Miércoles 7 de agosto de 2019, 8:30 PM ¡Al fin logré que este banco me devolviera el dinero! Pues tal como lo supuse... el otro ejecutivo del banco que prometió en la mañana muy formalmente hablarme a las 12:30 PM... ¡nunca habló! Entre paciente y paciente (porque hoy doy consulta), tuve que volver a hablar yo al banco y este fue el diálogo con el ejecutivo: – ¿Ya hay información de donde debo ir? – Ya señor Ariza, sí tiene que ir a la sucursal de Los Reyes. – ¿Exactamente con quién debo ir? – Hum... permítame validarlo –que es la manera de decir "no sé, permítame preguntarle a alguien aquí que sepa", y continuó: – por favor vaya a servicio a clientes, y si le dicen cualquier cosa, por favor, ya estando ahí, llámenos. – ¿Debo de llamarles por si me dicen "cualquier cosa"? ¿Qué esto no es seguro? Estoy muy, muy lejos de esa sucursal que está cerca de la salida a Puebla como para que vaya a haber otro problema. Dejaré parte de mi consulta para ir hasta allá personalmente. – No deberá haber problema, si no, de todos modos llámenos. Así de incierto lo dejan a uno, en fin, me apuré demasiado, cambié una consulta que tenía para alcanzar a llegar y me lancé a la susodicha sucursal. Fue larga la travesía y a un rumbo que sólo agradecí que no lloviera. Llegué al banco. El contador de clientes para llegar a la ventanilla, no funcionaba. El gerente no estaba. En fin. Esperé 40 minutos. Llegué a la ventanilla y la encargada me dijo: – Disculpe, usted fue quien personalmente alzó la queja en esta sucursal o fue por teléfono. Ahí dije "...¡No por favor! No vayan a empezar con sus excepciones". En fin, respondí que sí, que obvio sí. La señorita revisó muchas veces el monitor... ¡hasta que por fin vi que estaba imprimiendo algún permiso. De repente me dice: – Por favor acompáñeme a la caja ocho, ahí le atendemos. Escuché como fanfarrias en esa frase. Llegué a la caja... ¡¡¡y me pagaron el dinero que se jineteó el banco por más de 100 días!!! Al fin tenía los cuatro mil pesos en mis manos. ¡Lo logré! La paciencia, la perseverancia y el seguimiento, funcionaron. Y con todo, sobretodo, #CitibanamexApesta y mucho. @Citibanamex es el peor banco de México. Tanta gente que no tiene manera de reclamar, de exhibirlos, de escribir, de influenciar a través de un relato. De verdad, si te quieres, nunca tengas nada con Citibanamex, es, por mucho, el peor banco de México, en mi experiencia. Todos los bancos tienen lo suyo, todos son falibles, todos dependen de sistemas que naturalmente no pueden funcionar al 100% siempre, pero Citibanamex es el peor de todos y por mucho. El abuso, el factible fraude, las estrategias de cansar al cliente para que deje de reclamar y logren quedarse con el dinero, si lo multiplicamos por los millones con quienes pueden actuar así, resulta sorprendente negocio para ellos a costa de incautos clientes. Por eso me atreví a exhibirlos así. No se vale. El trato de varias personas de sus ejecutivos dejan mucho que desear y evidencian un pésimo servicio, también su factor humano está hoy por los suelos. En fin quiero acabar esta historia. Salí del banco y me fui directo a pagarle sus cuatro mil pesos a Jonathan, ¡qué tipazo, qué chavo tan honorable! Y aquí aplicó perfecto aquella sabia afirmación de que el honor, obliga. Le envié un wasap informándole que iba hacia su trabajo con su dinero. Sencillamente me escribió: "¡Qué chingón! Muchas gracias". Llegué con él, y la mirada que le vi cuando recibió su dinero, fue suficiente razón para que valiera la pena todo mi esfuerzo. Cuestión de honor. –Dr. Alejandro Ariza Z.
