar otro aparato, por accidente prendí el televisor y entró en pantalla un clásico programa de televisión matutino de revista… soporté verlo escasos tres minutos… paja, basura, entretenimiento vacío, burdo, como siempre ha sido ese programa. Y cuando apagué el televisor y me quedé pensando un rato en lo que vi, me resultó tan natural lo fácil que es manipular a la gente con esa fórmula: primero los entretenemos alimentando su estupidez con clases magistrales de ella, para luego escuchar propuestas políticas que esa gente podrá cree ahora tan fácilmente. Todo cuadra. En esta época de la vida, así como hace años, por Nueva Conciencia, recomendaba –y sigo recomendando– jamás ver televisión, ahora debo decir: no veas tantas redes sociales. Siento que aquí, no podría decir que no las veas en absoluto, porque quizá sería negar cierto tipo de evolución (las redes sociales tienen sus partes extraordinarias, verdaderamente positivas y generadoras de evolución), pero sí debo decirte enfáticamente: deja de ver “tantas” redes sociales, “tanto” tiempo y, además elige con inteligencia a quién dejas entrar a tu ser. ¡Usa el enorme poder que tienes en la punta de tu dedo al poder hacer “clic” en el botón eliminar! Yo lo uso con frecuencia. Si en mi Twitter (@alejandroariza) aparece un texto que siento negativo para mi ser, en ese instante dejo de seguir a esa persona o la persona que lo retuiteó. Cierro la puerta de mi ser a una influencia negativa. Ahora bien, sé que para que hagas esto requerirás de criterio, y este es otro tema, como enorme desafío. El diccionario de la RAE define la palabra criterio como: “norma para conocer la Verdad”, “Juicio o discernimiento”. Es la capacidad o facultad que se tiene para comprender algo. Y precisamente aquí está, de lleno, el enorme reto para ti. ¿Tienes esa “capacidad”? ¿Sabes cuál es esa “norma”? ¿Conoces lo que implica tener juicio propio? Las normas son reglas… ¿qué reglas tienes autoimpuestas para ti, para tu propia mejora, para tu evolución? Porque esa norma formará parte de tu criterio, de ella te surgirá la fuerza para hacer clic en el botón “delete” (borrar, eliminar), o seguir leyendo a alguien o viendo sus fotografías. Si no tienes reglas en tu vida, límites, esa norma esencial de tu criterio, te permitirás ver cualquier cosa, lo que publique incluso un cualquiera, un imbécil, un perfecto desconocido para ti. Hasta las malas noticias te serán una fuente de entretenimiento (como lamentablemente siempre lo han sido). Mi sugerencia: entretente con otra cosa por favor. Para que logres discernir, necesitas inteligencia, por estudios y por experiencias de vida. Necesitas leer de fuentes de gran valor y requieres atreverte a vivir. Todo ello, irá gestando tu criterio. Por lo mismo, mientras más joven, naturalmente menos criterio, y de ahí el tremendo impacto de las redes sociales, consultadas fundamentalmente por jóvenes. Pero aquí no quiero circunscribir esto a dichos mozos años, sino que, independientemente de la edad, se puede seguir siendo alguien sin criterio, el delicado caso de aquel que nunca aprovechó el tiempo, la oportunidad para estudiar y atreverse a vivir aprendiendo de la experiencia… y así, pudiendo llegar a una edad muy avanzada. A todo este tipo de gente me refiero. Y te reto a que analices si estás dentro de este grupo, gente a quien le falta ese criterio, hoy tan indispensable, frente a la puerta abierta de par en par que todo mundo tiene en la palma de su mano, trayendo en su celular abiertas sus redes sociales. Tu criterio lo irás forjando mientras más estudies y leas buenos libros, blogs extraordinarios, escuches a gente sensata e inteligente, para luego sacar tus propias conclusiones. Necesitas dedicar tiempo de estudio, tiempo de calidad, para crear tu criterio. Citaré algunos ejemplos que me vienen a la mente en mi columna de hoy donde, por falta de criterio, se expande un daño, donde hasta en algunos casos me llegó a salpicar un poco. Hace unos meses, recibí un mensaje por whatsapp donde un joven paciente mío me decía que lamentablemente no podría asistir a su consulta conmigo porque su mamá le había suplicado, implorado, casi volviéndose loca, que por favor no saliera de su casa porque iba a suceder un terremoto ese día en la Ciudad de México. Recuerdo que le respondí que si verdaderamente creía en eso y me contestó que no, pero que su mamá sí estaba como loca y que su papá pues también estaba preparándose para la catástrofe. Yo me encontraba muy tranquilo, como suelo siempre estar. Acto seguido, y sin solicitárselo, me envió el texto que gestó ese pavor en sus padres. Según esto, un texto publicado