Estoy terminando de dar una consulta y, antes de atender a mi siguiente paciente (suelo dejar media hora libre entre uno y otro) sentí un impulso casi irreflenable de plasmar unas letras aquí.
De repente... un chispazo de luz golpea tu conciencia, generando una paz que parecía de mucho tiempo a acá, inaccesible. Cuando aceptas que el tiempo ha pasado y que ya no eres el mismo... porque ***naturalmente*** ya no puedes ser el mismo... porque ya no debes ser el mismo. Aquí, el deber y el poder me confunden, no sé qué va primero, pero mejor no investigo, no reflexiono más y acepto que ambos se encuentran, el poder y el deber sucediendo concomitantemente. Siento que nos conviene pensarlo así. Sí querido lector, lectora, el tiempo pasa y con él, cambios suceden, cambios que también nos suceden. Más nos vale aceptar el cambio que luchar, debilitándonos y perdiendo anticipadamente la batalla, intentando seguir como antes. Y a eso me refiero con “luchar”, con el mero hecho de no aceptar que las cosas y uno hemos cambiado. ¿Qué sucede? Pienso lo siguiente: A todo se acostumbra el ser humano. A todo. Uno se acostumbra a tener un cuerpo con determinada salud (esa de por allá de los 20's, 30's, por aquello de que dura casi sin cambios mucho tiempo), uno se acostumbra a tener a su familia como “natural” presencia fija, a sus papás, uno se acostumbra a estar ocupado y productivo todo el tiempo y uno se acostumbra a creer que eso es el deber y lo correcto, haciendo sinonimia con creer que es la única opción digna, noble y honorable; aquí, además de la costumbre, la sociedad aplasta con su influencia reforzando esa creencia, vales tanto cuando produces. Pero... ¡¿Qué crees?! Eso va a cambiar, tarde o temprano. Normalmente un poco más tarde que temprano, así como para que se afiance bien la costumbre, pero... ¡va a cambiar! Nuestro reto: romper con la costumbre, por más afianzada que ya la tengamos. Por ello aquel afamado y, por lo mismo molesto, concepto de vida como ley: nada es para siempre. Cuesta trabajo aceptarlo cuando somos animales de costumbres. Vamos, fíjate cómo hasta la costumbre se acaba. Más te vale que aceptes esto y lo tomes con filosofía como algo "totalmente normal" y, de esa manera, esperado, pacífica y amorosamente esperado. Y me adelanto a algo: no basta con entenderlo intelectualmente, ahí como cuando podrías decir: "Claro, correcto Dr. Ariza, estoy totalmente de acuerdo", no, no, no. No basta con racionalizar algo que hasta podría escucharse lógico. El reto es aceptarlo en tu muy particular caso de verdad, emocionalmente, espiritualmente. Dedicando tiempo y trabajo introspectivo al respecto, te adelanto que el reto está en el manejo de nuestras emociones frente a la finitud de varias etapas de la vida, como descubriendo con sorpresa que, hoy por hoy, parece que podemos vivir "varias vidas" en una sola e ir dejando cada una es un tipo de muerte mientras vivimos. Sí, es ir practicando para un momento de gran trascendencia. La buena noticia..., hay una gran luz cuando al final, terminas aceptando por entender mucho más allá de la lógica o por medio de la inteligencia. Tres pasos emocionales y espirituales hay que dar para, al fin, alcanzar a aceptar "plenamente":
Me permitiré reflexionar brevemente en cada una de estas recomendaciones. Descubrir que la vida entera es una colección de experiencias, tejidas tan perfectamente una con la siguiente, que claramente vivimos el espejismo de creer que se trata de “una sola cosa”. Primero, ni es una, y segundo, ni es cosa. El entramado es perfecto, y por eso no descubrimos fácilmente cuándo dejamos de ser niños y empezar a ser adolescentes, o cuándo dejamos de ser adolescentes para entrar a la adultez. Es como intentar distinguir las notas musicales el el sonido de una sirena. Imposible. Es un cambio tan sutil que sí notamos un cambio en el sonido, pero es imposible descubrir exactamente cuándo sucedió el cambio. Pienso que así la vida. Por eso nos acostumbramos a una etapa cuando ya estamos en la siguiente y de repente llega un día en donde nos preguntamos qué pasó. A veces pienso que el plan es tan perfecto (aquí hace la entrada Dios, el creador, para los que creemos que sea la causa primaria de todo esta misteriosa experiencia) que la dificultad para descubrir cuándo inicia y cuándo termina una etapa es ideal para no sentir tan de golpe el final de alguna, con la posible nostalgia y dolor de atestiguar con toda certeza de que una etapa llegó a su fin. Viéndolo así, tiene su encanto el diseño