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Miércoles 7 de agosto del 2019 Pues como quedé, hoy tocaba hablar una vez más al peor banco de México, Citibanamex, para que me explicara el tal Jorjito Campito y aunque me agarró en un día muy ocupado, con estrés por el tiempo, llamé. Resultado: NUNCA ME TOMÓ LA LLAMADA. Sencillamente, otro ejecutivo que me contestó, Efrén Ortíz, con extensión 04526, a quien le pedí que me comunicara con el tal Jorge, me tuvo en la línea más de media hora para que al final me dijera que Jorge está atendiendo otro caso y que no puede tomar la llamada, que en qué me podía servir él. Así, decidí por prisa, que ya me atendiera ahora Efrén Ortíz. Sorpresa... me tuvo en la línea más de 50 minutos esperando porque ahora tenía que escalar el caso a solicitar que el cheque se enviara a una sucursal porque no se había hecho. ¡¡¡¿Entonces qué hizo ayer el tal Jorge Campos?!!! Más y más colección de ineficiencias y mentiras de Citibanamex para con sus clientes. Luego de 52 minutos, Efrén me dice: "Tenemos que esperar dos horas a que el sistema arroje la información para saber a dónde puede pasar por su dinero". Volví a preguntar por el tal Jorge porque lo quería saludar y Efrén me dijo que ya había salido a su hora de comida. A las 10:30 AM, que ya no estaba en su lugar. Por eso y muchas otras cosas más, #CitibanamexApesta. @Citibanamex, el peor banco de México. Aquí puedes escuchar el final de la llamada: Esta historia continuará... y espero que hoy acabe. Ayúdame a compartir esta historia en todas tus redes sociales. Quizá la exposición de una cadena de errores por parte del peor banco de México, Citibanamex, ayude a que no sigan cometiendo este aparente fraude con miles y miles de clientes con quienes puede estarlo haciendo. –Dr. Alejandro Ariza Z. Martes 6 de agosto, 2019. ¡Pésima y desgastante experiencia de seguimiento!
Pues hoy se cumplen 16 días de la última llamada a Citibanamex y, aunque había calculado hablar ayer que eran los 15 días prometidos de espera, al ver mi agenda muy llena ayer, preferí dejar todo para hoy ya que diseñé casi todo el tiempo de mi día para este menester. Y qué bueno que lo hice así. Empecemos el relato… Marqué a las 11:30 AM buscando a Jorge Campos, quien me iba a dar seguimiento. Me contestaron en Citibanamex Priority y me dijeron: “Disculpe, por ahora no le puede atender Jorge porque está en su hora de comida”. ¡Hora de comida a las 11:30 AM! En fin, me invitaron a llamarle media horas más tarde y así lo hice. En cuatro intentos que me contestaron, cuando me lo iban a comunicar, se cortaba la línea. Empecé a sospechar que ya saben que era yo y de seguro Citibanamex ya no me ha de tener en muy buena estima luego de cómo los estoy evidenciando, pero qué fuerte que ya no te contesten. Al quinto intento, porque no cejé en ello, al fin me lo comunicaron y el tal Jorge, muy amable como siempre ha sido, me dijo: –Pues bien doctor Ariza, veamos si ya tenemos alguna resolución… y pues ¡sí! Ya aparece que ya puede pasar a la sucursal por su dinero, de hecho, aparece que ya lo podía haber hecho desde el 22 de julio –¡¿Qué?! Pero, ¿acaso no me dijiste en nuestra anterior llamada, con el el último folio, que habría que esperar hasta casi luego del 20 de agosto y ahora me dices que ya estaba desde el pasado 22 de julio?! – Sí –me dijo– es muy extraño esto, pero pues la buena noticia es que ya está Ahí me detuve por esta molestia del misterioso cambio de fechas y por sorprenderme/molestarme de que ya estaba resuelto desde días atrás y, si yo no llamo, ¡nadie me llama! Preferí enfocar mi energía en la alegría de que ya estaba resuelto y le pregunté: – Jorge, ¿a dónde paso por mi dinero? – Estoy viendo aquí que puede pasar por un cheque de caja a su sucursal – ¿Aquí a las 378, Centro SCOP? – Hum…, sí, sí. Ahí ya puede pasar por su dinero. – ¿Qué llevo o qué? – Basta con su identificación con fotografía y ya. – ¿No me pedirán el folio? – Mmmm, pues si quiere llévelo, pero se lo deben entregar sencillamente pasando a Servicio a Clientes y ahí con su nombre ya debe haber un cheque de caja para dárselo. – Está bien. Pues…, muchas gracias. En un rato pasaré por el dinero. ¡Caray! Cuando tenga el dinero en mis manos te llamaré para platicarte. – Con mucho gusto doctor Ariza –y sonrió un poco. Colgué. Pasé a mi oficina para algunos pendiente que tenía, feliz por que al parecer ya se terminaba esta desgastante historia donde sentí mérito de yo mismo ser quien le da seguimiento y planeé pasar a la sucursal a las 3:00 PM. Aquí haré un paréntesis en la historia que no he confesado. Un