Me encanta el cuento en donde un Maestro Zen, cuando alcanzó la Iluminación expresó: – ¡Oh! Maravilloso prodigio: puedo ir al pozo, sacar agua, cortar un poco de madera y regresar. Uno de sus dicípulos le preguntó: – Maestro, ¿qué hacía antes de lograr la Iluminación? A lo que el Maestro respondió: – Ir al pozo, sacar agua, cortar un poco de madera y regresar. Así es. Cuando se logra la Iluminación, afuera no cambia absolutamente nada. Cambia la manera en que vemos y entendemos las cosas. Sucede un indescriptible y maravilloso asombro por todo. Así es, esas ocasiones donde sientes ver a Dios en todas partes, incluso donde menos te esperabas. No necesitas ser un Maestro Zen viviendo en el oriente del planeta para tener momentos de Iluminación, necesitas un deseo tal de vivir la experiencia, que logres aquietar tu mente y adentrarte en la observación minuciosa del milagro cotidiano, necesitas entender, a tal grado, que la consecuencia es un indescriptible asombro. Ese asombro es algo que sucede. Tú no haces nada más que detenerte a observar realmente. Mi sugerencia: ¡no te pierdas esta maravillosa experiencia! No sé tú pero, yo, no termino de admirarme de que nos podamos comunicar por este medio. Estoy escribiendo en mi computadora y aunque el diseño del programa me hace ver en la pantalla una aparente hoja blaca sobre la que escribo, sé que el talento de miles de personas se sucedió para que tan solo por “bits y bites”, por minúsculas partículas de luz en mi pantalla, por “unos y ceros”, es que lo que pienso parece plasmarse en una aparente hoja, misma que ahora tú estás leyendo. ¡Y si te contara lo que sucede bioquímicamente dentro de mi cerebro mientras plasmo estas ideas! ¡Y si te contara lo que sucede en el tuyo mientras las lees! Simplemente estaríamos cerca del colapso por la magnitud del asombro. ¡No pierdas esta capacidad que tienes por el simple hecho de ser humano! Sólo que esta capacidad es opcional. Ahí radica tu desafío para vivir Iluminado o no. La capacidad de asombro puede llegar a ser de tal magnitud que te arrebate la capacidad para expresarlo. Por ello, muchos Maestros ya no dicen nada. Simplemente viven envueltos en gozo, un gozo que nadie ve, sólo ellos sienten. Un gozo que bien puedes tener tú… sin tan solo vivieras con menos prisa y mayor concentración en lo que eres, haces y sucede. Me encanta esta otra reflexión de Anthony de Mello cuando en uno de sus cuentos dice: Guarda silencio y mira la danza [de la Creación]. Sencillamente mira: una estrella, una flor, una hoja marchita, un pájaro, una piedra… Cualquier fragmento de danza sirve. Mira. Escucha. Huele. Toca. Saborea y seguramente no tardarás en verle a Él, al Bailarín en persona. "El discípulo se quejaba constantemente contra su Maestro Zen: –«No haces más que ocultarme el secreto último del Zen». Y se resistía cada vez que su Maestro le decía que no, que no era así. Un día, el Maestro se llevó a su discípulo a pasear y por ahí escucharon el canto de un pájaro. –«¿Has escuchado el canto de ese pájaro?», le preguntó el Maestro. –«Sí», respondió el discípulo. –«Bien; ahora ya sabes que no te he estado ocultando nada»". Si realmente has escuchado cantar a un pájaro, si realmente has visto un árbol…, deberías saber… más allá de las palabras y de los conceptos. ¿Qué dices? ¿Has oído cantar a docenas de pájaros y has visto centenares de árboles? Ya. Pero lo que has visto ¿era un árbol o su descripción? Cuando miras un árbol y ves el árbol, no has visto realmente un árbol. Cuando miras un árbol y ves un milagro, entonces, por fin, has visto un árbol. ¿Alguna vez tu corazón se ha llenado de muda admiración cuando has oído el canto de un pájaro?”. Imagina, ejemplos con tan solo el canto de un pájaro. ¿Qué debería sucederte si ves a tu hijo, a tus padres? ¿Qué podrías sentir al observarte a ti mismo? ¿Hasta dónde podías experimentar si observaras bien… lo que sea? Por ello tanto se nos ha dicho que los niños entran al Reino de los Cielos… porque se admiran de todo. Por ello el Maestro de maestros dijo: «Háganse como niños…». De hecho, ahora que vuelvo a publicar esta columna, pienso: Siempre buscamos a alguien con quien podamos llegar a ser viejos, pero hoy, creo que debemos buscar a alguien con quien podamos volver a ser como niños. Vivimos tan de prisa, vivimos tan acostumbrados y damos ya tan por hecho lo que está sucediendo alrededor nuestro, que se nos pasa la puerta de entrada a un mundo pleno de milagros y en el cual, irónicamente, estamos inmersos. Puedes estar sin darte cuenta. Y luego te deprimes o te preocupas o te aburres. ¡Cómo no! El aburrido, el deprimido, el ansioso, es un distraído. Ponte a pensar en lo que representa tu teléfono celular inteligente ahora en tus manos. Por primera vez en la historia de la humanidad, el hombre puede traer en su mano el mundo entero, sin límite de tiempo, hasta tocar el pasado, la historia más significativa de las cosas, permanentemente registrado, y pudiéndolo ver a través de una pequeña pantalla en su mano. Puedes disfrutar del presente hablando en tiempo real con una persona cuyo cuerpo puede estar a millones de kilómetros de distancia. Puedes ver con tus propios ojos, en tiempo real, a esa persona en un video, en tu mano, cuando su cuerpo puede estar en otro país. Lo puedes ver y vibrar en un dispositivo de tan solo unos milímetros de grosor. Y te comento esto por ser uno de los aparatos con los que estamos más familiarizados, pero si observaras una hoja, si, por entender, observaras lo que está sucediendo en tiempo real a nivel de sus cloroblastos y su metabolismo celular, se te llenarían los ojos de lágrimas. Si obervaras con atención a un árbol, al entender, podrías admirarte de su constante movimiento, a grado tal, que el permanente crecimiento de sus raíces ha sido capaz de romper el pavimento y levantar aceras de asfalto. ¿Creías que no se mueve un árbol? Mira cómo ha sido capaz de levantar el piso. Mientras escribo esta columna, se me han llenado varias veces mis ojos de lágrimas. Preparo mi atmósfera admirando todo. Me preparo un delicioso café. Subo a mi despacho, preparo mi difusor con aceites esenciales para disfrutar el aroma de mi recinto de escritura, pongo música de meditación Zen, y me siento a escribirte. Te siento tan cerca. Siento que tenía que escribirte esto en un tiempo perfecto para ti para que en cuanto lo leyeras te detuvieras un poco. Detente. Observa. Asómbrate. Ilumínate. Disfruta intensamente. Podríamos hablar tanto al respecto, pero tan solo te quería compartir que si aprendes a guardar silencio y a observar con profunda atención, estas en los linderos de la Iluminación. Cuando se te llenen los ojos de lágrimas por el grado de admiración y asombro que sientas, aún cuando los demás, incluso quien esté a tu lado, ni se inmuten, entenderás pacífica y gloriosamente que los momentos de Iluminación son un privilegio privado, es un cambio que sucede dentro de ti, un cambio que te permite alcanzar a ver lo que millones todavía ni siquiera suponen. Amo a mis amigos, aquellos pocos que la vida me ha presentado con una indescriptible capacidad de asombro. Uno se enamora de alguien con capacidad de asombro. Uno se enamora de los Iluminados. Mis amigos, pocos, con esa capacidad, sabrán que me estoy refiriendo a ellos. Les mando un saludo desde esta atemporal y sublime dimensión que se sucede en la relación escritor-lector. «Si entiendes, cambias». –Alejandro Ariza Z.