del “poco a poco y sutilmente” para que no nos demos cuenta. Pero hoy, aquí, reflexionado juntos, sí conviene entenderlo para sentirlo y por ahí aceptarlo. Pasando al siguiente punto, el tiempo no existe. Sólo que leerlo así de golpe pudiera parecer un absurdo en colisión con la más pura experiencia .Y pues es que se trata de otro espejismo. El tiempo no pasa, el que pasa es uno. El tiempo está ahí, permanentemente presente, el que pasa es uno. A partir de hoy, en vez de que algún día se te salga la clásica expresión: “Ay, qué tal se está pasando el tiempo de rápido”, quizá mejor, mucho más atinado y real sería decir: “Ay, qué tal estoy pasando en el tiempo de rápido”. Quizá por no querer confrontarnos con el dolor de nuestra natural finitud de la experiencia humana, es que mejor pensamos que el que pasa es el tiempo. Aquí entre nos, dentro de ti, debes madurar, crecer en conciencia y siempre tener presente que el que está pasando es uno. Cuando lo descubres y lo entiendes y lo sientes perfectamente, sucede algo mágico: ¡La prioridad de nuestros valores se ajusta a un orden mejor! Y es que sufrimos tanto por que algo no esté de acuerdo a nuestros valores, para luego descubrir que parte de ese dolor tiene como fuente partir del error, creer que uno es inmortal. Desde ese inconsciente error, acomodamos nuestra escala de valores, y así, podemos llegar a darle mucha importancia a algo o a alguien que, sólo es pasajera. Y no por tan sólo ser ese alguien o esa experiencia en sí misma pasajera, sino porque nosotros también. Un acto que realiza alguien y que te molesta, puedes llevarte la sorpresa de que te deje de molestar o disminuir grandemente su importancia, cuando sabes que vas a desaparecer. ¿Recuerdas aquel dicho que dice “No hay mal que dure 100 años”? Pues a algo más o menos así me refiero. Quizá podríamos decir: no hay mal que dure yo 100 años en observarlo. Es altísima la posibilidad de que nos iremos antes de los 100 años. Si piensas que puedas vivir más, sólo cambia el dicho a 200 y ya. Uno empieza a vivir optando por más paz cuando sientes cómo vas pasando de verdad. Esa es la parte buena, quizá extraordinaria, de este momento de reflexión. Y pasando a mi tercera recomendación, te he de afirmar que nos conviene entender y sentir, deliberadamente, que la vida es una oportunidad para disfrutar. Mi postura es eminentemente epicúrea, el sentido de la vida es el goce, el disfrute. Y ese sentido nosotros se lo damos a cada experiencia que tengamos. Aquí siento menester citar una frase que aprendí de mi mamá: “Hay que saber vivir sabiendo que cada etapa de la vida tiene su propio encanto”. ¡Uf! ¡Cuánta sabiduría en esas palabras! Cada etapa de la vida tiene “su propio” encanto. Nuestro problema es habernos engolosinado tanto con el encanto de determinada etapa que lo queremos eternizar. Primero, ni se puede, y segundo, en el intento estamos cerrándole el paso el siguiente nuevo encanto, el de la siguiente etapa. Hay que aprender a soltar para poder recibir. Quizá va por ahí el arte de saber vivir bien cada etapa. Ten la certeza de que la siguiente etapa trae su propio encanto, saber esto, con certeza, te ayudará a sentir la fuerza que se requiere para soltar el encanto anterior, desprenderte y cerrar la etapa. ¿Viene algo mejor? No sabría si afirmártelo así, pero lo que sí te puedo decir, por lo menos hasta la etapa en la que me siento ir pasando, es que lo que viene también encantador y mucho. También. Creo que hasta ese momento, cuando logras cambiar realmente acorde a los cambios de la existencia humana, decides disfrutar “ir tocando” sin ir aprisionando. Hasta no lograr este nivel de conciencia, se siente una casi silente zozobra, esa difícil de explicar, pero que claramente se siente conforme vas pasando en el tiempo. Va surgiendo una frustración autogenerada por la no aceptación de lo más natural. ¡Qué maravilla alcanzar a coincidir en un momento de tu vida con otro mío aquí! Festejo que juntos hayamos reflexionado. Los cambios que puedes ver en tu piel, le suceden a tu cuerpo, pero no a ti. También ir descubriendo esta otra realidad, ayuda. Recibe un abrazo de mi parte. –Alejandro.
0 Comentarios
¿Has llegado a sentir cierto tipo de pena por experimentar tanto placer? De esos momentos en que se goza tanto, pero tanto, que hasta se asoma un chispazo de culpa asomando su letrero de que "creo que ya es demasiado". Pero, luego de unos momentos... ¡Y qué! ¿No acaso la vida es para dase oportunidades hedonistas así? Yo creo que sí.