paréntesis muy importante. Ese dinero que me debe el banco, esos 4,000 pesos que “se tragó” un cajero de Citibanamex desde hace ya casi 100 días y que he platicado en este blog, es un dinero que un joven me debía. Éste joven, llamado Jonathan, era un perfecto desconocido para mí, y este dato es importante. Fue éste joven quien en pasado 28 de mayo fue a depositarme ese dinero que me debia al cajero de Citibanamex y empezó la historia. Cuando el dinero no entró a mi cuenta y este joven vino a mi consultorio el 29 de mayo a dar la cara para jurarme que él sí lo había depositado, pero que el dinero se lo quedó el cajero, me trajo todos los papeles para demostrármelo. Fue un poco difícil creer la historia, pero tenía los documentos. No me gustó que en la sucursal donde estaba el cajero, él dijo que yo había ido, o así lo hizo parecer, y así, me encargó que yo se lo pidiera al banco. Como lo he compartido aquí, efectivamente hablé de inmediato al banco y sí estaba la queja y el primer folio de queja. Eso me hizo “creer” en este joven. Empezó mi via crucis con Citibanamex en este caso. Todo está relatado en este blog. Ya en la cuarta parte de esta historia, cuando ya habían pasado casi 90 días, le hablé a este joven y me dijo: “¡No puedo creer lo que ha hecho Citibanamex! Hasta yo me siento pésimo de que usted no tenga su dinero. Le propongo algo: con gran esfuerzo, volveré a juntar esos cuatro mil pesos y yo se los doy a usted. Ojalá usted siga peleando ese dinero con el banco, pero yo doy la cara y le vuelvo a pagar”. ¡Y lo acepté! Me cité con el joven y me dio los cuatro mil pesos el pasado mes de julio. Me sentí mejor por no creerme burlado por alguien. Sin embargo, la historia demostraba que quien tenía el dinero era el banco. Cuando me cité con Jonathan le dije viéndolo a los ojos: “Lo que estás haciendo es de todo un caballero. Estás responsabilizándote por algo que tú no deberías, ¡estás dando la cara por el banco! Estoy muy impresionado con este gesto tuyo y lo valoro enormemente. Estás actuando como un grande. Lo eres. Prometo seguir luchando por ese dinero y cuando el banco me lo dé, de inmediato vengo a tu trabajo a dártelo en tu mano”. Con un rostro preocupado, este joven me dijo: “Muchas gracias por sus palabras. Ojalá sí me ayude. Ese dinero me tardé en juntarlo, pero como nunca me había pasado algo así, pues yo le doy su dinero, pero, le repito, ojalá sí me ayude a recuperarlo”. Le aseguré que lo haría y seguiría dándole seguimiento a este molesto caso, pero ahora más porque ahora me sentía comprometido con todo un caballero, alguien que actuó así. Hasta aquí, si yo fuera quizá más desinteresado y vulgar, podría pensar que “yo ya la hice”, yo ya tengo mi dinero y que ojalá algún día el banco me hable para que, si me lo regresa, pues entonces se lo doy a este chavo. Sin embargo, recién salí del encuentro con este joven, me sentí mal todos los días por tener ese dinero. Me prometí que lo recuperaría para él, y si el banco me lo terminaba robando, se lo regresaría de todas maneras. En fin, esta historia es trascendente que la sepas, porque todo el día de hoy, ha estado Jonathan en mi mente y en mi corazón. ¡Tengo que recuperar ese dinero que es suyo! Pues bien, vuelvo a mi relato… Fui a la sucursal 378, centro SCOP, a las 3:00 PM, sintiendo la holgura que tendría una hora más para resolver y salir felizmente con el dinero y sorprender a Jonathan cayéndole de sorpresa a su trabajo con su dinero. ¡Quería darle una grandiosa sorpresa! Cuando llegué y pedí pasar a Atención a Clientes, como faltaban 10 personas antes que yo, mejor me adelanté y me acerqué a la señorita de esa área para preguntarle si estaba bien que ahí yo recogiera mi dinero del caso, y me dijo: – No, si el cajero se tragó el dinero ahora no se lo podemos dar, tenemos que levantar un reporte y esperar a que nos den una fecha de resolución. Ha de haber creído que apenas acababa de suceder y le dije: –Ay, señorita, si supiera, esto no es de ahora, es de hace más de 100 días. De hecho, ya vengo por el dinero porque un compañero tuyo del centro