por un “experto” en predecir terremotos. Dudé en leerlo… pero caí en la estupidez de verlo. Alarmante, escalofriante, tremendamente aterrorizante. Por segundos sentí temor (bien fundado dado a mis experiencias personales en el tema “y por ver el texto, por leerlo”). Sentí temor por los que amo, más que nadie. De hecho, me llama la atención que jamás sentí temor por mí. Sólo por mis seres amados. Segundos después, volvió a mí mi Nueva Conciencia, a mi paz, a mi centro. ¡Nadie puede predecir terremotos! Y menos con una exactitud como lo informaba el texto en un especio de dos horas, advertía que sucedería entre las 3:00 y las 5:00 PM. ¡Hazme el chingado favor! Y mira nada más, aún así, hablé a mi oficina para, en privado, comunicarlo con alguien especial para mí, como queriéndole advertir, pero al mismo tiempo comunicando lo absurdo y estúpido que era ese comunicado por parte del “experto” (Humberto Eco diría que se trataría de un digno ejemplar de esa legión de imbéciles), pero para llevarme la sorpresa de que a quien se lo dije, alguien que tengo en alta estima y admiración ante su capacidad, me dijera: “…no, pero hay que estar alerta porque ese tipo sí es un experto”. ¡Dios! Ahí ya no supe que hacer. Luego, al conversar, me confesó esa persona que llevaba varios días leyendo del tema y fue tanta su angustia… ¡que se puso a investigar más sobre el tema! ¡Vio más de los textos del “experto”! (¡le dio más vida a la noticia!). Luego pasó el tiempo, pasaron luego de las 5:00 PM, donde no se movió ni un ápice la tierra, qué ganas tuve de hablarle a mi paciente y decirle unas cuantas cosas. Luego pensé que la realidad ya se las debería de haber gritando, sobre todo a su mamá. Conozco el nivel intelectual de esa señora, es francamente muy bajo. Así, no hay criterio, así entran las malas noticias y les da vida con tremenda facilidad. Luego, para colmo, la otra persona, la que investigó más, me dijo que no se trataba de “hasta las 5:00 PM” la posibilidad de terremoto, sino que hasta el día 5 del mes entrante, que quizá estuviera mal escrito el texto que me llegó. ¡Increíble! Pues he de confesar que todos los días, algunos segundos, existía cierta zozobra en mí ante tal amenaza, pero afortunadamente mi criterio me hizo olvidar rápidamente. Pasaron los días, pasó el día 5 del mes siguiente y la tierra no se movió aquí en la Ciudad de México como lo futurizaba el “experto”, incluso al nivel de exterminio de la población de la ciudad. Qué interesante sería ver a toda esa gente hoy en día que se angustió tanto y que le creyó. Esta experiencia DEBE SER parte del criterio que ser forma mediante atreverse a vivir e investigar y que, a partir de ya, cuando ese “experto” opine quede sólo reírse o, mucho mejor, jamás permitir que la opinión de ese llegue a ti. Quedó demostrada tan sólo su necesidad de hacerse publicidad, su sed de reflectores, pero nada más de ahí. ¡Criterio! ¡Criterio! Más adelante, me encantó la lógica de alguien tan importante para mí, cuando me confesó su angustia luego de haberse puesto a ver más del “experto”, pero llegando a la conclusión platicándome: “…luego de no poder dormir varios días, mejor pensé: bueno, todos nos vamos a morir algún día, la muerte es lo más normal del mundo, que llegue cuando sea, no hay que preocuparse de nada”. Voilà! Gran mejora basada en criterio. Otro ejemplo de estos días: las abrumadoras calumnias que se publican de todos los candidatos presidenciales. De verdad, ¡qué manera de querer confundir al elector! Sí, está en juego mucho dinero. Aquí podría poner una lista casi interminable, pero prefiero agrupar todas en el concepto mismo de esta columna. Amigos míos que juzgo inteligentes, cayendo en el engaño y haciendo clic en “compartir” para de inmediato viralizar una nota alarmante, falsa. Recuerdo que a más de uno le envié la evidencia de su error, cuando yo, mucho antes de compartir nada, investigué, leí, analicé y encontré la manipulación de la noticia y la evidentísima mentira que se expresaba en ella, solo con fines de desprestigio. Recuerdo que mi amigo me escribió en privado y me dijo: “¡Oh!, no sabía, qué bueno que me dijiste. Ya preferí entonces mejor borrar mi publicación”. Claro, yo había puesto mi opinión corrigiéndolo públicamente y si la dejaba, quedaría como tonto. A nadie nos gusta sentirnos tontos y mucho menos que quede públicamente demostrado. ¡Criterio! Sé que, en este punto, mucho se puede debatir, precisamente porque se trata de un ego colectivo. En mi libro, El verdadero éxito en la vida más allá del ego, expliqué desde hace muchos años cómo, si algo le caracteriza al ego, es una pasión por