Hoy por la mañana viví una experiencia así. Primero que nada, he diseñado una vida para ser dueño absoluto de mi tiempo, así llevo ya poco más de 30 años. Esa es una de las grandes ventajas de ser emprendedor. Ya desde ahí, inicia el placer, porque uno puede diseñar días exclusivos para uno. Pareciera pecado dedicarse sólo a uno mismo, pero yo recomiendo incluso poner el compromiso en calendario. Hay que saber estar uno sólo con uno mismo. Si no has logrado esto, te estás perdiendo de cierto tipo de hedonismo. Así, de esta manera, me desperté cuando se me abrió el ojo. Otra fuente de placer. Hace años escuché que la gente pobre se levanta cuando suena su despertador, mientras que la gente rica se levanta cuando se despierta, sea la hora que sea. Vida de rey. Planear un día en calendario así, tiene su encanto. Luego, me metí a bañar, pero no un baño cualquiera, sino siendo extremadamente consciente de los productos que uso y disfrutándolos al máximo. El agua a la temperatura ideal, la que deseo al momento, el masaje de regadera hidroneumática, los tipos de champús, los productos que limpian la cara, la aromaterapia y más. Luego el proceso de secado con toallas deliciosas y la subsecuente embarrada de cremas y productos especiales para la piel. Concentrarse en los olores y sensaciones, con música de fondo en el baño, tiene un encanto. Y adereza el encanto el hacer todo esto sin la más mínima prisa… no hay pendientes adelante. Ninguno. ¡Ninguno! Luego viene el arte de vestirse y disfrutar cómo he bajado de peso y ponerme la ropa que más me guste, una ideal para el calor. Así, bajo a prepararme mi desayuno. Primero lo primero: mi exquisita taza de café recién molido. Aquí podría hablar por horas y horas, pero haciendo un arrebato de mi capacidad de síntesis, es recibir un beso de buenos días por parte de Dios, así siento el primer sorbo de mi café, un café que elijo muy cuidadosamente para que no tenga absolutamente nada de acides y al mismo tiempo tenga un cuerpo intenso con un retrogusto amaderado y aromatizando toda mi cocina a un exquisito café. Me mantengo intensamente consciente, hasta con los ojos cerrados en cada sorbo. Ahora, a prepararme (porque me gusta hacérmelo a mí mismo) un delicioso omelette. La fusión del huevo y el queso, aunado a las rebanadas de pechuga de pago y un pan tostado keto, hacen un deleite en donde al cortar y tomar un fragmento, ver cómo se estira el queso y el humo con aroma previo al bocado ya inicia la digestión visual de placer intenso. Así mi desayuno. Para cerrarlo con una galleta de almendra keto-canela y colándose un conejito de chocolate Turín. Esos bocados de “postre” con el café son momentos donde dan ganas de llorar de placer y inmensa gratitud. Si dije “gracias” veinte veces durante mi desayuno, fueron pocas. Empecé a sentir calor y prender un ventilador que hay en la cocina con aire fresco para esos momentos, resultó en otro placer. Llegué a sentarme con los codos sobre la mesa y mis manos sosteniendo mi frente mientras mantenía mis ojos cerrados, sintiendo el aire fresco en todo mi cuerpo y agradeciendo constantemente. Seguía pasando el tiempo sin pendiente alguno. Tenía que cerrar un rato así (ya habían pasado varias horas) con otro deleite para mí: escribir. Aquí estoy haciéndolo para ti… ¿o para mí? Bueno, para los dos. Espero haberte salpicado de placer con mis letras. Una vida hedonista. Datos culturales que sentí menester compartir en exclusiva aquí para ti: La palabra “hedonismo” es de origen griego, formado por *hedone* que significa “placer” y el sufijo *-ismo* que expresa “doctrina”. Por lo tanto, hedonismo es una doctrina filosófica que coloca el placer como el bien supremo de la vida humana. El filósofo Aristipo de Cirene, a quien se le considera el padre del hedonismo, discípulo de Sócrates, realizó una distinción entre los dos lados del alma humana. Por una parte, pensó que existía un movimiento suave del alma, que sería lo que se conoce como placer y, por el otro, un movimiento áspero del alma, es decir, el dolor. En virtud de ello, concluyó que el placer tiene el objetivo de disminuir el dolor, siendo el único camino para conquistar la felicidad. Para el filósofo, Cirene el placer del cuerpo es el sentido de la vida. Así nació la “Escuela Cirenáica” del hedonismo, por allá del siglo IV a III a.C., que sostenía que el placer era un bien superior y promovía las gratificaciones corporales por encima de las mentales. Yo creo que esa escuela justificaba que tuviéramos un cuerpo precisamente de esa manera. A momentos, te confieso que estoy de acuerdo con ello. Si no… ¿qué sentido tendría que tuviéramos un cuerpo? Ahora bien, hablando un poco acerca de la “filosofía del placer”, en esencia existieron dos “escuelas”, una