telefónico me dijo que ya podría pasar por el dinero hoy aquí. –Ha, entonces espere su turno. –y displicentemente me mandó a sentarme. Pasaban los minutos y empecé a ponerme ansioso ante la posibilidad de que nadie supiera realmente cómo proceder para darme mi dinero. Entonces, cuando eran las 3:40 PM, mejor pedí por el gerente de la sucursal, un tal Víctor, para solicitar su ayuda y que me confirmara que me darían el dinero. Pregunté por él y me dijeron que no estaba, que había salido a comer. Pues bien, nadie sabía cómo ayudarme. Me acerqué al ejecutivo Priority de la sucursal, Adelfo, y al platicarle el caso me puso cara de “no tengo ni idea”, sencillamente me dijo “...permítame un momento”, y se fue a sacar copias. Así de fresco el Priority. Regresé mejor a mi sillón a seguir esperando. Luego, a las 3:55 PM, ya cerca del cierre de la sucursal, alcancé a ver que llegaba el gerente para estar en la puerta y ya estar listo para cerrar las puertas. Me acerqué a él y le dije: – Otra vez con problemas aquí Víctor. Vengo a que al fin me paguen un dinero de un cajero que te platiqué hace meses y parece que nadie sabe, espero que el tiempo que ya llevo aquí esperando, casi una hora, valga la pena para que al fin termine esto – ¡Qué raro! –me dijo–, esto normalmente cuando se paga, se debe hacer en la sucursal donde fue el problema, y creo que me llegó a platicar que fue en la sucursal de “Los Reyes”, ¿no es así? – Sí, pero ¡no me digas esto Víctor! Claramente en la mañana lo pregunté a un ejecutivo que está llevando me caso en atención telefónica precisamente para que no me salieran con esto. Dime si se va a poder o no. Aquí debo hacer notar que la actitud del gerente, Víctor, fue de “intentaré resolver y ayudar”. Me acompañó a la ventanilla del banco y con su autoridad sencillamente se metió en la primera vacía del momento y me pidió mi credencial de elector para pedirle al cajero que buscara un cheque de caja a mi nombre. ¡Sí aparecía! Pero estaba siendo difícil la autorización para pagarlo. Pasaron los minutos, La gente se fue yendo del banco. El cajero, el gerente, la de servicio a clientes, la jefa de cajas, y todos llegaron a estar parados frente al monitor de una computadora con rostros de “no sabemos qué pasa ni por qué no lo logramos”. Todos tecleaban, según estos sus autorizaciones. La nefastita de servicio a clientes alcancé a escuchar cómo le decía a un compañero de cajas: – La culpa la tiene el gerente, por darle alas al cliente cuando ya lo debería de haber despachado porque no podemos darle su dinero, que mejor vaya a la otra sucursal. Así el apoyo entre ellos. Pasaron 10 minutos. Pasaron 30 minutos. Pasó una hora. Pasaron dos horas. Ya yo era el único cliente en el banco incluso cerrado, y ya todos los cajeros haciendo sus cortes, menos otros que me seguían intentando atender, haciendo llamadas, marcando en una computadora, viendo otra, el gerente detrás de ellos, hablando para pedir autorizaciones, etc. Nadie me explicaba nada en todo ese tiempo. Todos viendo un monitor, lo más parecido a la NASA viendo que lograra despegar algún cohete sin combustible. La escena era de película. La misma babosa que habló mal de su gerente, alcancé a escuchar que en una llamada que hizo para pedir autorización en otro departamento empezó a hablar así: –Aquí tenemos a alguien que no es nuestro cliente pero que se le debe un dinero de un cajero que se lo retuvo… y bla, bla, bla. A ver..., momento. Por qué no mejor esta pequeñita me hubiera presentado como: “Aquí tenemos a alguien que fue nuestro cliente por más de 30 años pero que el mes pasado nos dejó por nuestro pésimo servicio y mala actitud. Ahora viene para un cheque de caja, y bla, bla, bla. ¿Qué intentaba hablando así con un compañero suyo? ¿Acaso si empezaba a presentarme como alguien ajeno al banco menos atención me darían? Así la nefasta de servicio a clientes de la sucursal 378, centro SCOP. Retomo el tema... ¡Se cumplieron tres horas de espera parado frente a la ventanilla viendo a todos intentar hacer algo pero… nada! De repente el gerente se voltea y sencillamente