¿Has llegado a sentir cierto tipo de pena por experimentar tanto placer? De esos momentos en que se goza tanto, pero tanto, que hasta se asoma un chispazo de culpa asomando su letrero de que "creo que ya es demasiado". Pero, luego de unos momentos... ¡Y qué! ¿No acaso la vida es para dase oportunidades hedonistas así? Yo creo que sí.
Hoy por la mañana viví una experiencia así. Primero que nada, he diseñado una vida para ser dueño absoluto de mi tiempo, así llevo ya poco más de 30 años. Esa es una de las grandes ventajas de ser emprendedor. Ya desde ahí, inicia el placer, porque uno puede diseñar días exclusivos para uno. Pareciera pecado dedicarse sólo a uno mismo, pero yo recomiendo incluso poner el compromiso en calendario. Hay que saber estar uno sólo con uno mismo. Si no has logrado esto, te estás perdiendo de cierto tipo de hedonismo. Así, de esta manera, me desperté cuando se me abrió el ojo. Otra fuente de placer. Hace años escuché que la gente pobre se levanta cuando suena su despertador, mientras que la gente rica se levanta cuando se despierta, sea la hora que sea. Vida de rey. Planear un día en calendario así, tiene su encanto. Luego, me metí a bañar, pero no un baño cualquiera, sino siendo extremadamente consciente de los productos que uso y disfrutándolos al máximo. El agua a la temperatura ideal, la que deseo al momento, el masaje de regadera hidroneumática, los tipos de champús, los productos que limpian la cara, la aromaterapia y más. Luego el proceso de secado con toallas deliciosas y la subsecuente embarrada de cremas y productos especiales para la piel. Concentrarse en los olores y sensaciones, con música de fondo en el baño, tiene un encanto. Y adereza el encanto el hacer todo esto sin la más mínima prisa… no hay pendientes adelante. Ninguno. ¡Ninguno! Luego viene el arte de vestirse y disfrutar cómo he bajado de peso y ponerme la ropa que más me guste, una ideal para el calor. Así, bajo a prepararme mi desayuno. Primero lo primero: mi exquisita taza de café recién molido. Aquí podría hablar por horas y horas, pero haciendo un arrebato de mi capacidad de síntesis, es recibir un beso de buenos días por parte de Dios, así siento el primer sorbo de mi café, un café que elijo muy cuidadosamente para que no tenga absolutamente nada de acides y al mismo tiempo tenga un cuerpo intenso con un retrogusto amaderado y aromatizando toda mi cocina a un exquisito café. Me mantengo intensamente consciente, hasta con los ojos cerrados en cada sorbo. Ahora, a prepararme (porque me gusta hacérmelo a mí mismo) un delicioso omelette. La fusión del huevo y el queso, aunado a las rebanadas de pechuga de pago y un pan tostado keto, hacen un deleite en donde al cortar y tomar un fragmento, ver cómo se estira el queso y el humo con aroma previo al bocado ya inicia la digestión visual de placer intenso. Así mi desayuno. Para cerrarlo con una galleta de almendra keto-canela y colándose un conejito de chocolate Turín. Esos bocados de “postre” con el café son momentos donde dan ganas de llorar de placer y inmensa gratitud. Si dije “gracias” veinte veces durante mi desayuno, fueron pocas. Empecé a sentir calor y prender un ventilador que hay en la cocina con aire fresco para esos momentos, resultó en otro placer. Llegué a sentarme con los codos sobre la mesa y mis manos sosteniendo mi frente mientras mantenía mis ojos cerrados, sintiendo el aire fresco en todo mi cuerpo y agradeciendo constantemente. Seguía pasando el tiempo sin pendiente alguno. Tenía que cerrar un rato así (ya habían pasado varias horas) con otro deleite para mí: escribir. Aquí estoy haciéndolo para ti… ¿o para mí? Bueno, para los dos. Espero haberte salpicado de placer con mis letras. Una vida hedonista. Datos culturales que sentí menester compartir en exclusiva aquí para ti: La palabra “hedonismo” es de origen griego, formado por *hedone* que significa “placer” y el sufijo *-ismo* que expresa “doctrina”. Por lo tanto, hedonismo es una doctrina filosófica que coloca el placer como el bien supremo de la vida humana. El filósofo Aristipo de Cirene, a quien se le considera el padre del hedonismo, discípulo de Sócrates, realizó una distinción entre los dos lados del alma humana. Por una parte, pensó que