la que ya te he nombrado, la “Cirenáica”, y otra fue la “Epicúrea”, formada por “hedonistas racionales”, seguidores del filósofo Epicuro de Samos. Esta otra escuela se creó para perfeccionar el hedonismo, promoviendo que el mayor (mejor) placer consistía en una vida tranquila, con pocos deseos, evitando así el dolor. La diferencia parece sutil, pero sí es superior, ya que manifestaciones de alguna manera dolorosas suceden con la frustración de los deseos no cumplidos, entonces, más placer sin desear, optar por una vida más tranquila, sin tantas condiciones para ser feliz, y ahí mismo la felicidad se asomaba, en una vida que evidenciaba la ventaja de la disminución del deseo sobre adquisición inmediata del placer. Para los epicúreos, era más inteligente hacer lo que se tuviera que hacer para evitar el dolor. ¡Qué inteligentes estos! ¿Tú ya notaste todo lo que haces en contra de tu voluntad? Parece absurdo, pero existe. Bien sabes lo que no quieres, y aun así ahí andas haciéndolo, por costumbre, porque ya empezaste, porque la sociedad te ordenó ser así y un sin fin de etcéteras. Por eso, atreverse a vivir una vida epicúrea, requiere de una gran autoestima, porque implica el atrevimiento de evitar lo que te genere dolor, aunque la sociedad te haya hecho creer que es parte de “el deber”. Este es un buen momento para reflexionar. ¿Te das oportunidades, programadas en calendario, de una vida epicúrea, hedonista? Yo sugiero que lo hagas. Es parte de la alegría de vivir la experiencia de ser humano, de estar envueltos en esta burbuja biológica llamada cuerpo al que podemos exponer a fuentes de placer y evitándole dolor. Lograrlo es de grandes. Ahora bien, siguiendo con el placer que también genera el conocimiento, te sigo platicando… en el hedonismo contemporáneo, la figura más relevante es el filósofo francés Michel Onfray que propone darle más importancia al ser que al tener, y es por ello que invita a todos los individuos disfrutar de las pequeñas cosas de la vida como: el amor, el oler, el gustar, entre otras. Bajo mi perspectiva, uno de los más grandes placeres: la experiencia gozosa. Te comparto todo esto para ir entendiendo un pilar de la psicología humana: al fin al, todo lo que optamos por hacer es para generarnos placer o evitarnos dolor. En ese precepto se sintetizan todas las causas del comportamiento humano. El hedonismo ético tiene como objetivo contemplar el placer y extraer el bien de los bienes materiales como objetivo de la vida. Como nota al margen, debo comentar brevemente lo que considero antitético, el “hedonismo cristiano” que postula precisamente que no puede haber verdadero placer en nada, más que en amar a Dios y al prójimo. Fuera de esto, no hay placer. ¿Cómo ves esta postura? Y más luego de lo que se va descubriendo y saliendo a la luz pública de la vida privada de ciertas figuras de autoridad religiosa. Ya sabes, temas espinosos. Guardaré para futuras reflexiones, distinguir entre el hedonismo y el estoicismo. Porque éste segundo empezó a negar el primero como fuente de placer. ¡Qué tal? Espero que hayas experimentado placer al leerme aquí. Por lo menos yo lo experimenté escribiendo para ti. Por el placer de vivir… –Alejandro Ariza Z. Los hallazgos para la solución al síndrome metabólico y obesidad sigue avanzando.
Este es un tema que me ha perseguido toda mi vida en virtud de mi condición de paciente y doctor al mismo tiempo. Desde niño fui obeso y a lo largo de mi vida he bajado mucho de peso... y vuelto a subir. Me sé los caminos de ida y de vuelta. En mi etapa universitaria, por allá de 1991, recuerdo que “di un gran bajón” y cuando medio recuerdo lo que hice no fue otra cosa que comer en horarios exactos y con una disminución muy importante de carbohidratos. Para que entonces, “lo normal” en mi familia era comer carbohidratos en exceso y hasta como manifestación de amor. La obesidad tiene causas multifactoriales. Luego..., volví a subir de peso en forma muy importante hacia allá de 1997. Al año siguiente, 1998, fui de los médicos pioneros en todo México que estudio el enorme daño del azúcar. La eliminé de mi vida, sorprendiéndome de la enorme cantidad de productos que la contienen y que por lo mismo eliminé, y por aquel entonces fue “otro gran bajón” de casi 20 kilos en unos cinco a seis meses. A lo largo de mi vida he intentado de todo tipo de “dietas”, o para que no se oiga tan restrictivo y sea una palmadita en la espalda, todo tipo de sana alimentación, y para no hacer una larga lista aquí, todas tienen como común denominador de éxito el eliminar el exceso de carbohidratos simples, el azúcar. Desde Atkins hasta la moda “keto” pasando por la moda “paleo”. El año pasado me volví a descuidar y subí mucho de peso, y luego este 2020, la PANdemia. ¡Qué honor le hizo a sus letras! Como muchos, subí y subí más de peso, sin que doliera tanto por otra condición de la pandemia, pasar más tiempo en pijama o en pants (que es como la extensión de la pijama). Así, no había ropa que te hiciera sentir mal. Por allá del pasado mes de agosto, con alarma escribo y confieso aquí, que llegué a pensar: “¡Ya! ¡Al carajo! Ya me voy a aceptar tal como estoy, esté como esté y pues todo indica que este es mi cuerpo y además ya falta menos para mi muerte y mejor disfrutar aceptando que el cuerpo adopte la forma, tamaño y peso que chingados quiera!”