me dice: – Entiendo su molestia, esa que ha de tener, pero hemos extenuado todos los intentos, todas las maneras, y no le podemos dar el dinero porque desde un principio no debió ser aquí el procedimiento. Tiene que ir usted personalmente a la sucursal de Los Reyes y allá se lo darán. Mil disculpas. – ¿Me estás hablando en serio? ¿¡Y por qué no me dijiste eso hace dos horas que te vi!? – Bueno, se lo dije al principio, pero por querer ayudarle, nos enfrascamos en llamadas, solicitud de autorizaciones, intenté excepciones, pero no se pudo. – ¿Y por qué no me dijiste eso al principio y le hubiéramos llamado a ese tal Jorge Campos? Y ya. – Es que doctor, si hago porque hago, si no hago por que no hago, es difícil como se ha sucedido el caso. Con dolor de estómago, sin decir más, sin ser grosero (y teniendo mucha merecida energía para gritarles majaderías en su cara hasta como liberación terapéutica), decidí no ser así porque no es mi educación y me retiré. Sólo pensaba en Jonathan y en devolverle su dinero. Hoy perdí tres horas de mi vida en el pésimo banco Citibanamex, el peor banco de México. Así, el caso sigue sin resolverse. Me fui a comer, casi cenar, y ni la comida me supo. No salía del asombro. En el restaurante al que llegué, decidí sentarme y hablar con el tal Jorge Campos. Marqué a Citibanamex otra vez. Eran las 7:00 PM. Cuando me contestó una señorita en Priority otra vez, le dije: – Estimada señorita, me urge llamar a Jorge Campos, su extensión es la 08897, por favor, por lo que más quiera, no me vaya a colgar, no me deje sólo en la línea mientra me contesta porque se corta la llamada. ¿Me podría ayudar a quedarse conmigo mientras me lo comunica? – Con todo gusto señor Ariza. Yo estaré aquí con usted hasta que nos conteste Jorge Campos. Se tardó varios intentos. De repente me dice, luego de 15 minutos en la línea: – Jorge ya no está en esa extensión, pero ya se lo localicé y se lo comunico – ¡Muchas gracias señorita Y contestó Jorge. – ¿Bueno? ¿En qué le puedo servir? Uuuuuuuuuuta. Ahí sí me preparé para decirle hasta de lo que se iba a morir… y cuando iba a empezar a soltarme, reflexioné en que el tono de voz no era el mismo del Jorge Campos que yo escuché ya varias veces. Entonces, no sé cómo me aguanté y me remití a decirle: – ¿Eres tú con quien hablé en la mañana? ¿Recuerdas mi caso? – No señor. – ¿De casualidad hay dos Jorges Campos? –le pregunté – Sí, de hecho, somos dos. ¿Le puedo servir en algo?– me dijo sonriente – Ay hijo, entonces mejor colguemos, si no te voy a mentar la madre a ti. Bye, saludos. – Jajaja, saludos. Colgué. Pues bien. Claramente supuse y atiné que ya no era el turno del primer Jorgito. Una vez más se demuestra que siendo muy amable, pero si no sabes, eres un inútil en tu trabajo, amable, pero inútil. Esa combinación es total ineficiencia, amable ineficiencia. En mi agenda está hablar mañana miércoles 7 de agosto con el primer Jorge para... saludarlo. Ya mañana investigaré dónde está esa famosa sucursal de Los Reyes e iré por el dinero. Pienso en Jonathan. Debo lograrlo. Espero acabe esta historia. ¡Citibanamex apesta! Es deplorable su trato. Es mi peor experiencia bancaria. Y se debe de comunicar. Y eso que me falta platicarles el via crucis que fue cancelar mi cuenta empresarial. Un trámite de tres meses. Pero esa es otra historia. Te invito a que compartas esta historia, y lo mejor, que escribas tus comentarios con alguna queja que tengas de este banco o tus comentarios hacia mi historia. Súbelo a tus redes sociales. Si no hacemos algo como ciudadanos, si no evidenciamos el abuso, este banco seguirá usando el dinero de sus clientes para generarse rendimientos e imagina que eso lo haga con miles de miles de clientes, como, de hecho, lo puede hacer. Ayúdame usando el #CitibanamexApesta y espero que ese dinero se recupere como el de tanta gente. Nada me dárá más gusto que llevárselo a Jonathan. #CitibanamexApesta @Citibanamex, el peor banco de México. –Dr. Alejandro Ariza Z. |
Dr. Alejandro ARiza Z.Conferenciante inspiracional, autor, médico y empresario. ArchivosCategorías |