4 Comentarios
Nuestro ego favorece la conciencia de separación. Eso lo expliqué ampliamente desde que publiqué mi libro: El verdadero éxito en la vida más allá del ego. Ahí explico que nuestro ego tiene muchas maneras de manifestarse, pero una de la que poco se habla, muchas veces por circunspección, es del “nacionalismo”, del “patriotismo”... ese que se siente a ultranza, y hasta el que no tan así. Sé que esto puede ofender o hacer sentir cierto rechazo el lector sensible, pero ahí se reconfirma que se trata del ego. El ego se ofende con facilidad. Es de llamar la atención que una de las acepciones del diccionario de la palabra 'nacionalismo' es: apego. Así recordé una cita de Anthony de Mello cuando afirma: "El origen de todo sufrimiento son los apegos". Cuando dejemos de pensar en “nuestro país”, en “nuestras raíces” y empecemos a sentirnos todos “terrícolas”, habremos dado un gran paso. Ahí cuando empecemos a notar menos diferencias. Sé que se requiere un enorme paso para lograr eso ya que los “países avanzados” difícilmente se sentirán del todo bien sintiéndose uno igual a cualquier otro. Ego otra vez. Y de verdad que lo entiendo, pero el reto ahí está para todos. Si observas, los grandes problemas internacionales, son problemas surgidos por el ego, tamaño internacional. Me inspiró a reflexionar brevemente acerca de este tema cuando el pasado 2 de julio, leí una noticia: “Cambia Pliego México por Uzbequistán” en la sección de deportes del periódico Reforma. Como el título no me decía nada, leí la nota. Aquí más claro: la esgrimista Paola Pliego deja la nacionalidad mexicana para ahora adquirir la nacionalidad asiática y representar a Uzbequistán. Cuando leí esto me impresionó por la enorme implicación que yo veo en la inteligente decisión de la deportista. He de confesar que lo primero que hice fue buscar en Google Maps donde está Uzbequistán porque no tenía ni la más remota idea. La República de Uzbequistán la encontré ubicada del otro lado del mundo, en Asia Central, colindando al sur con Afganistán (este otro lugar ya me sonó más conocido). En la nota se comunica que la esgrimista en sus redes sociales expresó que las autoridades del deporte mexicano la han decepcionado y abandonado, motivo por el cual decidió competir en el Campeonato del Mundo de Budapest pero ahora convirtiéndose en asiática y representando la bandera de Uzbequistán, que porque allá sí le reconocen su gran talento como deportista especializada en esgrima y allá sí la tratan mejor. De verdad, hasta qué vergüenza siento por la implicación, donde “extranjeros” valoran más el talento de una mexicana que las autoridades del deporte mexicano. Ya ni por nacionalismo caray. La especialista en sable ha ganado en competencias internacionales reconocimientos de bronce, plata y hasta oro, es decir, estamos hablando de una deportista de altísimo nivel. ¡Yo felicito a Paola porque ANTES de sentirse mexicana, se sabe esgrimista, y si esa es su misión en la vida, la defiende incluso por sobre “la idea” del nacionalismo! ¡Qué maravilla! Si para seguir con su sueño tuvo que dejar de ser mexicana y convertirse en asíatica, sencillamente... ¡lo hizo! Y no, no se le rasgaron los ojos, no se hizo un poco más amarilla, ni nada por el estilo. Es un mero trámite de papeles que, como sociedad, nos hemos puesto de acuerdo para que, una vez realizado, ya no seas de este país, sino de otro. Así de fácil, así de sencillo. La única dificultad… cambiar una idea, la idea que uno tiene de ser de determinado país. Se puede escuchar con tonos de romanticismo, sin duda es cuestión de nacionalismo o patriotismo (sigue todo siendo una idea) pero lo que es contundente es que se trata de una mera idea, que es precisamente como defino, en un arrebato de mi capacidad de síntesis, al ego. El ego es una mera idea. Es la idea que tenemos de quienes creemos ser. Y qué amenazante es para el ego cuando la persona descubre que sí, así es, tan sólo una mera idea y que, como tal, la puede cambiar cuando quiera. El ego se tambalea, sabe que se puede desplomar en cualquier momento. Por eso el ego empieza a atacar a la persona hablándole al oído acerca de los valores y principios inamovibles como puede ser el amor a la patria y que por dignidad y gratitud debería de mantenerse donde está. Pero cuando la persona evoluciona en su estado de conciencia, sabe que todo eso son “patadas de ahogado” que el ego está dando. ¡Qué bien Paola! ¡Qué más da ser mexicana si precisamente ciertos mexicanos bloquean tu progreso! Hiciste bien en cambiar de nacionalidad, todo es meramentne una idea, para continuar con tu sueño. Me encanta la declaración de Paola cuando dice: “Continuaré entrenando a tope todos los días, con la esperanza de competir al más alto nivel, demostrándome nuevamente de qué soy capaz y de lo fuerte que soy, segura de que puedo salir adelante. He hecho todo lo que mi corazón me ha dictado. Desafortunadamente, no podré hacerlo por el país que tanto quiero y por el que tanto he luchado. Ante los atropellos e infamias de los que he sido víctima por las autoridades deportivas mexicanas, he decidido aceptar representar a otro país que generosamente me ha abierto sus puertas; me ha ofrecido la oportunidad de luchar por mis sueños y objetivos, y vistiendo sus colores con orgullo, como agradecimiento al haberme tendido la mano en un momento en el que veía todo perdido. Espero poder corresponder a tanta generosidad y poner su nombre y el mío en lo más alto de los podios”.
Bueno, casi aplaudo cuando leo eso. Me dio risa cuando en los comentarios de la nota, otro deportista le dice: “¡Llévame!”. Así las cosas en México y el deporte. Esto no es nada nuevo y es otro tema, la misma Paola acusa de corrupción a las autoridades de la CONADE y hasta intereses políticos en Ana Guevara. Nada nuevo. Lo que a mí me llamó la atención fue ese otro –muy otro– tema. Destronamos a nuestro ego cuando descubrimos que sólo se trata de una mera idea, y así, la podemos cambiar a la velocidad con la que cambiamos un pensamiento. ¿Qué problemas has tenido por esa mera idea? Si te detienes a pensar, muchos de los problemas, dificultades y grandes molestias que tienes es porque defiendes una mera idea, la idea que tienes de lo que crees ser o la idea de lo que crees como tu propio valor. Una mera idea. Si tan sólo descubres que estás sufriendo por una mera idea, le restas valor y aumentas tu paz y armonía. Todo por descubrir que se trata de una mera idea, sólo y exclusivamente una idea, es decir, tu ego. Destrónalo descubriendo que eso que crees tan sólido, se trata solamente de humo. Por ello y muchos ejemplos más, nunca me cansaré de afirmarte… Si entiendes, cambias. –Alejandro Ariza Z. PD.: Me dará mucho gusto leer tus comentarios... «La vida no acaba con la muerte». –Alejandro Ariza Z. Sentir la presencia de un ser querido que ya ha muerto puede ser contundente. Recibir señales confirmatorias es sorprendentemente sobrecogedor, así como motivo de esperanza y alegría al mismo tiempo.
En este tema podríamos caer de lleno en plena subjetividad, pero quizá no. Es una experiencia tan personal que sólo quien la ha vivido podría sacar el tema del ámbito de toda subjetividad. He notado que muchas veces hasta que alguien se atreve a opinar de cierto tema, se levantan manos diciendo “yo también”, y de ahí que me surgiera el deseo de compartir algunas anécdotas recientes. Hace unos días pensaba intensamente en mi papá, agradeciéndole su ayuda, misma que hoy en día, años después de haber trascendido a su siguiente experiencia, me sigue dando. De verdad que en momentos de retos y dificultades siempre he sentido muy de cerca su presencia, su guía, su consejo, pero lo que sucedió la semana antepasada me impresionó. Precisamente estaba pensado seriamente en él. Me encontraba sólo en mi oficina. Reflexionaba admirando todo lo que este gran hombre hizo en su vida y cómo me sigue ayudando dándome “luz” en mi camino y más en momentos de dificultad para mí. Estaba precisamente en ese momento cuando de repente entra a mi oficina uno de mis colaboradores a entregarme algo, un recibo de luz. Me gusta que en cuando llegan los papeles a nuestro buzón, de inmediato me los entreguen para que, si es cuestión de pagos, los pague de inmediato, como debe ser. Al estirar mi mano para tomar el recibo de luz, lo primero que veo en él son, en letras negras resaltadas, ¡el nombre completo de mi papá! El recibo de luz de la casa que uso como mis oficinas, ¡todavía sigue