. Nunca antes había pasado algo así por mi mente. Empezaba a bromear que bise podría mandar a hacer un ataúd más amplio y con una curva en la tapa para que hasta muerto estuviera a gusto. Recuerdo perfecto cómo en estos últimos días años intenté bajar de peso y a momentos parecía que lo lograba y hasta motivando a varios de mis muy queridos seguidores a trabajar juntos en este reto de bajar de peso. Y, como muchas veces, vamos bien una semanas y al parecer, en promedio, a los tres meses ya se desvaneció en la nada todo esfuerzo y compromiso. Créeme que si tú no has vivido esto, llega a ser desesperante y quizá por ello hasta mejor resulta arrojar muy lejos hasta la misma desesperación (tómese esta frase como el eufemismo de que ya te viene valiendo madres absolutamente todo lo que tenga que ver con bajar de peso), al mismo tiempo de que, en el fondo, hay cierta preocupación por la incomodidad de vivir en un cuerpo olvidado y torpe, viviendo:
¡Quiero decirte algo! Engordar o adelgazar ¡es sólo la punta del iceberg! ¡Sólo la pequeña punta! ¡Es sólo lo que se ve! Pero “debajo” de esa manifestación visible hay una enorme cantidad de cambios metabólicos que nos afectan. Te enlisté algunos. ¿Te identificaste con algunos o..., con quizá con todos? La obesidad es cosa seria. Y todos esos “otros” signos y síntomas que no se ven, los vivimos. ¡No es calidad de vida!..., pero increíblemente a todo se acostumbra el ser humano. Hasta a vivir muy por debajo de lo normal, creyendo que es una variante de lo normal. Hoy, jueves 8 de octubre del 2020... ¡¡¡he logrado bajar de peso TODO lo que subí durante la pandemia en un cambio de alimentación tan sólo en los últimos 10 días!!! ¡Corrigiendo más de tres cuartas partes de la lista anterior en ese mismo tiempo! ¡Te lo tenia que platicar! ¡Estoy volviendo a vivir... como está diseñado el humano a vivir! My han vuelto las ganas de hacer cosas, me da sueño naturalmente, me levanto muy temprano, se elimino la fatiga crónica, no ha existido el hambre en mi en estos últimos 10 días! ¿Parece increíble? Pues si no lo estuviera viviendo en carne propia, incluso ahora feliz mientras escribo aquí, te diría que no tan sólo es increíble, quizá diría imposible. Pero es tan posible y factible como que el que escribe lo está viviendo. ¿Me falta bajar más de peso? ¡Claro! Todo lo del año pasado, pero cuán motivante es para mí, que lo de la pandemia, ya lo desaparecí, y repito, no es adelgazar solamente, eso es la punta del iceber, sino el bienestar general tan evidente "dentro" de uno. ¿Qué pasó? ¿Qué hice? ¿Qué cambie? Pues el esencia lo que ya te recomendé, las sugerencias del Dr. Solomon en su protocolo que llama “Ni una dieta más”. Estoy tan feliz y agradecido porque ya volví a pensar en que puedo volver a ser el de antes y mejor. Esas sugerencias más algunas otras que he incorporado el temas de respiración, me han dado un gran resultado. Hace unos años escuché de “un experto” dietista que si un paciente baja mucho de peso y luego vuelve a subir, intentar bajar una siguiente vez sería muchísimo más difícil, si no es que imposible. Lamentablemente... ¡le creí! Me programó. O mejor dicho, me permití ser programado por yo darle fuerza a un “experto”. ¡¡¡Y eso no es cierto!!! Aquella otra ocasión (otra más) que bajé mucho de peso fue comprando los alimentos del laboratorio que representaba aquel doctor, gastando casi 30,000 pesos al mes, en es tipo de “comida de astronauta” de cierto laboratorio francés, que sustituía la comida normal. Me sirvió pero tres años después subí mucho más de peso. Hoy, ¡sin gastar nada en comidas “especiales” ni suplementos exclusivos súper prometedores, he logrado recuperar un ritmo de bajada de peso y adelgazamiento como en mi adolescencia! Sí, leíste bien, así a mis 51 años. Y todo por hacer cambios en mi alimentación ¡con comida normal, común y corriente! De esa que compras en cualquier mercado. Pronto, si hay interesados, daré un webinar al respecto y hasta me han surgido ganas de escribir un pequeñísimo librito con el cómo lograr esto. Por adelantarte algo de los avances en la investigación para la solución del síndrome metabólico y obesidad:
