Ayer por la noche, de repente se apagó mi computadora, así sin más. Estaba atendiendo un webinar y hacia el final, sencilla y súbitamente se apagó. Acto seguido, al intentar encenderla… ya nunca arrancó. Intenté una y otra vez, de una u otra manera, revisando blogs de sugerencias en mi iPhone e incluso atendiendo el apartado de solución de problemas de Apple y nada. Sencillamente como si hubiera fallecido mi MacBook Pro. A momentos tuve un flashback hacia mis años Microsoft. La verdad, Apple no suele fallar así, pero ya se dan casos. Me tocó el caso.
Hace muchos años, si me hubiera sucedido esto, me hubiera preocupado muchísimo. Hoy no, ya no. Dos razones: cuando uno va avanzando espiritualmente, uno decide por ya no preocuparse tanto, casi nada, pase lo que pase. Y por otro, desde hace muchos años sé de la enorme ventaja de guardar todo en “la nube”, de tal suerte que si se sucede un “accidente informático” como el que tuve anoche… ¡no se pierde absolutamente nada! ¡Nada de nada! Hoy fui a un centro de servicio autorizado y no me supieron explicar a qué se debió esta súbita caída en coma de mi laptop. La solución que me dieron: formatear el disco y reiniciar todo para entregarme la computadora como si la hubiera sacado de la tienda por primera vez. Yo me imagino que más de uno se hubiera angustiado ante esta solución donde la opción de recuperar información era nula. Pero yo no, yo desde hace muchos años ya no guardo nada, absolutamente nada en el disco de la computadora. Todo lo guardo en la nube y tengo acceso a varias nubes: iCloud, Evernote, Dropbox, OneDrive, etc. Una hora después de salir del centro de servicio, yo tenía mi computadora funcionando igual que siempre, quizá mejor. Mis contactos, mis documentos, mis archivos, mi eventos en calendario, todo... exactamente igual que ayer y siempre. Esta experiencia la veo muy parecida a cuando alguien, desgraciadamente, nos quisiera robar. Se pueden llevar la cartera u objetos materiales, pero jamás tendrán acceso al origen del dinero que hay en esa cartera: nuestro conocimiento, nuestra “nube” interior. Siempre ten presente que las cosas materiales van y vienen, pero la espiritualidad, el intelecto, la emoción, están guardadas en un terreno inaccesible para nadie salvo tú. Poco a poco disfrutarás de tener menos y ser más. Sucede mucho mayor seguridad y paz viviendo así. Lección que obtengo:
¡Emoción por existir! –Alejandro Ariza.
2 Comentarios
Julio carrasco
9/3/2018 04:34:23 pm
Desde hace tiempo comparto esa filosofia: aprender a vivir con menos cosas materiales es una de las mejores cosas que deberiamos aprender
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Alejandro Ariza
22/3/2018 10:23:56 pm
Sí... menos es más.
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Dr. Alejandro Ariza Z.Conferenciante inspiracional, autor, médico y empresario. ¿Te interesa recibir todas las publicaciones de Alejandro Ariza?
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