A veces pienso que la vida no es más que la oportunidad de producir chispas de gozo. Oportunidad porque es opcional, producir porque hay que hacer algo para generar y experimentar ese gozo y chispas porque aunque pueda ser intenso, dura muy poco.
Por alguna razón, hoy quise hablar contigo de esto, más que nada obedeciendo a mi intuición que me lo indicó así. Y aquí estoy para ti, o quizá sea mejor decir, para nosotros. Mucho de lo que escribo, me lo escribo también. Cada vez siento más lo exageradamente rápido que está pasando el tiempo y, así, cada vez más lo breve de las chispas de gozo. Sé que decir “está pasando el tiempo” es tan sólo una manera de expresarse, porque la verdad el tiempo no pasa, el tiempo ahí está, estático y permanente. El que está pasando es uno en ese tiempo, pero con esa otra manera de expresarse nos daríamos cuenta de nuestra breve oportunidad para vivir la experiencia de ser humano y no nos gusta saber que estamos de paso y que la experiencia terminará. Sí, se oye dramático. Y se oye correcto. Y es que cuando vives la dicha de producir muchas chispas de gozo a lo largo del día, todos los días, vas empezando a sentir en algunas de esas chispas el aderezo de la nostalgia por imaginar que algún día esa oportunidad se acabará. Porque con absoluta certeza se va a acabar algún día nuestra experiencia de ser humanos. Pero, mejor sigamos con el tema. Es un hecho que a todos nos mueve la búsqueda del placer o la evasión del dolor. Estamos en permanente búsqueda de la felicidad y eso es normal. Y, si somos honestos, vivir la experiencia de ser humano a veces es una paradoja porque, sabiendo que buscamos la felicidad y tendemos permanentemente al gozo, hacemos todo lo contrario a ese natural objetivo y así nos lo perdemos, por elección propia. Sabes que algo te va a quemar y eliges poner la mano entera ahí. Por esta absurda paradoja que muchos vivimos a momentos, es necesario hacer un alto para observar la magnitud del absurdo y así, por un golpe de conciencia, quitamos la mano y entendemos que jamás deberemos volver a ponerla al fuego. De hecho, esta es la maravillosa oportunidad que nos da una lectura como esta. Es una invitación a hacer ese alto y conocer, reconocer, pensar para entender y así, cambiar, así mejorar, así ser un humano más pleno, más feliz. Así de golpe un ejemplo: no eres nada feliz con tu pareja y ahí sigues. La mano en el fuego y no la quitas porque tú así lo eliges. ¿Dónde estaría la chispa de gozo en esa circunstancia?, circunstancia donde libremente eliges permanecer con quien no quieres estar. Tengo una teoría: la chispa de gozo radica en tu imaginación, en creer que algún día “algo pasará” y terminará todo ese sufrimiento. Sin duda eso pasará. Morirás y ahí todo acabó. O morirá tu pareja y listo, ahí acaba tu cruz. O quizá no habías pensado en esto y tu “algo pasará” para que acabe es otra cosa, misma que, apuesto, no tienes ni la mejor idea de qué sea, pero mantienes la ilusión de que algún día acabe tu sufrimiento. Aquí es donde necesitas un golpe de conciencia: no va a pasar nada si tú no haces que suceda. ¿Quieres más ayuda para que el golpe sea más fuerte? Te queda poco tiempo de vida. No sé qué edad tengas, pero sea la que sea, queda poco tiempo. Y de ese poco tiempo que queda, crees que “algo pasará” para que tu vida mejore. Por vivir esperando, se va acabando tu vida sin chispas de gozo, por esperar a que “algo pasara” para que llegara la chispa esa. De repente, mueres. En tu epitafio se podrá escribir: “Aqui yace quien se quedó esperando las tantas chispas de gozo que le estaban reservadas si se hubiera atrevido a hacer lo necesario para vivirlas, pero prefirió esperar tanto a que llegaran solas, que se murió sin vivirlas”. Puse el ejemplo de una pareja con quien ya no quieres vivir desde hace tiempo, pero fue sólo por citar el ejemplo, porque puede haber otro quizá peor: tu trabajo. ¿Cuántas horas del día pasas en tu trabajo? ¿Te imaginas que no te haga feliz? ¿Hacemos cuentas de tu tiempo de tu vida como humano que estás desperdiciando, del ya poco que te queda? Mejor no me pidas que hagamos cuentas, te angustiaría más de lo que ya debes vivir ahí mientras trabajas, aunque te haría bien como golpe de conciencia para dejar ese trabajo hoy mismo y salir a hacer lo que te genere tus chispas de gozo. En la manera de cómo te ha cambiado el carácter desde hace tiempo, sabrás que no estás haciendo lo que