ganar y demostrar que ganó. Esa es la esencia del ego. El ego colectivo de grupos sociales hace gala en época de elecciones. Imagínate la combinación: ego colectivo más ignorancia abrumadora gestante de total falta de criterio, más redes sociales. Pues ahí radica esta tragedia social. Desde muy afuera, como me gusta observar las cosas, me resulta tan delicado el que tantas “voces” (de esas de las que habla Humberto Eco) publiquen que México podría caer en una tragedia social como la de Venezuela, que si eso sucede, dudo mucho que sea por el candidato que llegó al poder, sino más bien por tanto ver y publicar ese tipo de advertencias. Una vez más… la fuerza del pensamiento. A lo que ves le das vida. Y aquí viene a mi mente, imponente, uno de los conceptos más bellos y trascendentes que he aprendido en mi vida, una ley inexorable, para sintetizar lo que publiqué en mi libro, La fuerza del pensamiento: «Habiendo visto y sentido el fin, tú has dispuesto los medios para la ejecución del fin». –Thomas Troward. Éste celebre autor inglés, influenciado por el movimiento del Nuevo Pensamiento y el cristianismo, atinó a expresar una ley universal. ¡Ley! Inexorable. Necesito que entre hasta lo más profundo de tu ser la trascendencia de su implicación. Ve y lee de nuevo y despacio: “Habiendo visto y sentido el fin, tú has dispuesto los medios para la ejecución del fin”. Lo que yo digo en Nueva Conciencia: a todo aquello que veas le das vida. Troward lo expresa con maestría: “Habiendo visto y sentido el fin…”, es decir, por citar un gran ejemplo, todo eso que ves en tus redes sociales, tantas veces, que llegas a sentir la preocupación o angustia, ahí has visto y sentido el fin, anticipadamente, imaginando, del tal manera, hasta con videos, su música trágica de fondo, la voz alarmante, los textos amenazantes, que ahí “…tú has dispuesto los medios para la ejecución del fin”. Sí querido lector, querida lectora, mucho de lo que suceda en este país, energéticamente hablando, por ley universal inexorable, más sucederá por lo que vieron y sintieron como expectativa muchos, que por la llegada al poder de un candidato u otro. Si me preguntaras qué fue primero, el huevo o la gallina, yo te diría: el pensamiento. Ten cuidado con lo que ves en tus redes sociales y compartes. Desarrolla criterio y aplícalo. Sé más responsable del poder que tienes en generar o compartir algo. Recuerda uno de mis principios esenciales en mi filosofía Nueva Conciencia: cuando comunicas una tragedia, ahí mismo tú te conviertes en parte de esta. Puede darse el caso, respetuosa y naturalmente, de que no tengas criterio, pero ¿sabes?, yo creo que en muchos casos no se trata de que no tengas criterio, sino más bien en que no te das el tiempo de aplicarlo. Vivimos una época donde vamos muy de prisa, y más en redes sociales. Desarrolla criterio, y si lo tienes, date el tiempo para aplicarlo. Date tiempo. Este breve y famoso cuento puede aportar a tu criterio: Las tres rejas de Sócrates. Cuentan que un joven discípulo de Sócrates llegó un día a la casa del filósofo y le dijo: - Escucha, maestro. Un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia… - ¡Espera! –interrumpió Sócrates- ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme? - ¿Las tres rejas? - Sí. La primera es la Verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente verdadero? - No. Lo oí comentar a unos vecinos. - Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la Bondad. Eso que deseas decirme ¿es bueno para alguien? - No, en realidad, no. Al contrario… - ¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta? - A decir verdad, no. - Entonces –dijo el sabio Sócrates sonriendo- si no es verdadero, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido. Un último ejemplo en mi catártica columna de hoy: hace unos días vi que un amigo, a quien considero con criterio, compartió en su Facebook un video de un… no sé cómo decirlo… un…, comunicador, por dejarlo ahí. El comunicador afirmaba: “Para tener éxito queridos emprendedores, para ganar dinero, olvídate de lo que algunos “motivadores” (aquí lo expresaba con tono de burla) te recomiendan que hagas, de que hagas lo que amas, u otros que dicen que analices para qué eres bueno y eso hagas… ¡no! Nada de esto te servirá. La clave es (y aquí lo expresaba en tono como si fuera sabio y como si nadie más que él lo supiera): dale al mercado lo que el mercado quiere”. Luego se contradecía expresando al inicio de su video que el éxito está en la intersección de esos tres aspectos, pero al final del mismo video diciendo que al mercado “le vale madre” lo que ames o para lo que seas bueno. Me