a su nombre! De repente, mi colaborador, que también notó su nombre en el recibo, me dice: “Wow! Tu papá está en la luz”. Me quedé viendo al recibo. Sentí claramente una experiencia numinosa. Sentía cómo mi papá, precisamente en la luz, llegaba a mis manos por esa vía, confirmándome su clara comunicación y guía. He de hacer notar que era la primera vez que yo personalmente recibía en mis manos un recibo de luz de mis oficinas. Siempre había alguien encargado, pero recientemente decidí encargarme yo. Así fue como sucedió. En el recibo de luz, mi papá. Y ahora mismo que lo escribo aquí, me sorprende aún más el juego de palabras, si uso “recibo” como verbo y no como sustantivo. En el recibo de luz, mi papá. Recibo luz de mi papá, literalmente. Y si te contara todas las bendiciones que he recibido últimamente, todas las mejoras en todos los ámbitos de mi vida en en días recientes, la historia es más impresionante aún. Está atento a la comunicación desde el otro lado. Como experiencia característica está la numinosidad. Desde que escribí mi libro, Señales de destino, cité ahí a Rudolph Otto, teólogo protestante alemán y erudito en el estudio compartido de las religiones, quien describe la “numinosidad” magistralmente: Es la experiencia de sentir de modo innegable, irresistible e inolvidable que estamos en presencia de lo divino. ¡Precisamente así es la experiencia! En lo más íntimo de tu ser lo sientes al recibir comunicación desde el otro lado, al recibir una señal de destino. Es una muy personal y profunda experiencia emocional. Podrás sentir cómo se te eriza la piel o una incapacidad momentánea para articular palabra. Y tiene sentido, porque no hay palabras para describir lo que se siente frente a una clara comunicación así. Tengo otra historia más sorprendente aún precisamente con mi papá, q.e.p.d. Pero esa la tengo reservada para relatarla con todo dramatismo en mi siguiente conferencia: “Señales de destino”, a sucederse el domingo 4 de agosto del 2019. ¡Es impresionante recibir el apoyo de tu papá, franca e innegablemente manifiesto, aún cuando él ya no está en esta dimensión física! Este tipo de comunicación desde el otro lado suele ocurrir en momentos de importante transición en nuestras vidas. Esto lo explico, precisamente, en mi libro Señales de destino (Pp. 43). Cuando ya sabes de la existencia de este tipo de comunicación, luego de esto, ya nada puede ser igual. No se trata de creer, es una experiencia que te hace saber con absoluta certidumbre. No estamos solos. El amor más puro y auténtico, sólo ese, sigue permitiendo una comunicación desde el otro lado. Si entiendes, cambias. –Alejandro Ariza. Hoy por la mañana amanecí con una idea en la cabeza: la dificultad para decidir radica en las emociones predominantes en el momento de la decisión. Para decidir con mayor certeza, necesitas decidir con más inteligencia, apartando las emociones. Saber esto es inmensamente valioso. ¿Has escuchado por ahí el famoso consejo de que no tomes decisiones cuando estás enojado? A algo así me refiero. Pero el ejemplo clarificador que se me apareció en la mente esta mañana fue el siguiente: imagina que vienes viajando en carretera por viaje de trabajo y estás en pleno embotellamiento por algún accidente que hubo. Los autos delante de ti no se mueven. Ves una fila interminable y al horizonte no se divisa que nada se mueva. Ya llevas poco más de cuatro horas de viaje y claramente empiezas a sentir la natural desesperación de no saber a qué hora llegarás a tu destino. Imagina que ahí, precisamente en ese momento cargado de esas emociones, alguien te llama por teléfono para que, con cierta urgencia, le definas si puedes viajar en carretera para ir a un lugar de descanso porque hay una oferta en el hotel destino. Lo más posible es que digas un rotundo “¡no!”, o cuando menos un “en este momento no lo sé…”. Las emociones del momento no te permiten entender el beneficio de la gran oferta para un futuro viaje de placer. Las emociones no nos permiten ver con claridad, las emociones nublan el entendimiento. Somos seres, en parte, emocionales, pero como seres humanos somos el conjunto de esas emociones y de inteligencia. ¡Precisamente esa adición a nuestro ser, nuestra inteligencia, es lo que nos distingue de animales de especie filogenética inferior! Y precisamente por ello, cuanto más decidas sólo por emoción, más te asemejas a un animal que a un humano. Mientras más decidas con inteligencia mayormente manifiestas tu dimensión humana. Aclararé algo: siempre habrán emociones involucradas en tu decisión, de lo que se trata es de decidir con más inteligencia que con emoción. El reto: hacer a un lado nuestras emociones lo más que podamos. ¿Cómo? Aquí una lista de cuatro pasos para lograrlo:
Si quieres saber más del tema, puedes leer mi capítulo “Decide” que viene en mi libro La fuerza del pensamiento. De hecho, si hubiera un punto anterior al “uno” de esta lista sería: tienes que saber qué deseas realmente. Mientras la persona no tenga claridad en sus valores, decidir es algo casi imposible. Pero si te has dado tiempo en la vida para saber qué quieres realmente, la lista anterior es muy fácil de seguir. Hoy tan sólo quise advertirte cómo nuestras emociones muchas veces nos nublan la capacidad para decidir. Las emociones son valiosas y muchas veces también pueden ayudarnos a elegir, pero normalmente no, ya que las emociones sólo nos dan información parcial, mientras que la inteligencia nos abre un panorama de mayor claridad y con mayor capacidad para ponderar. No decidas nada cuando estés molesto ni prometas nada cuando estés demasiado feliz. Nunca tomes una decisión de negocios por emoción, sino sólo con inteligencia. Estos han sido un grandiosos consejos que recibí hace años. Todavía me atrapo fallando ocasionalmente en ellos, pero sin duda mucho menos que antes. La vida es oportunidad de práctica. Si entiendes, cambias. –Alejandro ArizaZ.com El Diccionario de la Real Academia define el verbo entender con casi 18 acepciones, de las que rescato como ideales para enmarcar mi análisis las siguientes: tener idea clara de las cosas, saber con perfección algo, conocer, conocer el ánimo o intención de alguien, discurrir, inferir, deducir, creer, pensar, juzgar, tener amplio conocimiento y experiencia en una materia determinada, conocerse, comprenderse a uno mismo. Para fines muy prácticos, quiero que sepas que entender es llegar a comprender algo de tal manera que alcanzas a ver con claridad el beneficio que hay para ti como opción. Implicará conocer, pensar, imaginar, deducir y al fin, decidir. Y todo para lograr el tan anhelado y permanente cambio que todos buscamos cuando se trata de una natural mejora contínua. Y sí, porque sólo hasta que entiendes, cambias. ¡Entender es una fuente de gozo incomparable!
¿Recuerdas cuando lograbas llegar a la respuesta correcta en una operación de matemáticas sofisticada? ¿Recuerdas cuando lograste derivar “x”? ¿Recuerdas la sensación cuando confirmabas que estabas en lo correcto cuando lograste derivar una ecuación de tercer grado? Ese placer es incomparable. Es un momento “Ahaaaa, ahaaa, ahaaa”. Es cuando parece sucederse un grito en tu interior, “¡Al fin entendí, ya sé cómo hacerlo!”. ¡¿Qué tal aquella experiencia cuando al fin aprendiste a leer?! Si todavía lo recuerdas, es uno de los momentos más sublimes de la existencia humana. Lo que eran simples trazos de tinta sobre papel, ahora se convierten en significados para ti, en el placer de imaginar y ver historias y conocer a personajes que terminas sintiendo reales, en adquisición de conocimiento, en fuente de transformación de vida. ¡Cuando logras entender, cuando al fin aprendes a leer, abres la puerta a una superación personal interminable! Y lo mismo aplica a cuando entiendes por qué tu pareja se comporta como se comporta, o cuando entiendes por qué no tienes dinero suficiente cuando, cuando al fin entiendes cómo funciona el juego del dinero. Sencillamente, para llegar a este maravilloso nivel de transformación casi automática, léase “entender”, se requiere de siete pasos:
En mi libro “Sí”, explico los pasos para saber escuchar, que para sorpresa de muchos, es lo mismo que decir, para obedecer. Sí, la palabra obedecer, por sus raíces etimológicas, significa saber escuchar. Necesitas poner total atención, captar el mensaje completo, entender el beneficio que hay para ti si sigues las indicaciones y actuar con optimismo. El día de hoy, voy más allá revelándote los cinco pasos para entender, para al fin cambiar, para mejorar dado el caso. 1. Humildad por aprender. Tu ego siempre será tu enemigo para mejorar verdaderamente, para cambiar, para entender, porque tu ego cree que lo sabes todo. Y recuerda: el primer paso a la ignorancia es creer que se sabe todo. Necesitas hacer a un lado a tu ego y te garantizo que se te abrirá un camino que jamás habías visto y que, para colmo, siempre había estado ahí para ti esperándote. Cuando actúas con humildad y escuchas realmente, se te abre una imponente puerta hacia la… 2. Adquisición de conocimiento correcto. ¿A qué me refiero con “correcto”? A aquel que estás buscando y cuya fuente sea un experto que viva en la evidencia del beneficio que te sugiere. Uno de los peores errores que podrás cometer en tu vida es el escuchar a personas que no viven lo que tú buscas. Si se trata de opinar, opinan todos. El ser humano promedio tiene diaria sed de protagonismo, por eso opinan y opinan hasta de lo que no saben, pero para ellos suponer es suficiente calificación para tomar el micrófono y pedir los reflectores sobre ellos. ¡Ten cuidado! Mi sugerencia siempre ha sido no escuchar en absoluto a quienes suponen, a quienes, incluso de buena fe y con buen corazón, te opinan. ¿Pero qué conocimiento correcto te puede dar alguien así? Necesitas buscar a un maestro, alguien que sí viva lo que buscas y quien sí te pueda dar el conocimiento correcto de lo que tendrás que hacer para lograr tu objetivo. Verás que sólo hasta que estés preparado, el maestro se aparecerá ante ti. Se podrá aparecer en persona o en forma de una columna semanal que llega a tu correo, o un podcast o una serie de televisión o una página web o un sin fin de formas posibles. Sólo tienes que poner constante atención a querer saber la verdad de lo que implica tu búsqueda. Normalmente lo que buscas también te está buscando a ti. Cuando tienes a un verdadero maestro frente a ti, te ayudará a la… 3. Comprensión del beneficio que hay para ti. Y sí, sólo hasta que comprendas el beneficio para ti, entonces le apuestas por medio de tu acción. ¿Qué sentido tendría hacer algo en lo que no te beneficias en absoluto, verdad? Así actuamos los humanos. Sólo nos mueve el placer y la eliminación del dolor. Y de esas dos, más lo segundo. Pero ya sea lo primero o lo segundo, es un beneficio para ti. Hasta que comprender que dejar a determinada persona es un beneficio para ti, la dejas. Nunca antes. Hasta que comprendas el beneficio extremadamente claro que hay para ti si cambias tu alimentación, la cambiarás. Los pasos que te estoy revelando, implicarán TIEMPO. Un ingrediente esencial es tu paciencia. Pero entiende la paciencia no como capacidad de espera, no, entiendela con una nueva conciencia de esta forma: tener la absoluta certeza de que algo ocurrirá como la más pura y lógica consecuencia de tu hacer en el tiempo. Cuando entiendas a la paciencia de esta manera, será más paciente, más entusiastamente paciente. Así, darás paso al poderoso origen de todo cambio, de toda transformación, de toda mejora… 4. Acción. Nada sucederá hasta que se aplica una fuerza y empieza el movimiento. No existen los resultados de generación espontánea. Si quieres un resultado, lógica e irremediablemente tendrás que hacer que suceda. Tienes que convertirte en un hacedor. Pero, ¿qué sentido tendría hacer si esperamos que no suceda? ¡Sería un absurdo! Y precisamente por esta manera de pensar es que mucha gente no emprende la acción. Por eso el siguiente elemento es esencial… 5. Optimismo. ¡Espera lo mejor! Sólo si esperas lo mejor, tendrá sentido hacer que suceda. Sólo si tienes una expectativa positiva de las cosas que puedes lograr es que sentirás dentro de ti el deseo de lograr, la fuerza para actuar, la energía para emprender. Aquí juega un papel preponderante la facultad intelectual superior del humano llamada “imaginación”. Tienes que visualizar el gozoso futuro que te espera mientras haces lo que haces. Si no, no tiene ningún sentido que hagas nada. Claridad es poder. Necesitas ver con claridad un futuro optimista para que sientas las ganas de hacer lo necesario para que suceda. Una vez emprendida la optimista acción, ahí mismo iniciarás la famosa “práctica”, aquella que hace a un maestro. Empezarás a acumular experiencia, empezarás a hacer que surga dentro de ti una gran maestra. Te garantizo con mi propia vida todo lo que te he expuesto aquí. Una vez que logres tu objetivo, vivirás como premiada consecuencia, un… 6. Gozo singular. ¡Pocas cosas en la vida generan un placer tan grande como entender! Pocos placeres son tan sublimes, y más cuando, al fin, tienes en tus manos la evidencia de que todos los pasos previos efectivamente materializaron tu pensamiento, cristalizaste tus deseos, logras pararte en la evidencia del poder transformador del entendimiento. Cuando llegas a vivir un gozo tan singular como este, incomparable con ningún otro gozo, la vida misma te invitará a convertirte en un maestro. Así, ahora con humildad por compartir tus hallazgos y como parte de tu camino para seguir profundizando en tu entendimiento, llegarás a… 7. Enseñar. Estarás calificado para mostrar a otros tu conocimiento, pero mejor aún, vivirás la congruencia de mostrar a otros tu vida, eso también es “enseñar”. ¿Esto implicará que los demás hagan? ¡Claro que no! Se sigue cumpliendo la ley, sólo hasta que el alumno está preparado, surge el maestro. Sólo que ahora tú ya estás del otro lado. Empezarás a ser maestro y deberás entender que sólo podrás aparecerte ante aquel que esté preparado. Con todo respeto, vivirás la sorpresiva experiencia de sentirte “transparente” cuando aún parado frente a alguien, ese alguien no te escucha. Entiende: no está preparado. Así, no te puede ver, no te puede escuchar. Y… ¿sabes algo que he aprendido a lo largo de toda mi vida? ¡A nadie le gusta que le digan qué tiene que hacer! A nadie. Por eso cuando dices a quien no está preparado para recibir una enseñanza, es motivo de discordia. Un maestro sólo existe para responder, para nada más. Es decir, alguien deberá abrir la puerta a tu conocimiento mediante “la llave” de su pregunta. Con el paso de los años, como maestro, he aprendido a no decir nada si no me lo preguntan. Para mí, es una incipiente y valiosa señal de que quizá tengo frente a mí, al fin, a un alumno preparado. Ya me empieza a ver En general, el proceso de entendimiento se pule mediante la enseñanza, porque explicarle a otro implica un esfuerzo de nuestra parte para darnos a entender cada vez mejor y mediante el uso de diferentes estrategias hasta lograr transmitir. Por eso el maestro se pule mediante la enseñanza. Séneca decía: “El orador suele hablar de lo que más necesita entender”, y es cierto. Abrigo la esperanza y abrazo la ilusión de que estas líneas generen en tí la respuesta a lo que quizá te venías preguntando de un tiempo a acá. Yo hoy, sencillamente seguí a mi intuición, la que me indicó y dictó todo lo que he plasmado aquí. Me encantará leer tu opinión y, si crees que esto le puedes ayudar a alguien más, compártelo en tus redes sociales. Juntos creamos una comunidad de “entendidos”. Si entiendes, cambias. –Alejandro Ariza Z. PD: ¡Pronto mi conferencia abierta al público “Señales de destino”! Haz clic aquí para toda la información y beneficios que este mes tiene para ti. Hace unos momentos me encontraba wasapeando con un amigo y por alguna razón salió al tema que él estudió El capital, de Carlos Marx y le sugerí que debería de leer y estudiar a Jalil Gibran, para compensar la influencia, con su obra de El profeta. Me comentó que lo tenía en casa y que todavía no lo terminaba de leer, que apenas comenzó hace tiempo. Sin embargo, alcanzó a decirme que recordaba algo de El profeta: – Dice una frase: “El caminante verdadero descansa caminando”. – ¡Sublime! – Muy – Es lo que comuniqué hace unos días en mis redes sociales afirmando: “Entra a tu zona de confort” – ¡Sí! Y eso lo hablaste en la entrevista con José Luis Parise – ¿En serio? – Sí – Ya no me acordaba – Aunque… de entrada…, “El caminante verdadero descansa caminando” es un concepto que tiene un rigor previamente incorporado. Es peligrosa esa frase para alguien que no está en el camino. A pensar... Me encantará leer tus comentarios. ¡Emoción por existir! – Alejandro Ariza. Esta columna se iba a llamar "Sí recibes mensajes entre sueños", pero al publicarla aquí, algo me dijo que sería mejor "Sol de noche". Pues ya está. Déjame platicarte...