viniste a hacer a este mundo. Sufres por elección propia. No generas ni una chispa de gozo esperando que algún día “suceda” alguna. Querido lector, querida lectora: las chispas de gozo no suceden, se generan. Aquí radica la oportunidad. Se trata de entender el concepto de “oportunidad”. El diccionario de la Real Academia define la palabra oportunidad como “Circunstancia, momento o medio oportuno para realizar o conseguir algo”. Aquí me llama la atención, por lo que aprendí en Lógica, que no se debe definir con lo que se está intentando definir. Por eso me brincó que en la definición de oportunidad hasta el diccionario use la palabra “oportuno”. Entonces mejor me fui a investigar la definición de oportuno: “Que se realiza en un momento que es bueno o favorable para producir el efecto deseado”. Esto me gustó más. Nota el énfasis en “realizar”, es decir, TIENES QUE HACER ALGO opcionalmente. Tú decides. ¡Tienes el poder para elegir seguir igual o mejorar! Y estás a un instante de decisión de distancia. La vida te puede cambiar en un segundo, o mejor dicho, tu vida la puedes cambiar en un segundo, que es más o menos lo que tarda una decisión. Es opcional, tú eres libre de elegirla en todo momento e implicará un cambio, es ese “hacer” del que te hablo, pero como cambio al fin, aquí también puede implicar el “dejar de hacer”, precisamente para tener el tiempo para hacer lo que requieras para producir tus chispas de gozo. Se necesita tiempo para producirlas, pero si estás ocupado en sostener el dolor, será imposible producir chispa de gozo alguna. Sí querido lector, sí querida lectora, necesitamos tiempo y espacio para producir chispas de gozo. Necesitamos hacer cambios en nuestra vida para tener ese tiempo y ese espacio. Aquí te quiero volver a repetir: ese tiempo y ese espacio para producir chispas de gozo, “no llegará” solo. Tú necesitas crear ese espacio y ese tiempo para realizar, para hacer lo necesario y prender tus chispas de gozo. Si estás esperando a que llegue un superhéroe a salvarte, déjame revelarte, déjame decirte que el superhéroe eres tú. ¡No más que ahí sigues vestidito de Clark Kent con cara de no sé por qué sufro con este jefe que me maltrata, sabiendo que detrás de esa imagen está Superman! En fin, tú eliges. Por eso te dije al principio que creo que la vida es una oportunidad para producir chispas de gozo. Usé la palabra oportunidad porque todo el tiempo es opcional, y producir porque tendrás que hacer algún cambio. ¡Ah! Y algo más en esto de hacer… si logras tener las agallas para producir tus chispas de gozo, ahora también necesitas “hacer conciencia” de ellas para gozarlas aún más. ¡Qué no se te pase de largo esos segundos de gozo! La manera: vivir más consciente de las chispas de gozo. ¿Cómo? Agradeciendo haberlas vivido. Si un bocado te supo delicioso (chispa de gozo), cierra tus ojos un momento y en tu interior agradece profundamente haberlo vivido. Yo, mientas te escribo esto, me preparé un exquisito café, y en varios sorbos, tuve que detenerme cerrando los ojos para agradecer el inmenso gozo que sentí en el segundo (o fracciones de segundo) que duró el placer. Agradeciendo la chispa de gozo haces conciencia de ella y su duración la puedes extender un poco más. Podrás producir tantas chispas de gozo al día como agallas tengas para vivir feliz. Las agallas las puedes sacar de la conciencia de poco tiempo que te queda de vida. Yo de ahí las saco casi a diario. Ayer, por alguna extraña razón (muy extraña, por cierto) volví a ver la sublime película de “Avatar”. Cuando en una escena en donde el protagónico está grabando un video a manera de registro de su actividad, con quien veía la película me hizo notar que (supuestamente) se estaba grabando en el año 2124, como lo mostraba el registro de la cámara. Si no me lo dice con quien estaba viendo la película, nunca lo habría notado. Yo estaba concentrado en los ojos y la actuación del protagónico y atendiendo a lo que decía, jamás volteé a ver las letritas de la supuesta cámara de video donde, según esto, estaba guardando un registro de su actividad. Eso me hizo pensar por un segundo: “Uf… ya no estaré vivo para cuando se haga un festejo de la película por haber llegado en la vida real a ese año”. ¿Recuerdas cómo se hizo un tipo de festejo cuando en la película “Back to the future”, los que permanecimos con vida en 2015, llegamos así en la vida real al futuro que se planteaba en 1985 en la