dio gusto que cuando vi ese video, se trataba de alguien a quien yo, hace muchos meses, lo eliminé, lo borré. Lo seguía hace algún tiempo, pero conforme lo escuchaba y, bajo mi criterio, lo percibí inadecuado. Y ahora que se apareció su video en el Facebook de un amigo, lo confirmé. Lo que propone este tipo en ese video podría llamarse: “Sé una prostituta del mercado y triunfarás”. Si el mercado quiere senos, dale senos, si el mercado quiere hacer el amor a las 10:00 PM, a esa hora sal y ábrete de… brazos, si el mercado quiere droga, consíguela y véndela. No señor, no, no estoy de acuerdo en obedecer así al mercado como fuente de riqueza y éxito sin más, eso sería ser una prostituta del mercado y no tener misión existencial ni un marco de ética y ecología que circunscriba mi servicio al mundo, sino ser un “emprendedor” a conveniencia (para que se oiga mejor), haz lo que sea, con tal de darle gusto al mercado, incluso si fuera en contra de ti mismo, todo justificado por ser emprendedor y ganar dinero. ¡No estoy de acuerdo! Repito, me alegré de haber eliminado de mi Facebook a tal sujeto. Pero qué delicado fue ver que, alguien que yo considero con criterio, lo compartiera. Si yo siguiera la recomendación del aquel sujeto, vería que el mercado en México quiere muchas cosas… que yo no hago, que yo no amo y para que lo que no soy bueno. Qué triste sería mi historia. Hasta vería con el rigor de la evidencia que el mercado mexicano quiere muchas cosas menos leer… así entonces yo no hubiera publicado nunca los 14 libros que llevo escritos hasta el momento. No, yo preferí confiar en dedicarme a hacer lo que amo. Y mira, sí hay mercado, mira cómo tu has alcanzado a leer esta columna incluso hasta aquí. Sí, hay gente que lee, gratis y pagando por ello. Dios deposita talentos en ti, luego de haber creado un mercado al que le urgen recibirlos. El plan de Dios es perfecto. Te repito mi filosofía de vida, una filosofía que creé y llamé Nueva Conciencia desde diciembre de 1992: Para triunfar en la vida, –y a mis pruebas me remito– a mí me basta con descubrir qué es eso que amo hacer, de tal manera, entendiéndolo como un regalo de Dios para obedecerlo con enorme placer, que se abrirá un mercado para mí talento de manera natural, consecuente y abundante. Dios no puso talentos en nosotros si no antes creó un mercado urgido de ellos. Por eso publiqué en mi página pública de Facebook (@Dr.AlejandroAriza) hace unos días algo en lo que creo: “Soy una persona muy importante para Dios, porque soy Su empresa viviente”. Si haces lo que amas, te aseguro que hay gran mercado para ello. Hay mercado para todo. Tu criterio y el Internet, podría ser tema de todo un libro, pero hoy no pude contener mi placer por escribirte. ¿Sabes? Yo mismo soy otra “mera opción” de publicaciones en Internet. ¡No me creas en nada de lo que digo! Nunca. Mejor te sugiero que sencillamente me leas, me veas o me escuches (y si quieres), y filtres por tu criterio si mis propuestas de Nueva Conciencia aportan valor a tu vida o no. Tú eres el del poder sobre ti. Tú eres quien decide si mis reflexiones te aportan valor o no, tú eres quien decide si mi análisis te ayuda para forjar tu criterio o no, tú eres quien decide si me eliminas de tus redes sociales o compartes lo que publico. Tú tienes ese gran poder, para conmigo y para con todos y para con todo. Yo solo iba pasando por aquí publicando lo que amo hacer en mi vida: dar conferencias y escribir como experto y autor en desarrollo humano y superación personal, comunicar ideas que te sirvan de autoayuda, invitar a la reflexión. Si algo he aprendido en mi vida, amorosa y pacíficamente, es que jamás intento convencer a nadie de nada, sino simplemente informo, comparto mis ideas, y hasta ahí llego. Intentar convencerte de algo sería colonizarte, y eso jamás está en mi intención. Sugiero que hagas lo propio. No intentes convencer a nadie, de nada, nunca. Intentar ocupar un territorio ajeno (la mente de otro) para explotarlo o dominarlo es deletéreo para todos los involucrados al final de la historia. Forja tu criterio, aplica tu criterio, filtra por tu criterio y comunica responsablemente al permitir que tus ideas las vean otros, porque en ese acto le dan vida, y ahí mismo, puedes hacer que viva un monstruo o una divinidad. Tú y yo y todos los que veamos eso, seremos aplastados por ese monstruo o bendecidos con esa divinidad. ¡Emoción por existir! –Alejandro Ariza. |
Dr. Alejandro Ariza Z.Conferenciante inspiracional, autor, médico y empresario. ¿Te interesa recibir todas las publicaciones de Alejandro Ariza?
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