Desde que publiqué mi libro El verdadero éxito en la vida más allá del ego, comenté ampliamente en él la manera de poner más atención a nuestros sueños porque ellos pueden usarse para enviarnos indicaciones a seguir. Anoche fue una de esas noches. En lo ilógico y azaroso en que suceden algunos episodios vividos dentro de un sueño, anoche recuerdo un pasaje en que iba caminando, algo así como en un pueblo del lejano oeste, caminando sobre un piso polvoso, creo que iba acompañado pero no recuerdo con quién, pero sí tengo la sensación, incluso ahora mientras te relato esta parte de mi sueño, de ir acompañado y, aparentemente pasamos cerca de algo parecido a un vagón de tren. De repente, me sorprendió ver a un hombre totalmente desnudo colgado de alguna extraña manera arriba del vagón y de cara al inclemente sol. Estaba como tomando el sol con los ojos cerrados, aunque obviamente de forma muy extravagante. Se trataba de un hombre de aproximadamente 50 años, rostro enjuto, pelo entrecano y con poca barba, en buena condición física aparentemente, parecía un trabajador de por ahí, colgado arriba del vagón y con los ojos cerrados por los tremendos rayos de sol que caían sobre él y que, por lo mismo, le era imposible abrirlos, estaba colgado exactamente en dirección al sol. Recuerdo que incluso yo iba caminando con mis ojos ligeramente cerrados, ya sabes a lo que me refiero, como haciendo esa cara de extrañeza pero que es sólo por tanta luz que hay, por tan intensa, que resulta incómodo o casi imposible abrirlos del todo; cuando vi a ese hombre un par de segundos cuando mucho, dado que tenía yo que voltear hacia arriba y hasta usar mi mano para provocarme sombra, además de que había un polvareda, lo primero que pensé al instante fue en la tremenda quemada que podría recibir si no se bajaba de ahí lo más pronto, además, quién sabe cuánto tiempo ya llevaría ahí colgado. Como todo lo extraño que sucede en un sueño, recuerdo haberle dicho que ya se bajara de ahí porque se iba a quemar, que el sol estaba muy fuerte, pero se lo dije sin abrir la boca, fue una comunicación extraña –como todo lo que pasa en un sueño–. También recuerdo que de la misma manera él nos decía que ni lo interrumpiéramos, que estaba tomando el sol. Pensé en su necedad y en el posible gran daño que se haría si seguía ahí (juzgándolo por como me ha ido a mí cuando me he quemado en alguna playa) y pues, lo dejamos, lo pasamos de largo y seguimos nuestro camino. Mi sueño se hizo complejo y derivó en otra historia, misma que ahora mismo ya no recuerdo y anoche claramente pensé que debía recordarla también. Frustrante no poder acordarme ya ahora que amanecí. Y todo por no hacer lo que yo mismo recomiendo en mi libro, ya te diré más adelante, pero en fin. Eran las 4:45 AM cuando una necesidad fisiológica indicada por los sensores de mi vejiga me hizo tenerme que levantar para ir al baño. Regresé y me sentía más despierto de lo que se podría esperar para ser esa hora. Sentí el impulso de tomar mi celular. Así, soporté la luz que arroja el celular cuando lo prendes. Vi mi correo y, como diario sucede, recibí un extenso correo del Dr. Mercola, ya que hace unos cuantos días, curiosamente, me acabo de suscribir a su boletín. El asunto decía: “Reduce la presión arterial, pero muchos los consideran un villano”. Decidí entrar al correo y, al más puro estilo “invasión Mercola” en donde este doctor te envía más de cuatro o cinco extensísimos artículos y donde sólo uno es el referido en el asunto del correo, empecé a revisar. Me vi tentado a leer otros artículos cuyos títulos eran más atractivos que ese, pero al final, le di clic al citado en el asunto. Al abrirlo, quedé profundamente impresionado con el título en letras “bold” con el que iniciaba la página a la que te dirige, y no, ¡no era nada de lo citado en el asunto del correo! Decía: “Por qué debería optar por exponerse de manera saludable a los rayos del sol”. Recuerdo que me impresioné tanto, luego de lo que acababa de soñar, que regresé al correo para ver si, por la hora, no me había equivocado y había hecho clic en otro de los varios artículos que envía Mercola en un solo correo. Volví a hacer clic en el título ese de la presión arterial y una vez más me llevó a la página del por qué optar por exponerse más a los rayos del sol. Comencé a leer. En breve, ¡es altamente recomendable tomar 20 minutos de sol al día! Como en muchos temas de medicina, hay controversia y se genera confusión para el público en general. Ya sabes, como pasa con temas de alimentación, ciertos medicamentos y un sinfín de etcéteras. Pero este tema en particular ahora remontaba en importancia para mí dado que desde la otra dimensión, allá a donde vamos cuando dormimos, sentí el claro mensaje para mí. Estoy consciente de que yo nunca tomo sol, no me gusta, me quemo muy rápido, pero también estoy consciente de que a fechas recientes, siento que me falta mucha energía. ¿Será porque no recibo la energía del Sol? Estoy sorprendido de cómo se me va armando el rompecabezas. ¡Siempre se han comunicado conmigo de esta manera! Siempre ha participado un sueño, un “correo electrónico” para indicarme cosas muy precisas y en forma muy directa para mí, sensaciones especiales. Este es tema para un futuro podcast sin duda. El extenso artículo, en breve, dice:
Increíble lo que no se nos dice en los medios convencionales, ni a lo médicos en la carrera, y cómo en algún momento se nos confunde manteniéndonos así, a los que somos muy blancos, cuando las compañías vendedoras de bloqueadores solares nos advierten: “¡Cuidado con el sol!”, siempre haciéndolo ver como el villano. Eso hoy en día se ha demostrado que no es tan cierto. Aclaro: esto no quiere decir que no usemos protector solar, quiere decir que hay que exponerse “un poco” al sol. No estoy hablando de las horas que te quedas tirado en la playa cuando sales de vacaciones. Yo vengo sintiéndome consternado desde hace un tiempo para acá por sentir que me falta energía. No se nota en mis conferencias porque, lo sé, ahí no soy yo, ahí hay fuerzas que provienen de otra dimensión en donde definitivamente no hay cómo explicártelo en una breve columna y ni es el tema aquí. Hablo de cuando me bajo de escenario, en mi día a día. Y aunque hay miles de explicaciones para sentirse con la energía baja: falta de ejercicio, mala alimentación, falta de suplementos, meditación, estrés y más causas, he venido pidiendo que se me indique qué puedo hacer para mejorar en este aspecto de mi vida. En mis momentos de meditación, en la intimidad de mis privados pensamientos cotidianos, pido ayuda acerca de este tema. Y la ayuda parece que llegó como ha solido llegar los cuantos de información que han transformado mi vida en el pasado. Clarísimos mensaje entre sueños, me despiertan entre las 3:00 AM y las 5:00 AM, me llegan correos, etc. El impacto de lo vivido anoche fue numinoso. Ese elemento es esencial también como señal de destino. El artículo también cita y recomienda ampliamente el libro “Embrace the sun” del Dr. Marc Sorenson. Por supuesto, como siempre lo hago, obedecí las señales y ya compré el libro y le estoy empezando a leer. ¡Estoy mega impresionado con la información! De hecho, descubrí una página de este otro doctor, "Sunlight Institute", donde muestra todas sus interesantísimas investigaciones. Te la compartiré al final de esta columna. Sí, empezaré a tomar sol diariamente y algún día pondré una anexo a esta columna con mis resultados. Se incrementa la liberación de serotonina con 20 minutos de sol al día. Ese neurotransmisor (que hoy se ha demostrado que se fabrica en el intestino, y como mayor novedad, con gran influencia para ello por los rayos del sol), puede ser lo que algunas personas quizá tengamos un poco bajo y por eso nos falta energía. La serotonina es un antidepresivo, de hecho, es un neurotransmisor que anda bajo en personas con depresión o fatiga importante. ¡Hay que tomar un poco de sol diario! Atención: un poco de sol para ir probando los beneficios en cada uno de nosotros. No quiero que por leer esto y ser muy exquisito en el seguimiento de las sugerencias, acabes muy feliz... chamuscado. Te recomendaré lo siguiente en lo concerniente al tema central de esta columna (que puede desvanecerse por los temas alternos):
A mí, en esta ocasión se me fue el número tres de esta lista y pues ya ves, ahora no recuerdo lo que seguía en mi sueño y sé que se trataba de otro mensaje muy importante. Lo que recuerdo claramente es eso, que sabía de alguna manera que era importante y directo para mí, pero no, ya no lo recuerdo. Tengo esperanza de que el mensaje se me vuelva a dictar en otro sueño. A veces pasa así. En fin, hoy quise compartirte esta experiencia porque algo en mi interior me indicó que incluso lo escribiera aquí en mi blog. Muy obediente aquí ando escribiendo para ti. Como te lo prometí, aquí están los enlaces a lo que relato en esta columna: Nos vemos en la siguiente columna. ¡Ah!... no te pierdas mi podcast que ahora todos los domingos produciré para ti un nuevo episodio, salen al aire a las 11:00 AM. Para que no te los pierdas, puedes suscribirte al podcast en cualquier plataforma en que prefieras escucharlo. Tienes acceso a mi podcast haciendo clic aquí. El que sale hoy te creo que te podrá servir mucho. Me encantará leer tus comentarios a esta columana aquí debajo y además, si crees que esta información le puede servir a alguien, compártela en tus redes sociales. ¡Emoción por existir! –Alejandro Ariza Z. El diccionario define la palabra “enfermedad” como:
De esa manera, me atrevo a observar que el estar “muy ocupado”, bien podría representar una enfermedad. Estamos viviendo una época en donde llenarnos de ocupaciones parece la norma y, para muchos, hasta símbolo de estatus, proyectando importancia. Comunicar que uno está “muy ocupado” es una trampa del ego, donde la persona reclama reconocimiento, admiración, a su vida tan ocupada. Muchos pasamos por esa etapa, pero si sigues avanzando, descubres que ya bien se puede tratar de una enfermedad eso de estar “muy ocupado”. Gente que suele decir “no puedo” a muchas invitaciones que la vida le hace a través de amigos, familiares o circunstancias, se ve imposibilitado a aceptar. Muchas veces, en esencia, atrapados en una vorágine de actividades para poder seguir ganando más y más dinero, para producir más y más, para así, luego disfrutar y vivir más seguros, cuando ese luego, nunca llega precisamente por estar “muy ocupado”. Hoy en día parece que cuando uno pregunta a alguien: “¿Cómo estás?”, la acelerada respuesta :”Bien, gracias”, es ya sinónimo de “Muy ocupado”. Siempre intentando hacer varias cosas a la vez, personas que hasta orgullosas se pueden llegar a sentir de su capacidad “multitasking”, aludiendo a su gran responsabilidad, a la franca necesidad que tienen de hacer las cosas así, ya que de otra manera no saldrían adelante. Hoy siento compasión por ese tipo de personas, y expondré más adelante porqué. Hace unos días conversaba con el director general de afamado y poderoso consorcio a nivel nacional y cuando lo felicitaba por lo extraordinariamente bien que van progresando, de repente me atestó con un comentario que expresó con franco orgullo: “Gracias, pero aun así te he de confesar que soy un insatisfecho permanente”. Hoy escuché eso tan delicado, y me sorprendió también recordar que hace más de 10 años llegué a escuchar de un afamado maestro de liderazgo que precisamente esa era una característica del líder, ser un insatisfecho permanente, propositivamente hablando. Yo mismo lo llegué a enseñar en algunas conferencias de liderazgo. Porque el líder siempre querrá más, mucho más, mejor… porque sabe que siempre se puede lograr más. Desde el punto de vista “motivacional” parece bueno y hasta adecuadamente operante para mantenerse en una “mejora continua”, puede ser admirable. Sin embargo, al paso de los años y mientras más despertar espiritual se tiene, puede resultar ser precisamente todo lo contrario, se vive en constante estrés y cada vez mayor. «No sólo de pan vive el hombre...» –Mateo 4:4 Todos buscamos mejorar, por supuesto, pero sugiero detenerse a reflexionar qué es aquello que verdaderamente es una mejora para nuestras vidas. El ser humano necesita descansar, disfrutar de sentirse libre, tener momentos de ociosidad, dormir profundamente, estar en silencio absoluto de vez en cuando, convivir con algunos otros como también en una cita exclusivamente consigo mismo, todo esto como parte del funcionamiento normal para el diseño de ser humano. Sin embargo, hoy se le tacha de holgazán a quien se da un momento así, de hecho, quien ya está enfermo de “muy ocupado” precisamente se siente mal si programara en su calendario un espacio para la total libertad. Ahí no sabría que hacer, es el “síndrome del domingo” del que habla el Dr. Viktor Frankl, día en que las personas enfermas de “muy ocupado” entran en ansiedad por no saber qué hacer. Personas que de esa manera, hasta las vacaciones las programan llenándolas de actividad para “aprovechar” todo momento y tratando a la familia como empleados que tienen que obedecer un programa para aprovechar las vacaciones. La ansiedad viaja con esa persona, también lo acompaña a sus vacaciones porque de lo contrario la persona no sabría qué hacer. En fin, ejemplos podría dar muchos, pero hoy, me gustaría hacer antonimia del estar “muy ocupado” con “ser libre”, queriendo decir que se puede tener (y se debe tener) programación para un tiempo desocupado, en paz, sin programa, sin agenda, sencillamente ser, pacíficamente estar. La actividad siempre será buena, es fuente de felicidad, realización, pero creo que no tiene que llegar a tratarse de estar “muy ocupado”. Mi aprendizaje por una nueva conciencia de “mejorar”. En los más recientes años de mi vida, deliberadamente me he desprendido de muchas cosas y me ha encantado la experiencia, incluso de aquellas que antes valoraba mucho, me ha fascinado cuán bien se siente dejar de necesitar al descubrir que no había real necesidad alguna ahí. Todavía me sorprendo de ya casi estar cumpliendo dos años y medio sin usar reloj, y es que ahí lo que te quitas es el estatus de lo que te podía dar traer uno, porque a la hora sigo teniendo acceso sencillamente viendo la pantalla de mi celular; el lugar donde vivo cada vez me gusta más mientras menos cosas tengo, cada vez me me siento más libre y despreocupado. He de confesar que ha sido un arte aprender a cada vez vivir con menos, al mismo tiempo que mantener una vida productiva y sostenida a mi propósito de vida. Pero, como todo, se aprende con la práctica y ésta jamás sucederá si no empiezas. Salir airoso y en forma extremadamente exitosa de una crisis económica, fue motivo hasta de que escribiera mi libro: Inteligencia para el dinero. Todo lo que ahí expongo como solución, lo sigo viviendo pero ya como estilo de vida. Aprender y compruebas que menos es más. Por supuesto que no rechazo los lujos y la buena vida, ¡me encantan!, pero el gran cambio ha sido lo que para mí es un lujo y la buena vida. La experiencia la mantengo y la sigo procurando, lo que significa el lujo y la buena vida fue lo que cambié radicalmente. Tengo otro amigo, exitoso empresario multimillonario, que algún día en que me platicó lo que tiene en su casa y la casa que tiene en sí, me llegué a preguntar quién tiene a quién. Muchas veces la persona se hace de tantas cosas y le significan tantísimo valor que pueden llegar a intercambiarse los papeles y ahora las cosas son las que tienen a la persona. No salir mucho tiempo de vacaciones porque la casa se puede quedar sola mucho tiempo, y ahora eso es un riesgo. En fin, ejemplos bajo esta perspectiva también podría dar mucho, pero creo que con este ya te llevas una ilustración que te podrá dejar pensando en quien tiene a quién realmente cuando observes tus cosas. Hay diferencias entre la gente “muy ocupada” y la gente “libre”. Aquí te compartiré algunas que alcanzo a ver: La gente libre conoce su propósito en la vida. Cuando no sabes lo que quieres, quieres lo que no sabes ni para qué lo quieres, y de eso, del mundo de lo que uno no sabe, hay enormes cantidades. La personas “muy ocupadas” suelen llenarse de cosas que no lo llevan a cumplir su propósito en la vida, pero precisamente porque no saben para qué vinieron a este mundo, entonces, sienten que su objetivo es estar seguros, y creen que acumulando y acumulando, más y más, estarán seguros y algún día podrán sentarse a descansar para disfrutar del emporio que han creado. Sin duda, muy loable y admirable su capacidad para producir, pero la pregunta que permanece en el aire es el precio que pagan diariamente, y no, no me refiero a dinero, si no a calidad de vida. No hay descanso. Competencia permanente. Una persona libre suele saber para qué vino a este mundo y precisamente porque se dio el tiempo para pensar en tan singular y trascendente pregunta, en su legado. Llega a la respuesta y así, fácilmente puede decir “no” a todo aquello que no lo dirija a donde debe ir como propósito de su vida. Es fácil desprenderse de lo que es inútil para un propósito, de hecho, ni se interesa uno en ello. ¿Para qué? Teniendo un mapa con destino es fácil transitar por una ruta específica, pero sin destino, se puede caminar por cualquier lado y para donde sea. Aquí, lo más importante que quiero recordarte es el enorme poder que tienes para elegir. ¡Ejércelo! ¡Tienes el poder! Y si eres sincero, muchos de los problemas que hoy tienes y por los cuales estás “muy ocupado” resolviendo, son porque tú elegiste algo que te llevó hasta ese punto. Y si eres sincero, esas elecciones las hiciste sin tener clara la misión de tu vida, tu propósito. Por eso tú solo, tú sola, te metiste en un problema que ahora te cuesta trabajo solucionar y estás “muy ocupado” en ello. Lo valioso aquí es que veas el poder para elegir que tuviste en todo momento. ¿Elegiste mal? Quizá. Pero aquí no estoy analizando si lo hiciste bien o mal, sólo estoy intentando hacerte ver el poder que siempre has tenido para elegir. Mejorar será cuestión de hacer nuevas elecciones. El poder lo mantienes. Date el tiempo para pensar en tu misión de vida. Es importante. En toda actividad que realices la moneda con la que pagarás lo que elijas no es dinero, sino tiempo de tu vida. Y que quede claro, la gente libre, no es aquella que no hace nada, ¡precisamente todo lo contrario!, hace y quizá hasta mucho, pero hace aquello que es parte de su propósito en la vida. De aquí la importancia de detenerte a pensar si en el trabajo donde estás, realizas la actividad para la que viniste a este mundo. Es un tema sumamente serio y delicado detenerte a pensar en esto. ¿La misión de la empresa en la que prestas tu tiempo de vida es acorde a la misión de tu vida? Si es así, ¡felicidades por se libre ahí en tu trabajo haciendo lo que haces! La gente libre sabe que puede elegir en todo momento. Estar “muy ocupado” es una elección, y eso les queda muy claro a la gente “libre” y deciden no vivir así. ¿Hace cuánto tiempo que no respondes “nada” a quien te pregunta qué estás haciendo? Porque, hoy para mí, ese es un verdadero lujo y parte de la buena vida que me doy. Sólo hasta que elijo no hacer nada, en mi caso, empieza un manantial de paz, llego a sentir que puedo detener la velocidad con la que pasa el tiempo y descubro con asombro una gran cantidad de milagros que me rodean a cada momento, incluso el que soy yo mismo tan sólo por existir. Esto pasa de largo para alguien “muy ocupado”. Y hoy pienso en lo triste que es vivir sin darte cuenta de ello. Ahora bien, estoy consciente de que pueden sucederse súbitamente esas condiciones donde se nos demanda tiempo y distracción. Cualquiera que tenga hijos sabe a lo que me refiero, pero de mis maestros más admirados, todos con hijos, descubrí que tenían un lugar para retirarse y estar solos, donde ni los hijos podrían entrar. Ahí está una manera en que puedes decidir aislarte unos momentos y ser libre aún cuando ocupaciones sorpresivas puedan sucederte. Ejemplos de esto puede ser desde salir a caminar para estar unos momentos contigo, hasta tener otra casa en donde entras sólo tú para dedicarte a la actividad que viniste a hacer a este mundo. Todo dependerá de la dinámica a la que hayas logrado llegar. Pero el mensaje es el mismo, la gente libre puede elegir en todo momento, hasta en las sorpresas. La gente libre sigue siendo productiva. La gente libre descubre con sorpresa que puede llegar a hacer más eligiendo menos actividades. La gente libre vive el poder del enfoque. Creo recordar que Warren Buffet dijo: «La diferencia entre la gente exitosa y la gente muy exitosa, es que la gente muy exitosa sabe decirle “no” a casi todo». A menos distracción, más productividad. Esto hasta lógico es. La gente “muy ocupada”, paradójicamente por lo mismo, parece no ser productiva en nada. Tiene tantos “pendientitos” que suelen olvidar cosas, confundirlas, revisarlas a medias, y sentir que el tiempo nunca les alcanza. Recuerdo cuando alguien me preguntó cómo es que alcancé a terminar de escribir un libro. Mi respuesta fue que no hacía otra cosa más que escribir el libro. Y nada más. Claro, ocasionalmente viví circunstancias en que me distraía otra actividad y me vi forzado a hacerla, sí, claro. Aproximadamente el 15 % de mi actividad fue en esas distracciones obligadas. Y regresaba a escribir. Así, cualquiera que termina algo, podrá decirte que ese es el “ingrediente secreto”. La gente libre, puede detener el ritmo y gozar la pausa.