existía un movimiento suave del alma, que sería lo que se conoce como placer y, por el otro, un movimiento áspero del alma, es decir, el dolor. En virtud de ello, concluyó que el placer tiene el objetivo de disminuir el dolor, siendo el único camino para conquistar la felicidad. Para el filósofo, Cirene el placer del cuerpo es el sentido de la vida. Así nació la “Escuela Cirenáica” del hedonismo, por allá del siglo IV a III a.C., que sostenía que el placer era un bien superior y promovía las gratificaciones corporales por encima de las mentales. Yo creo que esa escuela justificaba que tuviéramos un cuerpo precisamente de esa manera. A momentos, te confieso que estoy de acuerdo con ello. Si no… ¿qué sentido tendría que tuviéramos un cuerpo? Ahora bien, hablando un poco acerca de la “filosofía del placer”, en esencia existieron dos “escuelas”, una la que ya te he nombrado, la “Cirenáica”, y otra fue la “Epicúrea”, formada por “hedonistas racionales”, seguidores del filósofo Epicuro de Samos. Esta otra escuela se creó para perfeccionar el hedonismo, promoviendo que el mayor (mejor) placer consistía en una vida tranquila, con pocos deseos, evitando así el dolor. La diferencia parece sutil, pero sí es superior, ya que manifestaciones de alguna manera dolorosas suceden con la frustración de los deseos no cumplidos, entonces, más placer sin desear, optar por una vida más tranquila, sin tantas condiciones para ser feliz, y ahí mismo la felicidad se asomaba, en una vida que evidenciaba la ventaja de la disminución del deseo sobre adquisición inmediata del placer. Para los epicúreos, era más inteligente hacer lo que se tuviera que hacer para evitar el dolor. ¡Qué inteligentes estos! ¿Tú ya notaste todo lo que haces en contra de tu voluntad? Parece absurdo, pero existe. Bien sabes lo que no quieres, y aun así ahí andas haciéndolo, por costumbre, porque ya empezaste, porque la sociedad te ordenó ser así y un sin fin de etcéteras. Por eso, atreverse a vivir una vida epicúrea, requiere de una gran autoestima, porque implica el atrevimiento de evitar lo que te genere dolor, aunque la sociedad te haya hecho creer que es parte de “el deber”. Este es un buen momento para reflexionar. ¿Te das oportunidades, programadas en calendario, de una vida epicúrea, hedonista? Yo sugiero que lo hagas. Es parte de la alegría de vivir la experiencia de ser humano, de estar envueltos en esta burbuja biológica llamada cuerpo al que podemos exponer a fuentes de placer y evitándole dolor. Lograrlo es de grandes. Ahora bien, siguiendo con el placer que también genera el conocimiento, te sigo platicando… en el hedonismo contemporáneo, la figura más relevante es el filósofo francés Michel Onfray que propone darle más importancia al ser que al tener, y es por ello que invita a todos los individuos disfrutar de las pequeñas cosas de la vida como: el amor, el oler, el gustar, entre otras. Bajo mi perspectiva, uno de los más grandes placeres: la experiencia gozosa. Te comparto todo esto para ir entendiendo un pilar de la psicología humana: al fin al, todo lo que optamos por hacer es para generarnos placer o evitarnos dolor. En ese precepto se sintetizan todas las causas del comportamiento humano. El hedonismo ético tiene como objetivo contemplar el placer y extraer el bien de los bienes materiales como objetivo de la vida. Como nota al margen, debo comentar brevemente lo que considero antitético, el “hedonismo cristiano” que postula precisamente que no puede haber verdadero placer en nada, más que en amar a Dios y al prójimo. Fuera de esto, no hay placer. ¿Cómo ves esta postura? Y más luego de lo que se va descubriendo y saliendo a la luz pública de la vida privada de ciertas figuras de autoridad religiosa. Ya sabes, temas espinosos. Guardaré para futuras reflexiones, distinguir entre el hedonismo y el estoicismo. Porque éste segundo empezó a negar el primero como fuente de placer. ¡Qué tal? Espero que hayas experimentado placer al leerme aquí. Por lo menos yo lo experimenté escribiendo para ti. Por el placer de vivir… –Alejandro Ariza Z.
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Dr. alejandro ariza zárate.Librepensador, conferenciante inspiracional, autor, médico y empresario. Archivos |