Te he escrito estas líneas sentado en mi sala, escribiendo directamente en mi iPhone porque no aguantaba las ganas de escribirte, y más luego de haber dejado pasar tanto tiempo sin publicar aquí para ti. ¡Espero hayas disfrutado de esta publicación tanto como yo he disfrutado hacerla para ti! Me dará gusto saber tu opinión y también saber si es de tu interés que haga un breve webinar para explicarte más de este estilo de vida, simple, fácil, pero tremendamente poderoso. ¡La vida es hacia adelante y lo mejor está por venir... siempre! –Dr. Alejandro Ariza Z. Érase una vez una taza de té conversando con una taza de café. Cuando el té vio cómo al café siempre le llegaba una muy dulce galleta para acompañarlo, le dijo:
–Cuidado con quien te acompañas. ¡Aléjate de las malas amistades! –Es que… ¡no puedo! –respondió el café viendo de reojo a la galleta. –Pues entonces… allá tú. –Tajantemente comentó el té. Y desde entonces, cuenta la historia que quien tomaba café, notó cómo engordaba por la galleta que siempre terminaba acompañándolo. Siempre sufriendo la paradoja de tomar café para “despertar”, pero siempre sintiendo más y más fatiga por el azúcar de acompañarlo con más y más galletas. Mientras que aquel que empezó a tomar té, notó cómo ya casi era imposible comer y disfrutar una galleta. Por más que esta quisiera entrar a su boca, ¡ya no le sabía igual! Ahora era exagerado el golpe de azúcar, lo que nunca había sentido acompañándola con el café. El té, dentro del cuerpo de quien lo bebió, sonrió orgulloso de la ayuda que pudo brindarle ya desde el cambio que generó en los receptores de su paladar y ahora, hasta en el metabolismo de quien lo eligió para beber. Fin. No te me emociones pensando que te voy a recomendar ya dejar la dieta, más bien te quiero hoy recomendar AMPLIAMENTE el plan de alimentación y estilo de vida del Dr. Salomon Jakubowicz, un plan que él bautizó como "Ni una dieta más". ¡Es tal cual lo que yo siempre ha planteado, pero en él encontré incluso un planteamiento más sencillo y más práctico aun! Por eso te lo sugiero ampliamente. A este colega, el Dr. Salomon, lo conozco desde hace mucho tiempo, pero "algo" no me cuadraba con él y noté que, más que nada un prejuicio en materia de comunicación, no me dejaba fluir ante sus planteamientos. Si empiezas a revisar sus videos, su manera de comunicar es un tanto cuanto extraña por abrir su vida muy personal para el público, incluso su diseño de videos. Pero hoy dije: "¿Y si quito esos prejuicios de estilo de comunicación?". ¡Y me refulgió el mensaje puro y es valioso! Por eso te lo comparto aquí en Temas Selectos. Cuando él hace tanto hincapié en el enorme beneficio de la proteína "Whey" por su fuerte efecto "tipo metformina", algo que supe yo desde hace años, me di a la tarea de buscar en el mercado. ¡Hay muchas! Y ninguna terminaba por satisfacerme. La mejor... era la que él mismo diseñó y no había en México. Eso pasó hace casi un año. ¡Qué sorpresa tan agradable me he llevado que ya está disponible! Ahora por Amazon México. Ayer la compré, hoy la tomé... ¡y me encantó por cumplir a cabalidad la promesa de que elimina el hambre! ¡Hoy lo comprobé con creces! Ya empezaba "el antojito" hacia el medio día (había desayunado a las 7:00 AM) y en vez de empezar con los puñitos de almendras, me hice un batido de su proteína "Ni una dieta más". IM-PRE-SIO-NAN-TE cómo luego de unos minutos, quizá 10, ya no tenía nada, nada de hambre. Incluso llegó la hora de la comida, y comí porque tenía que comer, pero sin hambre. Bueno, te diré algo privado y fuerte... ¡Adiós "GC Control"! Si de ingredientes ideales para bajar de peso se trata... nada como la proteína "Ni una dieta más". Mira que ya había recomendado desde hace tiempo la malteada que se compra en Melaleuca, "GC Control" (no sabía que ya se vendía la de NUDM en Amazon), pero cuando ves con lupa los ingredientes de GC Control, varios son en extremo valiosos, pero algunos adicionados no me hacen feliz, como la soya o maltodextrina y algunos más, pero no había de otra... hasta hoy. TE LA RECOMIENDO AMPLIAMENTE. La consigues en Amazon aquí. El libro del Dr. Salomon lo puedes comprar también en Amazon y cuesta ¡menos de 29 pesos, creo! Y para colmo, también puedes bajar su app gratuita para iOS o Android y ahí en la app regala todo el texto de su libro también. POR FAVOR LÉELO. Les todo el libro en media hora. Son como apuntes. ¡Eso me encantó! Ya sólo se remite a decir lo más elemental que hay que saber y, aunque hay muchos estudios y ciencia atrás, la evita para ya dar la sugerencia final al paciente. Me gusta, me gusta. Vas a ver los menús que sugiere de alimentación para toda una semana. ¡Tan prácticos, breves y sencillos de preparar! Este doctor es extremadamente práctico.