¡Qué tal irte a tirar al pasto para ver el cielo y encontrar figuras en las nuebes? Este planteamiento puede parecer un imposible, siendo un franco absurdo lleno de holgazanería e irresponsabilidad para las necesidades del mundo actual, para alguien enfermo de “muy ocupado”. Yo disfruto hacerlo. Disfruto darme el tiempo de irme a sentar en mi sala para beber una buena copa del mejor vino tinto, hasta yo sólo. No necesito a nadie para brindar, no necesito más nada. Es un espacio para mí, de inmenso gozo y… ¡sin sentimiento de culpa alguna! Hace muchos años esto último fue de lo más difícil para mí. Hoy ya no. Hoy no hay culpa por sencillamente funcionar como ser humano y darme tiempos para vivir así. Las pausas no dan la oportunidad de voltear a ver cuántas maravillas nos rodean a cada momento. Las pausas son pequeñas escuelas para aprender y llegar algún día a decidir estableciendo un “Suficiente”. Llegar ahí es un arte, un desafío. Pero ten la certeza de que nunca llegarás a esa paz, si no empiezas a practicar con las pausas.
Y cuando descubres que muchos placeres de la vida son, quizá muy intensos pero tan breves, tienes dos opciones: seguir persiguiéndolos y persiguiéndolos hasta que te satisfagan del todo, estar “muy ocupado” en su gestión o dejarlos de perseguir porque nunca te satisfacen del todo. Sugiero que elijas lo segundo. Y si llega alguno de estos placeres por ser libre… se incrementará el placer al tratarse de una agradabilísima sorpresa. En el corazón del hombre existe el deseo permanente. Y si logra, quiere más. Y si lo logra, quiere aún más. Por eso, nada de este mundo “finito” llega a satisfacer al hombre. Es bajo este entendimiento que a un corazón permanentemente deseoso hasta el infinito, lo único que puede dejarlo en paz y satisfecho plenamente es lo infinito. Ahí es cuando buscas y dejas entrar a tu corazón a Dios. Ahí acaba la búsqueda incesante. Ahí, al fin, sientes paz. La gente libre al fin descansa realmente. Descansar es esencial, para tu cuerpo, tu mente y espíritu. Y descansas de hacer. La pausa se hace más consciente, más profunda. Una persona libre de la enfermedad “muy ocupado”, ¿seguirá haciendo? ¡Por supuesto! Pero sólo lo suficiente y teniendo en calendario los momentos para descansar. Para convivir con total atención con sus seres queridos, para leer, para pasear, para darse la oportunidad de disfrutar esta experiencia llamada vida, con lo que tenga y pueda, y será suficiente y regocijante. Admiro a ciertos amigos que, por su religión, cumplen con su “Sabbath” y lo respetan como algo de enorme importancia. Lo es. Ponen en calendario vacaciones de dos semanas cuando menos. Son valiosas. Y tú y yo, organizándonos, poniendo orden en nuestras vidas, ¡claro que podemos hacer lo propio! Descansar no es holgazanería y pereza sin sentido. Descansar así, es casi un deber vital, y precisamente para luego poder hacer con más inteligencia y entusiasmo. En esta época, parece estar de moda, enarbolar el “trabajo arduo”. Yo no estoy de acuerdo en ello, si es un trabajo que no te dirige a tu misión de vida. Te garantizo que estarás enfermo de “muy ocupado”, trabajando duro, trabajando arduamente, orgulloso de que los demás reconozcan que trabajas como burro. Y sí, hay mucho de verdad literal en ello, como burro. Espero que con una nueva conciencia descubras que se trata de trabajar inteligentemente, descubrir pacíficamente cuándo es suficiente, y establecer el sano contraste con el divino descanso, lo que hace una persona libre. La gente libre descubre su don y mediante ese formidable hallazgo descansa hasta por saberlo; una persona enferma de “muy ocupado” no tiene tiempo para descubrir sus dones. Una persona libre está en control de sus emociones, una persona enferma de “muy ocupado” le suele caracterizar que se torna hostil e intolerante, empieza a perder el control de sus emociones. Una persona libre encuentra pacíficamente el tiempo para cuidarse; una persona en forma de “muy ocupado” descuida su salud y se le nota. Para tu corazón permanentemente insatisfecho con lo finito, con lo fugaz y pasajero, cólmalo de gracia recibiendo a Dios en él. Hasta ese entonces el infinito le satisfará. Entrarás a vivir una vida en paz, disfrutando hacer aquello para lo que se te confirió vida, y descansando para así gozar también de la creación. Confucio, 2,500 años a.C., expresó: «Todos tenemos dos vidas. La segunda empieza cuando entendemos que sólo tenemos una». Si llegamos a ser sabios, nos tomamos la dichosa oportunidad de vivir con serio análisis de nuestra existencia en ella. ¡Emoción por existir! –Alejandro Ariza. P.D.: Cuéntame qué te hizo sentir esta columna, me encantará leerte en los comentarios y conversar. El día de ayer me encontraba revisando mi libro La fuerza del pensamiento, ya que próximamente relanzaré la más nueva edición, actualizada y con nuevo formato, se trata de mi libro más veces reimpreso porque todos ustedes como lectores a lo largo de 20 años lo convirtieron en un "best-seller", así, este mes de marzo del 2019, llegará la versión actualizada y en un formato hermoso. En mi revisión de los textos, me llevé una sorpresa al recordar que tengo ahí todo un capítulo dedicado al "Amor y amistad". Era el año de 1999 cuando escribí ese capítulo. Lo leí con profunda atención y envuelto en absoluto silencio. ¡Es un texto tan actual! Sí, porque el amor y la amistad no tienen caducidad. Es un tema de actualidad permanente para el corazón del hombre. Así, de entrada, te diré una frase que leí ayer mismo en mi libro: "La distancia entre lo real y lo ideal debería ser casi nula cuando se trata de la amistad". Tan cierto esto. El diccionario de la Real Academia Española define la amistad como: "Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato". Se trata de un nexo de relación, el más antiguo en la historia de la humanidad.