película? Allá en 1985 se veía tan lejos el 2015 que fue la futurización de la película. Ayer que vi en Avatar el supuesto año en que se estaba sucediendo precisamente esa futurización de la tecnología, 2124, ahí me di cuenta de que a ese año sí no le llegaré. En plena película sentí nostalgia de que ya no estaré como humano para aquel año. Ahí, así, súbitamente decidí gozar más intensamente la película, más intensamente la pizza que me estaba comiendo y más intensamente la buena copa de vino tinto que tenía a mi lado, así como la compañía que tenía y la dicha de saber que puedo producirme momentos así. Varias chispas de gozo, muchas, sucediendo al mismo tiempo. Quizá producir momentos así es el arte de saber vivir bien. Es el arte de saber producirte chispas de gozo. E igualmente me sucede cuando trabajo. ¡Ahora mismo mientras escribo lo siento, me encanta escribir! ¡No se diga cuando dicto una conferencia! Cuando doy consulta. Todo diseñado por mi atrevimiento a producir ese diseño. En ninguna escuela me enseñaron a vivir como vivo. Tuve que serle fiel a mis emociones y seguirlas para diseñar la vida que vivo. Y no, no soy nadie especial, ¡hay miles de personas que viven así! Repletas diario de chispas de gozo, por atreverse a ser y hacer lo que realmente les genera placer, por saber que ahí radica la oportunidad de estar vivos. Si no vives frecuentes chispas de gozo, te puedo apostar a que es porque no has terminado de decidirte a vivir como estás diseñado para. El reto para vivir feliz la mayor parte del tiempo que podamos es que no hay nadie a quien pedirle autorización, salvo tú mismo. Te preocupa el qué duran si te atreves a producir chispas de gozo. ¡Qué tremendo error que te está constando la vida! Elimina tu ego (que es el que se preocupa por el qué dirán) y produce tus chispas. Tu alma sabe cómo y tu espíritu te lo viene susurrando al oído desde hace mucho tiempo. Si estás viviendo algo que te amarga la vida, ¡déjalo de hacer! Si te has creído la idea es de que “todo lo que inicias, acábalo”, ¡no lo creas así! Sobretodo si aquello que iniciaste ha apagado tu vida, si aquello que iniciaste te ha arrebatado con toda evidencia tu alegría de vivir. ¡No importa si vas ya en el cuarto séptimo semestre de la carrera y te confiesas que desde el primero no fuiste feliz! Deja esa carrera y atrévete a hacer lo que haga cantar tu corazón de alegría. Nunca tengas miedo a la falta de recursos si te atreves a seguir tu fuente de gozo. Dios jamás desampara a alguien que se atreve a ser feliz. ¡Es parte de Su plan al haberte creado! ¡Cómo crees que te va a desamparar! Sólo no seas necio en querer saber anticipadamente qué vas a hacer para comer. Si generas chispas de gozo, precisamente la providencia se prende con cada chispa. Si no, del ya poco tiempo de vida que te queda, a ese aún le quitas más tiempo como oportunidad de vivir feliz. No todo lo que inicias lo tienes que acabar. Aprende esto de mí. Es una nueva conciencia, o por lo menos radicalmente diferente a la que nos dijeron al respecto. No te satisfagas tan sólo porque tienes algo que hacer. Si no te hace feliz, estás haciendo lo incorrecto. Mejor sería que no hicieras nada, dado el caso. Deseo que vivas muchas chispas de gozo. ¡Sácale chispas a tu vida! Sé más consciente de lo que sientes al mirar directamente a los ojos de tu ser querido y dile lo que sientes. Agradece poderse ver. Produce, sé consciente y agradece por ese sorbo de café, por tener una computadora o celular tan útiles, por tener esos hijos, por tener dónde dormir, por tener ropa tan bonita y funcional, por comer como comes, por tener agua caliente, por poder hacer lo que tanto disfrutas y que hasta por eso te paguen, por viajar, porque de momento no te duele nada y estás básicamente bien en tu cuerpo, por ver a Dios en tantas partes. Deseo que hagas conciencia del poco tiempo que tenemos como oportunidad para todo ello. Deseo que valores más el tiempo de esa manera y de ahí saques las agallas para hacer o dejar de hacer lo necesario para producir y vivir tantas chispas de gozo. Espero haber comunicado algo que te ayude a entender, porque sólo… «Si entiendes, cambias». –Alejandro Ariza Z.
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Dr. Alejandro Ariza Z.Conferenciante inspiracional, autor, médico y empresario. ¿Te interesa recibir todas las publicaciones de Alejandro Ariza?
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