Pues bien, espero me digas cómo te vas sintiendo y qué resultados vas logrando para bajar de peso si el tema y el objetivo es de tu interés. Yo voy a seguir sus recomendaciones a partir de hoy, hoy 30 de septiembre empecé con sus lineamientos exactos, que no varían mucho de los míos desde hace años, pero sí encuentro mejoras en los suyos, sobre en la importancia tan grande como desayunar extremadamente abundante, esencialmente proteína. Me consta desde hace años cómo eso elimina la ansiedad por comer. Su malteada me tiene fascinado. Recibe muchos saludos y espero tus comentarios. Si yo pudiera darte sólo un consejo para mejorar tus finanzas en los siguientes tres años, sólo te daría este: invierte en ideas, lo que en el mundo de los inversionistas de hoy le empiezan a llamar "tecno-regalías". Sencillamente te diré. Si hace años, cuando Microsoft salió a la bolsa, hubieras invertido sólo 1,000 dólares, hoy tendrías un rendimiento de 1.6 millones de dólares. ¿Nada mal?, dirás para acumularlo en 33 años aproximadamente que es el tiempo en que te hubiera generado ese extraordinario rendimiento por una inversión tan baja (comparativamente). Pero aquí viene lo que hoy quiero compartirte en exclusiva. Si en aquel entonces hubiera existido (lo que sí existe hoy) de poder invertir en la idea, es decir, en vez de invertir en la empresa, hubiera existido la posibilidad de invertir en lo que generó de ventas el sistema operativo "Windows", desde su versión "Windows 95", si hubieras invertido sólo 0.01% de lo que hubiera costado la unidad de inversión por la "idea", hoy, en los mismos 33 años después, tendrías la nada despreciable cantidad por rendimientos de alrededor de ¡42 millones de dólares! O sea, 32 veces más dinero. ¿Ya viste la trascendencia de lo que te estoy comunicando hoy? Para no sacar del ejemplo a mi muy querida empresa Apple... si analizara para ti el mismo fenómeno. Si hubieras invertido 1,000 dólares cuando Apple salió por primera vez a cotizar a la bolsa, hoy tendrías la nada despreciable cantidad de 255,000 dólares por rendimientos. ¿Qué maravilla, verdad? Es cuestión de ir entrenando nuestra mente a pensar a largo plazo. ¡Pero se puede empezando con relativamente poco! Pero (un gran pero), si en ese entonces se hubiera podido invertir en "la idea", y se hubiera podido invertir en el iPhone, si hubieras invertido en el iPhone para ganar sólo el 0.01% de rendimientos por sobre lo que generó la idea desde que salió el iPhone al mercado... hoy tendrías ¡¡¡96.4 millones de dólares!!! (Tendríamos, dijo el otro). ¿Me estoy explicando en la trascendencia de que hoy en día puedas invertir en "ideas"? Pues bien, espero haber despertado en ti el interés en saber de "tecno-regalías". Si no, por lo menos, que esto sea un "gran breviario cultural-financiero" para ti. Estos son temas que hay que saber y del que pocos saben. Así suelen darse las grandes ganancias, en los pocos que saben... y aprovechan. Pronto daré más información privilegiada por este medio al respecto de este apasionante tema. Hoy un experto en el tema, autor de varios libros y siendo él mismo millonario revelando cómo lo logró en el mundo de las inversiones en ideas, enseña cómo lograrlo (esencial congruencia). Cuando tenga digerida más información, la compartiré aquí en exclusiva para ti. Saludos y feliz inicio de semana. Lo mejor está por venir. –Alejandro Ariza Z. Hoy amanecí raro, confieso que hoy especialmente me sentí más hastiado que nunca por sentir que no se avanza, que el tiempo está suspendido, que ya todo es como lo mismo. Sentirme así es raro, dado mi entusiasmo característico, pero hay momentos, hay momentos.
Lo más pronto que pude me levanté con la intensión de modificar mi sentir. También confieso que me costó trabajo, pero parece que lo logré. Me tarde casi un par de horas, pero empiezo a sentirme un poquito mejor. De repente, luego de pedirle a Dios ayuda y orar un rato. ¡Boom! Me llega un mensaje por whatsapp de quien no me escribe en, quizá, cerca de un año y que, por cierto, casi nunca me escribe. Sencillamente compartiéndome un texto. ¡Claramente sentí cómo se acariciaba mi alma con un recordatorio de lo que publique hace muchos años en mi libro El verdadero éxito en la vida. Pero leer precisamente hoy este texto, lo sentí mágico. Necesitaba esa medicina para el alma que suelen representar ciertas letras destilándose gota a gota en tu corazón. El texto es de Max Kaiser, que si es quien supongo, se trata de un periodista, cineasta y ex-corredor de bolsa estadounidense. Es de esos textos que dices: "Esto bien lo pudiera haber escrito yo", de tanto con lo que uno está de acuerdo. Sin más, lo comparto aquí para ti. Disfrútalo leyéndolo lentamente y con total concentración: "Vivir con menos, para vivir con más. Desde pequeño me enseñaron a querer y a buscar más de todo. La vida se trataba de tener más, de buscar más, de querer más. Cualquier cosa, material o inmaterial, era sólo el escalón previo para buscar algo más. Todo se hace viejo e insuficiente, cada vez más rápido. Y así, la vida es sólo una carrera frenética de acumulación y sustitución. Más de todo, todo el tiempo. Y de pronto, llegó la pandemia. Ese freno de mano brutal que no vimos venir. Y la carrera interminable por acumular y sustituir se paró abruptamente. De un día para otro se redujo el espacio que habito, el número de personas con las que interactúo y la cantidad de cosas que tengo que hacer en un día. En un principio, como muchos, yo imaginaba que sería un