Soy un hombre de muy pocos amigos, y me ufano de ello. Aristóteles decía: "Quien se siente amigo de todos no es amigo de nadie". Es impresionante vivir una sesión de edición de tu propio libro, y sorprenderte de algo que escribiste hace 20 años y sigues manteniendo la misma filosofía. Un momento así de mágico y de sensible confrontación viví anoche. Sí, he desarrollado la creencia de que la amistad, lo que se llama verdaderamente "Amistad", es muy selecta, o así debería ser. El problema, que lo he explicado en varias de mis conferencias, es que la palabra "amigo" mucha personas la usan indiscriminadamente y de esa manera pierde su valor. Para mí, llamarle a alguien "amigo" es casi un título nobiliario. Permíteme hacer referencia a un texto, De la Ética nicomaquea, en el apartado de "La amistad según Aristóteles" ya que la definición del diccionario se queda corta cuando de analizar la amistad se trata. Los antiguos consideraban que la amistad se contaba como la mayor de las virtudes, que era un elemento esencial para la plenitud o la felicidad en la vida. Dice Aristóteles: "Sin amigos, nadie escogería vivir, aunque tuviera todos los demás bienes". Según este célebre filósofo, la amistad es un estado de carácter, una virtud. Sin embargo, él distingue tres tipos de amistad y yo juzgo menester distinguir bien entre estas tres "clases" de amistad para evitar frustración y dolor por ignorancia de su existencia:
Quienes se profesan amistad se desean mutuamente el bien, de acuerdo a los motivos de su amistad; consecuencia de este entendimiento y del conocimiento de las tres clases de amistad, aquellos cuyo motivo es la utilidad se profesan amistad sólo en medida de que algún beneficio mutuo surja de ello. Hay un interés de ambos en vivir esa relación, ambos saben que algo ganan por entablar ese nexo que llaman amistad, y está bien. Está bien mientras ambos ganen. Aquellos otros cuyo motivo es el placer se encuentran en la misma situación. Entablan la relación porque son gratos para sí mismos y ya. Ambos tipos de amistad existen y están bien. Se ama al amigo en la medida de que nos es útil o placentero, en los análisis previamente citados. Cuando no sabes esto y crees que la amistad es sólo aquella desinteresada, sufres. Sufres por no saber. Como todo, la ignorancia es auto-dañina. Aunque aquí he de decirte lo que afirma Aristóteles de estas dos primeras clases de amistad: son propensas a la disolución si ambas partes no continúan igual. Es decir, este tipo de amistad –también apréndelo– pueden llegar a desparecer, a diluirse en nada en virtud de haber terminado la ventaja por el encuentro o desaparecido la frecuencia con la que se complacían por su mera presencia. Aprende que la utilidad en una relación no suele ser permanente sino mudable, así, cuando el motivo que los hizo amigos desaparece, la amistad se disuelve, sólo existía, auténticamente, por las circunstancias. Estoy seguro que así entenderás por qué se llamaban amigos aquellos que trabajaban en la misma empresa hasta que uno de ellos la abandona y ahí la amistad desaparece, mudándose a una nueva amistad en la siguiente ventaja por una nueva relación. Así funciona la amistad por utilidad, es normal y está bien. Permíteme, siendo febrero, mes del "Amor y la Amistad", y estando próxima la fecha, hablarte brevemente de lo que podría ser la "amistad perfecta": Aquella que subsiste entre aquellos que son buenos y cuya similitud se encuentra precisamente en su bondad, por lo que se desean el bien de modo similar; y son amigos por el amor que sienten al profesarse el bien y sin tener relación con ningún resultado. Por eso ser amigo, amigo de este nivel, amigo de esta clase, es privilegio de casi otra raza de hombres, esos seres excepcionales que desean el bien a alguien, ni siquiera por ese alguien, sino porque ellos mismos son buenos de verdad. Y si dos seres de este nivel se encuentran, la amistad durará de manera sublime mientras sigan siendo buenos, y es que la bondad, como la afirma la Filosofía, posee un principio de permanencia. Ciertas personas buenas, ¿pueden dejar de serlo? Sí, excepcionalmente, pero lamentablemente sí. Yo mismo conozco muy de cerca a quien fue bueno, pero los golpes que se procuró en la vida, fueron mermando su bondad. La amistad, por consecuencia, se va desvaneciendo en sus relaciones de virtud más cercanas. He de decirte que las amistades de virtud, son por fuerza raras, pues raros son los seres humanos de esta clase, de este nivel, de esta altura. Y aún imaginando que seas o te encuentres con alguien así, una amistad de esta gran clase requiere además de tiempo e intimidad pues, como dice un proverbio, «Los hombres no pueden conocerse hasta que hayan comido juntos la necesaria cantidad de sal», y jamás habrá intimidad mientras cada cual no se haya revelado abiertamente al otro y esa total exposición de su ser no le haya demostrado al otro que le es apropiado para la amistad, y así ambos. Unas últimas palabras en la editorial de hoy... quienes comienzan apresuradamente un intercambio de "actos amistosos" pueden sentir, sin duda, el deseo de ser amigos, pero esto es algo que dista enormemente de serlo. La apetencia de la amistad puede surgir rápidamente, pero jamás así la amistad misma. Deseo que estas líneas te traigan Luz a tu vida de relación y espero que pases un muy feliz 14 de febrero con una Nueva Conciencia del Amor y de la Amistad. Con afecto... –Alejandro Ariza Z. Muchas veces queremos cambiar para mejorar y nos creímos el consejo de que podríamos irlo haciendo “poco a poco”. Y en años de experiencia, por lo menos hablando a título personal, así no suele sucederse una gran mejora o ninguna. Yendo poco a poco participa la fuerza de voluntad y cuando ésta participa siempre hay tensión y donde hay tensión pronto se rompe. He aprendido al paso de los años que intentar cambiar con control y restricciones hace que nada cambie en realidad, solo se sufre en el intento.
Me gustó un cuento-metáfora que leía hoy por la mañana que decía que Nasruddin afligido, fue corriendo a consultar a un maestro. Le entregó un papel que recibió y se dejó caer en la silla. El papel decía: “Deja de perseguir a mi mujer o antes de tres día te mato”. Luego de que el maestro leyó el anónimo, Nasruddin dijo angustiado: –¡No sé qué hacer! –Sencillo, deja de perseguir a esa mujer y ya –replicó el maestro. –Pero es que si yo supiera cuál mujer es de todas las que persigo… Así suele sucederle a muchos, no saben qué hacer para solucionar “todos” sus problemas. Entonces, para mejor ir “poco a poco” y sentir que ya se está haciendo algo para solucionar, intentan con uno primero, despacito, y ya luego los demás. Así, la tensión se mantiene, la angustia se hace permanente en menor o diferente medida, pero ahí sigue. Y sólo hasta que haces un cambio radical, el verdadero cambio: un cambio de conciencia de quien eres realmente, ahí, y sólo ahí, todos los problemas “se te caen” porque, al fin, ya son incompatibles contigo, ya eres incompatible con ellos. Esto es lo que los gurús recomiendan y de ahí su trascendencia: contemplación, meditación, silencio, para descubrir quién eres realmente. Y ese sólo y único cambio, hace que todo lo que no sea acorde a ese nivel de conciencia de tu verdadero ser, sencillamente sea incompatible con tu vida, todo lo no acorde a tu verdadero ser se te desprende. Ya no puedes gastar como gastabas, ya no puedes comer como comías, ya no puedes seguir con determinadas relaciones que tenías, ya no puedes seguir haciendo lo que hacías, ya no puedes… y sin ningún esfuerzo ni participación de la voluntad. No hay tensión. Nada se rompe. Todo cambia en un instante, en un relámpago de claridad. Esto es “despertar”. Se despierta en un instante o… no se despierta. Sí, existe quizá el desafío de que quizá se requiera de mucho tiempo para llegar a ese instante, pero créeme que se necesitará cada vez de más y más si no empiezas ya. Si te atrae la idea de “despertar”, tienes que iniciar por acallar tu mente y procurarte momentos de total aislamiento y silencio para poder meditar y, con disciplina, algún día contemplar. Ahí, todo te cambia. Todo. Y es que mediante la contemplación se eliminan todos los obstáculos del camino. El próximo domingo 31 de marzo, dentro de mi conferencia “La fuerza del pensamiento”, alcanzaré a proponer algo irónico: ejercitar el no pensar. Y es que existe un hacer sin hacer. Y es que la puerta se abre hacia adentro. Dentro de uno mismo están los obstáculos o los caminos libres. Cuando uno deja de pedir, uno se transforma de mendigo a rey. Todo es conciencia. Y ¡vale tanto la pena aprender este arte de identificarte con quien realmente eres! Mientras no cambies la idea de quién eres, no cambiarán los merecimientos a esa identidad. Los cambios más poderosos, más trascendentes y en verdad permanentes, suceden todos, y todos en un instante, cuando son lógica consecuencia por descubrir, al fin, quién eres realmente. ¡Emoción por existir! –Alejandro Ariza Z. |
Dr. Alejandro Ariza Z.Conferenciante inspiracional, autor, médico y empresario. ¿Te interesa recibir todas las publicaciones de Alejandro Ariza?
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Julio 2022
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