simple freno temporal. Una vacación en casa. Un sabático de cuatro semanas. Pronto regresaría todo a la normalidad. Los ahorros alcanzarían, los proyectos podían esperar y la familia iba a aguantar. Pero las cuatro semanas se hicieron seis meses. Los ahorros no alcanzaron, los proyectos se murieron y la familia ya está harta de estar encerrada. Sin darme cuenta tuve que aprender a vivir con menos de todo. Menos espacio para moverme. Menos compromisos por día. Menos ingresos. Menos gastos. Menos diversión y contacto con personas distintas. Menos traslados y prisas. Menos tráfico y menos contaminación. Menos privacidad y menos espacios propios. Menos distractores. Menos alternativas. Menos cosas. Menos lujos. Menos formalidades. De pronto dejé de usar camisas, sacos, corbatas y zapatos de vestir. Tres cuartas partes de mi clóset de ropa quedaron olvidados. Dos o tres pantalones, unas playeras y unos tenis empezaron a ser suficientes para recorrer la casa, con las mismas personas de siempre, para hacer lo mismo de todos los días. Las cosas acumuladas por años empezaron a estorbar. Los espacios de la casa, que antes eran sólo lugares de paso, se convertían en espacios vitales. Lugares para estar y pasar muchas horas, y no sólo esquinas que adornan y embellecen. Habitar empezó a ser más importante que acumular. Vivir empezó a ser más importante que sustituir y renovar. Existir y resistir empezó a ser más importante que presumir y enseñar. La vida se hizo más lenta, más monótona, más repetitiva. Muchas personas que parecían imprescindibles en mi vida simplemente dejaron de existir. Decenas de cosas que parecían esenciales en el día, quedaron guardadas en un cajón. Una laptop, un celular, una pluma, un libro, unos plumones y un pizarrón se convirtieron en las cosas que realmente necesito para existir y resistir. Vivir y resistir, lo único que importa hoy. Lo demás, estorba. De pronto, vivir con menos generó el espacio que necesitaba para vivir con más. Vivir con menos personas me permitió gozar más a las que sí tengo. Vivir con menos espacio me obligó a verme a mí y convivir conmigo. Vivir con menos cosas generó lugar para crear nuevas y mejores. Vivir con menos dinero me obligó a valorar más el que llega y hacerlo rendir. Vivir con menos prisa me generó más tiempo para sentir. Vivir con menos distractores me obligó a poner atención. Vivir con menos formalidades me orilló a entender las prioridades. Vivir con menos obligaciones me permitió volver a sentir el placer de servir. No estoy listo para agradecerle a la vida este momento, pero sí quiero recordarlo siempre, porque 2020 me ha enseñado que vivir con menos, me permite vivir con más". Pues ya te imaginarás, el éxito que estoy notando consiste sencillamente en comer menos, tomar agua y ejercitarse un poco. Aquí te compartiré lo que llevo haciendo un par de semanas con éxito, sí se baja de peso y no se sufre tanto la “dieta”. Si usáramos el conteo de calorías como mera referencia de “cantidad”, una dieta que nos puede ayudar es alguna con menos de 1,250 calorías al día.
Antes que nada, debo decirte que conviene entrar en conciencia de que se tratará de un cambio importante pero motivante y, como tal, hay que aceptarlo con gusto, por el simple hecho de probar y comprobar que muy posiblemente también funcione para ti. Dato extremo valioso: los horarios son más importantes de lo que uno imagina. Procura programar tus alimentos a la misma hora. Desayuno (ej. 8:00 AM): café, una galleta sin azúcar, licuado “GC Control” (Se consigue en la tienda en línea "Melaleuca"). A este licuado le adiciono un huevo y a veces medio plátano. Esto junta alrededor de 200 calorías. El licuado es tan sabroso que se puede tomar diario y no cansa. Si llegara a cansar a alguien puedes comer tres huevos al gusto. Evita usar mucho jitomate. Durante la mañana tomar un litro de agua. Comida (ej. 1:30 PM): Un plato pequeño de sopa de verduras, una pechuga de pollo (cocinada como desees), y una ensalada evitando aderezos comerciales. De posible postre puede ser otra galleta sin azúcar y café. También es muy conveniente luego de comer, tomar un té oolong. Una comida más o menos así, no deberá rebasar las 800 calorías. A media tarde, si hay antojo, puede comerse 100 calorías de nueces (ver la publicación anterior para saber cuántas piezas son). Conviene salir a caminar por 25 minutos. Ese simple pero poderosísimo ejercicio de caminar diario es harto benéfico. Cena (ej. 7:00 PM): Cuando puedas, evita cenar, de lo contrario, pueden ser tres a cuatro rebanadas de pechuga de pavo. Una taza de té o café. Se trata de procurar el ayuno intermitente sin cenar. La cena no deberá rebasar las 200 calorías. Evita el azúcar. Si necesitaras endulzar, usa stevia (SuperLife es la marca que recomiendo). Sí, sé que se oye “difícil” o fuerte esta dieta, pero te aseguro que sacia bastante al quitar los estimulantes del apetito y antojos, eliminando los carbohidratos refinados. Suelen haber resultados exitosos casi de un día para otro. Si hay hambre, come proteína (pavo, pollo, pescado, res, huevo). Puedes usar una app donde lleves un registro del conteo de calorías y te ayude a ir ubicando las cantidades y no rebasar al día esas 1,200 calorías. Hay que ir aprendiendo a “escuchar a tu cuerpo” y hacerle caso a lo que pide o deja de pedir. ¿Qué tal probar y comprobar resultados? Los leo por aquí. |
Categorías
Todo
Dr. alejandro ariza zárate.Librepensador, conferenciante inspiracional, autor, médico y empresario. Archivos |